Con los resultados de los análisis Paz sólo está más confundida al respecto, el ADN de la criatura concuerda con el de los simios en un 99 porciento. No hay duda pero ella está llena de preguntas.

—¿Un simio acuático? Es imposible, la sola idea es ridícula... pero supongo que si hay tortugas, serpientes, aves, insectos y plantas... la naturaleza tal vez pensó: ¿por qué no un simio marino? —se dice a sí misma mientras ve el mar desde la cabaña que rentó en la playa—. ¡Ahh! Maldito calor, dijeron que la costa es fresca —se queja al agitar su abanico con más fuerza. 

En ese momento escucha los graznidos de Lares junto al de otras gaviotas, quienes vuelan hacia allí. Él le trae buenas noticias ya que Zera se recupera rápidamente y el resto de la familia Rancier la ayudará en su proyecto desde ahora. 

Al día siguiente la osa polar pone en marcha su plan de captura junto a los delfines y las gaviotas, todos cooperando. Primero las aves sobrevuelan las el conjunto de islas deshabitadas para encontrar el hogar del Pazoran Alares, saben que preferiría vivir en tierra porque el mar es muy peligroso y sólo entra al agua para cazar.

—Vimos un poco de humo, ese debe ser su nido o lo que sea —comenta uno de los compañeros de Lares luego de regresar al barco donde se encuentra la doctora Paz. Esta vez le pertenece a un instituto de investigación marina de la ciudad, por lo que nadie de la tripulación hablará demás de la investigación.

—Las islas están repletas de trampas y redes, desactivamos todas —le dice el padre de Zera, quien lidera a los delfines. El trabajo fue muy sencillo utilizando su ecolocación para encontrar dichas trampas enterradas en la arena de los alrededores de las islas.

—El Pazoran está en esa isla, acabamos de verlo —le comunica Lares al aterrizar en el barco.

—Buen trabajo, iniciaremos con la fase dos —contesta Paz, haciendo asentir a los demás.  

En la isla la criatura hace su rutina normal, cocinará su última caza ya que tiene mucha hambre, sin embargo comienza a escuchar la alarma de una de sus trampas. Algo cayó y está jalando la cuerda que llega hasta la tierra. Inmediatamente deja lo que está haciendo para lanzarse al mar, sin percatarse que lo están observando desde el cielo.

Dentro del agua el cazador se acerca nadando rápidamente hacia la trampa, encontrando nada aunque logra divisar una sombra nadar entre unas rocas cubiertas de algas. 

Sigue a la presa, creyendo que pudo haberse liberado, entonces da el primer ataque. Lanza una vara gruesa y con punta de metal, la cual corta el agua a su paso debido a la fuerza que utilizó. El delfín tuvo que cambiar de dirección rápidamente para evitar el arma. Pero aún así recibió un daño consideraba por el roce.

\\Me atacó, es muy rápido\\ le dice al resto con una serie de chasquidos que recorre la extensión de agua rápidamente. 

\\Aléjate. Nosotros lo llevaremos hacia las trampas\\ responde su líder, quien deja de ocultarse para tomar el lugar del herido. La criatura no nota la diferencia ya que a sus ojos los delfines son exactamente iguales. 

Al ir detrás del delfín recupera su lanza, sin embargo al pisar una roca una red se despliega sobre el cazador. 

\\Cayó\\ Los delfines comunican esto al resto de la manada, pero el líder ve como la criatura mantiene la calma y corta la red con la punta de su lanza.

\\Se liberó\\

Los chasquidos llegan hasta oídos del cazador, no entiende el lenguaje de los delfines, aunque con ellos logra distinguir que hay muchos más a los alrededores. Luego de liberarse ve a líder nadar a unos metros de distancia, sin embargo esta vez no lo persigue, ya no lo hará.

¿Qué está haciendo? ¿No piensa cazarme?, se pregunta mientras sube lentamente a la superficie para respirar.

\\Está escapando\\

\\¿Por qué?\\ 

\\No irá hacia las trampas, debemos detenerlo\\ 

Él le ordena a los demás reagruparse, entonces nadan tras la criatura. A pesar de que sea bastante rápida los delfines tienen el cuerpo y la velocidad de un nadador eficiente, por lo que se adelantan y crean una una pantalla de humo. Al sacudir la arena y lodo del fondo, crean una pared que rodea al cazador, así nublan su vista por completo. En cambio el grupo sabe perfectamente dónde se encuentra debido a la ecolocación, los chasquidos son llevados por la corriente y regresan a ellos cuando rebotan contra un objeto u otro animal.

Con su visión inutilizada, la criatura hace uso de su oído, oyendo los chasquidos a su alrededor. Sin embargo atacar ciegamente es inútil porque los delfines se mantienen en movimiento constante para mantener la pantalla de humo que lo rodea. 

De repente recibe un golpe de cola, el cual lo obliga soltar su lanza, la cual desaparece rápidamente porque los delfines se la llevan para que no pueda lastimar a nadie más. 

\\Está nadando hacia la superficie\\

Ellos se lo permiten, creyendo que necesita respirar, pero la criatura busca ver la isla. Cuando la divisa se apresura a nadar con brazadas largas. Está harto de juegos, pero la verdadera razón es que se ve superado en número.

Logra ingeniárselas para escapar de la manada, dejando su ropa dentro de unas cuevas marinas. Los delfines rodearon al señuelo mientras él escapa hacia la tierra. Ya es demasiado tarde para cuando el grupo se da cuenta. En la costa la criatura camina hacia una sombra para resguardarse del sol caliente, desde su lugar mira el mar para luego soltar una ruidosa carcajada.

Después de descansar sobre la suave arena, se levanta para regresar a su refugio. De repente siente algo bajo sus pies y sorpresivamente una cuerda se ajusta en su tobillo, levantándolo del suelo rápidamente, quedando envuelto en otra red. Al estar de cabeza ve a la osa polar acercarse.

—Te tengo —dice con una gran sonrisa. Ella se apresura a inyectarle algo en su cuello al ver que trataba de liberarse, incluso fue capaz de romper la red con su increíble fuerza. En minutos el tranquilizante hace efecto, provocando que su vista se nuble y caiga dormido. 

—Misión cumplida —habla Lares mientras vuela sobre ella. Luego se aleja para darles a todos la buena noticia, el Pazoran Alares ha sido capturado.