Doceava Llamada. Último Recurso
hooooolo de nuevo!!! no creí que me tardaría tanto en actualizar xD una disculpa de antemano. Sin más que agregar, los dejo con el capítulo...
___________________
Doceava Llamada. Último Recurso
- Un poco de alcohol no puede vencerme. Vas a necesitar más que eso si quieres embriagarme- las palabras del pecoso le causaron gracia, por lo que no pudo reprimir una sutil sonrisa. Ya llevaban más de dos horas en aquel bar y Ace ni siquiera se veía mareado, por supuesto que el alcohol no era suficiente, pero había ido preparado en esa ocasión.
De nuevo su velada dependía de un pequeño frasquito que había hurtado del hospital. Lo más difícil fue vaciar su contenido en la bebida de Ace sin que lo notara, pero sus constantes gritos y gesticulaciones exageradas le dieron la oportunidad perfecta. Después de eso, el médico sólo tuvo que esperar. Bastaron unos diez minutos para que su amado terminara con la cara pegada a la mesa, completamente inconsciente. Le movió un poco para asegurarse que la droga había hecho efecto, y tras ver que en verdad no se movía, deslizó el vaso que Ace todavía sostenía entre sus manos y pagó la cuenta. Muchos salían del bar con un amigo o compañero ebrio a cuestas, por lo que a nadie le pareció extraño ver al moreno cargar a un chico dormido a sus espaldas.
Un taxi fue el encargado de llevarles a un motel no muy lejos de ahí. Al entrar, Law depositó a su invitado sobre su cama con sumo cuidado y lo rodeó con las almohadas, como si temiera que fuese hacerse daño. Y así, tan sereno como estaba, se sentó a la orilla de la cama y le contempló dormir. Si bien antes se contuvo de ponerle un dedo encima por temor a despertarlo, esta vez tocaría a su antojo; Ace no abriría los ojos esa noche. Law estiró su diestra y sujetó la pecosa mejilla contraria, pellizcándola y estirándole con lentitud. Por alguna razón el rostro del pecoso le recordó a una ardilla, sobre todo porque solía llenarse la boca con toda la comida posible.
Tras jugar con su rostro un rato más, su pulgar acarició sus labios, separando el superior del inferior. Con ese pequeño resquicio recién formado, el médico se inclinó para colar su lengua en la boca del menor, empujándola desvergonzadamente hasta el fondo. Si bien Ace emitió un quejido, sus ojos no se abrieron, por lo que siguió explorándole a su gusto hasta que los labios del pecoso quedaron hinchados y enrojecidos. Law se separó para tomar un poco de aire mientras elevaba al pecoso por la cintura para deslizar su camisa hacia arriba con mayor facilidad; estiró sus brazos, levantó cuidadosamente su cabeza, y después de maniobrar un rato con él, finalmente logró desnudarle el torso. La camisa de su bello durmiente terminó en el suelo y pronto sus zapatos, calcetines y pantalones le hicieron compañía, dejándole su ropa interior como única prenda.
- ¿Ropa interior de súper héroes? ¿Es en serio Ace-ya?- se burló el médico al momento de hacerse espacio entre sus piernas para recostarse sobre él, juntando sus cuerpos por completo. Tomó su celular sólo para hacerle una fotografía a su entrepierna junto a esa divertida ropa interior y de paso también fotografió el resto de él; su despreocupado rostro, esos jugosos labios, la delicada curva de su cuello hasta los hombros, esos músculos que se remarcaban en su abdomen... ese muchacho iba a causarle un infarto. Después de una larga sesión de fotos en todos los ángulos posibles, el médico dejó su teléfono a un lado y siguió con lo debido.
Con sus brazos rodeando a su acompañante, Law repartió cortos besos por todo su rostro, marcando un camino hasta su cuello; si dejaba una marca en ese sitio, ¿Metería en problemas a Ace? Su boca rodeó la clavícula del pecoso, dejando que el filo de sus dientes apenas tocara su piel; ansiaba encajarse por completo pero no podía, al menos no mientras el pecoso estuviera durmiendo. Si se trataba de hacer suyo a Ace, prefería esperar a que abriera los ojos. Pero eso no le impedía tocar.
