|PREGNANCY|
Eran las tres con cuarenta minutos de la mañana y Soobin estaba parado a un lado del lavabo. Pasando suavemente su palma por la espalda baja de YeonJun que vaciaba los alimentos que había cenado hace horas atrás.
Era la tercera vez consecutiva que el rubio salía a toda prisa de la cama para vomitar.
— Parece que la perlita nos mantendrá otro buen rato despiertos. ¿Te sientes más calmado cariño?
— S-Sí, eso creo — suspiró. Agotado dejó caer su cabeza en el hombro de Soobin, la mano de este acarició su brazo y dió un beso corto y amoroso en su sien que le hizo sonreír para olvidar el mal rato que estaba pasando por sus constantes arcadas y vómitos.
Pero qué podía hacer. La mejor cosita de su vida estaba creciendo en su vientre. Su primer bebé. El primer fruto de amor entre Soobin y él que con tanta emoción esperaban desde que se enteraron hace un mes.
Si no fuera por los cambios físicos de su cuerpo, en especial el aumento y la tensión en sus pechos como el pequeño incremento en ellos, nunca hubiera sospechado de su embarazo.
Tenía hinchazón, pinchazos y calambres, previos a su ciclo así que la idea de estar en cinta nunca pasó por su cabeza agregando que tomaba las pastillas de emergencia.
Sus ciclos venían con la frecuencia de siempre, no tuvo otros tipos de síntomas y aquel día que despertó, y vió su ropa un poco húmeda en la zona de sus pezones que habían crecido un poco y no lo notó hasta ese instante, fue cuando tuvo una sospecha.
Soobin salió del trabajo apresuradamente al hospital cuando le dijeron que YeonJun se había desmayado en medio de un rodaje. No tuvieron que decirle más por teléfono para que pospusiera la conferencia en que estaba y subiera a su auto directamente a dónde estaba su esposo.
Adentro del consultorio, YeonJun estaba en la camilla, medio adormilado y cuando vió a Soobin con una carita llena de preocupación casi al borde del llanto. Lo abrazó fuertemente, pidiéndole perdón por asustarlo de esa manera mientras le daba besos por toda la cara. Siendo ajenos a las enfermeras que sonreían discretas al verlos darse muestras de afecto.
El médico que los atendió les pidió a todos que dejaran el consultorio y que sólo quería que Soobin y YeonJun estuvieran dentro. La madre del rubio salió junto al padre de este y los padres del pelirrojo, Beomgyu también salió junto a Kai que ya tenía tres meses y una bonita pancita de embarazo, todos preocupados por la salud del doncel rubio.
Soobin tomaba la mano de YeonJun en cada explicación que el doctor les daba y en el segundo que oyeron "Felicidades, el señor Choi está en cinta de casi cinco semanas" varias lágrimas bajaron por las mejillas de los dos con unas sonrisas grandes, incrédulas y emocionadas ensanchando sus labios hasta dolerles la cara.
YeonJun quien estaba especialmente sensible por todo, se desparramó allí mismo. Empezó a llorar con fuerza pero no de sentimientos negativos porque eran todo lo contrario, estaba feliz, tan feliz que podría morir de felicidad. Iba a tener un bebé. Su bebé. Su primer milagrito concebido por Soobin y él.
Soobin nunca dejó de decirle tantas cosas lindas al oído ni decirle lo muy afortunado que era por darle esta oportunidad de endulzar aún más su vida con la pequeña perla que llevaba dentro como le apodó a su bebé. De convertirlo en padre y esposo. En un hombre lleno de amor y plenitud que daría todo de sí para que nada les falte a los amores de su vida.
Iban a tener su propia familia.
La noticia fue tan grande que incluso en las redes sociales postearon mucho el acontecimiento. Felicitando a YeonJun por su primer embarazo y deseándole tanta dicha junto a Soobin y su futura familia en proceso.
Los padres de ambos lloraron y eso era algo que ni Soobin ni YeonJun iban a olvidar. La reacción de sus progenitores al decirles que iban a ser abuelos, los lindos detalles que la madre del pelirrojo hizo por el doncel como cuidarlo y llenarlo de apapachos, agradeciéndole por darle la oportunidad de convertirse en abuela.
O de como el padre de Soobin lloró mientras lo abrazaba porque sería el primer nieto o nieta que tendría.
Arin, la hermana de Soobin, viajó desde Inglaterra sólo para felicitarlos y bombardearlos de mimos y regalos. Diciendo alegremente y energéticamente que iba a ser la mejor tía para esa pequeña o pequeño. Que la iba a cuidar como nunca y le daría tantos obsequios como fueran posibles.
