29
626 termina de explicarle todo lo que sucedió con el león y el Efer. Al mencionarla sintió una creciente ira. Él mira a Naira en silencio, esperando alguna respuesta, aunque todo es demasiado para procesar. Ella necesita un tiempo para digerirlo.
—¡¿Estás loco?! Ella es tu hermana —exclama, haciendo que 626 levante las cejas sorprendido.
—Todos los errores genéticos fueron eliminados. Perfectamente podríamos tener hijos y repoblar la Tierra —se defiende al fruncir el ceño—. Nos llevaría más tiempo sin matrices artificiales. Pero prefirió al maldito león.
—No voy a ser el reemplazo de alguien más —dice Naira al cruzarse de brazos.
—Al principio era así, hasta pensé en quitarte tu piel. Sin embargo, el tiempo que pasamos juntos me hizo replantear eso y la relación que formamos es mucho mejor que tener un tapado dorado. —Naira no sabe si es bueno que 626 sea honesto o no, sintió un escalofrío al escuchar sus palabras—. Ya no serías cálida y no podría ver tu rostro azul o escucharte.
—Ya, entiendo. Deja de hablar de mi piel.
—Haces lo mismo con la mía, no te cansas de decir que es muy suave, ¿o no? —cuestiona, haciendo que ella baje la mirada—. Ya sabes todo de mí, las cosas que he hecho y las que voy a hacer. Todavía quieres estar a mi lado, ¿por qué?
—Porque soy realista y dominar el mundo es imposible —responde al darle una sonrisa. 626 queda sorprendido por su respuesta y aprieta los puños.
—No es imposible para un humano, conquistamos el espacio y modificamos nuestro cuerpo como queremos.
Naira continúa con su tierna sonrisa para luego extender sus manos hacia él para atraerlo a un abrazo.
—Dominar la Tierra traerá poder y mucho poder se vuelve inestable. ¿Qué tipo de gobierno establecerás? ¿Quién te ayudará a organizar la economía? —comenta ella al ladear la cabeza.
—Un objetivo a la vez —626 detiene sus labios—. Ya pensaré en ello en su momento.
Al salir del hospital se encontraron con Van en la sala de espera. Al estar dentro de la sala de emergencias el buitre se quedó a cuidar sus pertenencias y se encargó de pagar la cuenta.
—No creí que nos esperarías —dice Naira al verlo levantarse y caminar hacia ambos.
—Hice un trato, simple y sencillo —contesta mientras le entrega sus cosas a cada uno—. Me sorprende verte de pie y... sin... ninguna marca —ahora se dirige a 626.
—Vámonos, ya estoy bien —es lo único que responde mientras camina hacia la salida.
—Monita. Quiero hablar ahora —susurra hacia ella, aunque es ignorado y la ve caminar junto a 626—. Hum... Interesante, muy interesante.
Van sonríe para sí mismo para luego seguirlos. Desde el primer momento el simio calvo llamó su atención con su particular color, que ahora ha cambiado completamente. Pero hay muchas cosas más que lo impresionan, la pregunta que no deja rondar su cabeza es sobre la especie del simio.
Su curiosidad también es alimentada por la dificultad de encontrar respuestas y por cada cosa que 626 hace.
—¿Tienen hambre? Yo sí —dice el muchacho mientras revisa las provisiones y encuentra el pastel de grillos. Él se sienta en la acera para comenzar a comer, haciendo que Naira sienta un poco de vergüenza cuando atraen la mirada de los animales que están cerca.
—Continuemos, quiero salir de este sector ya —le pide al jalar de su ropa. 626 traga un gran bocado para luego levantarse y asentir. Ya está muy cerca de su objetivo y no pueden detenerse, sin mencionar que el león se fue. Él seguramente hablará con Efer y planearán detenerlo.
Debo llegar al museo primero, se dice a sí mismo mientras avanza a pasos rápidos.
El día pasa rápidamente, por lo que la noche los sorprende al momento de encontrarse con un cartel frente a ellos. La calle donde están es más ancha que las demás y hay algo escrito que ninguno de ellos puede leer ya que no se encuentra iluminado.