Así fue como sus manos bajaron hasta su vergonzosa ropa interior, donde se tomó la libertad de apretar su trasero con ganas hasta que el pecoso jadeó sobre su oreja, provocándole un delicioso escalofrío que hizo reaccionar su entrepierna. El médico se relamió los labios, y ansioso de escuchar un poco más, frotó sus caderas a la vez que masajeaba sus glúteos, desacomodándole un poco el bóxer en el proceso. Aunque dormido, Ace parecía reaccionar bastante bien a sus estímulos, pues pronto ambas erecciones terminaron frotándose por encima de las telas. Cuando notó que comenzaban a humedecerse se detuvo, no quería ser el único divirtiéndose esa noche. Conteniendo el libido que hacía temblar su cuerpo, Law se separó de su querido pecoso y se recostó a su lado, justo a espaldas de Ace.
Se estiró a apagar las luces de la habitación antes de halar de las sábanas para cubrir a ambos mientras él seguía moviéndose debajo de ellas; sus piernas se enredaron con las contrarias y sus brazos rodearon al pecoso de tal forma que su pecho se pegó con la espalda de él. Y así, abrazados como estaban, cerró los ojos sin dejar de besar sus hombros y aspirar su aroma. Con los ojos cerrados sus sentidos percibían a Ace más intensamente; le gustaba su olor masculino mezclado con el inconfundible aroma a granos de café tostados y la forma en que su cabello le hacía cosquillas en la punta de su nariz. Deslizó su mano por todo lo largo del brazo del menor hasta encontrar su mano y entrelazarla con la propia, como si se trataran de dos viejos amantes.
Dormir junto a Ace fue prácticamente imposible, su calor y sus suspiros robaban toda su atención hasta que, casi al amanecer, sintió al pecoso acomodarse entre sus brazos y apretar su mano; Law sintió su pecho hincharse de satisfacción y casi por inercia curvó sus labios y recargó su frente en el oscuro cabello del otro, susurrando su nombre antes de dormir un poco. Esa hora de sueño era, sin duda, la mejor de toda su existencia... pero las cosas buenas siempre llegan a su fin.
Se despertó cuando Ace volvió a moverse, y como la vez anterior, esperó a que volviese a dormir, pero eso no sucedió. El pecoso dio un respingo entre sus brazos y antes de poder hacer algo, soltó su mano y se escabulló de la cama como pudo, aunque terminó tropezándose y rodando por el suelo. Law tuvo que levantarse para ver si el pecoso estaba bien, mas antes de poder asomarse por la orilla de la cama, el otro se levantó de prisa y le miró directamente a los ojos
- ummm... yo...- su rostro era una mezcla de pánico y vergüenza, y por un largo rato se quedó mudo, como si intentara procesar lo que estaba sucediendo. Por un momento Law se vio tentado a decirle que eso que seguramente pasaba por su mente no había sucedido, pero también tenía curiosidad por ver su reacción al dejarle creer lo que quisiera- yo... te... tengo que irme...- su mirada entonces bajó al suelo y comenzó a recoger sus prendas, colocándoselas tan rápido y lo mejor que pudo. Antes que se apartara siquiera un par de pasos de él, el joven médico lo tomó de la muñeca, notando cómo su cuerpo temblaba
- fue divertido, Ace-ya...- le murmuró- incluso obtuve buenas fotografías- el ver cómo el pecoso perdía un poco de su color no pudo reprimir su sonrisa; no sabía que ese tipo de humor le causara tanta gracia. Finalmente soltó al menor y dejó que se marchara, o más bien que huyera. Le dejaría creer lo que quisiera por el resto del día sólo para molestarle.
