Cuarta Llamada: Negro y Amarillo


holo!! me he tardado un poco básicamente porque se me olvidó subir esta parte xD pero al fin la teneis aquí, espero les guste

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Cuarta llamada. Negro y Amarillo

- [Creo que me está mirando...]- mientras Ace limpiaba la cristalería de la cafetería pudo sentir una punzada en la nuca; el sujeto de ojeras había entrado hace poco más de media hora y no había hecho otra cosa que beber una loza de café sin moverse de su sitio... como si le espiara.

No, debía ser su imaginación, la televisión del local estaba en la misma dirección en a que él se encontraba, quizá sólo la veía... se estaba volviendo paranoico; sí, eso debía ser. Trató de seguir en lo suyo ignorando al sujeto hasta que, repentinamente, recordó algo... ¿era el chico de ayer? El mismo que le había tomado la mano; tal vez buscaba disculparse. El chirrido de la silla lo puso en alerta, ¡Se estaba levantando! El pecoso entró en tal pánico que se le resbaló una de las tazas que sostenía en sus manos, rompiéndose desastrosamente en el suelo. El pelinegro se apresuró a levantar los trozos y tirarlos a la basura, y con una pequeña escoba levantó los fragmentos más pequeños. Para cuando se puso de pie para explicarle al dueño lo que había sucedido, el sujeto ya no estaba...

- ¡Se fue sin pagar!- gritó exaltado y se alejó del mostrador para intentar seguirlo, pero antes de llegar a la puerta se detuvo de golpe... el dinero estaba sobre su mesa. Ace al fin respiró tranquilo, sobre todo porque había dejado propina suficiente como para pagar lo que acababa de romper. Quizá no era un mal día después de todo.

O al menos eso pensó hasta que su teléfono sonó, y al responder le llegó un mensaje tan terrible y estridente que no hizo más que contagiarle ese nerviosismo

- "¡¡Smoker está en el hospital!!"

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En otro sitio...

- [estás siendo demasiado obvio Law]- se regañaba mentalmente el moreno mientras caminaba con las manos en los bolsillos. Desde la noche anterior que había llamado a la hotline, las ganas de ver al chico de las pecas fueron creciendo hasta que terminó en aquella cafetería sin darse cuenta. Sin embargo se conocía lo suficiente como para saber que no se rendiría, cuando deseaba algo hacía lo que fuese necesario para conseguirlo.

Y justo pensaba en cómo acercarse a ese delicioso pelinegro cuando su teléfono sonó; al parecer había una emergencia y necesitaban toda la ayuda posible; como futuro médico, no pudo ignorar aquella llamada y tomó un taxi que le llevó hasta el hospital en menos de diez minutos.

- lamento hacerte venir en tu día de descanso- el médico que le instruía caminaba a prisa junto al moreno por los pasillos del hospital; por la manera en que se frotaba las manos se notaba lo nervioso que estaba... seguramente pasaba algo grave- hubo un incendio en una unidad habitacional y nos faltan manos para atender a los heridos

- no se preocupe, es mi trabajo después de todo- era perfecto, mantener su mente ocupada en algo que no fuera aquel chico era lo que necesitaba- sólo dígame qué hacer y lo haré

- te lo agradezco Law. Aunque sé que eres capaz de muchas cosas aun eres estudiante y no tienes licencia médica, te agradecería que nos ayudases con los heridos menos graves.

Y Law así lo hizo. Quizá no podía atender las heridas más complicadas o hacer cirugías, pero ayudar a la gente que lo necesitaba era lo realmente satisfactorio. Probablemente aquellos bomberos cansados y heridos debían sentirse igual pues, por lo que había escuchado de los pacientes que atendía, no hubo pérdidas humanas gracias a sus valerosas acciones.

