| R | CHAPTER 6: El Torneo del Heredero.

Hola gente, ¿Cómo están?.

Perdón por la tardanza con este capítulo pero aquí ya esta finalmente.

Habrá varios puntos de vistas diferente y fue el capítulo con más puntos de vista escritos por mi, hasta el momento.

Así cómo también hay uno que esta narrado por un narrador 100%.

De todas formas, espero que les guste.

Gracias por el espacio <3


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KING'S LANDING

Fortaleza Roja.

━━━━━━━━━━━━━ 『 112 d.C 

🦅 Aemma IV 🦅

 Aemma sonrió mientras observaba a Rhaegar que miraba seriamente como los diferentes eruditos y sanadores que vinieron personalmente desde Driftmark la revisaban para asegurarse de su bienestar. A pesar de que ella pensaba que esto era innecesario, ciertamente le venía muy bien otro consejo o análisis que no sean del Gran Maestre Mellos.

No quería ser desconfiada pero ella no era estúpida, y no iba a confiar en un hombre que aprendió su oficio en las tierras de alguien a quien consideraba una víbora como lo era Otto Hightower. 

La Reina sabía que Rhaegar no iba a llegar a este extremo sí su esposo o su hija le pidieran expresamente que revisaran su salud. Y a pesar de todo... sabía que no fue él primero, sino su amada hija quien seguramente le rogo al joven que trajera a los mejores para asegurar de su salud.

Amaba saber que le preocupaba tanto a su hija para pedirle a Rhaegar que usara su influencia y recursos para conseguir que vinieran lo más rápido posible los eruditos y sanadores... incluso supo que habían usado su barco personal, el cual era el más rápido de todo el reino.

Aun así... dolía pensar que a tu propio esposo parecía estar más preocupado por todo el ausento del heredero para agradar a los nobles, que por su salud... siendo que ella era la que iba a parir al niño.

Le había dicho que sentía incomodidad y sentía que su salud no estaba mejorando, no importando lo que Mellos dijera pero su marido parecía un perrito que seguía al Maestre en todo lo que le decía.

Por lo cual, ella estaba agradecida de que su hija aunque sea se hubiera dado cuenta de su malestar.

—¿Así que fuiste a escondidas del rey?— Preguntó Aemma con una sonrisa divertida al chico sentada a su lado, el cual lucia algo tímido pero increíblemente decidido.

—Solo sigo con mi deber de proteger a todos los miembros de la Familia Real— Respondió Rhaegar suavemente.

Aemma asintió divertida, sabía que solo había alguien que podía hacer que Rhaegar vaya contra las palabras de su esposo y esa era su amada hija. —Y estoy muy agradecida con ello— Contestó la Reina con una sonrisa suave. —¿Crees que estará todo bien?— Preguntó, a pesar de que Rhaegar no era un experto podía dar su opinión y según los eruditos era muy inteligente cuando se trataba del bienestar personal.

Sea hombre o mujer.

—No lo se...— Murmuró Rhaegar con una pequeña mueca pensativa. —La única que intento tener tantos hijos, fue la Reina Alysanne y le fue bien... pero ahora las circunstancias... en general... son muy diferentes—

—¿Cómo qué?— Preguntó Aemma, y observo como Rhaegar volteaba a ver a sus damas de honor y amigas de confianza. —No te preocupes por ellas, puedes ser abierto en lo que digas...— Aemma sonrió. —Se que las haz estado vigilando, querido. Por lo cual sabes cuan leales son—

Rhaegar tuvo la decencia de avergonzarse, y miró a las dos mujeres. —Lo siento... s-solo intento protegerla—

—Lo se, cariño. Dioses, ellas lo saben y saber que tengo a alguien como tu en mi vida que vela por mi seguridad y la de mi hija, me hace muy feliz— Respondió Aemma con una cariño en su voz, su mirada se suavizo al niño que era un hijo para ella. —Ahora, dime tus pensamientos. Nadie en esta habitación te traicionara a ti, a mi o la Casa Velaryon—

Rhaegar la miró detenidamente, luego de unos segundos asintió. —No confió en Mellos... hay muchas irregularidades en sus informes sobre tus embarazos— Comenzó a explicar el Velaryon con seriedad, se detuvo un momento para pensar en como explicar su punto. —En tus primeros años en los que estuviste embarazada puedo entender por que no llegaste a concebir niños sanos, tu cuerpo era joven y no lo suficiente maduro... realmente no entiendo como Jaehaerys siendo tan 'sabio' pudo permitir que alguien de tu edad fuera embarazada tan pronto— Dijo y murmuró Rhaegar con disgusto.

Aemma asintió lentamente, ella misma no estaba convencida de ser embarazada a una edad tan temprana y debía decir que la experiencia de cumplir su 'deber' con Viserys a esa edad... la dejo marcada de por vida. Solo fue gracias a la intervención de los Príncipes Aemon y Baelon que hablaron con su madre, la Reina Alysanne que el Rey dio marcha atrás con su orden de que ella tuviera un hijo y pudo descansar lo suficiente para alejarse de aquel trauma.

Ella nunca entendió por que el Rey dio esa orden, en ese momento no había escases de herederos varones e incluso Rhaenys se había casado recientemente con Corlys Velaryon y se había anunciado su embarazo.

A pesar de sonar cruel... una parte de ella disfruto al ver el dolor del viejo rey cuando sus herederos murieron, aun así estaba triste al enterarse de la muerte de Aemon y Baelon... quienes la había defendido y sino fuera por ella, seguramente hubiera muerto hace mucho tiempo en una cama de parto.

—Cuando tu cuerpo finalmente pudo madurar lo suficiente, y descansar de aquellos intentos 'fallidos', fue cuando nació Rhaenyra y demostró que con tu cuerpo finalmente maduro podías concebir bebes saludables. Pero extrañamente cuando el Mellos se volvió el Gran Maestre, que fue casualmente luego del nacimiento de Rhaenyra, dejaste de tener bebes sanos y en su lugar vinieron los abortos, fetos muertos y los que no llegaron a termino— Explicó Rhaegar con suavidad. —Aunque no es prueba de nada... me parece mucha coincidencia que justamente cuando el se vuelve el Gran Maestre vuelves a tener la misma recaída...—

—Y tu no crees en las coincidencias— Agregó Aemma.

—Y yo no creo en las coincidencias— Asintió Rhaegar con seriedad. —Y ya es mucha coincidencia que Viserys se haya vuelto más y más obsesionado con un heredero... cuando sin duda le quedan muchos años de vida, después de todo no corre ningún peligro—

—Supongo que haz sacado tus conclusiones—

—No se que conspiración se este llevando acabo... por completo. Pero se que tiene que ver con la Fe, los Maestres y los Hightower... los más patrocinadores de las dos primeras y casualmente tenemos-

—Una Mano Hightower...— Finalizó Aemma pensativo con el ceño fruncido.

Ella sabía que, a pesar del paso de los años, nadie olvidaba a Maegor el Cruel y su problema con la Fe Militante, y ciertamente Aemma tenía terror de imaginar a unos fanáticos intentar volver a levantarse contra la Casa Targaryen y por consecuencia contra ella y su familia. A pesar de que Viserys era Rey, la Casa Targaryen era débil ya que solo tenían un Dragón siendo Syrax mientras la Casa Velaryon tenían cuatro, contando al más grande de todos, Vhagar.

Los problemas en el Reino eran muchos pero su esposo solo le importaba su heredero... cómo si eso fuera la solución a todos los problemas que había entre manos. Era una de las razones por las que estaba feliz de que Rhaegar y Rhaenyra fueran felices juntos, ya que sí lograba hacer que su matrimonio se llevará a cabo, solucionaría el problema que creo a Jaehaerys con la sucesión.

Jaehaerys quería evitar la desunión de la Casa del Dragón pero fue exactamente eso lo que había provocado sus acciones, y era su deber como Reina solucionar esos problemas sí su esposo el Rey no lo hacía.

Aemma se iba a encargar de dejar un frente fuerte para el futuro de su familia. Contra todos aquellos que querían un pedazo de ella pero no lo conseguirían, ella iba a hacer todo lo posible para asegurar el futuro de su hija, su hijo e incluso sus futuros nietos.

Y sabía que para lograr ese hecho, Rhaegar y toda la Casa Velaryon debían estar siempre de su lado... solo podía rogar de que a Viserys no se le ocurriera una estupidez.

—¿Haz terminado, Gerardys?— Preguntó Rhaegar al sanador principal, quien según había escuchado fue uno de sus maestros en Driftmark.

—Sí pero me gustaría hacerle unas preguntas a su majestad. Para sacarme algunas dudas— Dijo Gerardys con suavidad.

—Adelante, por favor— Respondió Aemma confiando en este hombre que sin duda parecía mucho más profesional que Mellos.