*************************
Ya era demasiado tarde como para ir a casa, por lo que creyó que era mejor regresar directamente a su departamento. Nada más al llegar se metió a la ducha para lavar cualquier rastro que el médico hubiese dejado en él,... pero no encontró nada. No había fluidos ni dolor, tampoco encontró marcas de ningún tipo y ni siquiera sentía su cuerpo pesado; por más que se retorció tratando de encontrar alguna pista de lo que Law le hizo no hubo rastro; era como si en verdad no hubiera pasado nada. Confundido, Ace salió de la ducha, se revisó una vez más frente al espejo, y se puso ropa limpia sólo para dejarse caer en su cama mientras trataba de recordar qué había ocurrido.
Bar, bebidas, charla, ¿Y luego qué? El resto de la noche estaba en blanco. El alcohol no le pareció tan fuerte, tampoco bebió demasiado; ¿Qué fue entonces? ¿Por qué no recordaba nada? Quizá era una señal... quizá debía pedir ayuda.
Sus manos aun temblaban cuando tomó su teléfono. Sin embargo, a pesar de tenerlo en sus manos no pudo llamar a nadie; si pedía ayuda, ¿Law revelaría las fotografías que tenía de él? ¿Qué clase de imágenes había tomado? ¿Qué sería de su carrera estudiantil si esas imágenes llegaban a los directivos? Antes de poder pensar en las consecuencias, su teléfono comenzó a timbrar, haciéndole brincar por la sorpresa. Su celular iba de una mano a otra con nerviosismo hasta que al fin pudo presionar el botón verde y responder
- mi pequeño Ace, temí que no responderías- escuchar esa voz apenas al descolgar el teléfono le erizó los vellos de la nuca- anoche tu línea no estuvo activa, ¿Tuviste algún problema?
- No señor- el pecoso tragó duro. Su jefe en la hotline era de los que se preocupaban bastante por sus ganancias- tuve un imprevisto y no pude tomar la línea ayer, lo lamento
- en ese caso espero que hayas resuelto tu imprevisto, porque si no tomas la línea esta noche, voy a tener que cobrarte el dinero que me estás haciendo perder por otros medios
- Descuide, no volverá a suceder- después de escuchar la risa de su jefe desde el teléfono, colgó. Ese hombre era siniestro; descuidar su trabajo sin una excusa era un grave error. Cuando el humor de su jefe mejorara tendría que hablar con él y dejar ese vergonzoso empleo de la mejor manera, aunque no estaba seguro si su jefe le dejaría ir por las buenas.
Ahora no sólo era el médico, también debía temer por lo que su jefe pudiera hacerle si abandonaba la hotline. Su cuerpo se sacudió con temor casi sin darse cuenta; ahora el sólo hecho de salir de su departamento le dejaría expuesto... cualquiera entre la multitud podría asecharle sin que se enterara; todos podían verlo... todos le estarían juzgando...
- ¡Ace!- escuchar aquel grito seguido del chirrido de la puerta de su departamento siendo abierta bastó para que su rostro palideciera. El pecoso se levantó de un salto, pero antes de poder huir, aquella persona entró en su habitación- Ace, ¿En dónde has estado? Fui a buscarte al instituto y...
- Smoker...- no pudo evitarlo, un par de lágrimas rodaron por sus mejillas justo antes de correr a los brazos de su amado bombero, refugiándose en ellos mientras intentaba en vano detener su llanto- ¡Smoker, yo...!
- tranquilo, ya todo está bien- el mayor no tardó en abrazarle con la misma desesperación que Ace lo hacía, recargando su mentón sobre sus oscuros cabellos sin dejar de acariciar su espalda- lo lamento Ace. No debí decir algo tan cruel y tampoco debí tratarte de esa manera, de ahora en adelante todo...- antes de seguir con sus disculpas, Smoker pudo notar cómo su querido pecoso temblaba de manera poco usual; estaba seguro que no era por el clima- ¿Ace?- con movimientos lentos, apartó al menor de sí para tomar su mentón con una de sus manos y poder mirarle a los ojos. Algo en su reflejo no le agradaba para nada- ¿Ace? ¿Qué ocurre?
