FINAL |MY HOT HUSBAND|

Último capítulo de este fic, espero que lo disfruten mucho <3. Subiré un extra para concluir la historia más tarde.

Continuemos.

Dos de la mañana y los párpados pesados de ambos esposos se abrieron debido a un llanto agudo que pertenecía a nada más que su bebé de apenas dos meses.

—Yo iré a verlo, tú duerme —Soobin dijo y dejó un beso en el dorso de la mano del rubio seguido de otro sobre su sien— lo necesitas.

YeonJun asintió con una sonrisa dulce en su cansado rostro. Todavía recuerda cómo la labor de parto lo había dejado sin tantas fuerzas y cuando escuchó a su hijo, la magia se le instaló y ya no sintió nada más para cuando lo tuvo en sus brazos porque la felicidad y dicha fue mucho mayor.

Habían transcurrido ya dos meses del nacimiento de su niño pero aún con eso, YeonJun seguía sintiendo el dolor y el cansancio en todo su cuerpo, sin embargo, al mínimo llanto de su bebé su instinto se activaba por si solo. Justamente como el de Soobin quien ahora mecía a su pequeño hijo en brazos.

—Aquí estamos, cielo —le habló a su hijo con dulzura— papi y papá están aquí contigo JungWon.

Pese a eso el bebé seguía llorando por lo que Soobin suspiró resignado. No estaba sucio del pañal, tampoco tenía hambre puesto que YeonJun le había dado pecho hace apenas unos minutos.

—¿Y si le doy de comer otro poco? Probablemente eso quiera —el pelirrojo miró al bebé que hipaba menos que antes sin dejar de pasar su palma por la espalda de su retoño para tranquilizarlo.

—Probemos con eso.

Soobin entregó con cuidado al pequeño JungWon a los brazos del doncel quien abrió los dos botones de su pijama para acercar uno de sus pechos llenos de leche a la boquita del bebé. No obstante este no succionó, sólo arrimó su carita a otro lado.

Eso dejó confundido a ambos padres.

—Anda mi amor, come —intentó de nuevo pero el bebito se negó. YeonJun suspiró y volvió a cubrir su pecho.

Soobin se acercó, sentándose en el costado de la cama donde YeonJun dejó caer su cabeza sobre su hombro. El pelirrojo pasó sus brazos por la cintura del rubio, asentando su cabeza sobre la de este mientras miraban cómo su hijo bostezaba con su pequeña boquita y posteriormente, se dormía otra vez.

—Quizás...—Soobin sonrió cuando el bebé atrapó uno de sus dedos con su puñito cerrado— solamente no quería estar solo en la cuna.

—¿Estará bien que lo tengamos aquí con nosotros? No quiero aplastarlo ni que se caiga —el rubio miró preocupado a su esposo pero este le dió un beso en los labios.

—Yo veré qué nada le pase —juntó sus frentes con cariño— los cuidaré a los dos toda la noche. ¿Puedes confiar en mí?

—Siempre confío en ti, amor —besó la nariz del pelirrojo y sonrió— pero quiero que lo hagamos juntos. Es nuestro bebé, es de ambos la responsabilidad. Además...—acarició la cabecita de su hijito— no puedo dejarte toda la carga a ti. Quiero hacer esto contigo. Los dos. Como un equipo.

—En ese caso —unió sus manos. Las dos que portaban sus anillos de bodas—, hagámoslo juntos.

Los dos se miraron un rato. Apreciando a su contrario en el cuarto donde lo único que se oía era la calmada respiración de su bebé junto a la suyas y sus corazones latiendo rápidamente.

Soobin ladeó su cabeza, enamorándose más de esa mirada llena de amor sincero, como únicamente YeonJun siempre le veía. Sin importar que estuviera con unas ojeras como las suyas por haber trasnochado, o del como sus ropas tenían manchas de leche, o siquiera que no tuviera ni una gota de maquillaje. Seguía viéndose igual de perfecto a sus ojos. De esa forma que alteraba a su corazón y le hacía querer quedarse allí por todas sus siguientes vidas. Con este bello chico que era todo su significado en su existencia.

La mano de YeonJun se posó en la mejilla de Soobin, suspirando pausadamente sin dejar de verlo a los ojos porque amaba que en los orbes del pelirrojo su reflejo se viera como todo un tesoro que costaba más que una fortuna. Más que cualquier cosa hermosa o cara del mundo.

Él en verdad amaba a ese hombre.

Sus frentes volvieron a estar juntas. YeonJun cerró los ojos, sonriendo como el enamorado que era, siendo seguido de Soobin quien continuaba grabándose cada detalle del rostro del rubio en su mente para recordarlo por siempre, sonriendo también como un idiota pues su hoyuelo lo delataba.

—Te amo. —susurraron los dos.

Y sellaron sus palabras honestas con un beso lento y calmado. Transmitiendo toda esa palabra y su significado en cada toque suave mientras sonreían en cada uno.

YeonJun jadeó y Soobin también. Ninguno abrió los ojos pero eso no impidió que no sintieran el amor que el contrario sentía por el otro a grandes escalas.

