Segunda Llamada: El Chico del Café
holo! apenas me estoy acostumbrando a wattpad, así que si tienen alguna sugerencia, es bienvenida owo los dejo con el capi, que lo disfruten!!
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Segunda llamada. El Chico del Café
El último mes fue una completa locura para Law; tras varios ataques iracundos de Bonney finalmente decidió mudarse a otro departamento del otro lado de la ciudad, cambió de escuela y de hospital, borró sus cuentas de internet y hasta cambió su teléfono; todo con tal de no volver a saber nada de esa infernal mujer y empezar de cero en otra ciudad. Lo único que había conservado de su antigua vida era el número telefónico de la hotline que le había dado Shachi. Ni siquiera hizo falta quedarse con la tarjeta pues memorizó el número y llamaba cada noche en busca de aquel chico que se hacía llamar Spade. Se había jurado no llamar más a ese número después de aquella noche, pero casi sin percatarse ese sujeto del otro lado del teléfono se había vuelto en parte importante de su vida... quería escucharlo cada día como si fuese un viejo amigo de la infancia, la única razón por la que seguía usando ese número era por la posibilidad de hablar con él.
Siempre que contactaba a ese número una persona diferente le respondía, las llamadas eran distribuidas entre diferentes operadores en la hotline y la probabilidad de contactar con el mismo sujeto era mínima; sin embargo Law era astuto... tras un par de semanas de investigación calculó que había unos veinte operadores distintos entre los cuales se encontraba Spade. También descifró algunas cosas de aquel hombre; sabía que las probabilidades de encontrarlo en la línea aumentaban en la madrugada, que su lenguaje era bastante limitado y que conocía bastantes lugares de la ciudad donde residía; seguramente era un joven de unos diecinueve o veinte años en plena etapa de estudiante, y lo más importante, estaba más cerca de lo que había imaginado. El sólo pensar que podía habérselo cruzado en algún momento del día lo hacía estremecer; no podía con ese desbordante deseo, debía saber quién era... pero por ahora tendría que conformarse con su voz.
Tomó rápidamente el teléfono y marcó el número; caminaba ansioso por su nuevo departamento mientras esperaba a que le respondieran... la incertidumbre de no saber quién le respondería le inquietaba bastante
- hola amor, ¿cómo estás esta noche?- no, ese no era su chico. Colgó el teléfono y siguió desempacando unas cuantas horas más antes de volver a marcar a la hotline, esperando tener un poco más de suerte
- buenas noches amor- ese tampoco era, tan sólo colgó y siguió en lo suyo.
Ya eran casi las dos de la mañana cuando el joven aspirante a médico volvió a llamar a la hotline, esperando poder encontrarse a su chico
- hola cariño- ahí estaba, esa voz traviesa que tanto le gustaba. Law sacó una libreta de una de las cajas y la abrió mientras se tiraba en el sofá- eres algo tímido, ¿prefieres que hable yo?
- no, no. Estoy aquí- anotó la hora en el registro que llevaba del chico y luego dejó la libreta a un lado; ahora que podía escucharlo se sentía mucho más tranquilo. Se acomodó en el respaldo y sonrió imperceptiblemente mientras miraba a algún punto de la sala- te he extrañado mucho- tenía una sensación extraña en el estómago; en parte se sentía estúpido llamando a una hotline pero a la vez le causaba una inusual calma hablar con ese desconocido
- yo también te he extrañado amor, quisiera que estuvieras aquí- su dulce voz le brindaba una inesperada tranquilidad; era difícil creer que toda esa llamada era una farsa
- Hoy fue un día muy pesado por la mudanza- hablaba con él jovial como si de un amigo se tratara; deseaba tanto conocerlo que era sencillo dejarse llevar por la llamada- fue un verdadero fastidio pero al menos espero que Bonney deje de hostigarme
- parece que no tuviste un buen día, pero no te preocupes, yo estoy para ti- soltó una risita traviesa y siguió hablando con ese tono meloso y provocador- hagamos cosas divertidas juntos. Haré lo que tú me pidas
- quiero conocerte- Law no podía decir que lo que sentía por ese tipo era amor... ni siquiera tenía idea de cómo lucía; lo único que deseaba era verlo para saciar su curiosidad y dejar ese vicio malsano que comenzaba a desarrollar por llamar a la hotline- dejemos las charlas absurdas por teléfono y conozcámonos de verdad
- eso me encantaría cariño, seguramente eres más apuesto en persona; de sólo imaginarte me estoy poniendo caliente
- ¿ah sí?- tragó lento y apretó su teléfono con la mano tratando de contener sus ansias
- mmmh sí... estoy tocándome en estos momentos; los pantalones me están apretando demasiado- el sonido que se escuchaba de fondo no aseguraba que lo que decía era verdad, pero eso no afectaba la morbosa imaginación del joven médico- estoy desnudo cariño... hace bastante calor, ¿no crees? Deberías quitarte algo de ropa también. Apuesto a que tienes un cuerpo de infarto bajo esa ropa- de nuevo lo hacía; de nuevo comenzaba con ese sucio juego de palabras y Law, un joven con un apetito sexual normal, no podía evitar dejarse llevar por él- eres delicioso amor, y esas manos... debes hacer maravillas con ellas
- las tuyas no se quedan atrás, les sobra bastante experiencia- se recostó a sus anchas en el sofá y se abrió los pantalones sin tapujo alguno. Siempre que hacía esas llamadas Law mentalizaba lo mejor posible al sujeto del otro lado del teléfono... debía ser joven, probablemente más bajo que él, con una brillante y desvergonzada sonrisa en su rostro perfecto y una mirada que derretiría un iceberg- ya me estoy poniendo duro- y no mentía; sólo de imaginar al otro frente a él le aceleraba el pulso y bombeaba su sangre a los lugares indicados, levantando un bulto entre sus piernas.
