Smooth operator

Carlos

—No te encontraba—me respondió con esa sonrisa que me ponía a su merced cada vez que la veía.

—Entonces...eso quiere decir que me extrañabas —le dije acercándome un poco a ella, me moría por abrazarla, pero no sabía cómo iba a reaccionar luego de todo lo que pasó.

—Puede que sí, pero no te creas mucho—tarde muy tarde, pensé.

—¿Quieres ir a cenar?

—Está bien porque tenemos muchas cosas que conversar—sólo asentí.

Ella esperó un rato por mí hasta terminar con el equipo las reuniones post carrera.

—Estuve buscando algunos restaurantes con estrellas michelín y encontré "Pujol" ¿Lo conoces?

—Si, pero tengo una mejor idea—ella mencionó.

—Vamos a tener la experiencia mexicana completa.

—¿A dónde vamos?

—Yo te guío—ella dijo con su bella sonrisa.

No sabía a dónde íbamos, pero por ella iría hasta el mismo infierno si ella me lo pide.

Al llegar, el lugar era como las ferias de Sevilla, todo muy acogedor y colorido demostrando que cada país tiene su propia belleza.

—Ya veo porque no me querías decir dónde íbamos.

—Quería que conozcas las bellezas de mi país, ¿Empezamos?

—Vale—le dije tomando su mano para empezar a recorrer el lugar.

Sonaba ''La Rielera'' mientras pasábamos por los puestitos de la feria, había dulces y juegos tradicionales, competencias de vacas, artesanías, concursos de trajes típicos, etc.

—Sabes que, en toda mi vida sólo una vez pisé una feria mexicana y fue el día más mágico de toda mi vida—Habló con un brillo en sus ojos.

—Pues hagamos que esta sea maravillosa—respondí mientras pasaba mi brazo por sus hombros.

Empezamos jugando y gané un oso de felpa para ella, luego, compramos algunos dulces que Ana me reto a probar, pero estaban muy picantes—¿El chili se espantó por otro chili?—se burló de mí.

—Claro ríete, ya verás lo que haré—tomé su cintura y atraje hacía mi cuerpo, ella se puso muy tensa, entonces volví a hablar cerca de sus labios—¿Ahora quién se lio?

—¡Órale! Vamos sigamos avanzando que aún falta mucho—interrumpió nuestro acercamiento.

Yo sólo sonreí y la seguí.

Por un momento la perdí de vista y cuando la encontré me extendió un papel con mi nombre en el que decía "Monta la vaca" —¿Qué es?—pregunté confundido.

—Te he inscrito en un concurso que, mientras más aguantes encima de la vaca puedes ganar.

—¿Estás de coña?

—Va de verás, es más ya es tu turno.

—Estás loca—sonríe y fui directo a la vaca mecánica.

El señor me explicó que todo era seguro, pero que asegurarse la caída.

Comenzó el animalito a moverse primero lento y luego súper fuerte así que, puse de mi parte y me moví al ritmo de la vaca porque si no ganaba esto, me dejaba de llamar Smooth operator.

Ya faltaba un minuto para llegar entre los primeros puestos para ganar mientras todos me hacían porras mi mirada se desvió hacía Ana, sin embargo, ella no estaba viendo el concurso sino que estaba hablando con un hombre.

Me descuidé tanto que al caer me llevé un golpe de la ostia, pero necesitaba saber quién era—¿Qué ocurre?—les pregunté.

—Es un paparazzi—respondió Ana.

—¿Qué deseas tío?—hablé con él.

—$500 dólares para no publicar las fotos que tengo de ustedes juntos.

—Listo—saqué mi billetera y le di el dinero que me pidió.

—Trato.

—Espero que esas fotos nunca vean la luz del día—terminé la conversación.

Sin embargo, a mis espaldas él dijo—Si tanto la quieres no deberías esconderla.


Ana

Ese hombre llevaba un buen rato viéndonos, cuando se acercó solamente me mostró sus fotos y no pude hacer mucho más que convencerlo de que no había que darle importancia.

Pero, no me hizo caso.

Cuando llegó Carlos sabía que habría un problema y así fue—¡Basta, Carlos!—grité en medio de toda la gente mientras el hombre ya se encontraba contra el piso ensangrentado y Carlos encima de él.

Nadie podía detenerlo, era el fucking matador de España y para empeorar la situación todos nos estaban grabando.

—Carlos si no te detienes en este momento, me voy—lo que le había dicho iba en serio.

Él paró y me sacó del lugar, ya en el coche estaba conduciendo a una velocidad extraordinaria—Carlos vas muy rápido. No respondió—¡Me estás escuchando!

Paró el auto y por fin soltó unas cuantas palabras—Ana siento lo de hoy.

—No te preocupes, pero llévame a casa—encendió el auto y asintió.

El viaje fue una tortura, ya que, ninguno de los dos rompía el silencio.

Al abrir la puerta de la casa me encontré a Checo esperándome—Te digo tienes camino libre y tú no dudas ni dos veces.

—No me jodas.

—Prima creo que no estás enterada.

—Habla claro—él me enseñó su teléfono con las noticias sobre nosotros a tope.

—Es mentira, nada es cierto.

—No parece porque ahora estás en un escándalo mediático y te pintan cómo la amante de Carlos.

—¿Amante?

—Si

—Pero, si sale con muchas por qué me llaman así.

—En algo más tengo razón y te lo repito, él tiene una vida problemática.

—Yo lo había superado y tú fuiste el culpable porque me diste esas entradas.

—Mala mía, sin embargo, ni tú te lo crees que lo has superado.

—¿Qué te importa?

—Mucho

—Bueno mañana será un nuevo día, adiós.

Al despertar tomé mi teléfono y vi que explotaba de mensajes.

Respondí su llamada—Ana sal estoy afuera.

—¿Cómo?

—Tenemos que hablar.

—Recién desperté.

—Creo que tus padres ya tomaron tu lugar.

Me dejó más confusa—No entiendo.

—Me reuniré con ellos, hablamos—luego cortó la llamada y me di cuenta de que ahora si arderá Troya.

Nota

¡Viva México!

Hola chicxs cada vez estamos más cerca de la recta final, déjeme saber en los comentarios si les está gustando.

¡Vienen más historias en camino!

¡Besos!

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