14
Unas palabras lo sacan de la especie de transe en la que estaba sumergido luego de haber hablado.
—Debemos hablar en un lugar más privado —murmura ella para luego escuchar a jaguar escandalosa de antes.
—¿Qué haces ahí parada? Ya vamos a casa —le dice mientras un león se acerca. Éste en particular reacciona a 626 y él lo nota cuando intenta disimular su sorpresa.
—Señora, 626 quiere trabajar para usted ahora. Acaba de decírmelo —habla la muchacha, tomando desprevenida a la felina.
—¿En serio? Nero te venció, simio enano.
—Aun así un peleador bastante fuerte —insiste ella, entonces su jefa suspira.
—Bien pero debo hablar con los gorilas.
—E-Ellos... me co... rrieron p-por per-der, ya n-no qui... eren ver-me —interfiere 626. Haciendo que ella arqueara una ceja pero acepta, de todos modos con dos peleadores tendrá más chances de obtener ganancias.
La elegante jaguar es escoltada por sus guardaespaldas al estacionamiento del complejo, allí 626 ve a los gorilas por última vez mientras se marcan del lugar dentro de unas enormes camionetas negras.
Al mirar a los otros pasajeros nota a Nero sentado a su lado, éste se encuentra con los brazos cruzados mientras mueve su cola. A pesar de tener lo ojos verdes del felino sobre él, 626 lo ignora para mirar a la chica. Miles de preguntas vienen a su mente en este momento pero no sabe por dónde comenzar.
—Tu mejilla tiene un feo golpe —murmura al levantarse del asiento para colocar un poco de crema tanto en las mejillas y su estómago, eso hará que la inflamación baje. 626 está a punto de darle las gracias pero ella ahora habla con la pantera—. ¿Estás bien Nero? Tu oreja sangra un poco.
—Sólo es un corte, monita. Gané todas mis peleas —responde él para luego inclinarse por orden del león para que sea curado.
Luego de eso nadie más habla en todo el camino hacia el hogar de la jaguar, ella es una modelo y fotógrafa muy importante. Como era de esperarse su casa es una mansión con una gran piscina en el jardín trasero. Sin embargo los empleados que no se encargan de la casa, o sea, algunos guardaespaldas, choferes y los peleadores duermen en un edificio más pequeño con departamentos en el terreno.
626 baja del auto y sigue a la muchacha por el lugar hasta llegar a una puerta del segundo piso, una vez ahí ella abre el departamento con su llave y entran al lugar.
—A-Ah, yo... nes... cesito sa-ber que e-esto es... real —dice luego de aclarar su garganta.
Estas son secuelas de no usar mi voz por mucho tiempo, piensa al apretar sus puños.
—¿Hum? Te haces llamar 626, ¿no? Mi nombre en este planeta es Efer —contesta al tocar su mejilla lastimada con el dedo índice. Él debe alejarse a causa del dolor, pero era lo que necesitaba para convencerse que no es un sueño.
—Efer...
—¿Qué le pasó a tu voz? ¿Tienes problema con el lenguaje o es una secuela de las peleas?
626 cubre su boca con la mano por un momento, pensando en cómo explicarlo. Entonces toca su cabeza, haciendo que ella ladee la cabeza. Efer mira algo detrás de él, entonces voltea al notar la presencia del león. Estaba tan distraído que no notó que entró con ellos.
—¿Qué crees que el pasa Mirrey?
—Mmm, tocó su cabeza —habla pensativo mientras rasca su barbilla—. Un golpe no creo que lo haya dejado así, tal vez sea falta de práctica.
—¿Práctica? En ese caso no debiste estar en contacto con la civilización. ¿Estabas solo? ¿Cuándo aterrizaste en el planeta? —le pregunta Efer, pero 626 cambió su expresión al momento de ver al gran felino.
—¿Por q-qué... hablas c-con él? Es u-un ani-mal...
—¿Disculpa? —Mirrey da unos pasos hacia el muchacho mientras le enseña sus colmillos—. Eso último se oyó como un insulto.
—Mirrey basta —ordena ella al separarlos.
—Somos hu-manos... Efer... d-debemos estar jun...tos —dice al tomarla del brazo. Ella asiente a sus palabras, haciendo que la suelte lentamente. Por su parte la cola de Mirrey se mueve de manera violenta detrás de él.
—Te ayudaré a adaptarte, puedo enseñarte diferentes lenguajes y culturas que conozco —ella voltea hacia el felino para tomar su pata para acercarlo—. Oh... lo olvidé. Él es Mirrey, mi pareja.
