| R | CHAPTER 2: Consejo Privado.
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CONSEJO PRIVADO
━━━━━━━━━━━━━ 『 112 d.C 』
⛵Corlys I⛵
Sentado con una expresión seria, apoyado en su puño mientras su otra mano movía sus dedos contra los respaldos de su asientos. Lord Corlys Velaryon miraba todo con seriedad, nacido en el 53 d.C., hijo de Ser Corwyn Velaryon y Ramonda Xaq, nombrado en honor a Ser Corlys el primer Lord Comandante de la Guardia Real.
Su padre, Ser Corwyn había muerto joven, tanto que no llegó a convertirse en el Señor de las Mareas y Amo de Marcaderiva. Corlys sucedió a su abuelo, Lord Daemon Velaryon a su muerte y para ese momento ya contaba con un gran renombre a su espalda.
Habiendo viajado por el Mar del Ocaso, Qarth, las tierras de Leng y Yi-Ti, navegó hacia el Mar de los Escalofríos. Y fue el primer ponienti en pisar los bosques de los Reinos de los Ifequevron, Nefer y las Mil Islas.
Todo lo que trajo de su último viaje había logrado hacer que la Casa Velaryon fuera la más rica de los Siete Reinos, superando a la Casa Lannister y a la Casa Hightower.
Con su nueva riqueza e influencia, mandó a construir el nuevo asentamiento de su casa; Marealta.
Para reemplazar al pequeño y húmedo castillo de Marcaderiva y donde se albergaría al antiguo Trono de Pecios.
En 90 d.C., contrajo matrimonio con su amada esposa, la Princesa Rhaenys Targaryen, hija del, aquel entonces, heredero al trono. Ese mismo año se había convertido en Consejero Naval y Lord Almirante del Rey Jaehaerys I, siendo sin duda uno de los mejores en su cargo, tanto que el Rey Viserys I le dejó su cargo tal y como estaba.
A comienzos de 92 d.C., Rhaenys se enteró de que estaba embarazada de su primer hijo. Pero ese mismo año, piratas myrienses capturaron la costa oriental de Tarth. Corlys y su flota zarparon desde Marcaderiva para enfrentar a los piratas, mientras su suegro, el Príncipe Aemon, los siguió unas horas más tarde a lomos de Caraxes. El príncipe Aemon llegó antes que la flota Velaryon y fue asesinado por una flecha procedente de una de las ballestas de los piratas. Tras la muerte del heredero al trono, el Rey Jaehaerys nombró Príncipe de Rocadragón a su hijo Baelon en vez de a su nieta Rhaenys, quien esperaba dar a luz a un varón. Por toda esa situación Corlys abandonó el Consejo Privado del Rey y volvió con su esposa a Marcaderiva. A finales de año nació su primer hijo, Rhaegar. Dos años después nació su segundo hijo, Laenor y dos años después su última hija, Laena.
Corlys y Rhaenys amaban a sus hijos, mimándolos siempre que podían y estaban orgulloso de ellos. Rhaegar a los seis días del nombre se había convertido en Jinete de Dragón, el más joven de todos ellos, Laenor lo siguió unos años después teniendo a su dragón Seasmoke y finalmente, su amada hija Laena pudo domar al gran dragón; Vhagar.
Con ese simple hecho se habían ganado renombre propio y traído honor a su casa.
A su hijo, Rhaegar lo llamaban "El Dragón" por su temprana edad de convertirse en Jinete y por su reputación de ser amigo de los dragones que vivían en Marcaderiva.
Y a su hija, Laena la llamaban "La Audaz" por ir sin miedo a su meta de convertirse en la próxima Jinete de Vhagar y conseguirlo.
Durante el Gran Consejo de 101 d.C., su esposa y sus hijos se presentaron como candidatos para suceder al Rey Jaehaerys I Targaryen. La fama, reputación y fortuna que lo respaldaban hicieron mucho para ayudar al reclamo de su esposa e hijo. Y más al ver lo que su hijo era capaz pero Corlys sabía que la relación entre el Rey Jaehaerys y su hijo era tensa, no sabía porqué o qué había pasado para que eso sucediera... pero él mismo escuchó los gritos aquel día en Harrenhal.