La madre y padre de YeonJun estaban casi que morían de abundante emoción. Su único hijo, su único y primer bebé iba a darles a su primer nieto. Era la mejor noticia que pudo darles después de su relación formal y seria con el pelirrojo.
Hubo tantas emociones y sentimientos mezclados ese día. Pero no tanto como para los futuros padres que aún no podían creer lo que ocurría.
El primer bebito de los dos. Era la más hermosa y preciosa joya que pudieron obtener. Era la fortuna más grande que iban a tener.
— ¿No crees que son raros? — el doncel tomó entre sus manos ambos pechos pequeños cargados de leche materna. Un tanto pesados por el líquido que se iba almacenando en ellos cada día que transcurría el embarazo.
YeonJun hizo una mueca frustrada. Apenas llevaba casi dos meses de embarazo y se sentía tan pesado, hinchado y menos atractivo. Quizás su pancita no era tan grande aún pero ya iba tomando forma cuando pasaba sus manos por su vientre.
Sus pezones se pusieron más sensibles y al principio fue algo extraño para él verse al espejo con el nuevo aspecto de su cuerpo, todavía no se acostumbra del todo a que por ellos escurra algo de leche pese si la ginecóloga le dijo que era normal que ocurriera de vez en cuando.
Se sentía incómodo al estarse cambiando a cada rato porque su ropa se ponía húmeda en esa zona. No quería ponerse un top encima, se sentía oprimido y dolía, por eso siempre tenía que cambiarse de muda al menos cinco veces al día. Era agotador.
— Son bonitos — le respondieron por el pelirrojo que asentó el vaso de agua en el mesón.
YeonJun rió por la respuesta de Soobin.
— ¿Son bonitos para ti, ah? — alzó ambas cejas pícaro y su esposo rió divertido junto con él. Pasando su brazo alrededor de su cintura y plantar un beso en su cabeza.
— Parecen dos limones, me gusta el limón.
— Pero qué dices tontito. Son algo...raros ¿No? — se sonrojó ligeramente por aquel coqueteo del pelirrojo que sonreía inocentemente a lado suyo.
— Yo digo que son bonitos y ya. Todo de ti me gusta mucho. Lo sabes.
— Lo sé — sonrió. Disfrutando del beso sobre su mejilla, continuando moviendo la sopa sobre la estufa.
— Iré a atender el jardín un rato ¿Sí? Llámame si necesitas algo y — lo miró como un cachorro — recuerda que no puedes hacer mucho esfuerzo. Si quieres algo sólo dímelo y lo haré por ti ¿Okey? — besó sus labios — no quiero que nada les pase — Soobin bajó su rostro para besar su vientre y frotarlo cariñosamente — Los amo.
— Y nosotros a ti corazón — besó otra vez sus labios antes de dejarlo ir a hacerse cargo del jardín.
El pelirrojo era un amante de las plantas y amaba hacerse cargo de ellas por su cuenta. No era de extrañarse que su jardín tuviera miles de diversas plantas, tanto frutales como florales.
YeonJun terminó la sopa, apagó la estufa y dejó tapada la olla con su respectiva tapa. Se quitó el delantal que usaba y cuando pasó por el pasillo que daba fuera al jardín, se detuvo.
Mordió sus labios cuando vió a Soobin sacarse su polera para dejarla a un lado por el molesto calor que seguramente lo sofocaba por hacer un arduo trabajo en medio de la tarde.
Dejando al descubierto su marcado cuerpo bajo el sol tenue, con una sonrisa en esos labios carnosos que llevaba deseando sentir en partes más íntimas de su cuerpo desde hace semanas.
— Hace mucho que él no me toca.
En gran parte era por su condición y lo sabía pero, aún así, no tenía tan voluptuosa su pancita como para no hacerlo al menos una vez.
La cosa era que sería difícil de convencer a Soobin de hacerlo ya que el pelirrojo era firme en eso.
"Si lo hacemos, podría lastimar al bebé. No podemos arriesgarnos con eso cariño."
Su ginecóloga le dijo que podía tener relaciones sexuales mientras no fueran bruscos y fueran cuidadosos a la hora de la penetración. Que era tan normal sentir deseo sexual por las hormonas que volvían a ser como las de un adolescente por todo su sistema. Aunque la verdad él ya se sentía como uno mucho antes del embarazo.
YeonJun quería pero Soobin, él no.
— Lo he decidido, voy a seducirlo esta noche.
No importa si falla varias veces. Iba a lograr que su esposo lo follara de una u otra manera. Siguiendo las indicaciones de su doctora por supuesto.
Empezando por vestirse más picante.
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