5

Cuando sus padres se enteraron de lo que pasó castigaron a Zera y le prohibieron hablar con Lares por un tiempo al igual que con la osa polar. Ellos quedaron horrorizados al ver sus heridas, creían que sólo era una observación de una criatura y no tenían idea de la gravedad del asunto.

—Lo lamento en verdad —murmura la osa mientras está sentada en el muelle.

—No se preocupe, los padres de Zera son estrictos pero es porque la aman —le dice Lares al estar junto a ella—. Sus vidas son diferentes a las nuestras. Corren peligro constantemente y su mejor defensa es la familia.

—Entiendo —asiente ella al ver sus garras, todavía siente la sangre de ese extraño animal.

—¿Qué haremos ahora? Esa nutria gigante les dijo a todos lo que pasó.

—Revisé mis archivos, no hay nada registrado acerca de esa criatura —comenta ella al soltar un suspiro—. Pero los resultados de los análisis estarán en unos días. Debemos pensar en cómo lo nombraremos. 

—Oh, nunca nombré a otro animal. ¿No deberíamos saber a qué especie pertenece primero? ¿O cómo se ve realmente? —cuestiona, a lo que la osa le muestras las imágenes que sacó de las grabaciones.

—Tiene el rostro cubierto pero se puede apreciar sus ojos y un poco su nariz bajo la tela. Su cuerpo parece estar adaptado para la vida terrestre, no tiene aletas, pero de alguna manera puede respirar bajo el agua. —Ella da una pausa y agrega con una sonrisa—. Estuve pensando en llamarlo Pazoran Alares. Cuando nombras a algo deja de ser extraño, desconocido y tampoco le temes. 

—Suena bien —comenta la gaviota al asentir—. Mmm, ¿cómo podemos seguir con la investigación? Zera no está aquí pero yo te ayudaré —agrega Lares al sacudir sus alas.

—Bueno... Sería grandioso capturar al espécimen para estudiarlo, su comportamiento y anatomía real pero también es muy peligroso —habla pensativa para luego mirar a Lares.

—Podemos atraparlo con una trampa, como lo hizo con Zera —propone éste con una sonrisa, también le da una idea a Paz de cómo proceder desde ahora.               

Unos días después...

Teodoro reúne a su familia en la sala para hablar de algo muy importante con ellos, también se encuentra Rhea presente, quien se muestra bastante nerviosa. La pareja de osos pardos miran al león sin melena y a la pequeña simio.

—¿Qué pasa? ¿Por qué están tan tensos? No parecen enfermos —pregunta Efer rápidamente al acercarse para tocarlos y checar sus temperaturas—. El estómago de Rhea se siente un poco abultado.

—Efer. —Mirrey la toma de la cintura par alejarla, entonces la sienta a su lado—. Déjalos hablar.

—Claro, claro. Perdón —dice al asentir con la cabeza. Entonces ambos miran a la pareja, quienes se toman de las patas para tranquilizarse. Teo toma aire antes de hablar.

—Rhea y yo estuvimos pensando, han pasado cuatro años desde que somos pareja...

—A-Ambos creemos que es tiempo y charlamos mucho sobre ello —interviene ella al darles una sonrisa—. Estoy embarazada.      

—¡¿En serio?! ¡Esa es una buena noticia! —exclama el felino sin ocultar su alegría, entonces se lanza sobre Teo para despeinarlo, también le da un abrazo a la osa.

—Felicidades —dice Efer cuando sale del shock, a pesar de que ya sospechó algo al tocar el vientre de Rhea.

—Sabíamos que reaccionarían así. Pero, la cosa es que... queremos que nuestras crías nazcan en las montañas, mi hogar —les explica Teo—. Allí podrán alimentarse de carne sin dañar a nadie hasta que crezcan lo suficiente. Cada temporada los salmones nadan río arriba para desovar y mueren al terminar su ciclo.  

—Eso significa... que deben partir pronto —habla Efer para luego apresurarse en guardar todo lo que necesitarán para el viaje. Ella les dice que sería malo viajar con Rhea en un embarazo avanzado, además no saben en qué condiciones estará la cabaña. Teo sonríe al verla tan emocionada, como siempre lo apoya en todo y por ello, esa misma tarde ya están partiendo de regreso a su hogar. 

—Toma. —Mirrey trata de entregarle un obsequio al pardo, Teo lo abre para ver su contenido y lo regresa de inmediato.

—Ahorré lo suficiente con mi trabajo —responde pero el león insiste. 

—No importa, quiero dártelo.

—Pero yo no quiero recibirlo. 

Ambos se gruñen entre sí mientras Efer despide a Rhea al igual que su madre. La osa mayor está muy conmocionada por la noticia, la extrañará mucho pero al mismo tiempo está muy feliz porque formó su propia familia y pronto será abuela. 

—Estoy muy orgullosa de ti —murmura al darle un abrazo bien apretado—. Sé muy feliz, ah y no te sorprendas mucho si los visito en vacaciones, ¿okey?  

—Gracias mamá, te quiero. 

—Quida a Teo, en todos los sentidos —Rhea asiente al pedido de Efer y también la abraza—. La cabaña está en un lugar alejado, podrán hacer tanto ruido como quieran —agrega en voz baja, haciendo que la otra suelte una risa.

—Es bueno saberlo, jaja. También te extrañaré Efer, tu hermano está en buenas garras.

—Si no se apresuran perderán su transporte —señala a los demás pasajeros que están abordando.

—Es cierto, vamos Teo. —Rhea lo empuja hacia el autobús para abordar también, esta es una línea de larga distancia que los llevará directamente a la ciudad más cercana. Luego deberán tomar un transporte más pequeño para llegar al pueblo.

—¡Adiós! —La pareja se despide desde la ventana. Efer y Mirrey saludan mientras se los ven alejarse. Este último tiene una gran sonrisa porque pudo colocar el paquete de dinero dentro del bolso de Teo sin que se diera cuenta.

—Efer lo tomó bastante bien —comenta Rhea al secar sus lágrimas.

—No, estaba destruida —corrige él para luego abrazarla y llorar en su hombro.

Por su parte Mirrey debe contener a su novia, quien rompió en llanto unos segundos después que el autobús desapareció de la vista. Él le acaricia la espalda y comienza a ronronear para consolarla.

—Está bien, suéltalo —murmura mientras tiene una pequeña sonrisa en su rostro—. Chilla, chilla. 

—N-No me molestes —responde apenas. Su ceño fruncido, rostro rojo y ojos brillantes la hacen ver muy adorable a los ojos del felino.

—No debiste contenerte hasta ahora, si quieres llorar sólo hazlo —habla al alzarla en sus brazos para regresar a casa—. Prepararé algo delicioso para los dos y miraremos los vídeos que te gustan en la cama, ¿si?

—Es-Está b-bien —acepta aunque continúa escondiendo su rostro en el cuello de Mirrey.

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