El reclamo de Rhaenys y Rhaegar era apoyado por Lord Boremund Baratheon, Lord Ellard Stark, Lord Blackwood, Lord Celtigar, Lord Bar Emmon y muchos otros quien ahora tenía una fuerte relación de comercio y prosperidad.
Pensó... realmente pensó que su esposa o hijo conseguirían ser los próximos herederos al Trono de Hierro. Tanto así que había preparado su flota en caso de que alguien pudiera oponerse a ellos y quisiera atacarlos o comenzar alguna disputa.
Al final, los lores y Jaehaerys insultaron a su casa una vez más al elegir a Viserys como Rey.
Corlys... realmente tenía poco respeto por Viserys como Rey y luego de servir como Maestro de Navíos en su Consejo Privado, solo aumentó esa disconformidad y sabía que su esposa e hijo nunca hubieran sido como él. Totalmente complaciente y delegando gran parte de su trabajo a la Mano del Rey, y una víbora como ninguna, Otto Hightower.
Había una situación que ponía en peligro la estabilidad del reino... y aquí estaba el rey, bromeando como algún idiota en un bar.
—Así que le dije: "Bueno, creo que lo ves por el lado equivocado"— Terminó el Rey Viserys la broma.
Mientras sus consejeros se reían de su broma, Corlys tuvo suficiente de eso y se puso de pie para tomar la palabra.
Estaba harto de este circo.
—Mis lores. Uno de los agentes de mi hijo me ha informado de la creciente alianza entre las Ciudades Libres se han pasado a llamar a sí mismos como la "Triarquía"— Habló Corlys alzando su voz con fuerza y dureza. Tomó un mapa que había traído consigo y lo abrió para dejar ver a los Peldaños de Piedra, una serie de islas en el Mar Angosto entre Westeros y Essos. —Se han congregado en Bloodstone, y por ahora, en los Peldaños de Piedra acaban con su infestación de piratas—
—Bueno, eso suena sospechosamente a muy buenas noticias, Lord Corlys— Respondió Viserys sin entender el punto de su Maestro de Navíos.
—Un hombre llamado Craghas Drahar se ha postulado como el príncipe almirante de esta Triarquía— Gruño Corlys con fastidio. —Lo llaman el "Alimenta Cangrejos", por sus creativos métodos para castigar a sus enemigos—
Mientras Corlys informaba sobre la Triarquía, las puertas del Consejo Privado fueron abiertas y lentamente por ellas entraron Ser Rhaegar, el Maestro de los Susurros y la Princesa Rhaenyra la copera del rey. Avanzó rápidamente, sosteniendo su vestido en un dobladillo para no tropezar con el y se dirigió a la mesa, más específico hacia su padre.
Corlys miró con severidad a su hijo, mientras el Rey le contestaba. —¿Y debemos llorar por estos piratas muertos?— Preguntó Viserys con una ceja levantada.
—No, Su gracia. Pero-
—Ambos llegan tarde— El Rey interrumpió a Corlys que se mordió la lengua con molestia.
—Lamento la tardanza, Su Gracia— Dijo Rhaegar con educación y una pequeña referencia antes de sentarse en su lugar habitual, dejando su esfera, que solo los miembros del consejo privado tenían, en su lugar correspondiente frente a él en la mesa y se sentó con suavidad en su mano.
Viserys miró al Heredero de Driftmark y le sonrió suavemente, sin duda feliz de que el joven estuviera en la habitación. Consideraba a Rhaegar un joven inteligente y audaz, y estaba feliz de que su hija tuviera a dos de los Velaryon como sus amigos.
Disfrutaba tanto su presencia como su esposa, usualmente el joven lo ayudaba en sus maquetas ya que estaba interesado en la arquitectura como él.
Volvió su mirada a su hija. —Está bien. Pero ambos deben recordar sus respectivas responsabilidades tanto como Maestro de los Susurros como Copero del Rey... los lores añoran sus copas llenas—
—Lo siento, padre— Se disculpó Rhaenyra con suavidad, y le dio un beso en la mejilla cuando rodeó la mesa para llegar a él. —Estaba visitando a mamá— Agregó en un susurró .