—¿Últimamente se siente más cansada o débil de lo normal? Cómo un ejemplo, puede tomar como se sintió en sus embarazos posteriores... quizá el de la Princesa Rhaenyra— Preguntó Gerardys.

—Así es, ciertamente me he sentido mucho más cansada y débil de lo normal. Usualmente necesito algo de ayuda para llegar a los lugares que quiero y evito mucho las escaleras, me quedo bastante exhausta muy rápido— Contestó Aemma con una expresión pensativa.

—Puede tener algo de anemia, eso explicaría los síntomas de debilidad y cansancio. Y para los estándares Valyrios, usted está más pálida de lo que debería— Comentó Gerardys pensativo. —Le haré una prueba de sangre con nuestro microscopio para ver los glóbulos rojos en su sangre y tener un análisis más detallado—

—¿Microscopio?— Cuestionó Aemma totalmente ajena a lo que era.

—Es como un telescopio pero en vez de utilizarse para ver las estrellas, lo usamos para investigar lo que no podemos ver a simple vista— Respondió Gerardys con tranquilidad.

—Es uno de los últimos inventos que nos dejo Zaeryas Jaenaeris— Añadió Rhaegar con una sonrisa algo triste por la partida de tan importante inventor para la Casa Velaryon.

—Nunca había escuchado sobre ellos— Murmuró Aemma con el ceño fruncido.

—Solo hay tres de ellos, se mantuvieron en secreto hasta que pudiéramos refinarlos, y cuando fueron lo suficientemente sofisticados para comenzar a utilizarse ahí fue cuando se presentaron. A decir verdad los de antes eran muy anticuados y poco prácticos— Respondió Gerardys con tranquilidad.

—Sin contar que intentaron robar uno de ellos hace un tiempo— Murmuró Rhaegar con el ceño fruncido.

Gerardys asintió. —Dejando eso de lado. Cómo dije le haré estás pruebas de sangre, nos ayudara a descubrir cualquier problema que usted tenga e incluso verificar si no hay alguna sustancia dañina en su sangre— Explicó el Sanador con suavidad, recibiendo un asentimientos de Aemma que ahora tenía cierto temor de haber sido envenenada sin darse cuenta. —Y la próxima revelación quizá sea algo shockeante—

—¿Hay algo mal?— Preguntó Aemma preocupada.

—Depende de usted decidirlo así... puede que este esperando dos bebes en lugar de uno— Dijo Gerardys con seriedad.

—¿Q-Qué? ¿D-Dos?— Tartamudeo Aemma sorprendida.

¿Ella iba a tener gemelos?. Por un lado estaba muy feliz de ese hecho pero también temerosa de la situación, teniendo en cuenta del estado en que se sentía... no sabía si su cuerpo sería capaz de sobrevivir a tal carga.

Incluso vio en Rhaegar la mirada preocupada por esa revelación.

—Sí, no se cómo los Maestres no se dieron cuenta pero el tamaño de su barriga no es exactamente normal en cuanto al tamaño que debería tener si fuera un solo bebé— Respondió Gerardys .

—¿Podría ser un parto natural?— Preguntó Rhaegar preocupado.

—Es posible, estoy seguro que uno de los bebes tiene la cabeza en el lado correcto para un parto natural... pero el segundo, esa es la incógnita— Comentó Gerardys con una mueca. —Parece estar en una posición anormal y... no estoy muy seguro de cómo, hay muchas posibilidades que haya, incluso, algunas complicaciones con el cordón umbilical— Añadió Gerardys con una mueca.

Sin duda le molestaba que no tuvieran herramientas más avanzadas para dar una respuesta más satisfactoria pero era lo que tenían... y Aemma sabía que era, incluso, más de lo que los Maestres dijeron en todos estos nueve meses.

—Esto... es algo que no podemos dejarle a los Maestres— Dijo Rhaegar con seriedad. —¿Cuánto tiempo le darías para que entre en parto?— Cuestionó el Velaryon.

—Se que el Rey quiere que sea en una semana cuando el Torneo de comienzo pero... mi estimación es que dos semanas, creo que le daría tiempo suficiente al segundo bebé a acomodarse— Respondió Gerardys con seriedad.

—Muy bien...— Rhaegar asintió, y la miró. —Dos de las mujeres que vinieron con Gerardys se quedaron con usted, Su Majestad. La ayudaran junto a sus damas en su cuidado pero su misión principal será detectar cualquier malestar... sea en la comida o en usted. Gerardys y su grupo se quedaran en la Fortaleza Roja a la espera del parto, después de la negligencia del Maestre Mellos... no confió en que haga un buen trabajo—

—Y yo tampoco... y ciertamente me sentiría más segura teniendo a Gerardys y los eruditos de Driftmark a mi disposición— Asintió Aemma de acuerdo al razonamiento del Velaryon.

—No se preocupe... le prometo que mis agentes estarán en cada momento vigilando su bienestar y me dirán si algo malo esta pasando y vendremos en su ayuda—

—Dices eso cómo si fuera a morir— Bromeo Aemma.

—No es algo que estoy dispuesto a permitir— Sonrió Rhaegar con cariño a la mujer que sin duda veía como una hermana mayor... una segunda madre.

—Gracias por cuidarme, Rhaegar...—

—Es lo menos que puedo hacer—


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FORTALEZA ROJA

Cinco días después.

⛵ Laena II 


Laena amaba muchas cosas.

Volar sobre Vhagar, nadar en las piscinas de Marealta, el pastel de limón y las flores azules venidas del Norte. Pero sí había algo que amaba más era estar con las personas que amaba, disfrutar de esos momentos con ellos. Así que cuando tuvo la oportunidad de ver los entrenamientos que tenían su hermano y su mejor amiga, ella rápidamente se había unido.

Usualmente iban junto a sus dragones a una montaña lo suficientemente lejos de la capital del reino para practicar o iban a una de las habitaciones secretas que su hermano había encontrado. 

Había solamente dos personas que sabían que tanto ella como Rhaenyra aprendían a protegerse, y eran su madre, Rhaenys y la Reina Aemma.

Ambas habían crecido con la historia del ataque a la Reina Alysanne en Pozo de la Doncella, por lo cual estaban a gusto al descubrir que Rhaegar les estaba enseñando a protegerse, cosa que le gusto mucho más a su madre Rhaenys debido a que ella misma era muy diestra con la espada. Siendo la clase de libertad que le había dado su abuelo Aemon y que no le importo a su padre, Corlys.

Incluso sabía que Aemma quería crear un grupo de guardias femeninas para proteger a Rhaenyra y ella misma. No quería tener un escudo jurado nada más, ya que le parecía bastante injusto que los hombres pudieran ser parte de la Guardia Real, sabiendo que en el Norte había mujeres fuertes y que luchaban, incluso en casas del sur que provenían de los primeros hombres, permitían a las mujeres a defenderse.

Laena sabía que su fuerte era usar cuchillos y el arco, con lo cual se había vuelto bastante buena en tierra y montando a caballo, lo había intentado sobre Vhagar pero su dragona era muy grande pero estaba segura que seria capaz de lograr ese hecho. Por otro lado sabía que Rhaenyra era mejor que ella en cuanto a la espada, a pesar de su figura, la Princesa era bastante fuertes y era capaz de usar con bastante agilidad la espada de su hermano; Darkness.

Siempre que la veía entrenar con su hermano podía decir que era como una danza, y ella era la dragona que danzaba con fluidez y agilidad. Una bella danza que iba acompañada de la música de choques de espadas.

Quizá muchos no lo veían y pensaban que Rhaenyra era una niña mimada o caprichosa pero la realidad era que tenía cualidades increíbles. Su madre, Rhaenys, usualmente decía que Rhaenyra tenía cualidades que algunas vez tuvieron reinas como Rhaenys I, Visenya e incluso Alysanne.

Y esas cualidades solo eran potenciadas por su presencia, y la de su hermano.

Sin ellos, Laena no estaría seguro de cómo sería Rhaenyra pero se alegraba haber influido en ella para volverse la mujer fuerte e independiente que era.

—¡Estoy exhausta!— Exclamó Rhaenyra mientras se sentaba a un lado, teniendo sus ropas de montar pero estando sudada.

—Lo hiciste bien... ambas lo hicieron— Respondió Rhaegar con una sonrisa, corrigiéndose luego de que su hermana le mandara una mirada por no darle un elogio.

—Sigo sin poder ganarte~— Se quejo Rhaenyra con una tierna mueca.

—Nyra he estado entrenando con la espada desde que me puse de pie, casi el mismo tiempo que navegue en el mar— Comentó Rhaegar con suavidad. —Y ambas han entrenado desde que volví de mi gran viaje y cree que tienen una gran mejoría de aquellas niñas—

—No me digas niña— Exclamó Laena con una ceja levantada. —Al menos se que soy mejor en el tiro con arco que tu—

—Y con los cuchillos yo soy más rápida— Añadió Rhaenyra con orgullo en su voz.