-...- aunque sabía que debía contarle de Law al otro, las palabras se le atoraban en la garganta. Conociendo el estricto carácter de Smoker, estaba seguro que éste le reñiría antes de sentir compasión por él; le diría que todo lo que le sucedía era su culpa y no dejaría de reprochárselo toda su vida. Pero sus nervios estaban al límite al igual que su corazón, necesitaba una solución a su problema, y por suerte la idea perfecta apareció justo en ese momento- Yo... quiero vivir contigo, Smoker. Llévame contigo, por favor...
- ¿Qué bicho te picó ahora?- todo en torno a Ace se volvía cada vez más extraño; normalmente era un chico terco sin temor a decir o hacer lo que quería y ahora... ahora lucía tan diferente. Era imposible no sospechar que algo no andaba bien- habías dicho que querías demostrarle a tu abuelo que podías valerte por ti mismo, ¿por qué ahora...?
- ¡Por favor Smoker! Tenías razón, siempre tuviste razón. Yo no puedo estar por mi cuenta, soy impuntual y desobligado- el asunto de su abuelo lo arreglaría después, ahora lo importante era sentirse a salvo, y no había sitio más seguro que junto a su amado- Sé que si me quedo contigo tarde o temprano tus buenas costumbres se me contagiarán, además... después de todo lo que ha pasado estoy convencido; te amo y no quiero separarme de ti... así que, por favor...
- por supuesto- el mayor le respondió con una sonrisa que bastaba para derretir hasta el corazón más frío, y junto a un abrazo y un beso en la frente, Ace al fin pudo sentirse a salvo- nada me haría más feliz que estar junto a la persona que amo. Debes esforzarte este semestre para pasar tus materias y poder retomar tus clases en la universidad de Alabasta
- ¿hasta el próximo semestre?- esa respuesta no le agradó. Para terminar el semestre faltaban poco más de tres meses, no estaba seguro de poder resistir en esas circunstancias hasta el próximo verano. De nuevo el miedo comenzó a hormiguearle la piel, pero igual intentó que sus emociones no se reflejaran demasiado- ¿No puede ser antes? ¿No puedo mudarme contigo hasta entonces?
- Me lo has pedido muy repentinamente, no tengo un sitio donde puedas quedarte. Tendría que mover unas cosas, me llevaría un tiempo- las manos del pecoso se apretaron en su camisa y le miró suplicante; quizá, con la reciente pelea, sentía que debía estar a su lado a como diera lugar. Ace era tan adorable, y lo era más cuando no se percataba de ello; no podía decirle que no a un rostro así- podrías quedarte el resto de la semana en mi habitación. El camino a la universidad es más largo, pero el tren ligero te ahorrará mucho más tiempo que el autobús, no creo que tengas problemas para llegar. Si después de esta semana aun quieres quedarte conmigo, podemos acondicionar el estudio para ti hasta que nos mudemos a Alabasta.
- ¡Gracias Smoker, gracias! Prometo que haré mi mayor esfuerzo, ¡No te decepcionaré!- de pronto Ace sentía que le habían quitado un gran peso de encima. Con ese nuevo inicio al fin podía sentirse libre
- no creo que puedas terminar bien el semestre si faltas a clase- dijo para evidenciar que en ese momento debería estar en la universidad y no en casa. Mas al ver el ligero puchero del pecoso, cualquier rastro de enfado desapareció- bueno, ya no podemos hacer nada ahora y yo tengo algo de tiempo libre, ¿Te gustaría ir a algún lado antes de ir al trabajo?
- contigo voy a donde sea...
****************************
Ir a una exposición de un pintor conocido era algo que un estudiante de arte disfrutaría, y Ace no fue la excepción. No muchos apreciaban las incomprendidas obras de los artistas abstractos, pero para él era todo una maravilla; los vibrantes colores, las pinceladas suaves y la hermosa composición transmitían con increíble precisión las emociones del artista, como si plasmara en el lienzo una parte de sí mismo. Cuando dejaron la galería Ace no sólo estaba relajado, también estaba tan lleno de emociones que sus ojos se humedecieron de ellas.