Viserys asintió a lo dicho por su hija, sabía de la relación de madre e hija y lo unida que eran. A diferencia de él y su única hija, su relación era turbulenta pero a pesar de eso... él amaba con todo su corazón a su amada hija.
De todas formas, no pudo evitar oler a su hija. —¿Fuiste en un dragón?— Cuestionó Viserys al detectar el olor a dragón, el cual era totalmente fácil de descifrar para un Jinete de Dragón.
La Princesa miró a su padre con los ojos en blanco e ignorando su declaración caminó hacia la mesa donde estaban la jarras de vino para comenzar a servirle su vino a los concejales. Ella quería que esto terminará pronto, realmente no se sentía con las ganas suficiente para estar en presencia de nadie, su conversación con su madre la habían causado un malestar y que su padre le recordará sus responsabilidades cuando ella se las tomaba en serio... la molestaron.
Desde siempre se le había enseñado que tenía un deber para con su casa y el reino en su conjunto... pero eso nunca le gusto, hacían ver como si fuera una moneda de cambio o una yegua de cría.
Solo quería vivir su vida como quisiera.
Corlys suspiró molesto por la falta de atención del rey en el asunto que le estaba planteando, más al no ver las implicaciones de lo que la Triarquía significaba para los Siete Reinos.
De por sí, ya habían aumentado el peaje para pasar los Peldaños de Piedra y esto podía seguir pasando, aumentando más y más los peajes hasta llegar a un punto que ya no sería viable.
Perdiendo así el libre comercio del reino por vía marítima.
Viserys era un rey con un reino estable y en paz por nada más que el trabajo del Conciliador y la Bondadosa. Pero ahora estaban a las puertas de un conflicto y del cual creía casi en un cien por ciento que no estaban preparados.
No en sentido militar o naval... sino de decisión.
El Rey no tenía una columna vertebral realmente fuerte, no podía tomar decisiones de poder y parecía a veces no tener pensamientos propios. Desde que se volvió nuevamente Consejo Naval, notó como Otto Hightower, como una serpiente, siseaba en el oído del rey.
Viserys podía ser rey... pero no se daba cuenta que Otto realmente manejaba todo el reino.
Y eso lo fastidiaba sin fin.
¿Un simple segundo hijo iba a ser más importante que un gran señor? ¿Más poderoso que el mismo rey?. Esa era una estupidez, y realmente si el rey llegaba a ignorar sus palabras o las de sus hijos, se replantaría permanecer en el consejo privado y volvería a Driftmark para asegurar su riqueza y su comercio.
No iba a dejar que un rey incompetente o una mano corrupta, arruinaran su casa en el proceso.
Pero tampoco estaba dispuesto a dejar a su heredero y su hija en este nido de víboras a la merced de todos. A pesar de que sabía la capacidad de su hijo para mantenerlos a salvo y confiar en ellos, en su inteligente y audacia... no confía en el resto de los residentes de la Fortaleza Roja.
Esta vez, el que tomó la palabra fue Lord Lyman Beesbury de Sotomiel, el Maestro de la Moneda. —Su Gracia. A petición del Príncipe Daemon, la corona ha invertido un significativo capital en el entrenamiento y equipamiento de la Guardia de la Ciudad. Creí que eso podría incentivar a su hermano a asistir al consejo privado y presentar una evaluación del progreso de la Guardia con él como el Lord Comandante—
Mientras el Rey miraba a la izquierda, en el asiento vacío que pertenecía Lord Comandante de la Guardia de la Ciudad; Daemon Targaryen.
Corlys no podía evitar poner los ojos en blanco por el descaro de Daemon pero, ¿realmente que se podía esperar del Príncipe Rebelde?. No importaba cuanto Viserys quisiera darle el gusto a su hermano de formar parte de su gobierno, Daemon tenía poco respeto por su autoridad o cualquier otra en realidad.