- ¡¡Smoker!!- se escuchó un grito del pasillo que fue haciéndose más potente conforme la persona que lo profería se acercaba. Cuando Law abrió la puerta para asomarse al pasillo y ver qué pasaba, alguien pasó a un lado suyo con tal prisa que no alcanzó a verle bien. Fue hasta que el joven médico se giró hacia la cama que pudo reconocer quién era; colgado del cuello de su paciente estaba aquel chico de la cafetería, llorando desconsolado sin soltar al otro

- [¿su padre?]- por supuesto, debía ser eso. Solamente un hijo podía tratar tan familiarmente a otro hombre- disculpe, ¿quién es usted y por qué se atreve a entrar de forma tan escandalosa a un hospital?- trató de sonar lo más natural posible, incluso con algo de molestia en su voz como cualquier médico en aquellas circunstancias

- ummm... yo...- pudo notar el miedo en su rostro con pecas, no supo si por la forma en que había hablado o por algo más. Le vio soltarse lentamente y tallarse un poco los ojos para retirar el exceso de lágrimas- me dijeron que Smoker estaba en el hospital y...

- es un conocido mío- intervino el mayor de los tres, quien a diferencia del pecoso, estaba mucho más calmado pese a estar herido- es algo hiperactivo, tendrá que disculparlo

-... bien, pero que no se repita- había algo extraño entre esos dos; una atmósfera que le causaba un sentimiento que no recordaba haber experimentado antes; inseguridad - descuida, estará bien- se aproximó a ellos con calma y estiró un brazo para apretar sutilmente el hombro del de cabello negro como muestra de ánimo, y por qué no decirlo, como excusa para tocarle. Al ver cómo se estremecía ante su tacto tuvo que apretar los labios y controlar sus impulsos para apartar su mano y no seguir recorriendo su cuerpo- son sólo unos cuantos rasguños menores y una contusión en la cabeza, pero no es nada grave. Aun así, permanecerá en observación un par de días sólo para asegurarnos que el golpe no tenga segundas consecuencias

- muchas gracias... doctor- el pecoso pareció dudar al decir esto último- disculpe... ¿nos conocemos?

- no lo creo- oh, claro. Al parecer sí fue muy obvio, pero no era nada que Trafalgar Law no pudiese arreglar- a menos que estés habituado a visitar un hospital, quizá nos hayamos visto- el chico rio mientras negaba con la cabeza; aún si lo hubiese reconocido, el que Law no le tomara interés sólo le haría quedar como un paranoico- si no tienes otro asunto aquí deberías marcharte entonces, el paciente debe descansar

- ¡un minuto más!- de pronto el pecoso volvió a levantar la voz pero enseguida se cubrió la boca con las manos, como auto castigándose por lo que acababa de hacer- sólo un minuto más, por favor- esta vez habló tan calmado como pudo para no enfadar más al joven médico

- ...bien un minuto más- frunció ligeramente sus gestos y miró al chico de arriba abajo- pero antes de eso debo saber, ¿cómo es que entraste? Ningún menor de edad puede hacer visitas en el hospital si no es con acompañamiento

- ¡soy mayor de edad!- volvió a levantar la voz, mas esta vez no se molestó en volverla a modular; de alguna forma se sentía ofendido por el comentario- dejé mi identificación en la recepción, ¡pero tengo mi credencial de estudiante!- le vio rebuscarse entre sus ropas hasta encontrar su cartera de la cual sacó una credencial que le mostró al médico

-...- tras analizar la credencial unos segundos se la regresó al chico y soltó un suspiro- recuerda, un minuto más- le dijo al pecoso antes de salir de aquella habitación.

Law se quedó de pie tras la puerta y esperó... dos, ocho, diez, trece, dieciocho segundos y volvió a girar la manija de la puerta tan lentamente que no provocó ni un ruido, abriendo la puerta lo suficiente como para mirar hacia adentro. Y justo en ese momento confirmó sus sospechas; esos dos se abrazaban cariñosamente mientras sus labios se perdían en un beso profundo y tan apasionado que haría sentir envidia a cualquiera que los viese... y por supuesto que no había persona más celosa en el mundo en ese preciso instante que Trafalgar Law.

