Primera LLamada: Alguien con Quien Hablar


- ¡¡Estoy harta de ti y de ese maldito hospital!!- el grito de la chica fue tan potente que se escuchó en los departamentos contiguos. Los sonidos de las cosas cayéndose o rompiéndose contra alguna de las paredes no tardaron en aparecer entremezclándose con los furiosos gritos de la chica; hasta cierto punto los vecinos sentían lástima por el joven muchacho receptor de tal reprimenda pero, hasta donde habían escuchado, era enteramente su culpa- ¡¡Todos son más importantes para ti!! ¡¿Cuándo voy a tener un poco de tu atención?!

- Te lo he dicho miles de veces antes Bonney- la voz del joven era más calmada, por lo que apenas y se escuchaba tras las paredes- no hay nada ni nadie más importante que mi trabajo

- ¡¡Si va a ser así entonces no quiero tener nada que ver contigo de nuevo!!- la puerta del departamento se abrió de golpe, haciendo que los vecinos se asomaran a ver- ¡¡No quiero volver a verte Trafalgar Law!!- fue el último grito de la bella pero enfadada pelirrosa antes de bajar a toda prisa las escaleras del edificio.

De aquel departamento también salió el dueño del mismo. Un joven de unos veintitantos vestido con sudadera negra y pantalones de mezclilla bajo esa bata blanca que solía llevar a causa de su trabajo como médico interno en un hospital. Muchos concordaban que era un chico atractivo de piel tostaba y cabello negro, cuyas ojeras pronunciadas le daban un cierto aire misterioso y hasta encantador; pero todo ese encanto se perdía por su intimidante mirada, y los vecinos lo comprobaron en cuanto se giró a verles. Todas las puertas se cerraron y el edificio departamental volvió a quedar en silencio, como si nada hubiese pasado.

Law soltó un suspiro al aire y regresó a su departamento también; si esa loca mujer esperaba que fuera tras ella después del desorden que hizo en su habitación y de los golpes que le dio sin remordimiento alguno, estaba muy equivocada.

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La mañana siguiente transcurrió normal para el joven aspirante a médico Trafalgar Law, con la excepción de las miradas indiscretas de sus compañeros del campus; parecía como si no hubiesen visto a nadie golpeado o algo así. Pero era fácil para el moreno ignorarlos puesto que jamás le importó lo que los demás pensaran de él... aunque su paz se vio interrumpida cuando uno de sus compañeros de clase se topó de frente con él y comenzó a reírse a carcajada limpia

- ¡jajajaja, Law luces horrible!- se mofó sin pena su amigo, Shachi era de las personas que no se guardaban nada- déjame adivinar, ¿te abandonaron de nuevo?

- esa mujer está desquiciada, no me convenía una relación así. Y en lo que a mí concierne, no volveré a tener una pareja en mi vida- ya estaba resignado a morir solo y en realidad no le importaba; eran las consecuencias por seguir los pasos de sus padres. Un médico era alguien que había preferido la vida ajena que la propia- una pareja no es necesaria

- suenas como todo un anciano- el pelinaranja se colgó a la espalda del moreno mientras éste comenzaba a caminar, dejando que sus pies arrastraran en el suelo- me das envidia, ¿sabes? Hay tantas chicas hermosas detrás de ti y yo no he podido conseguir una cita en meses- se quejaba con pesadez, aunque pronto una sonrisa se dibujó en su rostro- si no estás buscando una relación seria, yo puedo darte una solución

- no voy a ir con una prostituta

- eso no idiota. Digo que... si en verdad estás cansado de chicas quejumbrosas y mimadas, puedes tomar otras opciones- se bajó de su espalda sólo para encarar al moreno y darle una pequeña tarjeta que había sacado de su cartera. En aquella tarjeta color negro había sólo una cosa escrita en blanco, un grupo de números que parecían formar un código telefónico- si estás harto de las chicas marca este número, puede que te divierta - el pelinaranja le guiñó el ojo y después se fue por un camino distinto, despidiéndose del moreno con un ademán.

- como si fuera a confiar en algo que tú recomiendas- bufó irónico y guardó la tarjeta en lo más profundo de su mochila antes de seguir su camino. Conociendo a Shachi tenía una idea de qué tipo de teléfono era ese y por supuesto que no marcaría, ni por muy desesperado que estuviera.

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Después de la escuela y su trabajo en el hospital, Law llegó a casa pasada la media noche. Aún le quedaban muchas cosas por ordenar del desastre que había hecho la pelirrosa y todo fue peor aún al abrir la puerta y encender la luz; además del desastre que había dejado ahora todas las paredes estaban manchadas con pintura de un escandaloso color rosado, todos los vasos estaban rotos en el suelo de la cocina y hasta se habían llevado parte de su ropa. Quizá la mejor opción era llamar a la policía y levantar una orden de restricción pero estaba seguro que nadie le creería; normalmente la justicia beneficia a las mujeres, un "hombre maltratado", más que pena, causaba burla. Sería mejor sólo cambiar de departamento y ya.

Tras unas cuantas horas de arreglar ese desastre, Law finalmente se sentó a comer algo mientras revisaba algunos temas por internet para su clase del día siguiente; cualquier cosa era mejor que estar pensando en esa fastidiosa mujer. Y mientras navegaba por internet en su celular recordó que aún le quedaba algo para distraerse; tal vez llamar al teléfono que le había dado el pelinaranja sería entretenido.

