9
Los periodistas piden la liberación inmediata del pobre simio que tiene capturado como si se tratara de un experimento enfermizo que intentan hacer ambos osos polares con el Instituto de Investigación como cómplice.
—Esto no es ningún experimento y no le hicimos daño a la criatura, sólo-
—¿Criatura? ¿Por qué lo llaman así? Debe tener un nombre, ustedes son despreciables.
—Señores, el Pazoran no habla ni tampoco es civilizado —dice Elio en un tono firme al ver que comenzaron a insultar a la doctora.
—Estás diciendo que los simios no son civilizados, ¿desprecias a su especie?
—¡Claro que no! —exclama, soltando unos gruñidos de por medio que asustan a los presentes. Los otros animales ya estaban nerviosos y con los gruñidos se pusieron histéricos.
—Por favor, escuchen. Lo hemos estudiado y tenemos prueba de lo que decimos —habla Paz, aunque nadie la escucha por estar gritándose entre ellos. Todos indignados por la discriminación hacia los simios, aunque ellos no pertenecen a esa especie.
El personal de seguridad rápidamente echan a todos los alborotadores, dándoles a los osos un momento para respirar y tranquilizarse. Paz estaba a punto de saltar sobre una puercoespín que no dejaba de llamarla bestia inmoral. Elio también estaba a punto de llegar a su límite. Desde su lugar el Pazoran observó todo.
En eso los de seguridad se acercan a ambos para decirles que todos los periodistas ya salieron de las instalaciones. Aunque una gorila, parte de ellos, se muestra bastante molesta.
—Cualquier cosa que ellos dijeran no es cierto —comenta Elio.
—Si veo a un simio encerrado allí —responde al mirar por los grandes ventanales.
—Tenemos pruebas de sobra que respalda lo que decimos. Es un simio pero muy agresivo, además puede respirar bajo el agua. Su hábitat se parece a las islas en donde vivía —le explica Paz mientras deja las fotos y documentos sobre la investigación—. Encontramos restos de delfines, tiburones, crustáceos y peces de diferentes tipos en las islas. No lo parece pero Pazoran Alares es un depredador eficiente.
—Esto... ¡Deben hacerlo público ya! —exclama la gorila para luego disculparse por su comportamiento—. Estaba molesta pero con lo que me explicaron ya lo entiendo. Deben ser más rápidos que esos periodistas o habrá caos.
—Ya es tarde —avisa uno de sus compañeros al enseñarle su celular. Ya publicaron una noticia diciendo que el Instituto de Investigación Marina usa simios para hacer experimentos ya que no los consideran animales civilizados.
—"La doctora Paz Mercil acaba de mostrarnos muy orgullosa su experimento, colocando un nombre denigrante a un simio, al cual exhibe como si se tratara de un espectáculo cruel" —lee la osa para luego gritar—. ¡Malditos hijos de! ¡Ahhh! —Ella patea un escritorio para luego caer desmayada en medio de una lluvia de papeles a su alrededor.
Los noticieros hace masiva la noticia, llegando a cada rincón de la internet también. Debido a que grabaron al Pazoran, todos lo ven como un simple simio privado de su libertad. Esto provoca manifestaciones masivas a favor de la libertad del simio y más derechos para esa especie.
Lim estaba preparándose para ir a trabajar, pero su tía lo detiene, diciéndole que debería ir a la manifestación. Él sólo rodó los ojos.
—¿Por qué se manifiestan? —pregunta mientras mira su reloj de pulsera, todavía tiene tiempo.
—Tienen encerrado a uno de nosotros para hacerle experimentos, están pidiendo que lo liberen inmediatamente.
—Ah, hablas del Pazoran Alares. No es como nosotros, tía.
—¿Cómo sabes eso? Un simio es un simio —cuestiona, un poco ofendida por su respuesta.
—Leí sobre él en una página de investigación. La familia de delfines Rancier publicó el descubrimiento de esta nueva especie, parece ser el último de los suyos —le explica, aunque sólo parece confundirla más y más.
—¿Qué tienen que ver los animales acuáticos en esto? Ellos no tienen tecnología ni páginas de investigación.
—Si las tienen. Debo irme, se me hace tarde —la interrumpe para luego salir de la casa. Él ama a su familia pero a veces son insoportables. Afuera ve un gran desorden, muchos de sus vecinos se movilizan para ir a la manifestación mientras él toma el camino contrario para ir al trabajo. Su mentor lo espera y fue quién le enseñó a ser muy puntual, no quiere decepcionar a estas alturas.
Al llegar a la funeraria ve al mayor en el estacionamiento con los brazos cruzados. Lim maldijo para sí mismo, aunque llegó justo a tiempo.
—Hey, nos llamaron del Hospital Llanos. Tienen cuatro cuerpos para nosotros —dice al arrojarle las llaves del auto de la empresa—. Ve a traerlos, prepararé todo para los velorios.
