|I WANT TO|
[ADVERTENCIA: Contenido de lenguaje vulgar, escenas sexuales explícitas, no apto para público sensible o que no le guste este tipo de lectura] Se recomienda discreción.
▪️Recomendación; pueden reproducir la música de arriba para ambientar. No es necesario que lo hagas.
Continuemos.
YeonJun salía del baño con su bata arriba de su ropa de dormir que consistía en una ropa de tirantes sencilla y unos shorts cortos. Algo cómodo para lo noche.
Debido a que estaría solo en su casa, había optado por probar la lencería de encajes negros que le habían regalado el día de su "boda" porque muchos de sus familiares creyeron que por fin había conseguido pareja cuando la realidad era otra. No tenían idea del contrato, excepto sus padres y sus amigos más cercanos claramente. Y como Soobin, se suponía estaría fuera de casa, YeonJun no buscó ningún inconveniente para no usar ni "estrenar" dichas prendas de encaje traslúcido.
Nunca las uso como debería, tal vez nunca las logré usar, nunca tuvo una la luna de miel. Siempre se imaginó en sus más lejanos sueños que era el pelirrojo quien las hacía pedazos y lo tomaba con demencia. Se rió divertido ante esa idea, eso nunca iba a pasar.
Cuando vió a Soobin sentado en la punta de la cama. Con su mirada fija sobre él y ese nuevo brillo de depredador en sus ojos que parecieron intensificar, casi se tropieza con sus propios pies.
El corazón de YeonJun comenzó a irle a mil al ver a su esposo levantarse del colchón, dando pasos seguros en camino a él como nunca pensó que lo haría. ¿Qué estaba siendo Soobin allí? ¿No debería estar en un avión justo ahora?
— L-Llegaste temprano — titubeó, Soobin paró exactamente a un metro de sus cuerpos sin dejar de verlo de ese modo deseoso—, creí que... volverías pasado mañana —desvío la mirada —¿Ocurrió algo?
—Mi vuelo se canceló. Así que regrese.
YeonJun sintió sus vellos erizar peligrosamente cuando Soobin fue avanzando de nuevo hacía él, haciéndolo retroceder para dejarlo acorralado contra la pared. Las piernas a YeonJun le temblaron y no era por mera intimidación.
—¿Estabas haciendo algo antes?
El fuego que sentía Yeon se avivó cuando Soobin estampó sus brazos a cada lado de su cuerpo dejando un sonido brusco a su paso que le gustó demasiado. Atrapando a su presa que era él. Derritiéndose por esa penetrante mirada que empezaba a ser cautivadora, como un lobo a punto de atacar si daba un paso en falso.
— Te hice una pregunta, YeonJun.
— N-No hacía nada.
No tuvo respuesta devuelta. Se empezaba a sentir ansioso de repente. ¿Soobin siempre había sido tan intimidante? A YeonJun no le molestaba para nada, es más, le encantaba esta faceta de Soobin.
Con algo de duda, se animó a mirarlo a los ojos pero sólo tragó nervioso cuando una mano de Soobin tomó su mentón suavemente como siempre lo hacía pero sin cambiar esa mirada en sus iris sedientos de algo. Enrojeció considerablemente cuando Soobin se agachó a su altura para entrometerse entre su cuello e, inesperadamente, soplarle.
— S-Soobin, ¿Q-Qué haces? —jadeó, cerrando los ojos. Su cuerpo empezaba a calentarse y no le era para nada desagradable.
— Castigándote por mentirme. ¿Me estás mintiendo, YeonJunssi?
Sus brazos fueron subidos arriba de su cabeza con lentitud, pudo sentir la fría pared por su piel recién lavada con agua caliente. Soobin sujetó con fuerza sus manos, uniendo sus dedos mientras seguía buscando su tímida mirada en cada momento. Le entregó una corriente electrizante a su cuerpo al depositar un beso sobre su oído, un beso que le hizo estremecer por la situación como para soltar un suspiro. YeonJun atónito solamente pudo balbucear sin ser capaz de responder o formar una oración coherente.
— Entré por accidente, no era mi intención oírte pero —dijo Soobin, dándole algo de ayuda a su falta de habla —¿desde hace cuánto te tocas pensando en mí? —besó su cuello, pegando sus cinturas—, nunca nadie había hecho algo como eso pensando en mí. Fue sexy.