—Eso es porque uso más mi espada y la Hoja Oculta que el Arco y los Cuchillos— Respondió Rhaegar con una sonrisa divertida. —Cómo dije, ambas han mejorado mucho y se que están actas para defenderse, sí así lo necesitaran... algo que me deja más tranquilo— Agregó el Velaryon con suavidad, y se sentó en una roca frente a su amante y su hermana.

Laena sonrió feliz ante el elogio, amaba aprender de sus hermanos mayores pero sabía que Laenor, a pesar de ser un buen espadachín, carecía de la experiencia para enseñarle algo. Además de eso, que no se especializaba en lo que ella era buena pero aun así podía dar algunos cuantos consejos, ya que le hicieron entrenar desde joven como lo hicieron con Rhaegar.

Ella podía decir abiertamente que su hermano mayor era uno de los mejores caballeros del reino, sino el mejor. Y Laena estaba emocionada de la Justa, siempre le encantaba ver a su hermano mayor participar y sobre todo ganar.

Rhaenyra igualmente sonrió ante el elogio. —Gracias~. Entonces...— Murmuró la Princesa, mordiéndose un poco el labio. —¿Haz visto a mi madre? ¿Está ella bien?—

Sabiendo lo preocupada que ha estado estás últimas semanas, a Laena no le pareció sorpresivo que volviera a preguntar de su madre. Ella misma estaba feliz de que su hermano finalmente decidiera que traería a los mejores eruditos y sanadores de Driftmark para monitorear a la Reina, a quien ella apreciaba mucho y no quería que sufriera más.

Confiaba mucho en los hombres que patrocina su Casa y que, estaba segura, su hermano había investigado para asegurarse de su lealtad y no le causara ningún daño a la reina.

—Está bien, Nyra. Tengo a los mejores y más leales hombres y mujeres al pendiente de su salud, y cada una de sus necesidades— Respondió Rhaegar con suavidad, atrayendo a la Princesa hacia él que se sentó entre sus piernas. —Tu madre estará bien, te lo prometí—

—¿Estoy siendo muy ansiosa?— Murmuró Rhaenyra mientras se apoyaba en el pecho del Velaryon.

—Claro que no— Dijo Laena mientras miraba a su mejor amiga. —Solo estás siendo una hija preocupada por su madre—

—Siento que estoy siendo demasiado molesta...— Murmuró Rhaenyra mirando a su mejor amiga.

—Nyra~ Tú nunca nos molestarás— Contestó Laena con una suave mirada. —Te amamos y estaremos allí en todo momento cuando nos necesites—

—Nunca serás una molestia— Susurró Rhaegar en su oído mientras apretaba su cintura un poco para darle confort.

Rhaenyra sonrió feliz mirando a su mejor amiga. —Los amo a ambos— Dijo la Princesa y volteaba a ver a su amado. —Aunque de diferente manera~—

—Ay no empieces— Dijo Laena con una mueca de asco pero río divertida, cosa que fue seguida por la Princesa y su hermano.

—Esta bien, esta bien— Río Rhaenyra suavemente hasta calmarse. —Entonces, ¿Vas a participar en la Justa al final?— Cuestionó la Princesa mirando a su amante.

—¿Me darás tu favor, si así fuera?— Preguntó Rhaegar con una ceja levantada de forma divertida.

—Mi favor te pertenece, mi lord~— Dijo Rhaenyra de forma coqueta para irritación de Laena. —A menos... que aparezca un atractivo caballero. En ese momento dudare—

—En dicho caso derribare a ese caballero y recuperare tu favor— Exclamó Rhaegar con pasión mientras la Princesa no pudo evitar sonrojarse ante sus apasionadas palabras, imaginándose ese escenario como una obra.

—Jumm~ me encantaría verlo— Murmuró Rhaenyra con una voz coqueta, 

—Argh— Se quejo Laena para diversión de los otros dos.

Rhaegar miró a su hermana menor divertido. —La verdad es que usaré el favor de mi dulce hermana menor— Le comentó el Velaryon a la Princesa. —No quiero tener que usar a Cyriox para espantar a un tonto caballero que piensa tener a mi hermana como trofeo—

—Eres un idiota— Dijo Laena con una feliz sonrisa, le gustaba saber que su hermano (a diferencia de su padre) le permitiría casarse con quien sea de su elección. Al menos sabía que su madre se ponía de su lado en tal tema y acorralaba a su padre para que no hiciera un trato desfavorable o que le disgustara a ella.

Esperaba que su padre olvidará esa idea, ella no temería en volar lejos con Vhagar sí intentase obligarla a casarse con un anciano apestoso o un niño idiota.

—¿Laenor vendrá al torneo?— Preguntó Rhaenyra con curiosidad por el segundo hijo de lord Corlys y la Princesa Rhaenys.

—Así es— Asintió Rhaegar suavemente. —Según mi padre esta emocionado por participar en su primer torneo, luego de que se convirtió en caballero el año pasado—

Tanto Rhaegar como Laena estaban orgullosos de Laenor, había trabajo mucho para convertirse en caballero y lo logró cuando comando una batalla marítima contra algunos piratas cercas de las costas de Tarth... un lugar que su madre tenía un gran temor cuando se supone que su hijo estaba por allí, debido al recuerdo de la muerte de su padre, Aemon.

—Entonces, ¿participara también en la Justa?— Preguntó Rhaenyra, sin duda estaba feliz por Laenor con quien tenía una buena amistad.

Al igual que con sus otros dos hermanos.

—Supongo— Laena respondió sin saber realmente si participaría en la Justa, el Tumulto o el Tiro con Arco.

—Sea cómo sea... no se lo dejare fácil— Respondió Rhaegar con una sonrisa juguetona.

—¡Rhaegar!— Dijeron Rhaenyra y Laena a la vez, sabiendo a que se refería pero de todas formas no pudieron evitar reír entre ellos.

Laena sabía que su hermano bromeaba pero de todas formas no pudo evitar sentir lastima por su otro hermano. Sabía que Laenor era bueno con la espada y montando a caballo pero no era nada comparado con Rhaegar pero sabía que el primero daría todo para impresionar al segundo.

Esa eran la clase de hermanos que ellos eran.



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KING'S LANDING

Tres días después.

🔥 Rhaenyra V 🔥


 Riendo por los pasillos, la Princesa Rhaenyra iba del brazo de su amado Rhaegar mientras se acercaban al balcón real, donde se sentarían los más importantes señores presentes en el Torneo del Heredero y cuyas familias estaban. Aun así le entristecía pensar en su solitaria madre encerrada en la Fortaleza Roja, lamentablemente por su estado le costaba mucho caminar y se sentía bastante incomoda rodeada de tanta gente, por lo que opto por quedarse en su habitación personal.

Habían tardado un poco en llegar debido a que ella le había pedido a Rhaegar tener un poco de entrenamiento y poder ir a volar un rato con sus dragones para dejar atrás las preocupaciones que atormentaban su mente. Ella sabía lo fácil que era convencer al Velaryon con un beso y un puchero de ojos brillosos para que callera en sus dedos, era una de las razones por las cuales más lo amaba, ya que constantemente se encargaba de satisfacer cada uno de sus caprichos y la dejaba ser quien ella era realmente, y no solo ser la 'Princesa Targaryen'.

Finalmente tardaron un poco más de tiempo en bañarse y vestirse adecuadamente para la ocasión, aunque ella sabía que Rhaegar terminaría lleno de tierra y sudor luego de que participará en el Torneo del Heredero. Ella llevaba un hermoso vestido rojo y a pesar de que eran los colores de su casa, la realidad que era también para satisfacer a su amante, Rhaegar siempre le decía que le gustaba como el Negro y el Rojo quedaban en ella, y que dichos colores fueron creados para nadie más que ella.

Y cómo resultado a hacerlo se gano una mirada aturdida, embobada y cumplidos por todos lados, incluso caminando hasta el coliseo le seguía dirigiendo miradas que la hacían sonrojar. Y ella tampoco podía evitar estarlo al verlo con su ropa, sabía que la armadura le quedaba bien pero ahora mismo con sus ropas de los colores oscuros, grises, azules y celestes que le quedaban tan bien, habían sido elegido por ella con ayuda de Laena.

De manera no oficial era ella quien lo vestía a veces, y esta era una de esas veces.

