27
Al día siguiente Naira despierta bastante acalorada y cansada. Lo primero se debe a que la temperatura de la habitación es muy alta, por lo que la cambia a una más agradable para ella. Por otra parte está agotada ya que en la noche no se detuvo hasta estar completamente satisfecha, dejando a 626 con una muy buena primer experiencia.
—Necesito un baño urgente —se dice al levantarse de la cama. Su pelaje y cabello están completamente revueltos. Al llegar al cuarto ve que la bañera se parece más a una pequeña piscina en el suelo. Entonces recuerda que las serpientes nadan muy bien y no es extraño que sus bañeras estén adaptadas a sus necesidades.
La simio tararea al sentarse dentro del agua, la cual llega hasta su pecho y comienza a lavar su cabello.
—Creí que sería diferente a los otros machos, pero se ve igual —murmura para sí misma mientras la espuma comienza a cubrir todo su pelaje—. ¡Será que...! No, no debería preocuparme por eso. Es imposible.
—Buenos días Naira —ella voltea al escucharlo, y, teniendo un ataque de vergüenza, se cubre el pecho con los brazos y baja la mirada.
—Buenos días —responde como un susurro mientras él se sienta a su lado. Como la bañera es pequeña para ambos deben estar muy juntos. Cosa que incomoda bastante a Naira, ella odia esto porque su celo la hace más decidida y determinada pero cuando el calor para momentáneamente es invadida por la timidez.
626 se acerca aún más, tomando sus brazos y viendo cada parte de su cuerpo. Ella siente el rostro arder, sin embargo no ve que intente algo más, no lo culparía luego de lo que hicieron la noche anterior.
—No hay moretones o hematomas, no te lastimé durante el sexo —habla para luego darle una sonrisa. Ella no tenía idea de que estuviera preocupado por eso.
—No, no lo hiciste —responde al devolver el gesto.
—Ahora entiendo muchas cosas. En la Familia sólo los padres pueden tener sexo. Los hijos e hijas no podemos acercarnos a los demás a menos de un metro de distancia. Todo para evitar esto —comenta, despertando la curiosidad de la simio.
—Pero los padres quieren nietos —indica, aunque lo ve negar.
—No funciona así. Nosotros, todos somos iguales pero tenemos diferentes funciones y utilidad. Los padres engendran a los miles de hijos, los cuales deben vivir para la familia. 2626 es mi número de serie.
—¿M-Miles? Es imposible —murmura confundida y sólo le viene a la mente una criatura que pueda reproducirse de esa manera y son los insectos como hormigas, termitas o abejas.
—Es posible. Madre no lleva a ninguno en su vientre, sino que da sus óvulos y Padre su esperma para fecundarlos. Todo el proceso se hace en el centro de nacimientos, allí hay matrices artificiales donde cada embrión se desarrolla hasta nacer. Los padres tiene permitido el sexo, un privilegio por darle vida a la Familia —626 termina su explicación con una corta risa—. Y pensar que el resto de nosotros morimos sin experimentar algo tan increíble.
Ambos son envueltos por el silencio, Naira procesa e intenta imaginarse una vida sin sexo o incluso abrazar a los demás. En ese instante es sacada de sus pensamientos por 626, quien acaricia sus mejillas con los pulgares.
Ambos conectan sus miradas aunque él en realidad está observando todo de ella, los pequeños detalles lo atraen como el tono azul de su piel, las largas pestañas negras, esa diminuta nariz y los labios gruesos. Se detiene en estos últimos por más tiempo para inclinarse y rozarlos con los suyos.
—Espera... —Naira se aparta antes de que la situación se le salga de las manos.
—Sólo quería besarte, en realidad tengo hambre —murmura, su aliento choca contra los labios húmedos de ella—. Vamos a comer algo luego del baño —propone mientras se sumerge en el agua, así humedece completamente su cabello, el cual tapa sus ojos.
—Está un poco largo, puedo cortarlo si quieres —le dice al apartar las mechas húmedas de su rostro.
—Si, de esa forma mi visión no estará reducida.
