|KEEP LOVING ME|

[ADVERTENCIA: Contenido de lenguaje vulgar, escenas sexuales explícitas, no apto para público sensible o que no le guste este tipo de lectura] Se recomienda discreción.

▪️Recomendación; pueden reproducir la música de arriba para ambientar. No es necesario que lo hagas.

Continuemos.

Haber tenido sexo esa noche y hacerlo más de tres veces no fue una grandiosa idea después de todo para YeonJun, quien pensaba que luego de tenerlo iba a quitarse sus deseos y controlarlos hasta el fin del contrato.

Que equivocado estuvo.

Los deseos aumentaron enormemente. Mucho peor de lo que ya eran. 

Ahora ni siquiera podía dormir sin querer besar a su "esposo" de muchas maneras. O que sus manos volvieran a tocarlo con tanto dominio, posesión y calentura.

— No me hagas esto ahora Soobin ¿No ves que trato de no mirarte? Odio que seas tan sexy, caliente, gentil y demasiado perfecto — murmuró, escondiéndose detrás las cortinas que tenían las puertas corredizas que daban al patio de afuera. — sólo haces que te ame más — suspiró — que anhele más tenerte como mi esposo legítimo.

Asomándose un poco, sin ser obvio, fue acechando para poder admirar al pelirrojo lavar el auto.

Viajando por los brazos descubiertos de Soobin que se tensaban cuando sus manos pasaban la esponja jabonosa por cada orilla del auto negro con fuerza.

Tragando saliva porque podía ver los músculos de Soobin trabajando arduamente, las venas resaltar por la dureza utilizada, cayendo por su piel canela gotas de sudor. Pegándose a su marcado abdomen la ropa que llevaba al empaparse debido al agua que le salpicaba o al sudor de su cuerpo.

YeonJun sabía a dónde podría ir la situación y aún así, siguió espiando descaradamente a Soobin como un auténtico acosador entre las sombras.

Cautivando a su propio corazón por tales expresiones que tuvo de cerca hace una semana para ser exactos.

Queriendo volver a tenerles frente a frente. Grabarse otra vez cada gesto, cada mirada de suma concentración, el brillo oscuro y sensual de esos orbes almendra que dejaban de ser sumisos para ser depredadores. Brillando con intensidad por el deseo.

Dejó de verlo un momento para enfocar sus ojos pecadores a sus pies que estaban descalzos por salirse de la cama sin ponerse las pantuflas.

Hallando a la persona faltante a su lado realizar una simple tarea hogareña en medio de la tranquila mañana de un sábado.

Con esa playera blanca sin mangas que le dijo un día cuando fueron de compras al súper y se desviaron a la sección de ropa, que le quedaría tan bien. Lo hacía, exponía con gratificación esos trabajados brazos y las fuertes piernas eran vestidas en shorts deportivos.

Transformando lavar el carro en una actividad muy peligrosa.

Dándose cuenta que pensando de esa manera, sólo lograba mojarse y exitarse. Él mismo creándose caos con su falso matrimonio que no iba a durar hasta que la muerte los separe.

Sería mucho más sencillo si dentro de todo ese deseo carnal no hubiera sentimientos reales. Era como un arma de doble filo.

— ¿Seguirás espiando a tu esposo o vas a ayudarlo, YeonJunie?

El doncel se asustó por la inesperada voz en su oído y enseguida alzó la cabeza dando con Soobin y su rostro con pequeñas gotas de sudor cayendo por su frente.

Pegando sus cabellos rojos a esta pero siendo removidos para atrás por el mismo pelirrojo, sin dejar de mirarlo fijamente con esos ojos profundos que le gustaban tanto, haciendo que su respiración se volviese pesada.

¿Lo habrá visto desde hace rato? Esperaba que no pero, siendo Soobin, nada era seguro. Nada se le escapaba a ese hombre.

En sus manos estaba la esponja. Ofreciéndole el objeto lleno de jabón mientras le decía que podía tomarla, con esa sonrisa que era entre lo dulce y socarrona.

Una mezcla increíble.

Suspiró y agarró la esponja color amarilla de las manos ajenas. Yendo sin tantas energías hacía el jardín donde estaba otro auto pero color rojo. Un Lamborghini.