Daemon fue despedido dos veces en cargos de Maestro de Leyes y Monedas, y aunque no le gustaba Otto Hightower esos despidos estuvieron bastante justificados por la falta de responsabilidad del Príncipe. Ese hecho también había hecho hincapié en el odio mutuo entre Otto y Daemon, muchas partes de ellas se debían a que se rumoreaba de que este último robo la virtud de Alicent, la hija de Otto.
Desde entonces Otto ha intentado retratar al Príncipe Rebelde como una amenaza para con el rey y el reino por igual, lamentablemente para el Hightower no tuvo en cuenta del inconmensurable amor que el rey Viserys tenía por su hermano.
No importaba que hiciera Daemon, Viserys lo perdonaría.
—¿Cree que Daemon esté distraído por sus tareas actuales y que sus pensamientos y energías vean ocupados?— Cuestionó Viserys mientras pelaba un huevo duro para comer.
—Bueno... uno lo esperaría, considerando los costos asociados— Respondió Lord Lyman con honestidad.
Corlys tenía ganas de girar sus ojos con indiferencia, el dinero que Daemon pidió ahora mismo estaba siendo usado para proteger la seguridad alrededor de toda la capital real. Sabía por su hijo, que por primera vez en su vida... y aunque brutal, Daemon estaba logrando algo finalmente y no malgastando el dinero.
Lo malo, ni siquiera informaba los castigos o crímenes que juzgaba bajo el nombre del rey.
—Entonces... consideremos su oro bien invertido, Lord Beesbury— Contestó Viserys con simpleza.
Mientras la Princesa Rhaenyra servía el vino a las copas de los consejeros. Su hijo, Rhaegar decidió tomar la palabra. —Su Gracia, cómo mi padre la habrá informado. No podemos permitir que la Triarquía tenga libertad o dominio sobre los Peldaños de Piedra— Comenzó Rhaegar con seriedad. —Le insto a que preste atención, su mera existencia pone en peligro nuestras rutas de comercio a través del Mar Angosto. Sí dicha ruta marítima cae, arruinará la estabilidad económica de nuestros puertos y por consecuencia a la de todo el reino— Terminó el Heredero Velaryon con seriedad.
—Mi hijo tiene razón, Su Gracia— Apoyo Corlys con severidad. —A pesar de la paz, el reino aún se sigue recuperando de todos sus conflictos pasados. Una crisis económica es lo última que necesitamos— Observó como Lord Lyonel Strong asintió estando de acuerdo con su razonamiento y el de su hijo.
Lord Lyman era abanderado de la Casa Hightower por lo que siempre estaba del lado de Otto Hightower. Mientras tanto el Gran Maestre Mellos era neutral... aunque siempre se inclinaba para el lado de la Mano del Rey y no debía sorprenderlo, todas las ratas salen de la torre.
—La Corona ha escuchado los informes, Lord Corlys, Ser Rhaegar. Y lo tomaremos en cuenta— Descartó Otto sin darle mucho importancia, sabía que eso no dañaría a su casa pero sí lo haría con la Casa Velaryon, por lo cual era bueno para él.
Corlys miró a su hijo, que observó a la mano antes de sonreír mirando hacia abajo. No debería costar tanto darse cuenta que estaba realmente molesto por la decisión tanto de la mano como el rey, que ni siquiera dijo nada ante la toma de palabra de su mano.
Simplemente le dijo hacer lo que quisiera.
Podía entender el enojo de su hijo, Otto siendo nada más que un segundo hijo se creía más importante de lo que era realmente. Siempre trata a su hijo como un niño y sus informes sin la importancia verdadera, solo uso aquella que le daba un beneficio.
Lo había hecho con una venta de esclavos ilegal que pasó bajo sus narices en la capital real hasta que fue descubierta por su hijo pero para que al final el Hightower le robaba la gloria y el reconocimiento.
Solo era un hombre miope y celoso de los otros que estaban más arriba en la cadena alimenticia.
—¿Discutimos el Torneo del Heredero, Su Gracia?— Preguntó Otto cambiando de tema para su conveniencia.
