| R | CHAPTER 4: El Príncipe Rebelde.
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KING'S LANDING
Calles.
━━━━━━━━━━━━━ 『 112 d.C 』
🔥Daemon I🔥
El sonido del peto siendo golpeado resonaba en el cuartel general de la Guardia de la Ciudad.
Todas las miradas iban a un único individuo... El Lord Comandante que se acercaba lentamente con la seriedad y arrogancia que lo caracterizaba.
El Príncipe Daemon Targaryen.
—¡COMANDANTE PRESENTE!— Y con esas simples palabras, el golpeteo se detuvo.
Todos los hombres miraban al Príncipe esperando lo que tuviera que decir, un sentimiento que al propio Daemon lo llenaba de poderío... así era como debía sentirse un Rey.
—Cuando tomé el mando de la Guardia no eran más que un montón de perros. Hambrientos e indisciplinados— Habló Daemon mirando a los hombres lentamente. —¡Ahora son una manada de sabuesos, satisfechos y listos para cazar!—
—¡AUUUUU!—
—¡AUUUUU!—
—¡AUUUUU!—
Los aullidos de los hombres resonaron por todo el lugar mientras eran observados por el arrogante príncipe.
—La ciudad de mi hermano se ha convertido en una vergüenza— Declaró Daemon con fuerza mientras caminaba lentamente por el medio de sus hombres formados en dos filas. —A los crímenes de toda clase se les ha permitido prosperar. Pero ya no más... a partir de esta noche, King's Landing aprenderá a temer al color dorado—
Los gritos de los hombres no se hicieron esperar, gritando por la aprobación a las palabras de su Príncipe y Comandante antes de que las puertas del cuartel se abrieran para que comenzarán su patrullaje...
O su cacería.
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FORTALEZA ROJA
🔥Rhaenyra III🔥
Sentir sus labios sobre los suyos eran uno de las maravillas más grande en su vida.
No había mejor lugar en el mundo, todo lo que ella necesitaba para ser feliz era aquí... en los brazos de su Rhae.
Era su lugar, su lugar secreto... lleno de amor y despreocupación.
—Mmm~ Rhae~— Gimió Rhaenyra cuando su cuello fue besado por el pelinegro mientras ella le apretaba el cabello para mantenerlo cerca.
Ambos sabían que a pesar de que se habían entregado el alma al otro, no podían hacer lo mismo con su cuerpo. Rhaenyra era una Princesa y algún día se tendría que casar... era un dolor para ambos que sus padres no fueran conscientes de la clara atracción entre ellos para proponer un matrimonio.
Siendo conscientes que eso podría fin a la disputa causada por el Gran Consejo.
No había día donde no desearan ser nada más que un simple caballero y una simple chica de una familia de granjeros, enamorándose el uno al otro para vivir en una pequeña casa para estar juntos hasta volverse unos ancianos.
Lamentablemente la vida era cruel con ellos, y tenían sus deberes para con su familia.
Aun así, Rhaenyra sabía que Rhaegar podía ir simplemente a un burdel cualquier y comprar el tiempo con una puta, tal y cómo lo hacía su tío Daemon. Pero él no había hecho nada más que negar esa simple afirmación, no le interesaba ninguna otra mujer que no sea ella y el simple pensamiento de engañarla... incluso no estando casados, era un sentimiento que no le gustaba al Velaryon.
Rhaenyra había quedado encantada al escuchar esas palabras, no había forma de que pudiera amar más a este hombre y sabía que nunca sería capaz de amar a alguien como lo hacía con Rhaegar.
Su amor era una fortaleza inquebrantable... la pasión del Fuego Valyrio y la leal de los Dragones por sus Jinetes.
—Rhae...— Susurro Rhaenyra cuando este dejo de besar su cuello, con sus manos en las mejillas lo hizo mirarla a los ojos.
Amor, Deseo, Devoción... esos eran los sentimientos que eran palpitantes entre ambos.