Siendo seguido por la mirada de Soobin sin notarlo claramente porque YeonJun estaba chillando por hacer ese ejercicio en la mañana de un fin de semana cuando pudo ahorrarlo en seguir durmiendo.

Poniendo las manos a cada lado de sus caderas, el rubio doncel fue viendo todo lo que iba a tener que hacer para dejar brilloso y pulcro ese auto color carmín.

Tan distraído que no vió que Soobin tomó asiento en la camilla de playa que tenían allí, refugiando su cuerpo bajo la sombrilla enorme de colores. Pasando la toalla alrededor de su cuello para secarse, siendo la ducha más rápida que tomó en su vida con un récord de sólo tres minutos.

Sonriendo mientras bajaba la cabeza y negaba cuando vió a YeonJun jalar una tina hasta el auto. Cubriendo su boca con sus manos, reprimiendo una risa por lo adorable que se veía aquel doncel checando la temperatura del agua, como si fuera a darle un baño a un cachorro.

Tan tierno.

— Creo que con eso alcanza — susurró para si mismo el rubio.

YeonJun creyendo que Soobin se había marchado a ducharse, se retiró su abrigo de lana y lo lanzó a una orilla de la alberca. Quedándose con su top favorito rojo de tirantes y sus shorts cortos con encaje negro que usaba para dormir.

Atando los mechones rubios que caían por su rostro con la liga que colgaba en su muñeca en una pequeña cola a la mitad.

Una vista jodidamente perfecta para el hombre que tragaba saliva nervioso. Teniendo un guerra interna entre irse o quedarse.

— Joder — murmuró Soobin. Sin poder creer la obra de arte inigualable que estaba frente suyo, casado aunque sea falsamente con él. Era precioso.

El rubio limpiaba con energías el capo del auto, inclinándose hacía adelante y llendo atrás, repitiendo el mismo proceso cada vez más rápido para quitar la suciedad de encima. Haciendo a su ropa humedecerse por el agua que caía, remarcando los omóplatos de su espalda, la hermosa línea que descendía hacía su cintura con esos hoyuelos sensuales y detallando las aureolas de sus pezones a través de la tela mojada del top rojo.

Un escenario tan sexy para Soobin que se inclinó para adelante, poniendo una de sus manos sobre su mentón. Bajando la cabeza segundos después al césped pues estaba viendo demasiado, sintiendo un sonrojo inundar sus mejillas como cuando era un adolescente que se avergonzaba con facilidad. ¿Qué pasa con él?

Su "sufrimiento" no terminó allí. YeonJun se subió encima del capo, dejando su hermoso trasero voluptuoso casi expuesto pues sus shorts al ser tan cortos, fácilmente se levantaron una vez él se sentó.

— No puedo — murmuró Soobin, entrando en pánico cuando los recuerdos de aquella noche golpearon su memoria. Cerrando los ojos para inhalar, no perder la cabeza y olvidar todo lo que dijo y en el fondo le encantó decir. — Mierda, debo irme antes de hacer algo. Autocontrol Choi — se dijo.

Pero el grito de YeonJun le hizo volver en sí. Sus pies no perdieron el tiempo de buscar la razón o esperarla, corriendo hacía el doncel que estaba en el suelo, lloriqueando.

Preocupado se acercó a ver qué le ocurría.

— ¿Qué ocurrió? ¿Te duele? Hey, hey — tomó el mentón de YeonJun para que lo viera — calma, estoy aquí — con una voz dulce le dijo lo siguiente. — Aquí me tienes.

— Mi dedo...se c-cortó — mostró su dedo con un hilo de sangre deslizarse — creo que talle muy fuerte y cuando frote otra vez, ya estaba saliendo sangre. Me arde.

YeonJun miraba un tanto adolorido a Soobin pero este sólo hizo una cosa que puso al rubio confundido como demasiado sonrojado.

— S-Soobin.

La lengua del pelirrojo trazó el mismo recorrido que el líquido rojo, metiendo su dedo a la boca mientras lo miraba a los ojos. Dándole un corto beso para cerrar.

— ¿Te sigue doliendo?

YeonJun apretó su ropa húmeda por el agua. Sintiéndose deliciosamente vulnerable ante Soobin —...no. — contestó en un titubeo.

Ambos quedaron en silencio, el sonido del agua gotear por el carro era lo único que se oía.