Rhaenyra sabía que su amante solía usar negro y un poco de rojo como miembro del Consejo Privado de su padre, una forma de demostrarse nada más que lealtad a la Casa Targaryen pero cómo esta vez estaría compitiendo, ella le eligió una vestimenta apropiada a los colores de la Casa Velaryon. Su ropa consciencia en mayormente negro, resaltado por un chaleco largo de color celeste con bordes plateados, botas negras con bordes celestes, un cinturón marrón oscuro que sostenía su espada de Acero Valyrio y una capa negra con bordes plateados sujetada por un broche de un caballito de mar plateado.

—¡SEAN BIENVENIDOS!— Escucho la voz de su padre, el Rey Viserys al parecer todo estaba comenzando. 

Ella tomó con fuerza la mano de Rhaegar, entrelazando los dedos de sus manos y miró a los lados, había gente en esta parte del coliseo siendo guardias y sirvientes para la protección y servidumbre de los nobles, así que antes de entrar al área real, lo llevó a un lugar apartado y solitario para gran confusión de su amante.

—¿Nyra...? ¿Qué estás haciendo? Nos pueden ver— Murmuró Rhaegar con cierta incomodidad por estar en exposición con su amante.

No querían que se arruine su reputación o la castigaran de alguna manera, sabia que podía silenciar a cualquiera con la Orden pero no quería asesinar inocentes por ser atrapados con su amante.

—Shhh~— Rhaenyra poso un dedo en los labios de su amado para que guardará silencio, y lo miró con una sonrisa descarada. —Antes de tener que separarnos quería darte suerte...—

La mirada en él se suavizo y sus ojos vagaron entre los ojos morados de su amante a sus labios, ella no pudo evitar sentirse algo avergonzada por la forma en la que miraba pero aun así, amaba la forma en la que él solo la hacia sentir con una mirada.

—Te amo, Rhae— Susurró Rhaenyra, y tomó sus mejillas mientras conectaban sus labios en un suave y amoroso beso.

Estar alejados de los labios del otro siempre ha sido una tortura para ambos, desde que tuvieron aquel primer beso no se han podido mantener separados por mucho tiempo. 

Cada beso que se daban, intentaban transmitir todo el amor y la pasión que sentían por el otro... no había nadie más para ver de forma romántica que no fuera el otro, Rhaenyra y Rhaegar eran conscientes de que en algún momento su aventura amorosa se podría ver interrumpida cuando tengan que contraer matrimonio para su Casa.

Pero sin duda, la esperanza de poder casarse entre sí era latente en ellos.

—Y yo a ti...— Murmuró Rhaegar cuando se separaron, solo dejando sus frentes apoyadas. —Podre tonto aquel que te pida tu favor...—

Rhaenyra se río suavemente por sus palabras, sabiendo que él sería muy capaz de derribar a cualquier caballero que pidiera su favor, solo para que sea recuperado por él.

Quizá era una declaración de que ella era suya, cómo él era de ella.

Y sabía que los presentes pudieran darse cuenta de sus acciones, eran más que las de unos simples amigos. Pero a ella no le importaba, se escribirían canciones de su amor por el otro, y en el futuro todos desearan tener la clase de amor que ambos compartieron en vida.

—No esperaría menos de mi valiente y temerario, caballero—

Rhaegar le sonrió, y tomó su mano para darle un suave apretón. —Vamos, antes de que alguien sospeche de tu ausencia— Rhaenyra iba a contestar pero un beso le fue robado dejándola brevemente aturdida, y antes de darse cuenta ya estaba subiendo la escaleras hacia el palco real.

—¡QUÉ LA SUERTE DE LOS SIETE BRILLE SOBRE TODOS LOS COMBATIENTES!—  Observó a su padre terminar su discurso, ambos no habían escuchado ni siquiera la mitad de este por estar más al pendientes de sus labios que de dichas palabras pero no creía que haya algo importante.

Rápidamente se apresuró para llegar a su asiento, sabía que tenía los ojos de su padre en ella y de muchos otros pero no les dio importancia, más centrada en la mirada de su mejor amiga, Laena. Esos ojos morados cómo los suyos, la miraban de forma acusatoria, debía suponer que su amiga Velaryon sabía o se imaginaba la razón de su tardanza.

Por lo cual, le sonrió con inocencia.

De reojo, observo como Rhaegar tenía algunas palabras con sus padres y las sonrisas que estos les entregaban, las mismas sonrisas que su madre le daba a ella cuando pasaban tiempo juntas pero las sonrisas que se perdieron de su padre cuando se convirtió en rey y se obsesionó con su heredero.

Intercambio unas miradas con su padre pero pronto su atención fue a su amado, que se acerco para tener algunas palabras con su hermana.

—Dulce hermana— Sonrió Rhaegar.

—Hermano mayor— Sonrió Laena, y se levantaba para darse un abrazo con su hermano mayor.

Por lo que sabía, no se habían visto en todo el día y eso para unos hermanos tan unidos no tener al menos una conversación con el otro era inaceptable. Ella esperaba tener la misma clase de relación con su futura hermana o hermano, y ella estaba muy ilusionada pero aun así más con la primera opción que con la segunda.

—Espero que no me hayas venido a pedir mi favor de esta manera— Dijo Laena luego de separarse.

—¿Dudas de mi, hermana?. Por favor, sabes que me encanta armar un espectáculo— Fue todo lo que contestó su amado, antes de darle un beso en la frente a su hermana menor y darle un guiño descarado a ella.

Hizo una reverencia ante su padre, y se fue del palco real para prepararse y participar en la justa.

Rhaenyra sonrió a Laena, y ambos voltearon a ver el campo de la justa, donde dos caballeros, que ya estaban preparados, corrieran hacia el otro a galope con velocidad. Las distancias se acortaron, hasta que las primeras lanzas chocaron en los escudos de su contrincante. Corrieron hacia el final para agarrar nuevas lanzas y voltearon para comenzar a cabalgar nuevamente hacia su contrincante.

¡CLACK! ¡CLACK! ¡PUSH!.

Las lanzas chocaron, y finalmente uno de los dos caballeros cayó al suelo con fuerza, dejándolo gimiendo de dolor.

Rápidamente dos hombres corrieron para sacar del campo al caballero tirado en el piso, mientras el Caballero ganador cabalgó frente al palco real para hacer una reverencia ante el Rey y se fue poco después.

—¿Un caballero misterioso?— Cuestionó Rhaenyra con curiosidad.

—No. Es un Cole, de Stormlands— Respondió Laena con suavidad.

Rhaenyra la miró confundida pero se encogió de hombros. —Nunca he oído hablar de la Casa Cole—

—Una pequeña familia de mayordomos de la Casa Dondarrion en Refugio Negro— Contestó Laena con suavidad.

—¿Y cómo lo sabes?—

—Mi madre tiene Sangre Baratheon, sabe mucho de Stormlands y nos lo transmitió a nosotros— Dijo Laena, añadiendo a sus hermanos.

La Princesa Targaryen no pudo responder, cuando la atención de todos en el palco real fue hacía un caballero con los símbolos de la Casa Baratheon. 

—¡Princesa Rhaenys Targaryen!— Pudo notar como Laena se tensaba ante la voz de Lord Boremund Baratheon, quien se acerco al palco real a galope de su caballo. —¡Humildemente pido el favor de la "Reina que nunca fue"!— Acercó suavemente una de sus manos para tomar la de su mejor amiga, que se apretaron de rabia al escuchar las palabras del osado lord.

El estallido de la multitud que reía y aplaudía, no hizo nada para calmar la tensión que se formó en el palco real. Ella podía sentir el aire pesado por la osadía del lord, el palco quedo en silencio y no importaba que su padre sonriera amablemente, eso no quitaba el peso de aquellas palabras.

De reojo observó como la Princesa Rhaenys se levanto de su asiento con gracia y suavidad, compartió una mirada con su esposo y agarró su favor para caminar hacia la barandilla del palco, donde estaba la punta de la lanza de Boremund y el favor de Rhaenys se deslizo por ella.

—Buena fortuna para ti, tío— Fue todo lo que dijo Rhaenys.

—Con gusto la aceptaría, si creyera necesitarla— Escucho a penas decir al Lord de Storm's End, y no pudo evitar pensar que era un hombre arrogante e idiota por insultar a una princesa de esa manera.

—Idiota...— Escucho murmuró a Laena con enojo en sus palabras.

Pero las palabras intercambiadas por su padre y su mano, Otto Hightower, fueron las que llamaron su atención.

—Podrías tener la lengua de Baratheon por eso— Informó Otto hablándole al rey.

—Las lenguas no cambiarán la sucesión— Descartó Viserys sin darle importancia. —Dejadlo que presuma—

Se escuchó un gran estallido por parte de la multitud que llamó la atención de todos en el palco real. Al mirar al otro lado del campo de la justa, pudieron ver al más joven de los Velaryon, Ser Laenor, tomó el casco dado por su hermano mayor, su armadura plateada y capa de color celeste hondeaba por el viento.