—Eso me encantaría— Respondió Viserys comiendo su huevo y mirando a Otto con una sonrisa.
Sin notar la mirada de decepción de Rhaegar.
—¿El día de la predicción del maestre es la misma, Mellos?— Cuestionó Viserys.
—Debe entender que estás son sólo estimaciones, mi rey— Respondió Mellos con suavidad, y agregar. —Pero hemos... estudiado las cartas lunares y sentimos que nuestras predicciones son acertadas, tanto cómo son posibles—
La Princesa Rhaenyra miró con simpatía a su mejor amigo y enamorado, desde que había sido puesta como copera y él como Maestro de los Susurros. Había sido testigo de cómo se esforzaba día y noche para hacer un excelente trabajo para el gobierno de su padre pero se encontraba con el constante rechazo de Otto Hightower que hacía que todo su esfuerzo fuera para nada.
Su Rhae, era inteligente y muy capaz, casi nunca o nunca había fallado con sus informes y le molestaba que no le prestarán la atención adecuada y todo lo que dijera era apartado como sin importancia, no importaba si tuviera el apoyo de Lord Corlys o Lord Lyonel.
Sabía que Rhae estaba cansado de esta ignorancia y estupidez, decepcionado de tener que aconsejar a su padre solo para ser ignorado... ella no podía culparlo.
La única razón por la que no renunciaba era por ella... para estar con ella.
Mientras la conversación iba hacía el Torneo al cual todos estaban obsesionados, su padre el primero de todos ellos. Después de servirle vino a Lord Lyman e intentar lo mismo para Lord Corlys, pero el Consejero Naval negó con una sonrisa, que ella podía darse cuenta de cuan forzada estaba y lo molesto que seguramente se sentía.
Con la jarra en mano, se paró detrás de Rhaegar, sabiendo que, al igual que su padre, no bebía vino en las reuniones del consejo para mantener su mente clara en todo momento.
"El placer y el negocio no se mezclan" Le había dicho, Lord Corlys.
Se inclinó un poco para estar cerca de su alcance auditivo. —Ziry iksos quba. {¿Es malo?.}— Preguntó la princesa en un suave susurro mientras observaba a su padre.
—Kessa, se ziry jāhor jiōragon olvie worse lo īlon ȳdra daor gaomagon mirros... {Sí, y empeorará mucho más sino hacemos algo...}— Respondió Rhaegar con su propio susurro, ella podía ver claramente lo molesto que se encontraba por toda la situación.
Ella, imprestablemente, levanto su mano para apretar su brazo en un suave apretón para consolarlo. —ȳdra daor worry. īlon'll gūrogon care hen ziry, everything jāhor sagon sȳz. {No te preocupes... nos encargaremos, todo estará bien.}— Murmuró Rhaenyra con suavidad.
Rhaegar por un breve momento se quedó en silencio, antes de que una pequeña sonrisa apareciera en su rostro y volteo a ver a la princesa, dejando sus rostros más cerca de lo permitido públicamente. —Kirimvose, Nyra. {Gracias, Nyra.}— Susurró suavemente con amor en sus ojos.
Ella se separó con una pequeño sonrisa sonrojada, agradecía estar presente ya que siempre lograba calmarlo en sus momentos de estrés y sin duda este era uno de ellos.
—El costo del torneo no es insignificante— Informó Lord Lyman con honestidad. —¿Tal vez podríamos retrasarlo hasta que el bebé haya nacido¡— Sugirió.
—*Sigh*— Suspiro Lord Lyonel antes de hablar. —Muchos de los lores y caballeros ya estarán cerca de King's Landing. Hacer que regresen ahora, sería-
—El Torneo tomará gran parte de la semana— Interrumpió el Rey Viserys con brusquedad. —Antes de que los juegos terminen, mi hijo habrá nacido y todo el reino lo celebrará— Declaró el quinto Rey Targaryen.
—No tenemos forma de predecir el sexo del recién nacido— Intento razonar el Gran Maestre con honestidad.