Fue YeonJun quien se atrevió a dar el primer paso para lo que secretamente, mutuamente y desesperadamente ambos querían.

— Debo irme.

— E-Espera Soobin.

YeonJun lo atrapó antes de que lograra dar otro paso atrás. Rodeando su cuello con sus brazos mojados por el agua y leve sudor.

— ¿YeonJun?

— Te necesito, Soobin. Necesito a mi esposo.

Soobin permitió que YeonJun tomara sus labios entre los suyos lentamente. Intercalando sus bocas varias veces, en muchas posiciones, suspirando entre los chasquidos que salían por cada beso que se robaban sus alientos.

— Espera YeonJun...— suspiró. El rubio continuaba besándolo y le costaba tanto oponerse a no corresponderle — maldición, tus labios son tan...— gruñó al sentir la lengua del doncel lamer su labio inferior y tirar entre sus dientes el mismo — terriblemente exquisitos.

— ¿Te gustan? — YeonJun ronronea con una sonrisa traviesa. Pasando sus manos por esos pectorales, brazos y trazando con sus dedos los cuadros bajo esa estorbosa prenda — ¿Porqué no pruebas qué pueden hacer?

— No me provoques.

— ¿Y sí no, vas a castigarme?

— Sí — tomó posesivamente su nuca para mirarlo. — Te voy a castigar tan mal que vas a llorar.

— En ese caso, seré un niño travieso para que me castigues tantas veces.

Soobin jadeó, colocando ambas manos alrededor de YeonJun sobre el capo del coche. Gruñendo mientras se besaban y el rubio frotaba su mano sobre su naciente erección por sus shorts deportivos, gimiendo en cuanto atacó su cuello con besos húmedos y mordidas. Sacándole YeonJun su polla erecta al aire para masturbarlo.

— Hace unos momentos. Estabas espiando ¿Verdad, YeonJun? — el doncel suspiró gustosamente, dejando su espalda recostada y frunciendo las cejas por los dedos de Soobin que iban tanteando su hoyo encima de sus shorts. Masturbando su miembro a cambio — ¿Me estabas esperando para hacerte esto, no es así? — quitó con todo y bragas la ropa que cubría ese agujero goteante que ansiaba chupar a su gusto, metiendo primero un dedo por ese túnel que lo mandaba al cielo. — ¿Cuánto es que me deseas YeonJun? Quiero oírte cariño.

¡Ah!... Mmmh...t-te deseo todos los días  bebé — arqueó la espalda tras encontrar su próstata y darle varias estocadas ahí — ¡Mmmh! Oh Soobin, oh cielo sí, sí. M-Me haces mojar a diario, deseo que me folles tan duro ¡Ah! Eres todo lo que quiero.

— Tú realmente eres tan exótico.

Oh mi vida, sí, sí — gimió más alto, tomando los cabellos rojizos con sus dedos — Tú también lo eres.

Soobin metía y sacaba su lengua por la dilata entrada de YeonJun que lubricaba más y más al mojarse y humedecerse por esa brusquedad en su interior. Tan caliente que producía espasmos ricos por todo su cuerpo. No sabiendo donde sostenerse al regocijar sus brazos por cualquier lado. Sintiéndose flotar en una nube de la que no quería bajarse nunca.

Sigue...¡Mmh! sigue porfavor. ¡Ahh! S-sí.

Los dos gimeron cuando sus cuerpos se unieron. Besándose con tanto deleite y lascivia.

— Me tomas por completo. Me vuelves loco YeonJun — alzó el cuerpo del rubio para poder sostenerlo de los glúteos con las manos y seguir embistiendo. Mirando esas expresiones de placer en el rostro sonrojado del doncel que llevaba la cabeza atrás. Sollozando gozoso por sus movimientos bruscos en su interior, llorando por su caliente invasión — Eres mío YeonJun, sólo mío. De nadie más.

Sí...oh Soobin, sólo te pertenezco a ti amor.

Soobin gimió mientras YeonJun gritaba, rasguñando su espalda después de correrse juntos. Jadeando en busca de aire, sintiendo sus gargantas secas de tanto gemir, y aún así besándose con desespero.

Preguntándose al mismo tiempo.

¿Qué es lo que eran ahora?


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Tengan un bonito día o noche. Los amo.

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