—¿Qué dice allí? —le pregunta Naira a Van, aunque él sube y baja los hombros.
—No veo.
—Los buitres tienen la mejor vista de todas —le reprocha al cruzarse de brazos.
—Si, pero no en la oscuridad. ¿Qué hay del otro simio?
—Sigamos, no importa —ordena al avanzar.
La tenue iluminación es igual a sección de reptiles, aunque notan una importante diferencia ya que Naira puede distinguir sombras cruzando sobre ellos. Inevitablemente se aferra al brazo de 626 mientras mira el cielo y los edificios. Su pelaje nuevamente está erizando, desde su cabeza hasta la punta de su cola.
626 hace una mueca por esto y busca con la mirada rápidamente un lugar donde resguardarse. Si fuera por él dormiría mirando las estrellas pero puede pedirle eso a sus acompañantes.
Un cartel luminoso llama su atención, por lo que se camina hacia el edificio y les dice para entrar.
—Es un motel, 626. Aquí vienen a pasar la noche y a... Hacer eso —murmuró ella al tomarlo de su muñeca.
—Bien, sólo nos quedaremos una noche y los precios parecen muy bajos.
—¡Eso es porque es un motel de quinta! —exclama por lo bajo, claro, asegurándose que nadie de los trabajadores la escuchen—. Van, ayúdame.
—No sé que es un motel, sólo quiero un lugar cómodo y silencioso para dormir.
—Cada una de nuestras habitaciones están insonorizadas para que ningún sonido del exterior los moleste —le dice el encargado de entregar las llaves.
—Denme dos —pide Van y paga por adelantado a pedido de 626, así en la mañana podrán irse sin más rodeos.
Naira ya no tiene el pelaje de punta pero muestra su desagrado por el lugar. La cama tiene una forma circular y extraña, una vez que se recuenta el centro es tan suave que se hunde un poco.
—Es rara pero muy cómoda —dice luego de deshacerse de sus zapatos. 626 copia su acción y sube también a la cama, quedando sobre ella, aunque no la aplasta porque soporta su peso con los codos.
—Quiero agradecerte por todas las veces que cuidaste de mí —dice al frotar su mejilla contra la de ella.
—Es mi trabajo. Es lo que sé hacer.
—¿Extrañas a la otra langur? —pregunta, haciendo que ella levante las cejas por la sorpresa—. Sé que tienes un lazo de amistad con ella.
—Es cierto, somos amigas. Pero raras veces trabajamos juntas, lo bueno es que cuando nos reencontramos retomamos nuestra amistad. Si... Algunas veces la extraño. —Naira sacude su cabeza y le da un empujón, haciendo que caiga a su lado—. ¿En tu mundo tenías amigos? —pregunta. Por lo que él le comentó de los humanos cree que eso sea imposible, según 626 todos son como máquinas que sólo hacen su trabajo.
—Si, tenía un amigo. M2112.
—¡¿En serio?!
—Mi relación con él era diferente a la que tenía con los demás. Mientras esperamos a ser asignados a una misión de terraformación debíamos realizar mantenimiento a nuestro sector asignado. Siempre me cruzaba con M2112 cuando hacía mis tareas y un día nos saludamos como siempre. Pero yo continúe con la charla. Le pregunté "cómo te encuentras" y respondió que "equilibrado y tú", le dice "también". Desde entonces la misma charla se repitió.
¿Es en serio? ¿Sólo eso? Tenemos conceptos de amistad muy diferentes, se dice Naira en sus pensamientos.
—Nuestra amistad terminó cuando me asignaron ser el apoyo de otro ingeniero y debieron dormirme para el largo viaje. No pude despedirme de M2112 —626 acaba su relato mientras desvía la mirada.
—No terminó, aunque ya no vuelvan a verse siempre recordarás sus charlas, ¿no? —dice para animarlo, pese a ser algo insignificante para ella, para 626 es algo muy importante.
—Si, tienes razón —asiente al abrazarla.
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