— S-Soobinie.
¿Había escuchado eso? Oh no.
— ¿Has estado lanzándome indirectas? — rió socarrón a su oído, rozando la punta de su nariz contra su sensible cuello. Su voz bajó, casi a un susurro grave y sensual — las he notado pero no quise hacer nada porque no quería que me odiaras o me tomaras por un maldito degenerado. Pero las noté, usar shorts tan cortos a propósito mientras haces ejercicio, ropa pegada a tu cuerpo. Sí, conseguiste muchas veces problemas en mí YeonJun — el rubio jadeó pero no se resistió a la rudeza — como el día que metías el plátano a tu boca mientras me mirabas y sonreías descaradamente. Me hiciste un desastre el pantalón, querido.
YeonJun desconocía ese lado de Soobin.
Aquel hombre lleno de felicidad, que seguramente te escribiría notas llenas de poesía romántica, te daría una rosa todos los días y te llenaría de besos tiernos. Era este mismo hombre de gran erotismo que lo veía como la cosa más tentadora del mundo. Nadie lo miró así, con deseo mutuo.
Ya no lo soportaba.
Quiero que me joda ahora.
— Perdóname —susurró contra su mandíbula, la respiración se volvía cada vez más pesada entre ambos— Ya estoy en mi límite.
YeonJun tomó a Soobin del cuello para acercarlos. Rompiendo el agarre de antes con sus manos. Y lo besó. Sin miedo de su reacción, buena o mala, a la mierda. Ya no lo soportaba. Necesitaba tener esos labios sobre los suyos para calmar a su desesperado corazón que gritaba que lo hiciera.
Estuvo esperando mucho tiempo para esto. Estuvo soñando mucho tiempo con esto. No iba a retroceder. No ahora.
Succionó los labios de Soobin como tanto quería hacer, lamiendo y mordiendo a su antojo. Jadeó contra sus labios al sentir sus piernas ser elevadas del suelo para pegarlo contra la pared, sus manos acariciaron el cuero cabelludo del pelirrojo. Mientras se besaban, sus muslos se apretaron alrededor de la cintura de Soobin, ambos gimieron entre los besos descuidados cuando el roce de sus intimidades fue aumentando.
Soobin estaba jadeando, tan hipnotizado por los suaves jadeos de YeonJun. Sus largas piernas alrededor de su cintura como un cinturón ajustado y a su medida, no le dejaban escapar y no es como si lo fuera hacer en primer lugar. No quería ir a ningún lado. Quería dejarse arrastrar por este hermoso doncel, quería que YeonJun viera cuánto es que también quería lo mismo.
Por eso juntó sus frentes, YeonJun atrapó su rostro entre sus manos delicadas y hermosas, con el mejor cuidado posible en ellas. No se movían pero podían sentir el ardor en sus pieles. La necesidad de ir un paso más allá.
— ¿Me dejas complacerte como un esposo lo haría?
— Sí — los ojos de YeonJun brillaron, con el mismo deseo que los de Soobin, sonrió — dame una luna de miel — quitó esa corbata lentamente sin dejar de mirar a su pareja, abriendo botón por botón hasta pasar sus manos por ese pecho trabajado. Olfateando enseguida la colonia masculina que usaba el pelirrojo y amaba — házme el amor, Soobinie.
— Te haré tocar el paraíso.
Soobin caminó hacía la cama, dejando caer el cuerpo de YeonJun sobre el colchón para ponerse encima. Mantuvo sus manos apresadas entre sí a lo que se inclinaba hacia el doncel para seguir perdiéndose en el sabor del otro. Fueron besándose con necesidad, rompiendo la tensión de sus cuerpos que habían anhelado probarse desde el principio. Soobin deslizó su mano sobrante por la cintilla de la bata del rubio hasta abrirla, pasando su tacto por la piel expuesta. Por esas curvas que siempre quiso tocar y poseer. Tan definidas que nuevamente corroboró que YeonJun era tan perfecto de pies a cabeza. Una hermosa creación divina.
— Mmh, S-Soobinie no juegues así.
YeonJun hundió su cabeza para atrás en la almohada, con la espalda arqueada. Acarició la cabellera de Soobin que estaba entre sus piernas, dobladas hasta su pecho. Su parte más íntima estaba totalmente expuesta para Soobin quien lamía su entrada mojada, sus sentidos se debilitaron cuando sintió su lengua dentro. Dándole lo que había tanto querido.