—Te amo~—
—Y yo a ti... Nyra— La forma en que él decía su nombre, el escalofrió que le daba a través de su espalda cuando lo susurraba tan roncamente.
Lo único que quería era quedarse así por siempre... pero el destino es cruel con aquello que desean.
—Mentor— Ambos se detuvieron al escuchar otra voz en su lugar 'secreto', y voltearon a ver a una mujer encapuchada de rodilla en el suelo ante ambos.
—Maria— Saludó Rhaegar, sabía que debía ser importante ya que cuando sus agentes interrumpían en su lugar secreto y donde pasaba la mayor parte del tiempo con Rhaenyra, era donde no quería ser molestado.
Pero al verla, supo que la cosa debía ser sería. Se preguntó sí serían los Peldaños de Piedra.
—Las cosas en King's Landing se han puesto peligrosas, Mentor— Informó Maria con seriedad. —El Príncipe Daemon y la Guardia de la Ciudad han comenzado lo que ellos llaman 'Caza' contra todos los que sospechan son criminales. Pero muchos desviados han intentado entrar a casas o violar a las mujeres encontradas en las calles—
Mientras Rhaegar apretaba sus puños con molestia, Rhaenyra no pudo evitar jadear y negar ante las acciones de los hombres de su tío. Debía suponer que se sobrepasaría una vez más en su deber con el reino, ya lo había hecho como Maestro de Leyes e incluso Maestro de la Moneda.
Tenía una relación cercana con su tío Daemon pero su madre siempre le había recalcado que no era tan buen hombre como se dejaba ver con ella, al principio no quiso creerle por que pensó que su madre estaba exagerando pero sus acciones siempre habían mostrado como su madre tenía razón.
Daemon quería el Trono, ella lo sabía, su padre y madre lo sabían e incluso Rhaegar lo sabía pero este le había dado una respuesta.
"Daemon podrá ser un gran comandante... pero nunca llegará a ser la clase de Rey que sería recordado con alabanzas o sabiduría. Y eso es lo que él cree que será pero no se da cuenta que seria tan maldecido como Maegor." Fueron las contundentes palabras de su Rhae.
Y ella sabía... muy dentro de su corazón que Rhaegar tenía razón.
—¿Están controlando la situación?— Preguntó Rhaegar con seriedad.
—Por ahora, Mentor. Pero quizá debamos hacer un recuento de heridos, muertos, sobrevivientes... e incluso de ataque sexual— Explicó Maria con mucha furia en su voz.
—*Sigh*— Suspiró y la miró con una mueca triste. —Lo siento, Nyra. Pero debo ir antes de que todo se salga de control— Murmuró Rhaegar con suavidad.
—Lo entiendo, Rhae. No te preocupes— Ella le dio un suave beso en los labios, sin importarle que Maria este presente.
Ella y los demás agentes de la Orden de los Ocultos eran completamente leales a su Mentor, y ese era su amado.
—Tienes un deber con el reino, ve a hacerlo... yo te esperare— Murmuró Rhaenyra entre besos antes de bajarse de su regazo para que pudiera levantarse.
Observó como Rhae se levantó del sofá donde se encontraban sentados, y se dirigió hacía Maria mientras se tronaba el cuello. Recogió la chaqueta larga con capucha que le entrego la mujer, que ya se había levantado, y se la puso para voltear a mirarla.
—Volveré— Aseguro Rhaegar con una media sonrisa y se fue seguido de Maria que le dio una reverencia.
Rhaenyra suspiró cuando vio a su amado irse, se quedo un poco más en su lugar secreto, una habitación que conducía a través de varios pasajes secretos y fueron descubierta por Rhaegar hace un tiempo cuando se volvió Maestro de los Susurros, y cuando se volvieron una pareja secreta, la convirtió en su lugar secreto donde construyo y llevo varias cosas para su comodidad.