- ¿Todo eso es mío? Mmm... que aproveche...- en ese momento un sonido vulgar y bastante excitante comenzó a escucharse del otro lado de la línea junto a esos atrevidos jadeos que tanto le gustaban- mhhh... nhhh... tan grande... ahhh...
- cómela toda- apretó los ojos con fuerza y echó la cabeza hacia atrás mientras liberaba su miembro de la única prenda que lo retenía. Demonios, si se ponía así sólo por una llamada telefónica no podía ni imaginarse lo que era tener a ese hombre debajo suyo; o mejor dicho sí podía, y eso le ponía tanto.
- así amor mmhh me encanta cuando hablas sucio...-su voz le estremecía cada fibra de su cuerpo, no recordaba haber sentido algo así con ninguna de sus ex parejas... ese chico tenía algo especial- vamos cariño, dame todo lo que tengas...
- Law... dime Law- su mano de detuvo justo en su glande para masajear con un par de sus dedos y apretar un poco, haciendo fluir unas cuantas gotas de su pre semen para ayudarle en su labor. Embadurnó la pegajosa sustancia tanto como pudo sobre su miembro y completó con algo de saliva para que su mano se deslizara mejor- quiero escucharte
- ahhh Law...- su nombre mezclado entre ese sensual jadeo era demasiado, su cuerpo comenzó a temblar y sudar frío como efecto del inminente orgasmo- Law cariño aahhh así... hazlo más rápido...
- joder, quiero follarte... quiero follarme ese culito tuyo tan duro que no puedas sentarte en días...- se estaba volviendo demasiado difícil sostener el teléfono mientras se masturbaba, así que puso el altavoz y dejó el aparato a un lado para concentrarse mejor en su labor- te deseo tanto Spade...
- ¿ah?- por un momento el encanto pareció romperse; el chico del otro lado del teléfono no recordaba haberle dicho su sobrenombre pero igual pudo haberlo mencionado sin darse cuenta, así que siguió- y yo a ti amor, lléname de ti...
- ¡mgh!- un fuerte calambre hizo temblar su cuerpo y se mordió el labio inferior justo al momento de correrse sobre su propia mano. Tras unos segundos Law abrió los ojos mirando hacia el techo a la vez que tomaba grandes bocanadas de aire para relajar su cuerpo
- eso estuvo maravilloso amor- exclamó meloso el otro- ¿qué te parece una segunda ronda? Podría estar contigo toda la noche si lo deseas
- puedo con una segunda y mil rondas más pero no sería suficiente- el joven médico se miró la mano embadurnada con su propio semen y soltó un suspiro; masturbarse ya le era insuficiente, necesitaba otra cosa- quiero conocerte en persona. Tengamos una cita; eres de Sabaody también, ¿cierto? Podemos ir a donde tu desees
- ¿eh? ¿cita?- de pronto ese tono pervertido desapareció y en cambio sólo se escuchaba un nervioso muchacho que al parecer no sabía qué hacer- yo no...
- al menos dime tu nombre real. Cualquier cosa para conocerte basta... de verdad me...- sin embargo Law no pudo terminar de hablar pues la llamada se cortó y en cambio un molesto pitido se escuchó del otro lado de la línea. ¿Le había colgado? No, imposible. El moreno limpió con rapidez su mano y volvió a marcar pero la llamada no entró... se había quedado sin saldo.
Tal vez era mejor así, había estado a nada de decir algo que jamás imaginó que saldría de su boca. Después de unas cuantas veces más auto complaciéndose finalmente se fue a dormir, esperando que todo fuese mejor cuando despertara al día siguiente.
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Al otro día...
Cuando Law llegó al hospital al otro día sus ojeras eran mucho más pronunciadas y su gesto cansado dejaba en claro que no había tenido una buena noche. Aun así llegó puntual para comenzar su curso de inducción; si bien era cierto que los hospitales se regían básicamente por las mismas reglas, siempre había algo que los hacía distintos.
- ¡woah! Y yo que creí que no podías verte peor- frente al moreno apareció un chico delgado de cabello negro lo suficientemente largo como para cubrir su mirada- ¿pasaste una mala noche?
