Capítulo 9
—¿Y tu amigo? —Podía jurar que estaba haciendo una mueca de confusión.
—Dijo que no volvería.
Daniel tenía algunos días sin dirigirme palabra alguna, tan siquiera una mirada. Me sentía culpable, hasta llegué a creer que se trataba de mí; sin embargo, su trato era el mismo hacia todos los de la casa. Intenté acercarme a él en varias ocasiones para sacarle qué sucedía. No funcionó. Escapó. Quería hablarle, preguntarle sobre sus preocupaciones, pero con el paso de los días me pareció más sensato darle su espacio. Hace una semana salió de vacaciones. Quizás solamente necesitaba salir un rato y despejarse.
—Supongo que solía venir para acompañarte —Deslizó su suave mano por mi cuello, hasta acariciar mi cabello.
No era más que una simple caricia cariñosa, pero el contacto bastaba para hacer latir mi corazón con desenfreno y estremecer mi cuerpo.
—Pienso lo mismo, aunque me parece extraño que él me trajo aquí y casi no cruzó palabras con otras personas.
Rodeé su cintura con mi mano derecha para acercarla más a mí y movernos al compás de la agradable balada romántica. Ella recostó su cabeza contra uno de mis hombros y suspiró.
—Sí, lo vi en algunas ocasiones antes de conocerte y se quedaba quieto en algún punto del salón, lo cual me hizo pensar que simplemente disfrutaba del ambiente. Además, tal vez el destino lo utilizó como intermediario de nuestro encuentro —Sonreí por sus palabras.
—Tienes razón. Si esa fue su misión, no pudo haberlo hecho mejor. Sé que algún día también encontrará a la persona indicada. Después de todo, es un buen chico.
—Tus palabras hacia él son de completo aprecio, ¿son tan cercanos? —sonaba curiosa, pero intenté ordenar las ideas de mi respuesta en mi cabeza, debía ser cuidadoso o podría delatarme.
—Él es para mí como un hermano menor, un mejor amigo, un confidente, un secretario, sé que siempre podré confiar en él. Después de tanto, ha sido el único que ha permanecido a mi lado con honestidad —Enredé mis dedos en su larga cabellera, luego coloqué mi mano en la parte trasera de su cabeza y la acaricié —. Tu cabello huele tan bien.
Besé su cabeza y olí su champú por unos segundos más.
—Tu fragancia siempre me recibe con los brazos abiertos, al tenerte tan cerca las preocupaciones se desvanecen y finalmente siento que estoy en casa —se aferró a mí.
En las últimas semanas, percibí que sus palabras se tornaron más melancólicas y la preocupación se disparaba de forma inmediata. No la conocía a la perfección, pero sí lo suficiente como para notar la forma en la que sus facciones se endurecían con amargura y sus ojos se movían con ímpetu.
—Quedémonos en una habitación esta noche —correspondí a su abrazo con la misma intensidad, mientras suspiraba de vez en cuando. Estaba perdidamente enamorado —. Si algún día comenzamos a salir, fuera de aquí, consideraría que mi vida estaría completa y me pondría a su completa merced. Soñaba con despertar a su lado cada día, es más, me animaría a decir que eso era lo que me mantenía con vida.
Había otros pensamientos y añoranzas que prefería mantener en mi cabeza, por eso sellaba mis labios con un candado imaginario, ¿cómo le diría a una dama que soñaba con besarla apasionadamente y hacerle el amor? Temía a perder lo poco que teníamos.
Esperé por algunos segundos una respuesta de su parte, pero esta se tardó más de lo que imaginé. ¿Dije algo indebido? ¿Me apresuré demasiado?
Cada segundo que pasaba sentía que una estaca se clavaba en mi pecho. Era peor que una tortura, su silencio me parecía una agonía. Tragué saliva y cerré mis ojos con la esperanza de perder la noción del tiempo, ese malvado que ahora me perturbaba.
—Tengo miedo —su voz se quebró.
No estaba equivocado, sabía que algo estaba mal.
—Hay algo que te inquieta desde hace un tiempo, ¿cierto? —no podía ocultar mi preocupación.
—Mi temor es enamorarme de ti con la misma intensidad con la que me amas.
—Yo no espero a que lo hagas, me es suficiente que estés junto a mi lado. Cuando se ama no se debería esperar nada a cambio. No es tu culpa que te ame, lo hago por mi propia voluntad.
Sin embargo, tenía la esperanza de que ella algún día se enamorara de mí, no podía negarlo. ¿A quién no le gustaba que su amor fuese correspondido?
—Tan siquiera conozco tu identidad, pero sé que nuestra relación es prohibida y no quiero alejarme de ti.
—¿Hay algo que te detenga?
—Hay muchas razones de peso que deberían detenerme. Y siento culpabilidad porque a pesar de todo, me niego a abandonarte.
Éramos un misterio en uno para el otro, ¿acaso su vida estaba tan enredada como para separarnos algún día? Me dolía el corazón al considerar la existencia de esa posibilidad. Mi parte optimista gritaba que debería pensar en disfrutar el presente, además, tenía la pésima costumbre de ser un soñador y anticiparme en imaginar desenlaces felices. Obviamente, no siempre se cumplían, y las ilusiones rotas incrementaban mi dolor.
