26
El sector a por donde se infiltraran resulta estar poblado por reptiles, pero no cualquier reptil sino que son serpientes y lagartos venenosos, que con una sola gota podría matar a todo tipo de animales. Esto causa que la mayoría de ellos deban vivir en dicho sector para no ponerse o poner a los demás en peligro.
Esto hace que la presencia de un buitre y dos simios llame mucho la atención. Atrayendo los ojos de todos los animales que estaban haciendo su rutina diaria.
Naira se aferra al brazo de 626 porque ahora tiene dos grandes razones para temer. Una es el buitre mientras que alguna de las serpientes podrían morderla si se sienten amenazadas o nerviosas.
—¿Estás bien? —pregunta él al mirarla, no sabiendo cómo reaccionar en realidad.
—Esto es peligroso —murmura al mirar a un lado al otro, alerta a cualquier movimiento que hay a su alrededor.
—Sólo no te alejes de mí.
—Nos miran como bichos raros, soy parte reptil —habla el ave quien camina al lado de ambos, por su tamaño no debe volar ya que llamaría mucho más la atención y los reptiles creerán que está cazando—. Está anocheciendo —indica al levantar la mirada al cielo.
—¿Dónde vamos a dormir? No conocemos este ciudad. —Naira se preocupa aún más mientras el sol comienza a descender. Los edificio se tiñen de un azul crepuscular y las luces tenues se encienden.
626 mira esto con curiosidad, deduciendo que esas luces ayudan a los animales diurnos que se mueven en la noche. Pero no son tan intensas para molestar la vista de los animales nocturnos.
Debido al ambiente y los ojos brillantes de los reptiles en la oscuridad, Naira ahora se encuentra colgada por el cuello de 626. Temblando y con el pelaje de punta. Él continúa caminando por las calles en busca de un hotel por sugerencia del buitre.
El muchacho pregunta por la dirección de los hoteles, entonces acaban llegando a un edificio. Sin embargo el lugar parece ser exclusivo para las serpientes. Aunque de todas formas son bienvenidos. 626 le da las gracias al encargado que los recibió y van hacia la habitación que les corresponde, él también reservó un cuarto para el buitre.
—El pájaro ya no está, tampoco las serpientes —comenta mientras ella se baja de su espalda lentamente. Naira suspira, ahora sus instintos de presa le dan una tregua, sin embargo otro temor aparece ya que todo a su alrededor se ve diferente.
El cuarto tiene una temperatura más cálida que el exterior, la cama no es muy grande y hay un pequeño tazón de insectos de bienvenida. Grillos asados.
—Aún no puedo creer que estemos en la ciudad capital... Nunca me había alejado tanto del santuario.
—Entiendo, las nuevas experiencias suelen ser un desafío —comenta al ver que sus dedos dejan de tener ese color negro, dando paso a su tono normal.
—Tú debes estar aterrado. De seguro tu mundo es muy diferente al mío y cada cosa...
—Si, aunque la experiencia, sea mala o buena, es experiencia y aprendo de ella en lugar de temerle —comenta al acercarse a la cama, a un lado ve una mesa llena de cremas o cepillos.
—Oh, los reptiles cuidan muy bien de sus escamas. Pueden parecer toscas y secas pero son muy suave al tacto —comenta ella al tomar una para colocarla en su rostro y manos—. Ellos hacen los mejores productos para el cuidado de la piel.
—¿No le temías a las serpientes?
—Trabajé un tiempo con una vieja iguana, me enseñó a sanar a los demás. A ella le compré mi libertad y desde entonces ofrezco mis servicios, aprendí de las otras especies con la práctica —le cuenta, sorprendiendose de tener la atención de 626. Él por lo general está disperso, aunque ahora se encuentra concentrado completamente en ella.
Naira queda paralizada cuando él se le acerca, aunque sólo lo hace para limpiar los restos de crema de su rostro.
—No necesitas eso.
—El desierto resecó mucho mi piel —murmura, sintiendo como su cuerpo comienza a reaccionar. Además sólo está acariciando sus mejillas.
Las caricias pasan a su cabeza, él peina su cabello con cuidado. Para cuando se da cuenta ya lo está abrazando, en su estado le es casi imposible controlar sus acciones. Abre bien grande sus ojos cuando siente unas manos pasear por su espalda.
626 la siente temblar en ocasiones pero no lo aparta, por lo que continúa tocándola. Naira cierra los ojos, soltando suspiros bajos contra el cuello de él. Esto también lo estimula, viendo como su cuerpo experimenta sensaciones que nunca antes había sentido.