De la misma forma cautelosa con la que abrió, el moreno cerró la puerta. Bien, podían hacer lo que quisieran, podían disfrutarse el uno al otro ahora que podían, porque él no estaba dispuesto a rendirse. Quizá sólo había visto su identificación escolar una vez, pero eso era más que suficiente para que Law la grabara en su memoria; el carnet plastificado color azul llevaba el logotipo de su instituto en la parte superior, del lado izquierdo su fotografía y del lado derecho, los datos que tanto le interesaban...

Universidad Newgate

Portgas D. Ace

Facultad de Artes

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Ese día fue bastante complicado para Ace. No sólo tuvo que lidiar con el susto inicial de saber que su pareja estaba en el hospital, también tuvo que soportar a ese pesado médico, y como si fuera regresó al trabajo a terminar sus horas laborales. Cuando llegó a casa ya era tarde, casi media noche; no tenía ganas de otra cosa que comer e ir a la cama. Pero sabía que no podía, si pasaba un día sin atender su "trabajo clandestino", su jefe lo sabría... y tendría problemas. Bueno, con una hora le bastaba para ganarse el sueldo, podía hacer un esfuerzo más antes de ir a la cama.

No era tan hábil como Smoker en la cocina, pero podía preparar una cosa o dos, así que encendió el teléfono y respondió la primera llamada con altavoz para poder hablar sin dejar de preparar su cena.

- hola amor, estaba esperándote- respondió el pecoso mientras se maldecía por dentro; se había acabado la carne y no tuvo tiempo de pasar a comprar más

- hola... me alegra escucharte de nuevo- Ace no puso mucha atención a lo que el desconocido decía desde la otra línea, estaba más concentrado buscando en el fondo de su nevera aunque sea una rodaja de jamón o algo que tuviera un sabor parecido a la carne- fue un día muy pesado en el trabajo, no parábamos de correr de un lado al otro

- ohhh, suena bastante complicado cariño, ¿quieres que te ayude a relajarte? Seguramente un masaje ayudará. No tengo problema en que elijas tu lugar preferido- ronroneó sensual al mismo tiempo que encendía la estufa y ponía a calentar el sartén; si le ponía sazonador de carne a las verduras seguramente no sabrían tan mal- mhhh, justo aquí... se ve bastante tenso~

- no hace falta- el pecoso detuvo lo que estaba haciendo y miró sobre la mesa donde dejó el teléfono; ¡ese tipo lo estaba rechazando! ¿Acaso estaba perdiendo su encanto?- sólo quería contarte que a pesar de todo no fue un día tan malo. Hoy... creo que es estúpido decirlo, pero... conocí a alguien especial...

- ¿vas a dejarme por alguien más amor?- dijo con falsa preocupación mientras volvía a lo suyo- ¿acaso ya no te gusto?

- te equivocas, me gustas mucho y siempre consigo lo que quiero- y tras decir aquello, el tipo colgó, dejando a Ace en tal estado de confusión que por un momento se olvidó que su comida seguía al fuego. Pero no tuvo mucho tiempo para procesar lo sucedido, el celular volvió a sonar segundos después, alguien más llamaba- bu... buenas noches cariño, qué bueno que llamas, estaba bastante aburrido...

Ace fue respondiendo llamada tras llamada, fingió cientos de voces y situaciones e hizo llegar al clímax a desconocidos hasta que el sueño pudo más con él y se fue directo a la cama, durmiéndose apenas su cuerpo sintió el colchón. Para Ace fue un parpadeo, pero cuando despertó a la mañana siguiente se dio cuenta de la triste realidad; ya era tarde para ir al instituto. Se levantó de un salto y comenzó a correr por todos lados juntando sus cosas mientras se vestía; era más práctico comprar algo en el camino que desayunar, así que en cuanto estuvo listo salió corriendo a toda prisa.