— Eres muy sensible YeonJun, estás chorreando aquí abajo —bajó las bragas de lencería para quitarlas, besando desde las rodillas rosadas hasta la planta de los pies de YeonJun y dejar libre esa parte erógena de la prenda— eres tan hermoso.
— No digas eso, me siento tímido — mordió sus labios viendo levemente como un dedo se metía dentro suyo sin dificultad.
— ¿Puedo meter otro?
— ¡Sí, porfavor!
Soobin movía su dedo medio e índice dentro de YeonJun, mientras su otra mano iba tocando su pezón por encima de su ropa de dormir, penetrándolo y usando su boca para lamer su problema también.
— ¡Ah... sí! ¡Soobin! Y-yo voy a... — sus piernas temblaron, su cuerpo sentía un cosquilleo nuevo que jamás sintió y entonces su boca soltó un grito más ahogado, liberando un orgasmo que no esperaba tener siquiera conociendo su cuerpo y usando solamente sus dedos.
Soobin saboreó todo en su lengua. YeonJun suspiró fascinado y se atrevió a levantarse. Dejando al pelirrojo debajo suyo, pasó una de sus piernas hasta quedar sentado arriba de ese bulto visible por la tela del pantalón negro. Se movió alrededor de esa erección, sus caderas marcando un vaivén flojo pero sensual, haciendo gemir ronco a Soobin al tomarlo desprevenido.
— Te mueves increíble YeonJunie — besó su barbilla, jadeando — maldición cariño. Sigue montando mi polla así.
Soobin jugó con su lengua alrededor del pezón de YeonJun, frotó su genital erecto entre su gran mano y sostuvo las caderas del doncel firmemente con la otra. Viéndolo tan exitado arriba de él mientras lo cabalgaba, su espalda totalmente arqueada, apoyándose en sus hombros para darse soporte. YeonJun saltaba mientras mordía sus labios y sentía el placer subir por su sangre. Se sentía tan bien que no podía siquiera asumir que se había corrido sin tenerlo todavía dentro.
— Porfavor Soobin — YeonJun cerró los ojos, empezando a ver borroso por las lágrimas del placer que se juntaban, sin dejar de frotarse sobre la polla del pelirrojo. Sus propios pezones eran estimulados por los dedos de Soobin, volviéndolo loco —follame. No seas dulce, follame tanto hasta que mañana no pueda recordar como caminar.
— Joder YeonJun, ¿Estás siendo consciente de lo que dices? No voy a detenerme, te lo advierto.
— No quiero que lo hagas, házme el amor, lléname de ti, bebé — susurró en su oído y tiró de este con sus dientes —tómame como quieras. Quiero ser tuyo, Soobin.
Lo que YeonJun había dicho presionó un botón en Soobin quien ya de por si estaba tratando de controlarse para no destrozar ese hermoso culo pero después de oír esa invitación, perdió.
— Veamos qué tanto puedes soportar, cariño.
Dejó al rubio en cuatro sobre el colchón, tomando su voluptuoso trasero entre sus manos, estrujó a su antojo y acercó su rostro para usar su lengua. YeonJun gimió al tener a Soobin lamiendo su entrada. No importaba cuántas veces Soobin hiciera esto, le encantaba sentirlo dentro de él de esa forma.
— Si haces eso, yo no seré capaz de resistir m-más... —YeonJun gimió, sollozando. Sintió su piel arder pues Soobin le había dejado una nalgada y luego otra, y otra. Sonando tan fuerte y volviéndose masoquista al rogarle que le diera con más fuerza.
Soobin al ver que YeonJun iba a correrse decidió detener su intromisión. El doncel se quejó por su falta pero gimió cuando sintió su miembro rozar su intimidad resbalosa por la saliva y el lubricante que salía involuntariamente. Elevó más su trasero, empujando suavemente contra su polla, Soobin gruñó por tal vista sin evitar no empujar también sus caderas para adelante, jugando con la cordura de los dos.