No, era una estupidez. Llamar a un número desconocido sonaba como la peor de las ideas; seguramente Shachi sólo se quería burlar de él y si llamaba sería el chiste de la escuela y del hospital por meses. Lo debatió varias veces en su cabeza y le dio al menos cinco vueltas completas a su departamento antes de ir a la sala con la mochila en mano.

- debo estar loco- el moreno soltó un suspiro y vació su mochila sobre el sofá, buscó entre sus cosas hasta que encontró la tarjeta que Shachi le había dado esa mañana

Volvió a examinarla con cuidado; de un lado estaba impreso un número telefónico y el lado contrario permanecía vacío. No había nombres, datos o algo más; ni siquiera estaba seguro de que fuera un número de teléfono. Después de pensarlo unos momentos más, Law finalmente se dejó caer en la parte libre del sofá y marcó a aquel misterioso número. El tono de espera ya le estaba augurando algo pues era demasiado alegre y hasta sensual como para ser un teléfono cualquiera, tenía un muy mal presentimiento...

- hola cariño, ¿cómo te encuentras esta noche?- al recibir aquella respuesta Law confirmó lo que ya sospechaba, ese maldito de Shachi le había dado el teléfono de una hotline*. Y no le molestaba el hecho de que su amigo lo considerara incapaz de conseguir pareja por su cuenta o que sólo pensara en sexo; lo que realmente le cabreaba era que la voz que le había atendido no era el de una chica, ¡Era un hombre! ¡Un hombre que sonaba jodidamente sexy!

- [[así que si no puedo con mujeres, me estás sugiriendo hombres, ¿cierto maldito?]]- iba a matar al pelinaranja apenas lo viera al otro día- disculpa, creo que me he equivocado de número

- oh, ¿te vas tan pronto? Pero no hemos hablado todavía, ni siquiera me has dicho tu nombre- sabía cómo operaba ese tipo de "negocios"; la persona detrás de la línea sólo fingía interés para mantener al interlocutor el mayor tiempo posible en la conversación; así el que atendía se ganaba un sueldo y el que llamaba escapaba de su realidad para cumplir alguna de sus fantasías eróticas. Pero Trafalgar Law no caería en ese tipo de estafas- este no es un número que se consiga fácilmente, ¿sabes? Dudo mucho que hayas marcado por error... ¿estás seguro que no quieres charlar conmigo? Podemos hablar de lo que tú quieras- la voz de aquel sujeto sonaba melosa y se atrevería a decir que hasta traviesa, era imposible no sentir al menos un escalofrío cuando la escuchaba- no voy a juzgarte si prefieres... la compañía masculina

- ¡no soy gay! Un amigo me dio el número, ni siquiera sé por qué marqué

- ¿te sientes solo amor? Puedo hacerte compañía esta noche- una ligera risita terminó por provocarle un escalofrío aún más intenso; pero no, no podía dejarse engañar por ese sujeto, ¡no podía caer en su juego!- haré lo que tú quieras~

- ¿puedes dejar de llamarme así? Soy Law- no estaba mal decirle su nombre, ¿cierto? Había cientos de Laws en el mundo, era imposible saber quién era si no conocía al menos su apellido

- así que Law, combina perfecto con tu tono de voz. Dime más cosas sobre ti amor~ -debía admitir que era bueno fingiendo interés en su persona- ¿acaso tu novia te ha dejado?

- eso no es asunto tuyo, seguramente no has tenido novia en tu vida

- tienes razón, pero si quieres puedo ser... tu novia~ sé hacer muchas cosas~

- no creo en nadie que no haya visto antes. No soy estúpido, seguramente eres un grasiento cuarentón metido en uno de los tantos cubículos llenos de otros cuarentones respondiendo llamadas anónimas

- ¿me oigo acaso tan viejo?- dijo ofendido pero sin dejar ese tono travieso- Déjame darte al menos una prueba de que no soy un tipo tan malo- y entonces lo escuchó. Un jadeo profundo y largo que imitaba perfectamente a alguien en pleno acto sexual. Aquel sucio sonido bastó para acelerar el corazón del joven moreno; no podía negar que ese ruido había despertado "algo" en él- ¿sigues ahí amor?- le preguntó pues ya tenía un rato que el otro no respondía

- ¿cómo... has dicho que te llamas?- sólo lo haría por esa vez. Sólo saciaría su curiosidad y quemaría la tarjeta para no volver a llamar a ese infernal número

- ¿mi nombre? Tú puedes llamarme Spade, amor...

- ese no es tu nombre real- resultó obvio para el moreno pues esa línea estaba hecha para construir mentiras- pero está bien, será Spade por ahora

- si no te agrada mi nombre sólo dime como desees cariño y yo te llamaré como me digas... pero al escuchar tu voz sólo puedo imaginarme a alguien feroz, tal vez deba llamarte tigre~ -y tras decir eso gruñó como un felino

- no hagas eso, es desagradable- era mejor decir eso a confesar que se estaba excitando por culpa de ese sujeto- sólo... necesito a alguien discreto con quién charlar esta noche

- descuida cariño, yo estoy aquí para ti

Continued...

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*Una hotline es una línea telefónica de entretenimiento para adultos; la gente llama para cumplir alguna fantasía


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