—Por supuesto. Ningún maestre es capaz de dar una opinión libre de condiciones, ¿no es cierto?— Cuestionó Viserys mirando al Gran Maestre. —Hay un niño en el vientre de la reina. Yo lo se... y mi heredero muy pronto le pondrá fin a toda esta maldita angustia él mismo— Finalizó con seriedad.
Corlys observó a su hijo, y se dio cuenta de cómo su puño se apretaba ante las palabras del rey y siguió su mirada, y comprendió al ver que estaba dirigida a la princesa porque parecía molesto.
Lo entendió... realmente lo hizo, sabía por palabras de su esposa que la relación entre Viserys y su hija era un caos. Mayormente causada por el mismo rey y su obsesión con un heredero, y el sufrimiento que le causaba a la reina.
Pero ellos no eran nadie para juzgar al rey... no importa cuanto molestarán sus decisiones.
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⛵Rhaegar II⛵
—Issi ao ok. {¿Estás bien?.}— Murmuró Rhaegar mirando a la silenciosa princesa que iba a su lado.
—Yeah, nyke sepār... ziry iksos doru-borto. {Sí, yo solo... es estúpido.}— Murmuró Rhaenyra mientras jugueteaba con sus manos.
Rhaegar sabía lo que le molestaba a su princesa, dioses, él lo entendía muy bien. Su madre, la amable Aemma, se encontraba nuevamente a punto de parir en unas cuantas semanas o días. No importaba cuantas veces intento hacer ver al rey que eso estaba poniendo en peligro a la mujer, sus consejos fueron ignorados por la obsesión del rey en tener un heredero.
Diablo, el entendía la importancia de tener uno pero... ¿le valdría la pena costarle la salud de la mujer que decía amar?.
Incluso aunque no quisiera a Daemon como su heredero, cosa que ya era. Podría hacer el divorcio de este, casarlo con alguien de su elección y nombrar heredero al hijo de Daemon, a quien podría educar para ser diferente a su padre.
Pero el rey, ni nadie pensó en esa posibilidad y él no la iba aconsejar para que fuera ignorada o insultada por Otto Hightower.
Dioses, realmente odiaba a ese hombre.
—Nyke sepār jaelagon zirȳla naejot pendagon tolī bē issa muñnykeā than zȳhon doru-borto prince. {Solo quiero que piense más en mi madre que en su estúpido heredero.}— Susurró Rhaenyra con molestia.
—Nyke shifang zirȳla yn ziry iksos obsessed... Se ziry won't keligon ēva ziry emagon nykeā prince. {Lo entiendo pero está obsesionado... y no parará hasta tener un heredero.}— Rhaegar respondió, aunque odiaba admitírselo a su princesa, sabía que ella era consciente de ese simple hecho.
—Se bona's skoros scares issa... Nyke zūgagon syt se sȳrī-being se glaeson hen issa muñnykeā, Rhae. {Y eso es lo que me da miedo... temo por el bienestar y la vida de mi madre, Rhae.}— Murmuró Rhaenyra con tristeza y dolor, no queriendo que a su madre le pasará nada pero el último embarazo no había sido muy buena con su salud.
Rhaenyra suspiró, y puso su mano en el hombro de la princesa que lo miró con sus ojos medio llorosos cosa que no le gusto, no le gustaba ver esa expresión en sus ojos. —Skorkydoso bē ao se nyke jikagon naejot īlva secret dīnagon tonight?. {¿Qué te parece si tu y yo, vamos a nuestro lugar secreto esta noche?.}— Preguntó Rhae suavemente. —Naejot jiōragon qrīdrughagon hen ry bisa madness syt nykeā moment. {Para alejarnos de toda esta locura por un momento.}—
—Bona nyke would raqagon. {Eso me gustaría...}— Murmuró Rhaenyra con un pequeño asentimiento.
—Olvie sȳz. {Muy bien.}— Sonrió Rhaegar, sabiendo que una buena cena y mirar las estrellas podía ayudar a calmar a su princesa aunque sea un poco.
—Princesa— Ambos se detuvieron, y vieron a Ser Harrold acercarse a ellos. —Hay alguien que quiere verla— Le dijo a la princesa.
