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~~~Cuatro años después. Actualidad~~~

Con la nueva alianza afianzada con los animales terrestres, muchos animales acuáticos comparten su conocimiento al respecto de la antigua civilización humana que habitaba el planeta. Los mares contienen muchos restos de dicha civilización, como ciudades, barcos, etc. 

Zera es un delfín hembra que se dedica a hacer estas investigaciones junto a sus padres. Su hogar actual es un arrecife en aguas cálidas, al cual emigran con el cambio de estaciones.  

Este día ella está observando una vez más un barco hundido a unos kilómetros del arrecife, al principio pensaron que se trataba de una nave de los animales, sin embargo Zera les probó que no es así, ya que la estructura estaba muy corroída, incluso con ayuda de unas amigas aves determinó que data de miles de años atrás. 

—¿Pudieron abrir las cajas? —pregunta al ver a sus padres rodear los contenedores que están sobre y alrededor del barco hundido.

—Tienen mucho óxido —responde ella al mirarla.

—¿Qué creen que contengan? ¿Comida? ¿Más estatuas? ¿Armas antiguas? —cuestiona al nadar a un lado al otro.

—Se parece a los barcos de carga de la actualidad, puede ser lo que sea —habla su padre, quien con un par de golpes consigue abrir el contenedor. Cuando la arena se disipa alrededor la familia ve que dentro hay transportes, autos, sin embargo estos parecen ser el mismo formato y tamaño. Un elefante no podía usarlo ni tampoco una jirafa.

—¿Transportaban transportes? —dice Zera mientras hace una mueca.

—Los humanos se distribuían por todo el planeta, como las ratas, reptiles, cuervos o insectos —comenta su padre para luego acercarse a los autos, los cuales están llenos de óxido—. Debieron comerciar estos transportes con humanos de otros continentes.

—Su economía era mucho más compleja de lo que creíamos.

Fuera de los mares los terrestres hacen sus propias investigaciones. El pequeño museo sobre la vida humana se va haciendo cada vez más grande debido a los recientes descubrimientos en excavaciones.

—Efer, aquí estabas —dice el gran felino mientras llega a su lado.

—Hay nuevas exposiciones y transmitirán algo en vivo —responde al indicarle las pantallas. A diferencia de la primera vez ahora hay muchos animales interesados que visitan el museo. Siendo este conocido como el primer museo sobre humanos en todo el planeta y convirtiéndose en una atracción para historiadores y científicos muy importantes.     

Lo que transmiten es el recorrido de una par de tortugas marinas, quienes les enseñan un barco hundido a kilómetros y kilómetros de la tierra, allí sólo se encuentran pequeñas islas sin civilización. 

Las tortugas llevan las cámaras sobre su caparazón mientras nadan alrededor de la nave. En ese momento una de ellas al igual que la cámara ven a algo moverse detrás de unas rocas y corales, de repente una de ellas es atacada por algo que golpea su caparazón. Obviamente se apresuran a huir al creer que se trata de algún tiburón, sin embargo la criatura parecía más pequeña y tenía muchos tentáculos. 

—¡Ya habían registrado la zona!

—¡¿Qué es esa cosa?! —exclama al ver que son perseguidas. Por otro lado las tortugas terrestres les piden que traten de enfocar a la criatura, sin embargo las marinas se preocupan más por nadar al barco donde se encuentran la otra parte de su equipo.

—¿Qué pasó allá? —le preguntan mientras suben a bordo. Ambas están agitados y tratan recuperar el aliento, en eso notan que una de ellas tiene extrañas marcas en su caparazón y una herida en su aleta.

—Algo me golpeó, e-era negro y con tentáculos —dice para luego arrancar el objeto que atravesó su aleta trasera. Todos quedan desconcertados al ver que se trata de un diente de tiburón.

—No hay tiburones aquí, es una zona segura —comenta una gaviota. 

—¿Entonces cómo explicas esto? —cuestiona el compañero de la tortuga herida.

—Yo lo vi, no era un tiburón, ¡revisen las grabaciones! —propone rápidamente, haciendo que los demás recuerden que estaban transmitiendo en vivo y todos oyeron los desconcertados que están—. Tal vez sea una nueva especie marina.

Sus compañeros rápidamente analizan el diente al igual que su caparazón en busca de algún patrón o restos de saliva de esa otra criatura. Sin embargo sólo consiguieron probar que el diente efectivamente es de un tiburón blanco, además las cámaras sólo captaron una cosa negra irreconocible, aunque si pudieron notar dichos tentáculos.

Esos resultados fueron llevados a la tierra y llegaron hasta una osa polar llamada Paz. Ella lee el informe minuciosamente, dos veces para que haya ningún error. No lo hay, todo se hizo de forma correcta.

—Los tiburones pierden sus dientes constantemente, tal vez esta criatura las recoge y los utiliza para cazar. Es un comportamiento muy extraño para un cefalópodo. Además su aspecto... —Ella hojea los libros que tiene a su disposición, hasta que tiene la idea de consultar con un libro de biología humano. Al contrario de lo que creía encuentra en la sección de cefalópodos la imagen de una criatura parecida a una tela con tentáculos—. Es similar a esta criatura... "pulpo manta" —lee con dificultad ya que está aprendiendo el antiguo idioma humano.

—¡Lo encontré! —exclama, llamando la atención de los otros animales del lugar—. Miren, puede tratarse de un pulpo manta. Dice que arranca tentáculos de medusas para defenderse de sus atacantes.

—Ese es un libro humano —indica su compañero—. ¿Quieres decir que es un fósil viviente? ¡¿De la época de los humanos?!

—Tal vez o puede ser un descendiente de esta especie. Necesitamos hacer más estudios, de su comportamiento, hábitat y...

—Espera Paz. El informe resalta su agresividad —le advierten, pero eso no llega a desanimarla porque continuará con el análisis de esta criatura. Aunque no sea tan importante como encontrar y analizar sobre los humanos.

—Cada criatura es importante, sea pequeña o grande, y descubriré los misterios que guarda ésta.

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