—¿Qué está haciendo?— Siseo Laena con preocupación.

Rhaenyra también se preocupo por la seguridad y el bienestar de Laenor, ya que era un buen amigo suyo al fin y al cabo. Pero ella por su parte, confiaría en Rhaegar ya que podía ver cómo este, estaba confiando en su hermano menor para salvaguardar el honor de su madre.

Mientras las banderas se cambiaban por las de la Casa Velaryon y las Baratheon. Rhaenyra apretó la mano de su amiga que se notaba muy preocupada por el peligro en el que se encontraba su hermano, con alguien más experimentado como lo era Lord Boremund.

—Todo estará bien, Lena— Susurró Rhaenyra con suavidad. —Confía en él—

Laena se mordió el labio inferior pero con un suspiró resignado asintió, sabía que era difícil para ella pero esta era la vida de un caballero y Laenor se enfrentaría a muchos peligros desde que fue nombrado como tal.


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⛵ Laenor I ⛵


—Boremund es muy diestro con Martillos de Guerra, y por eso no esta muy acostumbrados a escudos— Le informó su hermano con seriedad. —Con un buen golpe puedes desestabilizarlo para ganar—

Laenor asintió a las palabras de su hermano, siendo un buen consejo y admirando a su hermano mayor, sabía que él tenía mucha más información y experiencia que él, por lo cual prestarle atención a sus advertencias era lo mejor que podía hacer para ganar y evitar que el honor de su madre sea manchado por el tonto de su tío.

—No veremos en la final, hermano mayor— Sonrió Laenor mientras bajaba la mascara de su casco.

—Te estaré esperando, hermanito—

Su hermano mayor le guiño un ojo, antes de alejarse. Laenor no pudo evitar suspirar para calmar sus nervios pero sabía que iba a ganar, entreno y entreno para convertirse en un caballero tan bueno como lo era su hermano, y sería más que capaz de humillar aquel que se atrevió a decir esas palabras en presencia de su amada madre.

Cabalgo hacia el palco real e hizo una reverencia ante el Rey. Podía sentir la mirada de su madre, padre y hermana, incluso de su buena amiga, la Princesa Rhaenyra.

Sabía que estarían preocupados por su salud y bienestar por participar en un torneo como lo era este del Heredero pero debía mostrar su valía, su hermano entro cuando tenía, incluso, menor edad que él.

Él no quería ser menos.

Se preparo en su lugar, tomo varias respiraciones hasta que la señal fue lanzada.

—¡VAMOS!— Grito Boremund, pateando a su corcel para comenzar a correr.

—¡IAH!— Pateo a su caballo y comenzó a correr en dirección de su contrincante.

Ambos cabalgaron, las distancias se hicieron más cortas, y la respiración se corto por un breve momento, hasta que finalmente... 

¡PUUSH!

Los pedazos de la lanza de Boremund volaron por los aires luego de chocar contra su escudo, su lanza conecto en el cuerpo del Lord Storm y un grito de dolor se escucho por el impacto.

Se tambaleó hacia atrás, y finalmente cayo de su caballo hacía el suelo del campo.

Los gritos y aplausos de la gente se comenzaron a escuchar por doquier, y llegó al final de la pista y observó como lord Baratheon se retorcía en el suelo, una pequeña sonrisa apareció en su oculto rostro.

Levanto la lanza hacia arriba siendo ovacionado por los presentes, cabalgo hacia lord Storm's End y tomó el favor de su madre con la punta de su lanza después de que había volado. Finalmente cabalgo hacia el palco real y mientras se acercaba, pudo ver la expresión de felicidad y alivio en el rostro de su hermana, y la mirada orgullosa en el rostro de su padre.

Pero la que más importo fue la mirada de su madre, que bebiendo un poco de vino de su copa. Le sonrió orgullosa mientras levantaba la copa mostrando su aprobación a sus acciones, cosa que lo alegro sin lugar a dudas.

Se levanto la mascara del casco, dejando ver su rostro para su familia.

—¡Yo lucho por ti, madre!— Declaró Laenor con una sonrisa.


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⛵ Laena III 


Había contenido el aliento al ver a su hermano cabalgar determinado contra Lord Boremund Baratheon pero el alivio la invadió cuando vio cómo su hermano estaba ileso, mostrándose ganador, valiente y galante.

Y finalmente, cuando cabalgo hacia el palco real, declaró con fuerza, sonrisa y convicción.

—¡Yo lucho por ti, madre!—

Sintió su sonrisa crecer ante esa declaración.

Los aplausos y los gritos de aprobación fueron recibidos tanto en el palco real como por la multitud en general.

Su segundo hermano se había ganado a la gente con sus acciones, quizá a ninguno de baja cuna le importaba lo que fue el Gran Consejo pero un hijo que quiera proteger el honor de su madre siempre sería muy bien recibido.

Mientras su hermano regresaba a su lugar para tomar un pequeño descanso, volteo a mirar a sus padres que la observaron y pudo notar como sus sonrisas eran tan grandes como la suya, sin duda estaban orgullosas de su segundo hijo tanto como lo estaban de Rhaegar o ella misma.

Sabía lo que se había esforzado Laenor para poder convertirse en un caballero, así como estar a la altura de las expectativas de ser hijo de Lord Corlys Velaryon y hermano de Ser Rhaegar Velaryon.

Quería estar a la altura del legado que tanto su padre como su hermano habían dejado para su casa, así cómo para el reino entero.

—Te dije que estaría bien— Comentó Rhaenyra con una sonrisa.

—*Sigh* Agradezco a los Dioses por eso— Murmuró Laena con suspiró aliviado.

—¿Crees que llegará a la final de la Justa?— Preguntó la Princesa.

Ella sabía que estaba buscando distraerla de su nerviosismo, por lo cual le agradecía el gesto. —No lo se, hay buenos competidores. Rhaegar, Daemon y ese Cole, solo por nombrar unos pocos— Respondió Laena aunque con un poco de determinación añadió. —Aunque puede llegar a las semifinales del torneo—

Antes que Rhaenyra pudiera responder a lo dicho por ella, se escucho la voz del anunciante.

—¡El siguiente encuentro! ¡Ser Borros Baratheon y Ser Rhaegar Velaryon!—

La mención de su hermano mayor, hizo que la atención de Rhaenyra se desviará con facilidad y centro su mirada en Rhaegar el cual estaba sobre su caballo blanco, con su casco ya tapando su rostro por completo, sosteniendo su lanza en alto listo para su turno en la justa.

Las trompetas sonaron, y los gritos de los jinetes se escucharon ordenando a sus caballos comenzar a cabalgar hacia el otro.

Las distancias se acortaron y cuando estuvieron lo suficientemente cerca, pudo notar como la lanza de Ser Borros no iba al escudo de su hermano... iba a su cabeza.

—¡Rhaegar!— Jadeo Rhaenyra preocupada, al parecer se dio cuenta de lo mismo que ella.

En el último momento, Rhaegar movió cuerpo hacia un lado en su caballo e inclino la cabeza para que la lanza pasará al lado de su casco. Finalmente levanto su lanza y fue dirigida hacía Borros.

¡CLACK! ¡FUUSH! ¡PUUSH!

La lanza de su hermano se rompió por completo pero el impacto fue tan fuerte que Ser Borros salió volando de su caballo mientras este seguía corriendo, impacto con fuerza en el suelo.

Los gritos y aplausos para su hermano comenzaron con fuerza, sabía que su hermano era uno de los más amados por las personas presentes de King's Landing, por lo cual no fue una sorpresa la ovación que se llevaba en su nombre.

Galopo alrededor del campo mientras alzaba su lanza, dando un digno show de un cuento de hadas para las masas y las damas que soñaban con casarse con él en el futuro.

Lastima que ella ya había elegido quien quería como su buena-hermana, y estaba sentada a su lado.

Rhaegar se acercó a Borros que se sentó adolorido en el suelo, y lo miraba desde abajo a su hermano, no podía escuchar de que hablaban pero podía ver la expresión enojada del Heredero Baratheon, su hermano le dio la espalda y galopo hacia el palco real, donde hizo una reverencia sobre su caballo y levanto la mascara de su casco, dejando ver su sonrisa confiada a todos.

—Mi dulce hermana, ¿Me darías el honor de luchar con tu favor para continuar con mi suerte en este glorioso torneo?— Habló Rhaegar con suavidad.

Muchos que no conocieran su relación fraternal, pensarían que ellos se casarían tal y como lo habían hecho: Jaehaerys I y Alysanne. Pero eso estaba muy lejos de la realidad, verdaderamente él la protegía de todos esos nobles viejos y jóvenes tontos que querían su mano.