— Voy a hacerte mío, YeonJun — masajeó su pezón hinchado, levemente rojizo por los constantes frotes. El rubio tiró la cabeza atrás, gimiendo ansioso pues sentía el glande de Soobin frotarse contra su entrada lista para recibirlo —, voy a hundirme tan profundo en ti. Haré que grites que eres mío, ¿Estás de acuerdo, cariño? —se inclinó quedando sobre la espalda de YeonJun y besó su cuello, moviéndose atrás y adelante junto con él— ¿Me permites ser sucio contigo en este momento?
— Todo lo que quieras. Sé sucio conmigo, no quiero a otro hombre ni a nadie más que lo sea— gimoteó más fuerte — sólo te deseo a ti, Soobin. Porfavor, házlo.
— Eres tan lindo — besó sus labios.
Soobin se acomodó en la cama y subió a YeonJun encima de él. El rubio gimió, aferrado al cuello de su pareja cuando el grosor de Soobin empezó a hundirse en su interior. Sus estrechas y calientes paredes mojadas fueron abriéndose camino a su tamaño, dándole una hermosa bienvenida al miembro grueso de Soobin que estaba duro como una roca. Ambos gimieron una vez estuvieron hechos uno, se besaron mientras Soobin esperaba a que el rubio se acostumbre a su intromisión. Apretó suavemente los glúteos de YeonJun por tan deliciosa sensación de estar dentro de tan estrecha cavidad, joder, se sentía muy bien.
—¿Puedo moverme ya?
YeonJun asintió, besando su quijada y paseando su mano por su abdomen marcado. Grabando la sensación en su memoria y desde luego, corazón. Con dicha aceptación, las manos de Soobin levantaron fácilmente el cuerpo de YeonJun, comenzando embestidas lentas.
—Oh dios Soobin.
— ¿Es tu primera vez, cierto? Estás tan estrecho, YeonJun — el rubio trataba de hablar pero su placer no le permitía hacerlo del todo, por lo que simplemente asintió a la pregunta.
— Y-Yo nunca me atreví a acostarme con un hombre en toda mi vida. Tenía miedo de sentirme usado y que no fuera como yo esperaba, tuve...tuve un compañero que trató de llevarme a la cama pero era simplemente una apuesta — Soobin frunció el entrecejo por ese dato — nunca me amó como él me repetía. Fue mi primera decepción amorosa ¿Sexual, quizás? No lo sé pero ya no importa.
— Me alegro que haya sido un imbécil contigo — besó los labios de YeonJun, abrazándolo por la cintura, trazando círculos en sus caderas para transmitir cariño — eras demasiado para él. Mereces todo lo bueno en el mundo YeonJun — el rubio suspiró por los toques gentiles de los labios de Soobin sobre su pecho, amasando sus muslos y moviéndose suavemente en su interior — Prometo ser gentil y detenerme si hay algo que no te guste.
— Agradezco mucho que me digas eso pero ahora solamente quiero lo opuesto — frunció las cejas por el placer, enterrando sus dedos en los hombros de Soobin. Tan exitado que él mismo brincaba para sentir más.
— ¿Lo opuesto? —besó su hombro. Moviéndose lentamente.
— Sí, lo opuesto. ¡Ah! P-Por favor.
— Adoro verte tan suplicante. Te daré lo opuesto entonces — los dedos de Soobin separan los glúteos de YeonJun, yendo más profundo, cosa que al rubio que lo cabalgaba le fascinó al sollozar de gozo. Las embestidas lentas fueron aumentando la velocidad. Tocando puntos que YeonJun no sería capaz de tocar con el dildo siquiera.
Un hilo de saliva caía por la comisura de su boca, YeonJun llevaba la cabeza atrás con su rostro sonrojado más una capa de sudor que ya se formaba sobre su piel sin imperfecciones, dándole una vista tan erótica a su amante a quien nunca lo habían puesto tan hambriento de más en toda su vida. Amaba todo de YeonJun, le fascinaba su belleza tremenda y en ese momento cuando no podía ser más perfecto, sus gemidos parecían ser la melodía más erótica que alguna vez pudo oír.
Soobin nunca fue pequeño, y estaba tan fascinado de que YeonJun tomara su pene como si fuera un pedazo de mantequilla, deslizándose dentro y fuera con facilidad. Soobin estaba rendido por su sensualidad al moverse en círculos sobre él. La dominancia que YeonJun tenía sobre su cuerpo le encantaba a Soobin.
Dos minutos después, los gemidos de YeonJun se volvieron más agudos cuando Soobin pareció tocar una parte sensible en una de sus tantas embestidas.
