¿Mónaco?
Carlos
La dejé en su cama dejándola caer en su cama y luego me retiré, sin embargo, no me la podía sacar de la cabeza.
Al llegar a mi casa recibí una llamada de Lando diciéndome que me esperaba en Mónaco junto a Charles para una mega fiesta en su Yate.
—Está bien, pero te aviso que llevaré a alguien—le comuniqué y luego cerré el teléfono para no contestar preguntas.
En mis sueños solamente la veía a ella en todas las posiciones tanto que al entrar los rayos del sol en mi habitación y me di cuenta de que tenía tremenda erección.
Me bañé con agua helada para alejar esos pensamientos y fui a buscarla a su casa.
Toqué la puerta y me abrió ella—¿Qué haces aquí Carlos? ¿No te bastó con desbaratarme ayer?—me preguntó soñolienta, yo sonreí y le dije—Ayer me decías que lo hagamos otra vez.
—Mmm he de haber estado loca—la tomé por la cintura y me acerqué a sus labios para refutarle.
—¿Vas a hacer el papel de no me importó nada?
—Ajá—respondió mientras miraba mis labios hasta que nos besamos y en mi mente decía, si supieras que me masturbe en la mañana pensando en ti.
Entre besos pude preguntarle —¿Quieres ir a Mónaco?
—¿Mónaco?—yo asentí.
—Lando hizo una fiesta y preguntaba si vamos juntos—le dije sin importancia, pero realmente quería ir con ella para gritarle a los cuatro vientos que me pertenecía.
Nunca había sido posesivo, sin embargo, con ella siento la necesidad de estar cerca.
—Si voy—luego salió de la habitación para arreglarse.
Una hora después salió con un vestido negro pegado al cuerpo—¿Qué pasó me veo mal?—me preguntó.
Me volvió a decir —¿Qué pasó? ¿Te congelaste?
Para ser sincero dejé de escuchar a mi alrededor cuando ella salió por ese pasillo con ese vestido que la hacía ver como una diosa.
—¡Órale Carlos! ¡¿Nos vamos?
Yo tuve que tragar en seco para poder hablar—S..si claro.
Subimos en el avión privado que mando Lando, ya en el vuelo no podía con el bulto que tenía en mi pantalón (parecía un adolescente hormonal), pero ella no se había dado ni cuenta y le susurré al oído—¿Echamos un polvo?
—¡Carlos!
—¿Qué pasa?
—¡Hay gente aquí!
—El piloto no dirá nada—pensé, el dinero siempre ayuda.
—No Carlos me da vergüenza ¿Qué va a decir la gente?
—Yo digo que ese vestido me vuelve loco—empecé a besarle el cuello, pero ella me regresó a la realidad—Carlos aquí no, mejor cuando lleguemos.
—Bueno—el resto del viaje fue en silencio, si estaba un poco enfadado, pero me di cuenta de que ella estaba ansiosa.
—¿Qué ocurre?
—Me...dan miedo los aviones.
—Lo siento no lo sabía—fui a su asiento y la abracé.
Ahora si había quedado como el idiota más cachondo de la historia.
Cuando aterrizamos en Mónaco ya era de noche así que, nos dirigimos directamente al yate.
—¡Amigo llegaste!—exclamó Lando borracho.
Volvió a abrir su boca para referirse a Ana—¿Quién es esta linda chica?
—Mi novia.
—Woo, nena si este loco ya no te gusta llámame—dijo riendo mientras volvía a la fiesta.
—No le hagas caso, está loco—le dije, ella sólo asintió.
Fui por unos tragos y luego la llevé a la pista para bailar.
—Carlos siento por lo del avión—dijo en mi oído.
—No rookie, más bien perdóname tú.
Comenzó a sonar una bachata y definitivamente ella era la reina de dicho género.
El baile era muy sensual, pero no estaba cómodo porque todos la estaban viendo y ese show debería ser para mí.
Todo iba bien hasta que llegó el entrometido de Checo—¡Suelta a mi prima!
—¿Qué haces aquí?—ella preguntó.
—No te importa, nos vamos a casa ¡Ahora!
—¡No iré!—ella refutó.
—¡Llamaré a tu madre!
—Llámala, yo ya estoy mayorcita.
Al ver que no podía contradecirla se giró mi me dijo señalándome —¡Cabrón! ¡Cómo pudiste! ¡Es una niña!
—Yo la quiero.
—Así como a todas, ¿Una noche y ya?
Puse una mano en su hombro para calmarlo y le respondí —No hermano, no pienses eso.
—¡No me toques! Y tú agarra tus cosas—señalándola, ella no tuvo más opción que obedecerlo y yo sólo tuve que aceptar que se fuera.
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