04

Han pasado algunos días desde la última vez que vino al café, quería estar allí todos los días de ser posible, pero al ponerse en el lugar de los empleados, se sentía incómodo.

«¿Creerán que soy raro por estar aquí todos los días?», pensaba.

Dejó que pasara el tiempo antes de regresar. Por suerte, esta vez iba acompañado de Haerin. Esta vez estaban sentados cerca del ventanal que daba hacia un callejón con casas que lucían prestigiosas y bien cuidadas; era una vista agradable.

Antes de que pudiera seguir admirando (y criticando) el auto deportivo recién estacionado que tapaba la vista detrás, Haerin lo llamó.

—¡Mira, Sun! —dijo, señalando un lugar cerca del mostrador—. Aquí dice que hay cachorros.

Había un pizarrón pegado a la pared en donde decía: "zona de cachorros abajo". Definitivamente era algo nuevo, Sunoo estaba seguro. De las contadas veces que había estado allí, nunca, en ningún momento, notó ese llamativo letrero.

—Aquí tienen, un té helado y chocolate caliente. —Sunghoon dejó las bebidas con cuidado. Sunoo recibió su chocolate con gusto, emocionado por probar aquel que tal vez pronto se convertiría en su favorito; era el más delicioso que haya probado jamás.

Mientras soplaba para que la bebida se enfriara, captó que algo sobresalía debajo de su taza; cuando lo tomó se dio cuenta de que se trataba de un pedazo de papel con algo escrito.

"Gracias por el dibujo. Te dejo algo a cambio, espero que te guste. —SH"

Le dio la vuelta al papel y se encontró con el dibujo de un adorable zorro anaranjado.

Sonrió sin poder evitarlo. Sus mejillas se sonrojaron con furia, y enterró el rostro en su taza para que Haerin no lo notara.

¿Por qué sentía que Sunghoon y él terminarían siendo muy amigos? Podía percibir que le agradaba y, de alguna forma, eso hacía que su corazón se acelerara.

—Quiero ver a los cachorros. Vamos a ver a los cachorros. —Haerin seguía observando aquel letrero con un brillo destellando en sus ojos. De vez en cuando daba pequeños saltos en su lugar, como si de pronto su emoción se desbordara.

Todavía esperaban sus postres (pedidos a último minuto), pero Sunoo no tenía problema con atender la curiosidad de su amiga antes de comer. De todos modos, no estaba seguro de que pudiera lograr esperar más tiempo estando quieta en su lugar.

—Pidamos permiso para hacerlo.

—Llámalo —susurró. Tenía la vista clavada en algo, o alguien, detrás de Sunoo—. Pregúntale a Sunghoon.

El recién nombrado apareció en su campo de vista unos segundos después, luego de llevar una orden a la mesa de atrás. Haerin le dio una patada bajo la mesa, y Sunoo en automático lo detuvo y dijo:

—Disculpa, Sunghoon hyung. ¿Aquí hay perros?

El barista sonrió, mostrando sus relucientes colmillos una vez más.

—Sí. Hay una zona donde se puede visitar a los cachorros que rescatamos.

—Es nuevo, ¿no es así? Jamás vimos el letrero —dijo Haerin.

—No lo es. Cerramos el área por un tiempo, pero ahora ya está disponible al público.

—¿Podemos ir a verlos? ¿Ahora?

Sunghoon los guió a la zona de cachorros, que se encontraba en una especie de sótano debajo del edificio, pero que estaba en buenas condiciones para los pequeños seres que se quedaban temporalmente allí. Había todo tipo de objetos para animales en el lugar, desde juguetes chillones hasta resbaladillas y piscinas de pelotas. Sunoo se dijo a sí mismo que si fuese un perro, le encantaría vivir ahí.

Los cachorros se veían felices. Se arremolinaron a su alrededor cuando llegaron, moviendo sus colas con euforia. Algunos ladraban para llamar su atención y otros simplemente se sentaban a esperar que los notaran.

Sunghoon les contó que el dueño va de un lado a otro rescatando a cachorros de la calle y los lleva a la cafetería para poder cuidarlos antes de ponerlos en adopción. La mayoría eran de raza pequeña (sino es que todos) porque el lugar no era ideal para albergar razas grandes. Pero si el dueño (el señor Hwa Inseo) encontraba perros adultos o de mayor tamaño, los llevaba a otro albergue de confianza.

—Son tan tiernos —chilló Haerin—. Quiero llevármelos a todos.

—Si en algún momento quieren un compañero de vida, pueden encontrarlo aquí.

—Parece que te gustan mucho los animales, ¿es así? —dijo con curiosidad Sunoo.

—Sí. Es una de las razones por las que estudio veterinaria.

—Vaya.

—Vaya —repitió Haerin, notablemente embelesada con el barista. Sunoo terminó dándole un golpe en las costillas con el codo.

—Adopté a una cachorra que rescatamos hace tres años, se llama Gaeul.

Unos pasos resonaron en la habitación y luego apareció Hyunseo.

—¡Sunghoon! Regresa ahora, hay que atender a los clientes.

✩。:*•.─────  ♡  ─────.•*:。✩
¿Algún alma interesada todavía por este fic?

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top