Ella sería quien elija con quien casarse en un futuro, y no estaba en sus planes actuales comprometerse con algún idiota que quisiera que pariera a sus hijos.

Sí, su madre no se lo hubiera prohibido, hubiera quemado a muchos con Vhagar.

Tomó su favor al lado de su asiento y se levantó con cierta emoción oculta en su rostro pero sonrió bellamente hacia su hermano mayor.

—Buena fortuna, hermano— Dijo Laena con suavidad. —No espero menos que tu victoria—

—Nunca te decepcionaría, hermana— Respondió Rhaegar con un guiño, antes de darse la vuelta y cabalgar hacia su lugar nuevamente para tomar un pequeño descanso.

Observo su espalda mientras se iba, saludando y dándole a quien animar a la gente, sabía que sería pronto uno de los favoritos para el resto de la justa y seria enormemente apoyado por eso. Se dio la vuelta para regresar a su asiento, compartió una mirada con su madre que le sonrió con un asentimiento y supuso que sabía del por que, de las acciones de su hermano mayor.

Su padre no estaba del todo contento pero no pudo evitar suspirar resignado.

Finalmente, se sentó en su lugar al lado de la Princesa que se notaba muy aliviada por la participación de su amante, sin duda muy preocupada por su seguridad cuando vio donde fue la lanza de Borros.

—Ese tonto...— Susurró la Princesa con un suspiro aliviado.

—Siempre dando mucho espectáculo— Contestó Laena, entendiendo muy bien su sentimiento.

—Le gusta demasiado el espectáculo— Refunfuño Nyra con enfado en su voz.

—Quizá quiera hacerlo memorable para su Reina del Amor y la Belleza— Comentó Laena con diversión viendo como a la Princesa le brillaban los ojos.

—Hmph, te nombrará a ti con ese titulo— Respondió Nyra.

—No me importa que mi hermano te lo de a ti y lo sabes—

—No sería justo para ti tampoco, Lena—

Laena sonrió, y negó con la cabeza. —Es una lastima que tu madre no este presente, con ella aquí seguramente sería la coronada—

—Mi madre siempre esta robando la atención de Rhaegar— Se quejo Rhaenyra de forma infantil.

Aunque divertida, ya que siempre terminaba eligiendo a la reina, sobre su hermana o amante para no causar un conflicto donde ellas le recriminarían por no elegir a la otra... solo por el simple hecho de divertirse y verlo en apuros.

Rhaegar siempre estaría en los dedos de las mujeres que más amaba.

 Los tambores se comenzaron a escuchar por todo el campo de la justa, los diferentes caballeros que todavía no habían pelea o perdido se posaron en fila mientras el anunciador se posaba en frente de todos ellos, hacía gestos para que la gente vitoreasen más fuertes hasta que les hizo guardar silencio poco a poco.

—¡El Príncipe Daemon de la Casa Targaryen, Príncipe de la Ciudad! ¡Ahora escogerá su primer oponente!—

Daemon apareció a la vista de todos, cabalgando con rapidez frente al palco real hasta detenerse al final y comenzar un galope lento para ir hacia sus posibles oponente.

El Príncipe, aquel que trajo cientos y miles de mercenarios para apoyar el reclamo de Viserys I contra su madre, y los cuales muchos se quedaron en las tierras de los siete reinos haciendo actos criminales y que atentaban contra la paz del rey.

Se pavoneaba mientras todos lo aplaudían, ella sabía muy bien del odio que tenía Daemon por la mano del rey, Otto. Por lo cual, no había que ser muy listo para saber a quien elegiría.

Su armadura negra de dragón para que todos vieran cuan orgulloso estaba de su casa.

Tomó su lanza, y comenzó a caminar frente a todos los caballeros, mirando uno por uno antes de llegar hasta el final y darse la vuelta para volver. Hasta que finalmente se detuvo frente al Caballero Hightower.

—¡Para su primer encuentro, el Príncipe Daemon Targaryen elige... a Ser Gwayne Hightower de Oldtown, hijo mayor de la Mano del Rey!—

(Tan predecible) Pensó Laena de forma aburrida, sin siquiera querer mirar a Otto Hightower o incluso a su hija, Alicent.

Aun así, sabía que lo hacía por su rivalidad con el antes mencionado. Un hombre que su propio hermano no confiaba mucho, ya que tenía muchas conexiones con la Orden de Maestre y la Fe por su Casa de origen... organizaciones que a su madre y hermano nunca le gustaron exactamente.

Por lo cual, ella se mantuvo lo más alejada posible de Alicent cómo de Otto e incluso de Ser Gawyne, quien siempre intentaba acercarse a ella y no le sorprendería que fuera por orden de su padre para ganarse a la Casa Velaryon y toda la riqueza que su padre y hermano han amontonado alrededor de su vida.

También se aseguro de mantenerse alejada de Daemon, el Príncipe Rebelde no era alguien en quien confiaría exactamente su hermano y menos en las formas que la miraba a ella o incluso a Rhaenyra, puede estar muy ciega por su cariño a su tío pero creía que era capaz de darse cuenta que su tío era muy ambicioso, y creía que sería mejor Rey que su hermano, subestimando de esa manera a su madre tanto que no le importo el reclamo y contrato un ejércitos de mercenarios idiotas para crear una guerra.

Daemon no era alguien a quien ella quería cerca de Rhaenyra, y se encargaría de mantenerlas a salvo a ambas.

 Observo como ambos se preparaban, Daemon se toma su tiempo para mirar a Ser Gwayne así cómo miró hacia el palco real y sin duda miro a Ser Otto por esa mirada burlona que parecía tener.

Su atención volvió a Ser Gwayne, y rápidamente ambos cabalgaron hacia el otro, ambos chocaron y Gwayne lo hizo con mucha más fuerza, casi tirando a Daemon de su caballo pero pudo recuperarse al llegar al final de la pista.

Ambos tomaron nuevas lanzas y cargaron hacia el otro nuevamente.

Cuando tuvieron a la cercanía del otro, Daemon se doblo a un lado de su caballo y apuntó su lanza a los pies del caballo de Gwayne, causando que este cayera de cara al suelo, y su jinete saliera volando unos centímetros de su caballo perdiendo su casco en el proceso.

Sin duda, no sabía si estaba consciente o inconsciente ya que no podía verlo desde su lugar.

Escucho el jadeo asustado de Lady Alicent, sin duda, estaba preocupado por su hermano tal y cómo lo estaba ella cuando participo Laenor. Sintió lastima por la mujer por que entendía el sentimiento por el que seguramente estaba pasando, y Daemon mostro una vez frente a todos que no tenía honor para las Justas.

Laena recordó que ese movimiento lo había intentado con su hermano en un torneo en Maidenpool hace algún tiempo pero no pudo llegar a lograr su cometido por que su hermano fue más habilidoso con la lanza y su caballo.

El Príncipe Rebelde se acercaba tranquilamente hacia el palco real, mientras dos hombres se llevaban a Ser Gwayne era sacado del campo para ser llevado seguramente con algún Maestre.

No pudo evitar suspirar cuando Rhaenyra se levantó, y camino hacía la barandilla para saludar a su tío.

—Buen trabajo, tío—

—Gracias, princesa— Contestó Daemon pero su mirada fue hacía una mujer en especifico. —Ahora estoy casi seguro de que puedo ganar estos juegos. Si tuviera vuestro favor, lady Alicent. Eso lo aseguraría—

Miró como esta se mordió el interior de la mejilla pero no pudo rechazarlo por más que quisiera, así que se levantó, tomando la corona de flores verdes pero compartió una mirada con su madre.

Caminó hacía la barandillas al lado de Rhaenyra, y la deposito en la lanza del Príncipe Rebelde.

—Buena suerte, mi Príncipe—


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🔥 Rhaenys I 


No pudo evitar poner los ojos en blanco ante la clara burla de su primo más joven por parte de su padre, siempre debía dar un espectáculo asqueroso en el cual lograba conseguir más enemigos y disgustos contra su casa.

Daemon creía que por sus dragones estaba por encima, incluso de los Dioses. Pero la realidad era otra, su abuelo Jaehaerys... por mucho que lo detestará por negarle su derecho, entendió que era necesario hacer alianzas y fortalecer el poder de su casa fuera de su arma más poderosa.

Por otro lado, él no lo entendía y creía que la fuerza era más importante que todo... siempre fue tonto e impulsivo.

(Un niño de principio a fin) Pensó Rhaenys con sarcasmo.

Aun así, su atención fue hacía otro lado. Observo en silencio, cómo un Maestre se acercaba hacia el Rey y su Mano para comenzar a susurrarle algo en el oído de este último, de reojo se dio cuenta que Otto se acercó al oído de Viserys y le susurro algo que pareció alarmar al Rey.

Tanto que se levantó de su asiento para salir del palco real.