Ella esperaba que todo estuviera bien pero no se hacía la idea, sí la información dada por Maria era correcta... su amado tendría una larga noche de trabajo.
Y por eso decidió volver a su habitación para relajarse con un baño.
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CONSEJO PRIVADO
Al día siguiente.
⛵Rhaegar IV⛵
Rhaegar bostezo.
Se sentía el peor cansancio posible y ni siquiera era por algo placentero como pasar la noche en los brazos de Rhaenyra, no... se tenía que ocupar de las exageraciones de Daemon Targaryen y ahora debía asistir temprano en la mañana a una reunión del Consejo Pequeño por Otto Hightower, él cual seguramente durmió plácidamente en la noche.
Y por alguna razón sabía cómo iba a terminar esta reunión, más al recibir la información de que el Príncipe estaría presente... el Velaryon le juraba a los Dioses que al finalizar se iría a dormir con Cyriox a alguna una montaña remota para que no lo molesten por el resto del día.
—Fue un arresto sin precedentes de criminales de toda clase— Escucho decir a Otto mientras ambos caminaban a la par del Rey Viserys. —Su hermano hizo una demostración publica, donde realizó los dictámenes él mismo—
—¿Rhaegar?— Viserys volteo a mirar al chico que en algún momento compitió contra él para ser Rey, buscando algo de consuelo en sus palabras.
Lamentablemente no las iba a conseguir.
—Todavía mis agentes siguen contando las bajas de anoche, Su Gracia— Habló Rhaegar con un suspiró cansado.
El Velaryon sabía que la Guardia de la Ciudad era un buen trabajo para un hombre como Daemon pero sus métodos, sus formas de entrenar a sus hombres... no eran algo con lo que él estuviera muy de acuerdo y mucho menos con la libertad.
Ciertamente estaban mejor disciplinados y ya no eran unos matones pero algunos simplemente no les importaba la disciplina y rara vez eran castigados.
—Hasta el momento, hay entre cuarenta a cincuenta arrestos, más de mil heridos... y cerca de doscientos muertos. Se necesitaron dos carruajes para llevarse los desmembramientos cuando terminó— Agregó Rhaegar con seriedad. —Eso sino contamos los intentos de violación en la Guardia de la ciudad con algunas mujeres—
—¿Fueron castigados?— Preguntó Viserys con debilidad, sabiendo que el acto de la violación era uno de los que más repugnaba a Aemma y siempre intentaba castigarlo a quien lo hiciera.
—Todos aquellos que fueron encontrados, señalados y demostrado culpable— Contestó Rhaegar con seriedad, él había sido quien se encargo de arrebatar las capas doradas a dichos hombres antes de ejecutarlos.
Daemon se podría quejar si quisiera pero debía mantener a sus perros con una correa más fuerte... o se quedaría sin hombres.
—Buen trabajo— Asintió Viserys, y no pudo evitar suspirar. —Dioses benditos...— Susurro sintiendo dolor de cabeza y era muy temprano en la mañana.
Finalmente entraron a la habitación del Consejo Privado luego de que unos Guardias abrieran las puertas, dentro a simple vista ya se veía al Maestre Mellos, su padre Corlys, Lord Lyman y Lord Lyonel.
—El Príncipe no puede actuar con este tipo de impunidad desenfrenada— Agregó Otto con seriedad.
—Bueno, puede decírselo usted mismo... Ser Otto— Murmuró Rhaegar con cansancio al ver a Daemon sentado en su asiento, hace tanto tiempo que no se veía en el Consejo que parecía nada más que un extraño.
—Hermano— Saludó Daemon con una sonrisa.
—Daemon...— Miró Viserys a su hermano antes de ir hacia su asiento.
—Adelante— Comentó Daemon mirando a Otto. —Estabas diciendo algo sobre mi impunidad—
Se podía sentir la presión extenderse en la habitación cuando las miradas de Daemon y Otto se encontraron. Y algunos miembros del Consejo Pequeño no podían evitar suspirar tanto como Rhaegar, al final se daban cuenta que esta sería otra situación donde se llevaría una de las típicas discusiones entre la Mano y el Príncipe.