- no es algo que te incumba Penguin- bufó Law mientras seguía caminando con maleta bajo el brazo para cambiarse. Ese chico le recordaba en cierta forma a Shachi, sólo que menos molesto
- estuviste llamando de nuevo a ese número, ¿cierto?- soltó un largo y profundo suspiro; sabía un poco de la historia de la hotline gracias al pelinaranja y al igual que él, comenzaba a preocuparse- Shachi tiene razón, estás excediéndote con esa línea. Sabes que todos los que te responden están fingiendo, ¿verdad? Ninguno de ellos está interesado en ti, sólo están ganándose la vida
- fue Shachi quien me dio el teléfono, que no se queje ahora- estaba harto de escuchar las reprimendas de él o de cualquier otro; ya era suficientemente mayor como para saber lo que hacía. Además no era de las personas que dejaran de hacer algo sólo porque alguien más se lo dijera- sé lo que estoy haciendo y yo decidiré cuándo será suficiente
Y se marchó. Prefería entretener su mente con una buena carga de trabajo en el hospital que escuchar las estúpidas quejas de cualquiera de esos dos. Y fue precisamente la excesiva carga de trabajo la que le mantuvo ocupado el resto del día; ya que era estudiante no podía hacer algo tan importante como una operación pero al menos podía estar presente cuando se realizaba alguna como parte de su aprendizaje. Cuando Law salió de la sala de operaciones, los focos de los corredores ya estaban encendidas, anunciando la noche. El hospital estaba relativamente tranquilo, por lo que se tomó la libertad de ir por un café: pero al moreno odiaba ese café con sabor a calcetín sucio que les daban, así que se tomó la libertad de salir a buscarlo.
Aún con la bata blanca puesta, el joven médico Trafalgar Law caminó unas cuantas cuadras para ir a su cafetería favorita, pero cuando llegó no hizo más que ponerse serio al ver el local cerrado, y pegado a la entrada, un mensaje con letras rojas:
"Cerrado por inventario. Disculpen las molestias"
Adoraba tanto el café que conocía todas las cafeterías de la ciudad, y la más cercana a su actual ubicación estaba a media hora caminando. Pero no le molestaba gastar su hora de almuerzo por un café puesto que su cuerpo se lo exigía a gritos, por lo que comenzó a andar. Tras un largo rato caminando por las calles oscuras, finalmente llegó a su segunda cafetería favorita; sin embargo no parecía estar de suerte... el chico del mostrador se había tomado la pubertad de tomar una siesta a la hora del trabajo y ahora estaba plácidamente dormido sobre el mostrador.
- disculpa- el médico se acercó y tosió un poco pero sus esfuerzos por llamar la atención del muchacho no funcionó- disculpa...- repitió tosiendo aún más fuerte y casi pateando el escritorio. Finalmente sus esfuerzos dieron frutos ya que el chico se levantó aun dormitando, estirándose plácidamente antes de sonreírle. No supo por qué, pero Law sintió que conocía esa amplia sonrisa de antes- un café expreso mediano- pidió mientras buscaba su billetera en sus bolsillos
- por supuesto- le respondió amable el chico anotando en la computadora el pedido- ¿Desea algo más señor?
Un momento... ¡Conocía esa voz! Tal vez sonaba más cordial y suave pero estaba seguro de ello; lo había escuchado cientos de veces y podía apostar su carrera médica a que ese chico tras el mostrador de la cafetería era el mismo sujeto que buscaba incansablemente cada noche en la hotline... ¡Ese chico era Spade! Lo imaginó siempre de tantas maneras y ahora que lo tenía de frente simplemente no creía que ese chico de aspecto tan inocente fuera el mismo Spade que tantas veces le llevó al orgasmo con sólo su voz.
Era un alivio que el sujeto que le causaba desvelos no fuera, como creyó en un principio, un sujeto viejo y grasiento; el chico era bastante atractivo a su parecer... era un joven de piel más bien tostada, cabello negro ligeramente largo y sutilmente ondulado; un cuerpo que si bien no se lucía bajo su uniforme era sencillo notar su buena musculatura, y esas pecas en su rostro le restaban seriedad a su rostro, aunque igual le encantaban cómo se veían. Podía haberlo contemplado por horas, pero el muchacho comenzaba a mirarle extraño y eso fue lo que le hizo reaccionar de nuevo.
- sólo el café- dios, hasta la garganta se le sentía rasposa y seca, ¿por qué estaba tan nervioso? Cualquiera que lo viera en esos momentos diría que acababa de ser víctima del amor a primera vista
- umm de acuerdo- el pecoso tecleó unas cuantas cosas más en la computadora, y mientras el ticket salía se giró para servir el café. Fueron sólo unos segundos, pero con ese corto tiempo le bastó a Law para admirar su fornida espada y ese cuello que tanto se le antojaba morder- aquí tiene
- gracias...- con la derecha el joven médico tomó el vaso de café y con la izquierda le tendió el dinero a la vez que su mirada se desviaba hacia el pecho del chico de la cafetería para leer el pequeño letrero donde anunciaba su nombre- Ace...- el pronunciar su verdadero nombre por vez primera le causó una especie de escalofrío que le sacudió el cuerpo entero, y antes de darse cuenta, ya había soltado el dinero sobre el mostrador para sujetar la mano del pecoso con fuerza...
Continued...
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Espero que les esté gustando la historia, hasta el siguiente capi <3
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