Ella toma el control en un momento mientras se recuestan en la cama. Por su manía de sentir más la suavidad de su piel, Naira comienza a quitarle la ropa, deshaciéndose primero de su camiseta ante la atenta mirada de esos ojos oscuros y profundos.
—Tengo miedo, no estoy segura de esto —susurra cuando se detiene. Él se sienta mientras la acomoda en su regazo, dejando unos besos sobre sus párpados.
—¿Soy la razón?
—No lo sé... Eres cruel, has matado a otros animales pero ellos también querían hacernos daño. Nunca me has tratado mal, aunque hablas de mí como si fuera un objeto. Estoy confundida —habla, intentando explicarse de la mejor manera que puede.
—Te refieres a tu nueva utilidad, ¿cierto? No pude explicarte en ese momento. A partir de ahora serás objeto de mi cariño y afecto —murmura luego de dejar un beso en su mejilla.
—A esto me refiero —señala al fruncir el ceño—. Obtuve mi libertad para dejar de ser usada por los demás. —Ella golpe su pecho debido a la frustración. Entonces siente como él toma sus manos entre las suyas.
—Entiendo. Los humanos cuando ya no tenemos utilidad somos transformados en alimento para los que sí —comenta, recibiendo la mirada de Naira. Una combinación de sorpresa y angustia—. Me expresé de manera adecuada para mí, pero no para ti. Lo lamento, sigo aprendiendo sobre las relaciones de este planeta.
—Entonces... ¿Yo te gusto? ¿Por qué?
—No lo sé, también estoy confundido respecto a eso. Pero no veo a alguien más a mi lado —responde al unir sus labios por un momento—. Tus pestañas largas son hermosas —agrega, haciendo que ella tome un color morado en sus mejillas.
—Yo también lo siento. Por suponer que eras igual a los demás —susurra lo último para sí misma. Naira se acerca lentamente mientras cierra los ojos, sintiendo como sus labios se unen. Cada parte de la piel de 626 es suave y su boca lo es mucho más.
Naira continúan son esas dudas en su cabeza, sin embargo la necesidad de contacto hace que olvide las preocupaciones para dejarse llevar por sus emociones. La necesidad es más grande y debe guiarlo al ser la primera vez que hará esto.
Sus ropas acaban desparramadas en el suelo, dándole lugar a que ella pueda sentir mucho más la suavidad de esa piel tal peculiar. Ésta está cambiando nuevamente, dejando sectores con un tono más claro. Ambos continúan besándose mientras Naira se prepara a sí misma, aunque él la deja sin aliento demasiado pronto y deben separarse.
—¿Seguro que no habías hecho esto antes? —cuestiona debido a la intensidad de sus besos.
—No, pongo en práctica lo que aprendí de la televisión. Al contrario tú si tienes experiencia —contesta al dejarse caer sobre el colchón. Ahora 626 siente la necesidad de abrazarla muy fuerte, haciendo que sus cuerpos continúen tocándose, sin embargo prefiere que ella tenga el control para no lastimarla. Su fuerza podría desatarse debido a todos los nuevos estímulos y sensaciones que su cuerpo recibe.
—Voy a hacerlo —le dice cuando se coloca sobre él y lentamente baja. Naira lo mira al momento de estar completamente unidos, encontrándolo con los ojos cerrados y el ceño levemente fruncido—. Se siente tan bien —susurra para luego mover sus caderas de manera suave.
Ella muerde su labio inferior y continúa moviéndose hasta que él la sujeta de su cintura con ambas manos.
—Basta, e-es como si me fuera a derretir... Tu interior es cálido y me siento muy extraño —dice entre jadeos, a lo que Naira responde con una sonrisa.
—Es normal, sólo no te resistas —responde al envolver su cola por uno de los brazos de 626. Ella coloca sus manos en el pecho para continuar, llevando ahora un ritmo más rápido para saciarse. Siempre es así cuando su celo llega, aunque no escoge a cualquier macho ni mucho menos que no sea de su especie. Sin embargo ahora es muy diferente, siendo atraída por la piel extremadamente suave de 626.
En un momento siente como él también se mueve, haciendo chocar sus pieles y caderas. Naira gime por lo bajo, entonces es abrazada por el muchacho mientras lo escucha soltar un gemido ronco. Alcanza su preciado clímax mientras él la besa y peina sus cabellos dorados.
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