—Debe explicar sus acciones con la Guardia de la Ciudad— Respondió Otto poniendo su esfera de mármol en la ranura correspondiendo sobre la mesa al igual que el Rey y Rhaegar para sentarse.
—Tus nuevas Capas Doradas hicieron una gran impresión anoche, ¿no es así?— Cuestionó Viserys a su hermano.
—¿Lo hicieron?— Preguntó Daemon, y compartió una mirada con Rhaegar y se dio cuenta que sabía que paso con varios de sus hombres pero a este último poco le importaba la mirada del Príncipe.
—La Guardia de la Ciudad no es un arma para usar por capricho— Protesto Otto mirando a Daemon. —Son una extensión de la Corona—
—La Guardia hacía cumplir las leyes de la Corona— Respondió Daemon defendiendo sus acciones y miró a Lord Lyonel Strong. —¿No está de acuerdo, Lord Strong?—
Lord Lyonel lo miró y se movió incomodo en su asiento, no queriendo meterse sinceramente en esta disputa. —Mi Príncipe, yo no creo- —
Antes de poder agregar algo más, Otto lo interrumpió. —Hacer un espectáculo público de brutalidad sin sentido no coincide con nuestras leyes— Declaró con seriedad.
Daemon resoplo de forma burlona. —Nobles y caballeros de cada rincón del reino, ahora mismo se aproximan a King's Landing para el Torneo de mi hermano. ¿Acaso quiere que los asalten, violen y asesinen?— Cuestionó con una ceja levantada y una sonrisa de superioridad. —... No olvidemos el incidente cuando varias mujeres nobles fueron secuestradas bajos nuestras narices, sino fuera por Ser Rhaegar— Agregó mirando al Velaryon con bostezo en su mano. —Pero claro... no es algo que usted sabría sino dejara la seguridad que le otorga la Fortaleza Roja— Se burló el Targaryen de la Mano. —Pero mucho de King's Landing se percibe por la plebe como un lugar sin ley y sumamente aterrador— Agregó mirando a Otto antes de pasar a su hermano. —Nuestra ciudad, la capital de nuestro reino debería ser la más segura de todas para las personas— Finalizo.
A pesar de no gustarle los métodos de Daemon, Rhaegar no pudo evitar asentir de acuerdo con sus palabras. King's Landing era la Capital y todo el poderío de la Casa Targaryen era reflejada por la Ciudad y esta debería ser tan rica como segura para las personas, tendría que ser la superior sobre todas las ciudades en el reino.
—Es cierto— Respondió Viserys de acuerdo, sin ver la mirada que Otto le dirigía. —Solo espero que no mutiles a la mitad de la ciudad para conseguirlo—
—El tiempo lo dirá— Contestó Daemon con una sonrisa.
—Hicimos comandante al Príncipe Daemon para promover la ley y el orden— Habló Corlys con cierta aprobación en su voz. —Los elementos criminales deben temerle a la Guardia de la Ciudad y no encontrar la manera de eludir la justicia—
—A pesar de... varios incidentes dentro de la Guardia de la Ciudad, estoy acuerdo con mi padre en sus dichos, ahora mismo King's Landing pasa por la actividad criminal más baja en muchos años— Agregó Rhaegar mientras apoyaba su rostro contra su puño. —Sin duda los esfuerzos del Príncipe Daemon tienen su mérito—
Y aunque no le gustaba sus métodos, sabía que las acciones de Daemon eran necesarias hasta cierto punto.
—Gracias por vuestro apoyo, Lord Corlys, Ser Rhaegar— Asintió Daemon en reconocimiento.