- no creí que te gustara tanto- aprovechando que estaban en una parte de la ciudad no muy frecuentada por ambos, Smoker le condujo a una cafetería, y una vez solos, tomó la mano de su joven novio, acariciándole con lentitud- yo no entiendo mucho sobre arte, así que no estaba seguro si llevarte o no
- me encantó- tras asegurarse que nadie los miraba, Ace se pegó un poco más a su pareja y le regaló un beso en la mejilla- es difícil encontrar boletos para la exhibición en la tarde, creí que no podría verla
- ha sido una buena excusa para saltarse clases entonces- se llevó la mano del menor a los labios y depositó unos cuantos besos en la parte posterior, sintiendo cómo rápidamente su piel se volvía más cálida- pero no es recomendable que hagas eso muy seguido si quieres conservar tus calificaciones
- lo sé. Quizá pueda obtener una beca esta vez- aprovechando que el mayor lo había soltado para beber su café, Ace hizo lo mismo. Sujetó su taza para dar un sorbo a su bebida mientras, con su mano ahora libre, revisaba los mensajes de su teléfono. La mayoría eran de su amiga Vivi preguntando por qué no había ido al instituto. Pero entre esos mensajes, hubo uno que saltó a su vista con violencia; era un número sin registrar que ya tenía bien aprendido:
14:36 "Tu café sabe mejor"
Al principio el pecoso no entendió el mensaje hasta que levantó ligeramente la vista; el lugar era pequeño, por lo que podía ver perfectamente todas las mesas desde donde estaba. Cuál fue su sorpresa al notar que, dos mesas más adelante, estaba Law con esa sudadera amarilla con negro que tantas veces le causó pesadillas, mientras su mirada gélida le apuñalaba con una sensación que no había experimentado antes. El café salió disparado de entre los labios del pecoso no sólo salpicando gran parte de la mesa, también llamó la atención de algunos en el lugar, sobre todo de la camarera
- ¿Estás bien Ace?- el primero en alarmarse fue su pareja, quien enseguida le tendió una servilleta para limpiarse.
- ¡Lo siento! ¡No creí que el café estuviera tan caliente!- apenada, la mesera comenzó a limpiar con el trapo que llevaba colgado en su cintura- ¡Enseguida traeré otro!
Ace hizo caso omiso a la chica y en cambio se puso de pie, buscando a ese fastidioso médico, pero lo único que vio en aquella mesa fue una taza de café a medio beber junto a unas cuantas monedas que todavía bailaban sobre la mesa. Se había ido.
- ¿Ace?- de nuevo la voz del mayor le hizo reaccionar. Por la expresión que tenía Smoker en el rostro, sabía que estaba más preocupado que él.
- es mejor irnos o llegaré tarde al trabajo- no tenía excusas y mucho menos el valor para contar lo que estaba sucediendo, así que sólo evadió al mayor.
Pidieron una disculpa a la chica que les atendió y pagaron su cuenta con una considerable propina por las molestias causadas. Smoker pronto se olvidó del pequeño incidente pues toda su atención volvía a estar en su trabajo y Ace no podía estar más agradecido; al menos así tendría algo de tiempo para pensar una excusa para cuando el mayor le preguntara al respecto. Ace trató de olvidar el incidente y concentrarse en su trabajo pero Law seguía siendo el autor de sus constantes paranoias.
Si bien el médico no se apareció en la cafetería ese día, su teléfono no dejaba de timbrar; cada quince minutos había un mensaje o una llamada que no se molestaba en responder. Fue tanta su desesperación que, de camino a casa, se detuvo en una solitaria banca y abandonó su teléfono a la suerte
Continued...
___________________
bueno, hasta aquí lo dejamos hoy. Creen que Ace logre escapar de Law? hay algo más aparte de miedo que le cause Law? De verdad renunciará a su trabajo nocturno? Smoker es más ciego que Dora la exploradora? Esto y mucho más en el siguiente capítulo!!
bye bye~
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top