Fue un milagro no sólo llegar a tiempo, tampoco el profesor había llegado, por lo que se ahorraría un sermón de ser más puntual. Aprovechando el momento de tranquilidad, el pelinegro sacó de su mochila algunos bollos que compró de camino al instituto y los distribuyó sobre su escritorio para comenzar a comerlos, según él, en orden ascendente según su favorito.

- ¡Ace, llegaste a tiempo!- la voz alegre de una chica se escuchó al lado, y al mirar de reojo pudo ver a su amiga Vivi, una bella estudiante de buenas curvas y largo cabello azulado, saludándole alegremente. La chica tan sólo recibió un ademán del pecoso a forma de saludo pues estaba más entretenido atiborrando su boca con comida- pensé que no vendrías hoy, ya sabes, por lo de Smoker-san

- él está bien- le respondió apenas pasó el bocado. Nadie sabía en su facultad el tipo de relación que llevaba con el peliblanco y era mejor así; si bien ya era mayor de edad, el que se enterasen que mantenía relaciones con un hombre que prácticamente le doblaba la edad seguramente le complicaría las cosas a ambos. Para todos sus amigos, Smoker era un tío que cuidaba de él; pero en ese momento lo que más le preocupaba no era que descubriesen su relación con su apuesto bombero- umm, Vivi... ¿cómo te has enterado de lo de Smoker?

- un amigo tuyo vino temprano en la mañana a buscarte y decía querer saber cómo estaba tu tío, fue ahí cuando me contó lo del accidente, ¡pero me alegra saber que no fue nada serio!

- ¿amigo?- esta vez el pelinegro tuvo que dejar de comer para seguir con aquella conversación que cada vez iba tomando un tinte más extraño- ¿qué amigo?

- umm...- la peliazul se llevó el dedo índice a los labios y su mirada se desvió ligeramente hacia arriba, como si intentara recordar- a decir verdad nunca lo había visto, debe ser de otra facultad. Era bastante serio y no dejaba de hablar de ti. También era muy apuesto, debes presentármelo algún día

-...- el alma se le fue al cielo al escuchar tal afirmación suya, ¿quién se supone que lo había ido a buscar? No conocía a nadie de otra facultad de la universidad, además, la única persona que sabía del incidente de su pareja era el dueño de la cafetería, quien estaba ahí cuando recibió la llamada- ¿cómo se llamaba?

- ahora que lo dices no tuve tiempo de preguntarle su nombre- admitió algo apenada- pero lo que recuerdo es...

- muy bien chicos, cierren la boca y tomen asiento- el primer profesor malhumorado del día acababa de llegar, por lo que no pudieron continuar su conversación más allá de lo que se habían dicho

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La única información que Ace pudo conseguir de Vivi sobre su supuesto amigo fue que llevaba una sudadera amarilla con negro; de todo lo demás no estaba seguro, quizá porque la chica no lo había visto bien o porque las explicaciones de las mujeres eran demasiado complicadas para él. Pero a causa de aquel incidente, el pecoso comenzó a sentirse perseguido, observado... acosado. Cada vez que veía algo ropa o mochilas... nada de qué preocuparse. En el trabajo fue lo mismo; su paranoia no dejaba de decirle que había alguien observándole, que en cualquier momento aparecería ese supuesto amigo suyo con algún propósito desconocido... pero nada, todo era producto de su imaginación. O eso pensó hasta que tomó el autobús de regreso a casa.

Ya pasaban de las ocho de la noche, el autobús tomó su ruta acostumbrada y Ace, como siempre, comenzaba a quedarse dormido cuando por coincidencia su vista pasó por el espejo retrovisor, y lo vio... al fondo del autobús, mezclado entre la gente, había un chico de sudadera amarilla con las mangas y la capucha negra. Ace abrió los ojos de golpe y se enderezó en su asiento, parpadeando un par de veces para saber si lo estaba imaginando; pero por más que parpadeaba y se tallaba los ojos, el sujeto seguía ahí. No podía verle a la cara, la capucha sobre su cabeza se encargaba de ocultar su identidad y los bolsillos de su sudadera ocultaban sus manos; era básicamente una especie de sombra que parecía observarle desde su posición.