Estaba sorprendido de las palabras de Rhaegar sin duda, no tanto de las de Corlys. Ya que usualmente se encontraban en el otro bando cuando había alguna situación, ambos tenían puntos muy diferentes sobre la vida, la justicia y la ley.
Incluso al enterarse varia de las muertes de sus hombres en la misteriosa oscuridad de la noche, él sabía que fue Rhaegar y sus hombres sin duda estaban temiendo al 'hombre del saco'.
Ni siquiera Daemon sabía como funcionaban los agentes de Rhaegar, y como lograban hacer todo lo que hacían sin dejar que nadie se enterara.
—Si tan solo el Príncipe mostrara la misma devoción a su esposa como a su trabajo, Su Gracia— Comentó Otto mirando a Daemon. —No se le ha visto en el Valle o en Runestone en... bastante tiempo.
—*Sigh* Aquí vamos...— Murmuró Rhaegar con cansancio mientras cerraba sus ojos, escuchando a su padre suspirar a su lado.
—Creo que mi perra de bronce es más feliz con mi ausencia— Contestó Daemon sin molestarse demasiado, recibiendo una mirada de su hermano.
No era ninguna clase de secreto de la animosidad en el matrimonio entre el Príncipe Daemon y Lady Rhea Royce. La infelicidad era latente que seguramente se podría sentir desde el Muro hasta Asshai, el odio solo era otro ingrediente en la relación de ambos, no era ningún secreto que Daemon odiaba con pasión el Valle.
Muchas veces ha intentado conseguir el divorcio para encontrar una mujer 'apta' para un Príncipe pero siempre fue rechazado por su hermano para su disgusto.
Rhaegar siendo sincero, nunca entendió el propósito de tal matrimonio y lo veía como nada más que un problema. Literalmente Viserys tenía al Valle de su lado debido a su matrimonio entre él y Aemma... y solo con ver que a pesar de los años de matrimonio entre Daemon y Rhae no hayan lograron siquiera consumar su matrimonio con algún embarazado, dejaba mucho que decir respecto al amor que había en el lecho.
—Lady Rhea es su esposa, una dama buena y honorable del Valle— Respondió Otto.
—En el Valle... se dice que los hombres se cogen a las ovejas y no a las mujeres— Comentó Daemon distraídamente antes de mirar al Hightower. —Se lo puedo asegurar, las ovejas son más hermosas—
Viserys suspiró bajando la cabeza ante las palabras de su hermano, y Rhaegar bufo con molestia, no importaba los sentimientos de Daemon por su matrimonio, Rhae Royce era una mujer fuerte e independiente siendo una de las mejores jinetes de caballo en el reino.
Se merecía su apropiado respeto pero sin duda de Daemon no lo recibiría.
—Qué horror...— Comentó Lord Lyman ante las palabras del Príncipe, siendo observado por el Gran Maestre.
Otto, sin embargo, no se vio disuadido en intentar encontrar una reacción por parte del Príncipe y agrego. —Hizo un voto ante los Siete de honrar a su esposa en matrimonio.
Y por otro lado, Daemon se divertía con el espectáculo creado por el Hightower. —Con gusto le entregaría a Lady Rhea, Ser Otto. Si tanto quiere una mujer que caliente su cama... después de todo, a pasado un tiempo del fallecimiento de su amada esposa. ¿No es así?— Respondió Daemon con una sonrisa burlona.
Otto se levantó bruscamente de su asiento y miró a Daemon con furia brillando en sus ojos, se le podía ver claramente las ganas de córtale la lengua al Príncipe Rebelde por semejante osadía.
—Otto— Advirtió Viserys intranquilo, queriendo que esta situación terminará de una vez.
Sin embargo, la Mano del Rey no se movió ante las palabras del Rey y su mirada seguía en el Targaryen que lo miraba con diversión burlesca.
—¿O tal vez no está listo para olvidarla?— Se preguntó Daemon divertido.