—Enseguida —responde para luego suspirar. No importa cuántas veces haga esto, nunca se acostumbrará. Sin embargo prefiere que sea así, sería peor que en un momento deje de sentir, como si no tuviera sentimientos o empatía.
Al llegar a dicho hospital se dirige a la morgue del complejo para recoger los cuerpos, sin embargo otro auto choca contra él. Por un momento queda desorientado, sus oídos zumban y siente un poco de sangre caer desde un corte de su frente.
—Maldita sea —murmura al quitarse el cinturón para bajar. Al salir del coche ve a una camioneta, la cual abolló un poco la parte trasera—. ¿No ves? Estaba estacionando —le dice al otro conductor.
—¡Sal del camino, es una emergencia! —exclama un león con falda, el cual se desploma en el suelo para vomitar.
—¿Qué tienes? —Lim no puede ignorarlo y ofrece su ayuda, aunque tampoco puede acercarse demasiado al gran felino debido a su miedo natural.
—Yo estoy... estoy bien, e-es ella —responde al indicar a su acompañante. Lim se acerca con cautela al coche, puede ser una trampa pero al ver a otro simio herido corre hacia la puerta para desabrocharle el cinturón.
—¿Qué le hiciste? ¿Quién es ella? —le pregunta mientras corre hacia la puerta de emergencias con el león a detrás.
—Unas leonas nos atacaron, ella es mi novia.
—¡¿Que, qué?! —exclama, entonces cruzan las puertas y llaman la atención de las enfermeras y enfermeros. Quienes identifican el problema inmediatamente, todos se movilizan para atenderla y buscan al responsable.
Todo parece estar claro, vieron que una pareja de simios entró a emergencias. Ella con heridas de grandes garras y casualmente hay un león raro con falta en la sala de espera.
—Le están haciendo una transfusión de sangre, ya está fuera de peligro —le dice Lim luego de darle un poco de jugo. El felino está muy pálido.
—Gracias, yo no podía ayudarla —responde mientras rota su rostro, rápidamente toma todo el contenido de la botella.
—Entonces... volveré a mi trabajo. —Lim se aleja luego de despedirse, pero voltea rápidamente cuando los animales de seguridad saltan sobre el felino para inmovilizarlo.
—¡Quieto león!
—¿Por qué? N-No hice n-nada —protesta él al resistirse.
—Lastimaste a la novia de este simio.
—¡No, es un malentendido! —exclama Lim y los empuja para que lo suelten—. Este león es la pareja de ella.
—Eso es ridículo.
—No fue él porque... no tolera la sangre —habla para luego morder su mano, haciendo que sangre un poco. Como esperaba el gran felino vuelve a tener esas violentas arcadas—. Yo los ayudé justamente por eso. Él ni siquiera podía acercarse.
Los demás animales se alejan del felino mientras le piden disculpas. Casi lo matan por error para hacer cumplir las leyes.
Cuando éste se recupera, se acerca a Lim, dándole las gracias por salvarle la vida a ambos.
—¿Cómo te llamas?
—Lim Samat —responde, aún guardando distancia.
—Soy Mirrey Llarquia y mi pareja se llama Efer, gracias de nuevo por salvarnos —repire mientras bebe un poco más de jugo—. No te vez como un enfermero o un doctor.
—No fue nada y en realidad no trabajo aquí, sino en una funeraria —responde al rascar su nuca—. Es un poco irónico.
—Disculpa, tu pareja despertó y quiere verte —le dice una de las enfermeras que atendió a Efer.
—Busca al león —señala Lim para luego despedirse. Sin embargo, entes de que se marchara Mirrey lo toma del brazo para ir al lugar donde está Efer. Ambos de acercan a la camilla, aunque Lim sigue distante.
Ella se ve bastante pálida mientras está conectada a las vías. Se siente débil pero sonríe cuando ve al león.
—¿Dónde estamos? ¿Qué pasó? —pregunta al ver a su alrededores. Mirrey ignora las bolsas de sangre y su asco para acercarse y abrazarla.
—Encontré un hospital pero choqué. Lim es el otro conductor, no fue nada grave, él nos salvó a ambos —responde el felino, haciendo que ella mire a Lim.
En ese momento él se siente un poco avergonzado debido a los halagos, por lo que sonríe de manera nerviosa.
Está muy cerca del león, incluso lo está tocando, piensa mientras juega con sus manos.
—Gracias. —Él levanta la mirada al escucharla, encontrándose con una muy bella sonrisa.
—No fue nada, en serio —contesta para luego mirar su reloj—. Ah, debo volver al trabajo. Fue un gusto conocerlos.
Él se apresura a salir de emergencias y busca la morgue del edificio. Esta vez llegará muy tarde y su maestro lo regañará.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top