(¿Aemma?) Pensó Rhaenys, compartió una mirada con su marido pero ninguno dijo una palabra al respecto.

No pudo evitar buscar con la mirada a su hijo mayor, sabiendo que con sus espías debía estar atento a la salud de la reina y esperaba que no fuera nada grave... y todo estuviera bien, rezo en silencio por la salud de quien se convirtió en una buena amiga para ella.

 El Torneo continuó con la ausencia del Rey, donde un caballero terminó ganando y mientras celebrara, el que fue derribado se acercó por detrás con enojo antes de tomarlo del peto de metal para tirarlo al suelo. Agarró su hacha y comenzó a golpearlo salpicando todo el lugar con sangre, mientras las personas pedían sangres a gritos.

No parecían nada más que animales.

—Y el día se torna oscuro— Dijo Rhaenys a su esposo, tomando un poco de vino de su copa.

—Me hace preguntar... sí es la manera de celebrar el buen embarazo de la reina con el futuro rey— Comentó Corlys, haciéndole levantar una ceja. —Con este... exhibición de violencia—

—Han pasado setenta años desde el final del Rey Maegor— Respondió Rhaenys con desinterés. —Estos caballeros están verdes como el césped. Ninguno ha estado nunca en una guerra— Agregó la Princesa Targaryen mirando sus uñas con más interés. —Sus lores los envían al campo del torneo, con los puños llenos de acero y las pelotas llenas de semilla. Esperamos que actúen con honor y gracia... estaré sorprendida sino estallo una guerra con el primer golpe—

Rhaenys amaba saber que había enseñado a sus hijos con valores de honor, al menos para estos torneos que eran más un espectáculo que otra cosa. Lamentablemente había gente que no le importaba nada el espectáculo y solo quería hacer daño, ese fue el caso de esta pelea o la de Daemon.

Pudo notar cómo Laena y Rhaenyra se apretaban las manos, a pesar de estar entrenadas por su hijo mayor, no han vistos mucha sangre en su vida y debían acostumbrarse a estos actos ya que para eso entrenaban, y debían estar listas para cualquier peligro futuro.

Observó el caballero enojado mientras clavaba el hacha en la cara del que estaba en el suelo, hizo la fuerza necesaria para arrancarle el rostro a su enemigo. El cuerpo fue retirado con rapidez mientras algunas personas vomitaban ante tal acto de atrocidad.

 Paso un tiempo, varios combates y mucha sangre derramada, finalmente no quedaban nada más que tres contrincantes.

El Príncipe Daemon Targaryen.

Ser Criston Cole.

Ser Laenor Velaryon.

Y Ser Rhaegar Velaryon.

Rhaenys no tenía las palabras necesarias para describir el orgullo que sentía en este momento, sus muchachos... sus amados muchachos pelearon con honor y valentía para llegar a las semifinales de este tonto torneo.

—¡El siguiente combate! ¡EL PRÍNCIPE DAEMON TARGARYEN SE ENFRATA A SER RHAEGAR VELARYON!—

Se contuvo la respiración ante tal anuncio, aunque aliviado de que sus chicos no combatieran entre sí contra el otro... ahora cabía la pequeña posibilidad de que lo hicieron en la final de la Justa.

Escucho como Rhaenyra y Laena jadearon sorprendidas por este combate, seguramente mucho más la Princesa debía a su amor secreto por su hijo y por el cariño que le tenía a su tío.

Se preguntaba a quien alentaría en secreto la princesa.

Sabía que había cierta rivalidad entre Daemon y Rhaegar, muchos de los combates de justas que tuvieron fueron ganados por uno u otro, su primo era uno que sin duda se sentía muy frustrado cuando perdía contra su hijo, por que lo consideraba inferior a él... pero realmente, siempre estuvo a su nivel e incluso por momentos mucho más allá.

Era un combate que tenía a todos expectantes.


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Narrador


Ambos se prepararon en sus respectivos lugares, Rhaegar se tomó un tiempo para bajar la mascara de su casco y lo hizo para tomar su lanza para apretarla con fuerza. Daemon apretó su lanza con fuerza, este era un combate que le hubiera gustado que sea el final pero se contentaría con ganarle ahora.

Se tocaron los tambores un breve momento, hasta que sonó la el cuerno de guerra dando inicio a la justa.

Rhaegar y Daemon cargaron hacia el otro con fuerza y velocidad contra el otro, las distancias se fueron acortando hasta que finalmente las primeras lanzas conectaron en los escudos del otro haciendo que estas se rompieran.

Rápidamente llegaron hasta el final del campo, y recogieron dos lanzas nuevas y se lanzaron hacia el otro nuevamente,

¡CRACK!

Dos lanzas.

¡CRACK!

Tres lanzas.

¡CRACK!

Cuatro lanzas.

¡CRACK!

Cinco Lanzas.

¡CRACK!

Seis Lanzas.

La multitud estaba enloquecida mientras los dos contrincantes iban a buscar dos nuevas lanzas, las distancias se volvieron a acortar y las lanzas impactaron pero el golpe de Rhaegar fue más fuerte haciendo que Daemon se tambaleara hacia atrás y fuera derribado de su caballo el cual continuo corriendo hasta el final.

Los gritos y jadeos se escucharon alrededor del campo al ver la caída del Príncipe Rebelde.

Rhaegar llegó al final, y detuvo su caballo mientras veía inexpresivo como Daemon se levantaba poco a poco con su rostro retorcido en enojo.

—¡ESPADA!— Gritó Daemon con irá.

Un escudero rápidamente se acerco trayendo a Dark Sister con ella, aquella espada que habían manejado muchos grandes guerreros y una de las Conquistadoras, Visenya Targaryen.

—¡El Príncipe Daemon Targaryen desea continuar en una contienda de armas!— La intensión fue anunciada mientras era recibida por los gritos de aprobación de la multitud.

Rhaegar suspiró mientras bajaba de su caballo, y tiraba su lanza hacia un lado. —¡Espada!— Pidió, y un escudero se acerco a traer una de las espadas gemelas de la Casa Velaryon, aquella que era para el Heredero.

Darkness.

El Príncipe y el Caballero se acercaron al otro, y comenzaron la contienda con su espadas de Acero Valyrio chocando entre sí, ambos mostraron velocidad y un gran dominio de la espada, mostrando a la multitud de gente y caballeros lo habilidoso que era cada uno.

En un momento, Daemon aprovecho un desequilibro por su parte y pateo una de las piernas de Rhaegar para hacerlo perder el equilibrio y le dio una patada en el pecho para mandarlo al suelo. Se acercó rápidamente al Velaryon y lo pateo en la panza haciendo que fuera lanzado un poco más lejos de su posición.

Daemon creyó que ya había ganado, y levantó los brazos con una sonrisa mientras la gente lo vitoreaba y lo aplaudía de la emoción, tanto por la supuesta victorea como el espectáculo montado.

Rhaegar se levantó, y se acercó rápidamente hacia el Príncipe que festejara su logro para solamente encontrar una patada en su espalda mandándolo de cara directo al suelo manchándolo de suciedad.

—Levántate, Príncipe— Habló Rhaegar mientras movía su espada entre sus dedos. —El suelo no se va a llevar la gloria—

Daemon gruño con enojo mientras se levantaba del suelo con la cara llena de suciedad y apretando su espada con fuerza, al ponerse de pie rápidamente se lanzo contra Rhaegar quien comenzó a desviar cada uno de los espadazos que tiraba el Príncipe Targaryen.

—Tu irá niebla tu juicio— Comentó Rhaegar casualmente, mientras desviaba una estocada de Daemon. —Y te hace predecible—

Bloqueo unos cuantos golpes más hasta que con un giró de su muñeca hizo que Daemon perdiera su espada al soltarla, Rhaegar rápidamente puso la punta de su espada en el cuello del Príncipe.

—Ríndete— Ordenó el Dragón de los Mares con seriedad.

Daemon apretó los dientes con enojo e intento tomar su cuchillo para apuñalarle la pierna a Rhaegar pero este avanzó rápidamente y le aplasto el brazo derecho con fuerza.

—Hazlo— Sentenció Rhaegar su voz fuerte y demandante.

El Príncipe Rebelde no contestó de inmediato pero soltó el cuchillo después de un momento dándole la victoria al Dragón de los Mares, Rhaegar dio un paso atrás y le tendió la mano para ayudar a levantarlo pero Daemon la aparto con un golpe para levantarse e irse llenó de irá de la arena después de tomar Dark Sister del suelo.

Rhaegar lo observo en silencio detrás de su casco pero no le dio importancia, y alzo su espada sobre su cabeza anunciando su victoria para que la multitud estallara en gritos y aplausos.