Quizá era coincidencia así que trató de ignorarlo, mas su corazón latía tan agitadamente que el ruido en su pecho no le dejó dormir en todo el camino. Con temor, el pecoso observaba cómo al pasar del trayecto, la gente bajaba y el autobús iba quedándose vacío hasta que, después de un largo rato, sólo quedaron el extraño y él.

Y sentía a ese tipo de rostro conocido observándole en silencio, esperando. Mientras más se acercaban a la última parada, Ace se ponía visiblemente más alterado; ¿Qué haría si ese tipo comenzaba a seguirlo por la calle? Lo mejor era llamar a la policía de una vez antes que algo malo ocurriese. Sacó su teléfono de su mochila y apretó uno por uno los botones para marcar el teléfono de emergencia.

Repentinamente el sujeto al fondo del autobús se puso de pie, y con las manos aun escondidas en su sudadera, avanzó lentamente... paso a paso... acercándose a su posición. Ace estaba por apretar el botón verde de su celular para iniciar la llamada a la policía cuando se escuchó un sutil pitido... el extraño apretó el botón que indicaba su bajada. El chofer del autobús se estacionó lentamente y dejó a su misterioso pasajero bajar por la puerta trasera. El pecoso pegó su frente a la ventana, siguiendo los movimientos del tipo hasta que se perdió de vista... sólo cruzó la calle y siguió un camino desconocido.

Ace no pudo evitar soltar un suspiro de alivio. Borró el número que ya había marcado en su teléfono y lo guardó... todo fue una falsa alarma; una mala broma jugada por su mente inquieta. Trató de olvidar el asunto y siguió su trayecto unas cuantas calles más hasta la base del autobús; se despidió como era costumbre y caminó hasta llegar a su departamento.

Sólo por si acaso, aseguró bien puertas y ventanas.

- hola, Smoker- apenas estuvo a salvo en su departamento llamó a su novio; no había nada que lo calmase más que escuchar la voz de la persona que amaba. Sin darse cuenta, el pecoso sonreía mientras hablaba con el mayor- sí, lamento no haberte podido visitar hoy, tuve un día pesado en la universidad. ¡Ah! Pero iré sin falta mañana, hornearé algo para ti... ¡y no estará quemado!- ahora que estaba más tranquilo, Ace podía imaginar claramente lo que haría al día siguiente; aprovecharía que no tendría las últimas dos clases en el instituto para ir a visitar a Smoker y lo sorprendería con una deliciosa tarta de moras. La comerían juntos y después, tras cerrar bien la puerta de la habitación del hospital, quizá tuvieran oportunidad para hacer otras cosas incluso más divertidas que comer.

Con esa idea en mente, Ace respondió sus llamadas de la hotline mientras horneaba la receta de una tarta de moras que había encontrado por internet.

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A la mañana siguiente, el pecoso se levantó tarde como era usual en él; se arregló de prisa, desayunó lo que a su parecer era ligero y envolvió perfectamente su tarta de moras; no tendría tiempo de ir a buscarla a su departamento al salir de clases, así que la llevaría consigo todo el día para que, en cuanto saliera del instituto, fuera directamente al hospital. Sólo esperaba que la tarta sobreviviera todo ese tiempo.

Fue una verdadera pena que, nada más al llegar a la puerta de su departamento, la tarta que había horneado con tanto esfuerzo hubiese terminado deshecha en el suelo cuando Ace levantó un papel que alguien había deslizado cuidadosamente por debajo de la puerta:

"Parque All Blue frente al Hospital General, cinco de la tarde. Si no te presentas todos sabrán quién es Spade"

Continued....

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espero les gustara el capi owo/ con este terminan los capis que ya tenía escritos, así que probablemente me tarde más en subir el siguiente, pero trataré que no sea mucho tiempo. bye bye <3

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