Esa noche no conversamos como solíamos hacerlo. Ninguna sonrisa se asomó por sus labios ni por los míos. Cada uno tenía sus propias preocupaciones, problemas y cavilaciones. Una pregunta me tenía intranquilo:
¿Una relación prohibida? ¿Acaso todo era más complejo de lo que imaginaba? Deseaba revelar mi identidad, hablar seriamente con ella y ayudarle en lo que fuese posible; no obstante, ella solo quería estar en su burbuja y mantenerme fuera, hasta rechazó mi idea de escribirnos. No quería involucrarse en absolutamente nada conmigo, como si evitara dejar evidencias y recuerdos de lo nuestro.
La besé muchas veces y la tuve todo el tiempo entre mis brazos. El contacto físico era nuestro modo de apoyarnos y transmitirnos un "Todo estará bien", aunque en mi interior, una dolorosa grieta comenzaba a calarse en mi interior.
Contrario a ella, mi temor era separarnos o que le nuestro solamente fuese algo pasajero y unilateral. Su lucha era interna, no podía darle consejos porque desconocía sus vicisitudes y ella estaba cerrada a compartirlas. La compañía e intentar reconfortarla eran mis únicas posibilidades. Algunas veces creía que ella no solamente tenía atracción por mí, pero en otras ocasiones la notaba distante. Me confundía.
***
Desapareció cual fantasma. Su ausencia me dejó un sinsabor. Caí abruptamente en una dolorosa realidad: me ilusioné muy pronto y di por sentado que lo nuestro funcionaría e iría más lejos. Pasé por alto aspectos importantes. Un beso no era sinónimo de amor, el contacto físico era momentáneo y una sonrisa no significaba alegría. El ser humano por naturaleza tiene la capacidad de fingir.
Me levanté desganado de nuestro lecho momentáneo, oculté mi máscara en uno de los bolsillos del saco, el cual llevaba entre mis manos, y arrastré mis pies hasta la puerta de la habitación.
El pasillo estaba desértico, mis pisadas eran la única fuente sonora. No me topé con nadie en el ascensor y fue mejor así. Coloqué las llaves sobre el escritorio de la recepción y me dirigí al parqueo. En las últimas semanas, le pedí al conductor dejar el auto allí y le daba dinero para que pagara un transporte hasta su casa. No tenía sentido que me esperara allí toda la noche.
Sin lugar a duda, el Hotel Singularity se había transformado en mi escape de la realidad, solía sentirme a gusto y alegre en el instante que llegaba. En mi tropiezo con la realidad, la actitud de ella comenzó a ser otra de mis tantas preocupaciones. La idea de una posible separación me atormentaba.
¿Era egoísta por querer mantenerla a mi lado? En algo estaba mal, deposité mi felicidad en alguien más, y si se alejaba las perdería a ambas. Tampoco podía presionarla ni mostrarle mi desespero.
Cada instante compartido se reproducía como una película en mi cabeza. ¿Cómo olvidar cuando coloqué mi cabeza sobre su abdomen, abracé sus piernas y ella acarició mi cabeza? Quería autoengañarme con un "Todo está bien", no hay de qué preocuparse.
La vida estaba en mi contra, cada vez que todo iba sobre ruedas en mi vida, algo o alguien inestabilizaba todo. Me sentía bien a su lado, ¿no era eso suficiente?
Al estacionar el auto en el garaje, observé a Daniel colocando algunos bolsos en el maletero de su auto.
—¿Dan?
Era consciente de que era un adulto y no me debía explicaciones; sin embargo, me resultaba inevitable preocuparme por él, más cuando se trataba de mi único confidente, no tenía otro amigo tan cercano como él. Cada vez que se iba de viaje, lo extrañaba y los días se me hacían eternos y silenciosos.
Si lo analizaba, tal vez no era egoísta, me inquietaba perder a las pocas personas que me importaban, me rodeaban y me hacían feliz. Siempre corría hacia él para pedir ayuda o cuando necesitaba a alguien que me escuchara y así liberar mis frustraciones. Pero, cometí un error: ¿Cuántas veces lo escuchaba yo a él?
Si le hubiese dado esa clase de confianza, él me habría buscado para pedir algún consejo o al menos ser reconfortado. Después de todo, yo no era el único maltratado por la vida, cada persona cargaba con sus propios desafíos.
Dejó escapar un largo suspiro, cerró el maletero del auto y se giró para encararme. Por fin.
—Me voy. Hablemos luego —Su semblante era serio, sin llegar a lucir severo.
¿A dónde iría? ¿Hasta cuándo sería ese "luego"? En algunas ocasiones me cansaba de mí mismo, sobrepensaba en demasía, ¡qué dramático!
—Lo siento —Aunque existiera la posibilidad de que no fuese mi culpa, me sentía culpable por no escucharlo, aunque él siempre lo hacía.
—Alégrate, más bien te daré unas vacaciones —Vi un atisbo de sonrisa asomarse, pero lo perdí de vista cuando subió al auto.
Tenía un don para hacer sentir mejor a las personas, de eso no existía duda alguna.
No obstante, prefería que me fastidiara todo el día, en lugar de aburrirme en la soledad.
Mi única esperanza era encontrarme con ella, así el desamparo podría ser llenado al menos por unas horas. Las mejores horas de mi semana.
En ese punto, unas vacaciones también podrían ser una excelente opción. Tenía muchísimo tiempo sin tomar unas y mi nivel de estrés requería distracción para disminuir. En cualquier momento perdería mi poca cordura si no hacía algo interesante con mi vida o esta no se animaba a sorprenderme.
*****
¡Hola! Espero que se encuentren bien. Me disculpo por la demora, la semana pasada tuve algunas pruebas de la universidad, así que no pude actualizar. Pronto me pondré al día.
Espero que les guste el capítulo. Mañana habrá actualización. 💖
Que tengan un lindo fin de semana. 😊
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top