El palco real completo se había levantado para aplaudir la victoria de Ser Rhaegar Velaryon y el gran espectáculo que habían dado tanto él cómo Daemon, a pesar de lo pésimo perder que resultaba ser el Príncipe Rebelde también se le ovacionó en su partida de la arena.

Lord Corlys Velaryon y la Princesa Rhaenys Targaryen se levantaron de su asiento para aplaudir orgullosamente a su primogénito. Laena, sin importarle el decoro, se levantó de su asiento y aplaudió entre gritos de ovación a su hermano mayor. Rhaenyra, a pesar de la derrota de su tío, no pudo estar más que feliz por la victoria de su amado amante, una sonrisa y una luz iluminaban sus ojos morados al verlo en toda su gloria alzando Darkness al cielo.

 Poco después, la arena se limpio de los pedazos de madera rota de aquellas siete lanzas que se usaron en la justa anterior y dejaron todo limpio para la último semifinal.

—¡El siguiente combate decidirá quien peleara contra Ser Rhaegar Velaryon en la final! ¡Ser Criston Cole se enfrentará contra Ser Laenor Velaryon!—

Ambos preparados ya estaban, y pronto se escucho el cuerno de guerra para que se lanzará contra el otro.

¡CRACK!

Una lanza.

¡CRACK!

Dos lanzas.

A pesar de la fortaleza que estaba mostrando el Joven Velaryon en toda la competición, realmente su cuerpo ya se encontraba cansado por los otros combates que tuvo hasta llegar a este.

Resistió dos lanzas pero la tercera fue su derrota cuando Ser Criston impacto contra su escudo con fuerza, rompiendo su defensa y tarándolo contra el suelo con fuerza pero a diferencia de otros combatientes, salió mucho más ileso que ningún otro.

Criston bajo de su caballo, quitando su casco, se acerco hacia el Joven Velaryon exhausto en el suelo, y le dio la mano a Laenor para ayudar a levantarlo.

—A combatido muy bien, Ser Laenor— Dijo Criston.

Laenor con la respiración algo agitada, asintió en agradecimiento. —Usted también, Ser Criston—

Ser Criston Cole se alejo de Laenor que se retiro del campo, y fue hacía el palco real donde todos pudieron ver mejor su apariencia.

—Dioses, es de Dorne— Murmuró Alicent Hightower sorprendida de su apariencia.

—Esperaba pedir el favor de la Princesa— Habló Ser Criston mirando hacia la Princesa con una sonrisa encantadora.

Rhaenyra se acercó y le sonrió amablemente, y se dio la vuelta para ir a buscar su favor, Laena que estaba a su lado no pudo evitar mirar hacia su hermano que estaba al lado de su caballo... y su rostro lo decía todo.

(Acaba de pedir el favor equivocado, Ser Criston) Pensó Laena divertida.

Rhaenyra volvió con su favor, y se lo lanzo al caballero. —Le deseo buena fortuna, Ser Criston—

Ser Cole hizo una pequeña reverencia, y se fue con esa sonrisa suya. Rhaenys y Corlys compartieron una mirada y voltearon a ver a su hijo que se estaba subiendo a su caballo, la primera miró a su hija menor que le sonrió juguetonamente y supuso que quizá a su hijo le dio un poco de celos.

—¡Nuestro último encuentro! ¡Ser Rhaegar Velaryon se enfrentara con Ser Criston Cole!—

Los tambores volvieron a ser tocados, Criston Cole se preparaba para su justa poniendo el favor de la Princesa en su lanza. Rhaegar tomo la suya con el favor de su hermana y apretó con fuerza la lanza.

Ser Cole observó el favor rojo de la Princesa y se prometió a si mismo que todos este día recordarían su nombre.

El cuerno de guerra sonó dando comienzo a la última justa.

—¡IAH!—

—¡VAMOS!—

Ambos golpearon a sus caballos que comenzaron a cabalgar con rapidez hacia su contrincante, sus primeras lanzas se chocaron contra el escudo de su oponente pero solo la de Rhaegar se rompió, rápidamente agarró otra lanza antes de dar la vuelta a su caballo y cargar una vez más.

Luego se encargaría de recoger el favor de su hermana.

En el siguiente golpe, la lanza de Ser Cole se rompe al impacto con el escudo de Rhaegar ocasionando que la corona de Rhaenyra cayera al suelo. Rápidamente se movió para recoger otra lanza.

Rhaegar avanzó con determinación a ganar, quizá se estaba dejando llevar por sus emociones y los celos que sintió al ver la sonrisa de Rhaenyra al caballero, quizá era demasiado pero su molestia era mucho mayor que su razonamiento en este momento.

El Dragón de los Mares vio una apertura en Ser Criston Cole, y no dudo en aprovecharla para ganar y conecto un golpe de su lanza que paso entre su escudo y golpeo el peto del caballero, haciendo que este se suelte de su caballo y fue derribado hasta tocar el suelo con fuerza.

Criston quedo tendido en el suelo, gimiendo de dolor ya que la caía le lastimo algunas costillas.

Rhaegar comenzó a dar vueltas por el campo de la justa con su lanza en el aire mientras todos vitoreaban su nombre mientras aplaudían por su victoria. Se encargo de tomar los favores de su hermana e incluso de Rhaenyra del suelo, cómo le había prometido siempre que otro la pidiera, él la recuperaria.

Rhaenyra sonrió ya que recordó aquellas palabras y estaba feliz de ver que el cumplía su promesa.

—¡El ganador es Ser Rhaegar Velaryon!— Su victoria fue anunciada, mientras el hombre se acercaba con una corona de flores rojas y blancas. —¡Ahora puede coronar a su Reina del Amor y la Belleza!—

Rhaegar, quien se había quitado el casco, miró a su hermana menor la cual le hizo un gesto con la cabeza señalando a la Princesa a su lado. Con una pequeña sonrisa, el Dragón de los Mares se acercó hacia el palco real y deposito con su lanza la corona en el regazo de su amada que lo miraba con una sonrisa.

—Yo te elijo, mi princesa— Dijo Rhaegar con suavidad, y una pequeña reverencia ante ella pero la sonrisa no abandono su rostro mientras miraba esos ojos morados que tanto amaba.

—Estoy muy honrada, Ser Rhaegar— Contestó Rhaenyra con una hermosa sonrisa, y tomó la corona y la coloco con suavidad en su cabeza.

Tal acción fue ovacionada por la multitud, y muchas damas presentes creían que era un cierre esplendido para el Torneo del Heredero y quizá una posible pareja fue anunciada para todos los presentes.

 Pero el desconcierto se hizo presente cuando un encapuchado a caballo avanzo rápidamente cabalgando hacia Rhaegar, y se detuvo a su lado, se acercó y le susurro unas cuantas palabras a su oído, sus ojos se abrieron, la irá en ellos estallaron y agarro su espada que le entrego el encapuchado.

—¡IAH!— Azoto las cuerdas de su caballo, que comenzó a correr seguido del encapuchado.

Dejando una multitud en desconcierto total.

Rhaegar apretó con fuerza las cuerdas de su caballo mientras avanzaba con rapidez hacia la Fortaleza Roja, una mirada desesperada y ansiosa destellaba en su rostro.

(Aguanta un poco más. ¡Por favor, Dioses!) Pensó el Heredero Velaryon que apretaba los dientes.

Su destino... la vida de la Reina Aemma Arryn.


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¿Qué les pareció?.

Realmente he tardado mucho con este episodio pero creo que me quedo muy bien, hice muchos cambios que yo creo que quedaron muy bien.

Entre ellos varios añadidos como los posibles gemelos de Aemma.

La inclusión de Laenor como un participante.

La batalla de Laenor y Boremund, Borros y Rhaegar, Daemon y Rhaegar, Laenor y Criston, y finalmente Rhaegar contra Criston.

En este última decidí hacer una pequeña referencia hacia un video de Tik Tok que hizo Ana, quien me hizo la portada hace un tiempo.

Iba a hacer que Rhaegar y Daemon rompieran catorce lanza (Por las Catorce Llamas de la Religion Valyria) pero no creía que darían los tiempos con el próximo episodio, por lo cual hice que fueran siete en su lugar.

Por otro lado, me encanta escribir momento de Rhaegar y Rhaenyra que espero que les haya gustado tanto como a mi. Ya que en esta reescritura los estoy haciendo un poco más descarados con sus interacciones.

Ropa de Rhaegar:

También quiero decir que cambie las espadas y la historias de la Casa Velaryon, ya las explicaré más adelante pero si van a la pestaña de RHAEGAR VELARYON, verán las nuevas imágenes e incluso un nuevo nombre.

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¿Aemma sobrevive?.

SI

NO

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Cómo dije espero que les haya gustado, y lamento la tardanza realmente.

Gracias por el espacio <3


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11116 Palabras.

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