El rubio ya tenía varias lágrimas acumuladas en sus ojos y cuando tocó esa zona, hizo que todas cayeran por sus mejillas, poniéndolo desesperado, loco y más suplicante. Sus piernas se juntaron, estaba temblando y su pene soltó líquido. YeonJun estaba chorreando por la sensibilidad.
Ante eso, Soobin se apresuró con sus embestidas. También estaba a nada de correrse, sus gemidos se acoplaron con los de YeonJun, podía sentir como sus uñas se clavaban en su espalda. Ardía pero se sentía tan bien que a Soobin no le importó mucho el dolor.
YeonJun apretó las sábanas con desespero.
Estaba en cuatro, exitándose de nuevo al tener a Soobin entrar y salirse de esa forma tan brusca, penetrándolo rudamente como para crear sonidos húmedos que sobaban por todo el cuarto junto a sus gritos de placer. Le otorgaba nalgadas de vez en cuando, ambos estaban a nada del éxtasis, la habitación con olor a sexo se sentía tan abrumante y caliente en ese punto.
Los sigilosos dedos de Soobin trazaron los pequeños hoyuelos que YeonJun tenía en la parte baja de sus caderas, sus labios besaron su espalda y tomó su desatendido miembro para masturbarlo. El doncel cohibido pensaba que moriría por lo bien que se estaba sintiendo, las lágrimas caían de sus ojos y su cuerpo ya no lo soportaba más. Podía sentir a su orgasmo cada vez más y más cerca.
Confirmando que Soobin era un hombre al que se le daba hacer de todo bien, en el trabajo, en el hogar, como esposo, en la cama.
Apenas era la primera vez que le hacía el amor, y ya lo hacía chorrear como si realmente fuera un adolescente. O puede que también se deba a que lo ha estado soñando por tanto que ahora que se le está cumpliendo, su cuerpo reacciona por tanto tiempo de espera. Deshaciéndose como hielo bajo el sol.
Estaba llevándolo al borde. Arrastrándolo al mismo infierno, envuelto en llamas que quemaban su cuerpo, con ese cariño y rudeza que hacían este primer encuentro íntimo inolvidable.
— ¡Soobin! N-No puedo más...—sollozó, apretando la mano del pelirrojo estando a nada de llegar. Los labios de su pareja besaron su cuello, esta posición era tan íntima que YeonJun sentía a su corazón casi reventar. Soobin estaba detrás de él, follandolo en posición lateral como para poder ver todo lo que ocurría allí abajo— c-cariño.
— Corréte para mí, YeonJun — embistió más profundo— házlo para mí, bebé.
Sin soportar más, YeonJun se corrió, no dándole permiso a Soobin de salirse de su interior al apretarlo. Ocasionando que se corriera dentro suyo por no querer desgarrarlo si se salía de inmediato. Ambos gimieron tras sentir el esperma caliente ser liberado.
YeonJun reguló su respiración y jadeó cuando Soobin deslizó su miembro para sacarlo.
Al hacerlo, el pelirrojo mordió sus labios pues toda su esencia se deslizó por los muslos internos del doncel hasta caer en las sábanas, nunca eyaculó tanto como esta noche.
— ¿Me abrazas? — extendió las manos hacia Soobin como un niño. Queriendo mimos después de tan intenso sexo, pero más que nada, queriendo sentirse amado por el hombre que lo llevó a otra galaxia.
— Ven aquí.
YeonJun sonrió, acurrucado en el pecho de Soobin y viajando su mano a la mejilla de este para tocarla con ternura. Las manos del pelirrojo dejaron caricias suaves en su cadera y espalda baja, mientras iba bajando a su rostro para besarle los labios, cosa que correspondió sin dudarlo.
— Creo que la cena que traje se enfrió, pero si soy sincero, creo que ya cene justo ahora — rió entre sus labios al recordar la bolsa de comida que dejó en la planta baja, contagiando a YeonJun con su broma sútil quien volvió a besarlo, atrapando su rostro entre sus manos de porcelana para montarlo otra vez. — ¿No te cansaste? Eres insaciable eh — sonrió — eso sí no me lo esperaba.
— ¿No? — pasó sus manos por esos pectorales sin romper contacto visual. Seduciendo a su "esposo" con sólo miradas.
