05
—¿Los incluye el chocolate?
Sunoo negó. Los dulces de menta no venían incluidos con el chocolate caliente, en el menú no lo mencionaba, pero hacía unos días que Sunghoon le dejaba varios junto a su orden. Quizás tres... o cuatro veces lo había hecho ya. Sunoo no se atrevía a preguntar porqué lo hacía. Y no quería afirmarlo porque temía equivocarse, pero parecía que Sunghoon se había dado cuenta de lo mucho que le gustan aquellos dulces. ¿Lo habrá visto tomarlos del tarro al lado del mostrador? De ser acertada su suposición no sabría reaccionar, ¿debería estar contento, agradecido o un poco asustado?
—Entonces son un regalo. —Haerin alzó una ceja—. ¿Le regalará dulces a todos sus clientes o solo a ti?
Sunoo se sonrojó con intensidad. Silenció a su amiga antes de que siguiera diciendo cosas que solo lo avergonzarían más. Esta vez, más que para tomar chocolate caliente, estaba en la cafetería para tomar notas del menú, los precios y el diseño del establecimiento. Su gran sueño desde que tiene memoria es abrir una cafetería que se convierta en el lugar seguro de sus clientes y, desde su perspectiva, Bloom Coffee era un buen ejemplo de lo que él quería lograr. Se sentía contento cada vez que llegaba y se sentaba a la misma mesa siempre. Podía reconocer algunos rostros, todos clientes satisfechos que frecuentaban el lugar. Con esto Sunoo ya estaba seguro de que no era el único cliente que los empleados debían reconocer.
En unos cuantos años más tal vez sea capaz de poner su propio negocio, pero mientras tanto tomaría como fuente de inspiración esta cafetería que se había convertido en su favorita.
—La temperatura está bajando. —Haerin tembló—. Creo que también necesito algo caliente. —Hizo una seña al empleado más cercano y este se apresuró a atenderla—. Disculpe, quiero un café con leche... ¿le pueden agregar bombones?
El mesero dejó de escribir en su pequeña libreta y un par de ojos grandes la miraron perplejos. El chico se veía bastante nervioso por la forma en que sus dedos se aferraban al objeto que sostenía.
—Bombones —balbuceó—. Sobre eso... Tengo que preguntar, no tardaré. —Hizo una reverencia y se dio la vuelta para irse, pero regresó de inmediato—. Perdón, ¿desean algo más?
Sunoo y Haerin negaron y el muchacho retomó su camino a pasos torpes.
—Parece que es nuevo, nunca lo había visto.
—Lo siento tanto por él. —Haerin hizo un puchero—. Los primeros días de trabajo son difíciles.
Sunoo retomó lo que hacía; escribió "Tener la opción de agregar bombones a las bebidas calientes" en su libreta, justo debajo de un sinfín de anotaciones de alimentos y bebidas. A punto de agregar recomendaciones sobre el aire acondicionado y la calefacción su vista captó la presencia de Sunghoon cerca de la caja colocándose de nuevo el delantal que era parte de su uniforme y una mascarilla transparente. Sonrió sin poder evitarlo, su corazón se sacudió de emoción y de pronto una pregunta llegó a su mente.
«¿Estaría bien pedirle el número?»
—No debería —susurró.
—¿Mmm? —Haerin siguió su mirada y soltó un grito cuando descifró la situación—. Es tan obvio, Sunoo. Haz algo ya —dijo. Le dio unos golpes en el hombro que lo sacudieron un poco.
—No lo sé.
—¿Por qué te regalaría dulces? ¡Tus favoritos, además! No quiero ilusionarte, pero parece que está interesado en ti. No pierdas la oportunidad, arriésgate.
—Haerin...
—¡Hazlo! ¡Ahora!
Sin pensarlo más, Sunoo salió disparado hacia el mostrador, estaba inquieto y de repente sudoroso. Dio el suspiro más largo en su vida mientras se acercaba y, antes de poder dirigirle la palabra a Sunghoon, este se acercó a la, muy bonita, empleada de cabello rojo y le dijo algo al oído que los hizo reír juntos. Lucían bastante cómodos y el comportamiento de cada uno dejaba ver que se tenían confianza. Su mente se aseguró de pensar en todas las razones posibles por las que se veían tan cercanos; seguramente tenían años de conocerse y salían fuera del trabajo... O se habían conocido ahí y almorzaban juntos en su tiempo libre. ¿Por qué le preocupaba tanto de todos modos?
Con mucha vergüenza y el corazón acelerado se resignó a carraspear para llamar su atención. La mirada oscura de Sunghoon sobre él lo dejó mudo, entonces dijo algo que no pudo entender por lo que sólo asintió con la cabeza.
—¿Incluyo la orden de tu compañera?
Sunoo asintió de nuevo. No tuvo la valentía de pedirle el número, así que sin decir una palabra pagó la cuenta para poder marcharse a casa.
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