—Nunca dejes de besarme así, Soobin —pidió con los ojos cerrados. Dejando que el calor de su esposo llegara a inundar todo su ser junto al de su hijo, sus dos amores— incluso cuando seamos viejos, nunca dejes de hacerlo.

—Lo prometo —musitó volviendo a besar los labios del doncel— te amo tanto que yo mismo me delato cuando te veo. Te lo dije antes y te lo digo ahora y desde siempre —lo miró esta vez y dijo— eres mi debilidad, YeonJun. Junto a nuestro JungWon. Solamente tú y él. Solamente usted mi señor y nuestro hijo.

—Dios... —algunas lágrimas bajaron de sus sonrojadas mejillas— te amo tanto, Soobin. Con toda mi alma. ¿Qué hice para merecerme a un esposo como tú? Eres el amor de mi vida.

—Creéme que es la misma pregunta que yo me hago a diario. ¿Qué hice para merecerme a alguien tan perfecto como tú? No tengo idea —las lágrimas ya no soportaron y bajaron también por las mejillas de Soobin—me haces el hombre más feliz de este mundo, definitivamente, eres tú a lo que muchos llaman felicidad YeonJun. Eres mi felicidad, eres el amor de mi vida.

Algunas risitas se escaparon de los labios de ambos junto a las lágrimas de dicha. Estaban viviendo la felicidad, eran la felicidad del otro. No cabía dudas.

Trataron de no ser tan molestos para no arruinar el sueño de JungWon y continuaron mirándose con cariño toda la noche.

Al día siguiente que amaneció. Soobin  se levantó y vió a YeonJun con el bebé en brazos dándole pecho, el rubio estaba cabeceando pero no dejaba de sostener a su hijo a pesar de estar luchando con el inmenso sueño.

Ante eso, Soobin vió que JungWon dejó de comer y para ese momento YeonJun ya no pudo aguantar más con los ojos abiertos. Por lo que cuando su esposo tomó al bebé en brazos y después le abotonó la pijama devuelta para cubrir su pecho expuesto, se quedó dormido en la cama.

—¿Si, Jess? —miró a YeonJun dormir en lo que atendía la llamada de su amiga y empleada.

La cara del rubio literalmente estaba demostrando lo mucho que necesitaba un descanso. Soobin se sentó en el borde de la cama, con sus nudillos acarició la mejilla de su esposo y le dejó un beso en la cabeza.

—Cancela esa reunión.

—Pero jefe, es importante su presencia.

—Mi esposo me necesita. Una junta de negocios no es más importante que mi familia, porfavor, cancela todo.

—Soobin...—murmuró el doncel. Buscando la mano del pelirrojo y al encontrarla la sostuvo volviendo a dormirse.

—Jefe.

Jessi iba a hablar pero Soobin se adelantó.

—No, hoy el jefe Choi Soobin no estará disponible para nadie ni para ninguna junta —se acomodó con YeonJun. Vigilando sutilmente a su hijo en la cuna también —, hoy solamente seré padre y esposo. Cancela todo. Ya me ocuparé después de eso. 

—Como diga, jefe.

Colocó el celular en la mesa de noche al colgar.

JungWon lloró y cuando YeonJun abrió los ojos, suspirando para levantarse con las pocas fuerzas que tenía. Soobin lo detuvo.

—Esta bien. Yo me encargo.

—Pero-

—Descansa —besó su frente—, estamos juntos en esto. No lo olvides.

YeonJun logró ver a Soobin arrullar a JungWon antes de cerrar los ojos y suspirar tranquilo porque sabía que su hijo estaría bien en los brazos de su padre. El doncel sonrió.

Choi Soobin era un sexy, cariñoso y maravilloso hombre.

Un esposo perfecto. 

—Mi esposo perfecto —murmuró Jun con una sonrisa amorosa mientras miraba la espalda de Soobin.

Besando su anillo para luego quedarse dormido sin otras preocupaciones más que la de reponer energías.

Por otro lado. JungWon miraba a Soobin, el pelirrojo le cantaba y el bebé solamente escuchaba la voz de su padre la cual era tan calmante. Había dejado de llorar y simplemente se durmió. 

El hombre al ver a su hijo dormir, fue a sentarse en el sofá. Poniendo sobre su ancho hombro a JungWon para darle caricias en su pequeña espalda pues esta era la posición favorita de JungWon al parecer.

—Eres mi luz, mi pequeña luz. Me haces feliz todos los días —sonrió, mostrando sus dos hoyuelos y siguiendo cantando suavemente para su bebé— mi pequeña luz. Mi pequeño, JungWon.

Soobin tenía un propósito en su vida.

Amar, proteger y cuidar a su familia.

Porque eso es lo que hace un esposo y en adelante, un padre.

NOTA FINAL.

Hemos llegado al final de esta historia chicxs 🤓.

Pero no se despidan aún que falta un extra, se supone que no estaba planeado este capítulo pero aquí estamos xd. Lo subiré después de unas correcciones, espero leernos pronto. Cuídense mucho y ¡Gracias por esperarme! Los quiero mucho a todos <3.

¡¡MIL GRACIAS POR LAS 16k DE LECTURAS Y LOS MÁS 1k DE VOTOS!!

Ahora sí me despido. Nos vemos luego dulzuras 💕.

—Atte. SongJaeC.

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