Unas horas después ya están fuera del hotel, siguiendo las indicaciones que el encargado les dio para encontrar un restaurante o mercado con comida. Los tres llegan a encontrar dicho mercado, por lo que buscan comida y otras cosas.
El buitre nota cierto cambio en ambos simios, ahora la langur no parece tan asustada como el día anterior a pesar de estar rodeada de reptiles mientras que el simio calvo poco a poco deja de tener ese color negro de piel. Ahora su rostro y manos son más pálidas.
—Tu alimento son frutas y semillas, ¿no es así? —le dice 626 a Naira, quien asiente mientras lo ve comprar un paquete de frutas deshidratas y pan de salvado—. También quiero carne —le pide al vendedor que acaba de entregarle la comida.
—¿Carne? B-Bueno no hay en este mercado. ¿No preferiría un pastel de grillos o cucarachas?
—Los reptiles pueden adaptar su dieta, no habrá carne aquí —susurra Naira al oído del muchacho, también le dice que sea más discreto porque podrían meterse en problemas. 626 asiente, entonces acepta el pastel de grillos con miel, cosa que asquea a sus acompañantes.
—Que desagradable —comenta el buitre mientras continúan recorriendo los puestos.
—Tu especie es carroñera, se alimentan de cuerpos putrefactos llenos de gusanos e inmundicia. Eres el menos indicado para hablar —responde 626 al darle una mirada fría.
—Te refieres a mis ancestros. ¿En qué época crees que estamos? —cuestiona el ave al entrecerrar los ojos.
—Este... ¿puedes ayudarme a buscar medicinas? —Naira toma a 626 del brazo para adelantarse, dejando al muchacho un poco confundido.
—Será mejor no llamar la atención, ¿si? ¿Cómo sabes eso de los buitres? —pregunta lo último en voz baja.
—Nos enseñan cómo era nuestro planeta natal y las especies que vivían en él. Ahora sé que es información desactualizada —responde cuando se acerca al oído de Naira, haciendo que sienta un fuerte escalofrío.
—Oh, b-bien. —Ella se aleja al instante, ya que no quiere volver a sentir otra oleada de calor, mucho menos allí—. Vendas, alcohol y algodón —susurra mientras toma cada cosa para luego pagar por todo. Con ello se distrae para dejar de pensar en las caricias, los besos, el aliento cálido en su cuello y en las manos recorriendo su cuerpo.
626 frunce el ceño al verla con el rostro morado mientras suelta pequeños jadeos. Él acerca su mano, quitando el cabello dorado que cae sobre los ojos de ella.
Naira reacciona, apretando sus labios con fuerza pero se mueve su cabeza contra la mano de 626. Su mente le dice que se detenga. pero su cuerpo se mueve por sí mismo en busca de caricias.
—¿Estás bien? —pregunta él al arquear una ceja.
—¿De verdad preguntas? —interviene el ave—. La azulita está acalorada, te necesita.
—No, no, no, no. Estoy bien buitre —dice ella rápidamente.
—Me llamo Van. ¿Por qué las hembras no quieren hablar del celo? —comenta éste mientras niega con la cabeza.
Naira baja sus orejas mientras da una mirada a su alrededor, notando que son el centro de atención. Ella no soporta la vergüenza por lo que huye del mercado. 626 queda paralizado por eso, intentando entender lo que acaba de pasar y, cuando reacciona, sujeta al gran ave de su pico.
—Es tu culpa —murmura cuando hace presión, haciendo que Van suelte unos quejidos ahogados. Cree que perderá su pico pero 626 lo suelta para ir tras la simio.
El muchacho corre rápidamente hasta doblar una esquina, allí se detiene en seco cuando ve a Naira frente a otro animal mucho más grande. Los lagartos y tortugas de alrededor se ocultan rápidamente en sus casas o en pequeños huecos.
La langur se detuvo antes de chocar contra dicho animal mientras huía, quedando paralizada frente a él sin poder moverme debido al miedo y terror.
—¡Naira! —626 grita al estar a unos metros detrás de ella. Pero el otro es quien responde mientras avanza a pasos firmes.
—Sabía que vendrías a esta ciudad tarde o temprano —habla mientras se quita la capucha que cubría su cabeza.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top