— Bueno... quizás, un poco.
YeonJun sonrió porque había conseguido poner a Soobin duro como antes, se inclinó quedando su pecho recostado sobre el abdomen marcado del pelirrojo y vagamente pasó la punta de la lengua por su labio inferior, siendo tomado de la nuca inmediatamente.
YeonJun tomó el miembro de Soobin para molestarlo un poquito, gimiendo entre los besos con sonrisas cuando el pelirrojo gimió inadvertidamente contra sus labios, dejando un hilo de saliva entre ellos al separarse. Soobin apretó sus muslos con pequeños gruñidos placenteros dejados ir de sus sexys labios hinchados al frotarse sin pudor.
Cayendo sobre la pelvis del pelirrojo líquido preseminal de ambos y corriendo por los muslos del rubio lubricante por el estímulo.
La energía regresó.
Los dedos de Soobin se apretaron con tanta fuerza que dejó marcas de ellos en la carne de las piernas y glúteos de YeonJun, el rubio se frotaba contra su polla con tanta fuerza, uniéndose al ritmo de sus caderas.
— C-Cariño...— siseó Soobin, gustoso con el doncel encima suyo, ayudándolo a moverse mucho más — n-no estamos usando condón, oh m-mierda...— cerró los ojos frunciendo las cejas. YeonJun deslizó sus dedos delgados por todo su hinchado falo, besando su cuello con sus gruesos labios, lamiendo su piel mientras lo masturbaba, gimiéndole al oído para prenderlo. Cosa que ocasionó — d-demonios bebé, eres un pequeño diablito — rió, sin dejar de fruncir las cejas ni jadear, mirándolo lujurioso y estrujando sus caderas. — porfavor...si vuelvo a entrar en ti, no seré capaz de parar por mucho rato.
A YeonJun sólo lo extasió más esa imagen que Soobin le daba, rogándole piedad con los orbes, siendo domado por él.
Eso sólo lo invitó a hacerlo más.
— ¿No dijiste que ibas a hacer todo lo que yo quisiera? Yo quiero, justo ahora, jugar con fuego hasta derretirnos vivos.
— S-Sí pero, no tenemos un condón cerca y-
Fue callado por un beso.
— ¿Tiene miedo de dejarme embarazado, señor Choi Soobin? — lo miró burlón. — si te veo así. Realmente pareces asustado con la idea de tener un mini tú.
— No me asusta sólo...— meditó un poco.
Vió el cuarto grande, tenían una casa para que habitaran por lo menos unas ocho personas sin estar apretados. Una carrera propia, dinero de sobra en sus tarjetas de crédito y tendrían más en un mes por la herencia de cada uno. Comida, ropa y ¿Porqué piensa seriamente esto?
— ¿Soobin?
— Te compraré pastillas más tarde.
— ¿Eh? ¿Qué?
YeonJun quedó debajo de Soobin y se olvidó del tema porque este mismo fue ingresando en su interior. No esperaron nada, ya lo habían hecho y sólo se dejaron consumir en su propio vaivén.
— ¿Quieres un bebé, YeonJun?
— ¡Ah...! S-Si es tuyo, te daría todos los que quisieras — enredó sus piernas en la cintura de Soobin, ahogándose entres sus besos y enredando sus dedos por las hebras pelirrojas. Gimiendo cuando sus pezones fueron atacados — oh...¡Oh! — arañó la espalda, gritando al ser penetrado profundamente en su punto.
— En ese caso, te haré tantas veces el amor hasta lograrlo — lamió su quijada. Subiendo los brazos del doncel arriba de su cabeza — ¿Estás de acuerdo con ese oscuro plan, querido?
— ¡Oh sí... sí, porfavor, sí! Quiero a tu bebé.
— Te daré la luna de miel más inolvidable.
Esposo y marido tomaron la noche para hacerla suya. Disfrutando de esa luna de miel improvisada que nunca tuvieron al casarse, porque pudo no haber amor al principio de la firma en el acta pero, eso no quiere decir que no puedan amarse en ese momento como auténticos esposos pese si no lo eran.
¿Cierto?
Man...sean sinceros ¿Les gustó este Smutt o no? [Me dió vergüenza leerlo y alv me desconocía Jsjsjsj]
Muchas gracias por votar. Nos vemos <3.
[Capítulo editado ✓]
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