—¿Pareja?
—Si, no nos conocimos de la manera más adecuada pero me ayudó a adaptarme a aquí. Todo es muy diferente a nuestro planeta —le explica con una sonrisa, pero 626 frunce el ceño.
—¡Es una estupidez! —exclama con claridad—. No puedes... relacionarte d-de ninguna ma-nera con ellos. Somos... humanos, s-somos superiores.
Sus palabras hacen gruñir al león, aunque Efer continúa hablando de manera amable. Ella les pide a ambos que se tranquilicen. Pero 626 continúa con una actitud agresiva, hasta comienza a gruñir, respondiendo a los del león.
—¿Por qué crees eso? ¿Puedes explicármelo? —le pide cuando se sienta, 626 copia su acción. Ya más tranquilo el muchacho aclara su garganta nuevamente.
—Des-perté bajo... el a-agua, era u-un abismo... os-oscuro. Salí a-a la sup-perficie... a l-las islas. No había órdenes... sólo eran e-eso ani...males y yo.
—¿Cuánto tiempo pasó desde tu aterrizaje?
—1523 días a-apróximada...mente, p-perdí la c-cuenta cuando... me obligaron a d-dormir —murmura y sus puños se aprietan al recordar a la bestia blanca que lo capturó y luego a los malditos gorilas—. A-Aquí soy libre... somos libres Efer. Aprendí que la c-criatura más... fuerte sobrevive.
—Tienes razón, así es el océano. Pero ya no estás en él —comenta Mirrey al cruzarse de brazos—. Además los animales odian a los humanos y si vas por ahí diciendo que eres uno terminarás muerto —agrega mientras una sonrisa de lado aparece en su rostro.
—¿N-Nos odian?
—No hay más humanos aquí, somos los únicos. Lo que Mirrey quiere decir es que este es el planeta Tierra donde nuestros antepasados y los de los animales convivían. Pero el hombre dañaba el medio ambiente y a las demás criaturas indiscriminadamente —le explica, haciendo que 626 asienta—. Los humanos dejaron la Tierra pero los animales todavía los recuerdan como monstruos que traen muerte y destrucción.
—La Tierra... n-nuestro origen... No somos iguales a l-los antiguos hu-humanos —susurra al mirar sus ojos, ambos tienen ese tono oscuro.
—No. Prácticamente somos formas de vidas extraterrestres —Efer suelta una risa por ello, llamando la atención del muchacho, él por otro lado es mucho menos expresivo—. Tenemos tantas cosas de qué hablar y... Primero te daré ropa limpia y algo de comer.
Efer se levanta para ir al armario que está junto a la cama, en el otro extremo de la habitación bajo la atenta mirada de 626. Esto molesta un poco al león, sin embargo no dice nada para no. No había visto a Efer tan feliz y él más que nadie sabe lo importante que es esto para ella.
El gran felino suelta aire mientras se pone de pie, se marcha diciendo que buscará la cena. Una vez solos 626 se levanta de la silla y comienza a explorar el departamento, una parte de él está harto de estar encerrado en pequeños lugares, pues se había acostumbrado a la inmensidad del océano y del cielo.
—Toma, son mis pantalones y una camiseta. Debemos comprarte ropa interior. —Ella le entrega la ropa, por lo que comienza a desvestirse allí mismo—. Ah... No hagas eso frente a nadie.
—¿Por qué?
—Los animales son pudorosos, no exhiben su cuerpo a no ser que trabajen de ello —indica mientras 626 batalla por colocarse los pantalones. Cuando finalmente lo logra ambos notan que son demasiado cortos—. Debemos conseguir ropa de tu talla.
—¿Trabajo? ¿E-Ellos tr-trabajan?
—Si. Algunas especies tienen trabajos de acuerdo a sus características, por ejemplo las aves son mensajeras o transportan cosas volando.
—Eres... ¿qué?
—Yo soy guardaespaldas pero es temporal —Efer avanza para tomarlo de las manos—. Cuando tengamos dinero suficiente viajaremos a nuestro hogar, por un contratiempo Mirrey y yo terminamos en esta ciudad. Pero volveremos y eres bienvenido.
626 asiente para luego bajar su vista a sus manos unidas. Ya había aceptado la idea que era el único en ese planeta completamente desconocido, sin embargo Efer está frente a él y sentir esa calidez era todo lo que necesitaba y no lo sabía.
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