Rhaegar sinceramente estaba cansado, durante sus primeras reuniones en el Consejo Pequeño las disputas entre Otto y Daemon le parecieron divertidas pero eventualmente se volvieron sumamente aburridas hasta cansaban al resto del Consejo.
Todo empezó cuando surgió el rumor de que Alicent le entrego su pureza al Príncipe Rebelde. Rhaegar no sabía cuan cierto era dicho rumor pero fuera o no verdad, eso había sido la chispa para comenzar la interminable disputa entre ambos hombres.
—¿Pueden callarse?— Las miradas del Consejo fueron hacia el Joven Velaryon. —Ser Hightower, Príncipe Daemon... realmente deben amar el sonido de su propia voz— Agregó Rhaegar abriendo los ojos finalmente, todos notaban el cansancio en ellos. —Ser Otto, ¿debo recordarle que no importa cuanto intente molestar al Príncipe, solo lo hace divertirse más?. Quizá no debería complacerlo cada vez que se encuentra con algo que no le guste, ¿No cree?—
—Mis disculpas, Su Gracia— Dijo Otto pero su mirada nunca abandono la divertida mirada de Daemon mientras se sentaba.
Viserys asintió en reconocimiento a Rhaegar, él sabía que su hermano le encantaba burlarse de Otto y que este le diera el gusto de tal cosa, no ayudaba mucho.
—Este consejo... a un gran costo. Ha mejorado la Guardia de la Ciudad para cumplir con tus estándares— Viserys habló mirando a Daemon que le devolvió la mirada. —Implemente mis leyes... pero entiende cualquier otra actuación como la de anoche será cuestionada—
Daemon miró a su hermano durante un momento de silencio y contesto. —Entendido, Su Gracia— Antes de levantarse para irse de la habitación siendo observado por la Serpiente y el Dragón Marino.
—Lyonel, Lyman, ¿Ya hay varios participantes del Torneo?— Cuestionó Viserys observando la espalda de su hermano que salió por las grandes puertas.
—Así es, Su Gracia. Ser Rhaegar nos ha proporcionado la información necesaria de los participantes que llegaron hasta el momento sea para Tumulto, El Tiro con Arco o la Justa— Respondió Lyonel con calma, feliz de que la tensa atmosfera se fuera de la habitación con el Príncipe Daemon.
—La mayoría de los participantes de la Justa están tan estables como los estándares que pidió, Su Gracia— Respondió Rhaegar, sabiendo que el Rey no quería que nada arruine el Torneo de su Heredero.
—Esas son noticias maravillosas— Sonrió Viserys agradecido con el Joven y su buen juicio. —... Se que todos saben que King's Landing ha estado casi en decadencia desde la muerte de mi abuela. Al final, espero que esta nueva Guardia de la Ciudad sea buena para ella—
—... El tiempo lo dirá, Su Gracia. Pero debemos preocuparnos en el momento en que la gente comience a temer... a aquellos que deben protegerlos— Aconsejo Rhaegar a todos. — Después todo... encierra a las ovejas pero sola una chispa puede generar una estampida—
Todos entendieron sus palabras, y no era un consejo... era una advertencia.
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¿Qué les pareció?.
Quise poner un poco de protagonista de Daemon en este capítulo aunque la escena es prácticamente la misma que la serie e iba a agregar la escena en el burdel pero... sinceramente no agregaba nada importante más que a Mysaria.
Quiero agregar en el futuro muchas más escenas de Rhaegar y Rhaenyra para mostrara su conexión, confianza y amor.
Incluso hacer los mismo con otros personajes del circulo interno de los Rhae's, cómo Aemma, Laena, Rhaenys y las damas de compañía de Rhaenyra.
También editare los capítulos anteriores para poner los mismos separados y todo eso de este capítulo para hacerlo más limpio e igual.
Si hay algún error de ortografía o una palabra que no cuadre, háganmelo saber para corregirlo.
Sin más que decir, espere que le haya gustando.
Gracias por el espacio <3
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3600 Palabras.
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