—Está bien— Asintió Rhaenyra, sabiendo quien sería y miró a Rhaegar. —Aún debemos reunirnos con Laena, ¿cierto?—
—Sí, pero se que puede esperar un poco— Rhaegar contestó, y agregó. —Ve tranquila, tengo algo de trabajo pero le avisaré que será un poco más tarde—
—De acuerdo, gracias— Asintió Rhaenyra, y se fue guiada por Ser Harrold de la Guardia Real.
Se quedo observándola un momento, antes de darse la vuelta e irse hacia sus diferentes responsabilidades y promesas del día. Y además de eso, tenía que asegurarse de mover sus agentes dentro de la Fortaleza Roja para tener una vela increíble para distraer a su princesa de todo el malestar que le causaba las decisiones del rey, su padre.
—Ser Rhaegar—
El llamado de su nombre, hizo que se detuviera y volteara a ver hacia atrás donde una mujer de cabello castaño se acercará con una sonrisa.—Lady Alicent— Saludó con suavidad.
Lady Alicent Hightower, era la hija de Otto Hightower la Mano del Rey. Era cuatro años mayor que él y la había conocido cuando su padre fue nombrado mano de Jaehaerys I, fue responsable de cuidarlo y lavarlo en sus últimos momentos de vida luego del Gran Consejo.
No podía decir que tenían una amistad, ni mucho menos. Eran conocidos en el mejor de los casos y habían compartido algunos momentos debido a que no había muchas personas de su edad en Desembarco del Rey.
Pero desde hace medio año la había estado evitando cuando uno de sus espías le informó de una conversación que tuvo Otto con Alicent, en la cual decía expresamente; "Haz que se enamore de ti".
Fue bastante simple entender que quería ganar Otto en caso de que le gustará su hija, conseguiría su apoyo, el de su padre y todo Driftmark... y la Casa Velaryon de su lado, siendo la ahora más rica y poderosa luego de la Casa Targaryen.
Nunca traicionaría de tal forma a Rhaenyra, sabía que su amor era... prohibido e incluso que quizás en algún momento podían terminar comprometidos con cualquier otra persona.
Por más que dolería, era la dura realidad.
Pero... hasta entonces, él le era fiel y la amaba que no quería que las cosas se malinterpretarán, y de alguna manera hirieran a su princesa.
Nunca será la razón por la que sufra, era su promesa.
—Lo estaba buscando, ¿le gustaría acompañarme a tomar un poco de té?— Preguntó Alicent con una sonrisa. —Ha sido un tiempo desde que tuvimos una conversación—
—Sí, eso es verdad... Pero lamentablemente, tendré que rechazarlo— Dijo Rhaegar con suavidad. —Tengo que ver a mi hermana un momento, y tengo una reunión con la reina en unos momentos—
—Oh, ya veo. Entonces, espero que tengamos otra oportunidad pronto— Respondió Alicent manteniéndose orgullosa por fuera pero tenía muchas ganas de fruncir al ser rechazada.
—Seguramente lo habrá en algún momento— Asintió Rhaegar. —Ahora, sí me disculpa. Voy a llegar tarde, mi lady— Le hizo un suave gesto con la cabeza antes de darse vuelta para alejarse.
Dejando a una insatisfecha mujer detrás que se alejó con un ceño fruncido.
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¿Qué les pareció?.
Realmente me está gustando este nuevo rumbo (Por decirlo de alguna manera).
También en los próximos capítulos quiero agregar algunas escenas extras como Rhaegar y Aemma, Rhaenyra y Aemma, Rhaenyra y Laena.
Así sucesivamente, sinceramente estoy insatisfecho con la serie de esa manera, ya que me hubiera gustado ver más interacción de Rhaenyra con su madre e incluso con Laena (Pero a esta la hicieron menor).
Yo por mi parte, quiero mejorar la narrativa de la historia en los temas de guerra, luchas e información que se da de las mejores que logran Rhaegar y Rhaenyra, y a su vez, como afecta a los Siete Reinos.
Realmente espero que les guste este "remake" de la historia.
Sin más que decir, gracias por el espacio <3.
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4420 Palabras.
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