PREFACIO

1965

El sonido de la ambulancia logro que todos los vehículos que estaban a su alrededor se apartaran dejando pasar a la camioneta blanca con la cruz roja. Los paramédicos llegaron al hospital más cercano en donde detuvieron la ambulancia y abrieron las puertas traseras bajando al herido.

Cruzaron las puertas del hospital jalando la camilla por los pasillos del hospital Fullmoon, las personas que estaban cerca se apartaron dejándolos pasar, llegaron hasta el área de emergencia y cruzaron las puestas movibles.

—Revisen la presión— ordeno uno de los médicos mientras miraba la pantalla de la presión.

Los médicos a su alrededor se movían con rapidez haciendo su parte, enfermeras salían y entraban corriendo del quirófano de cirugías, el médico cirujano hizo una abertura larga en el pecho de la mujer, el hombre miro extrañado el cuerpo de la paciente pues dentro de ella sus órganos eran de color negro.

—¿Pasa algo doctor? — pregunto una de las enfermeras al ver a su compañero con el ceño fruncido.

—No lo sé— negó el hombre examinándola, el pulso cardiaco de la mujer era tranquilo y sin alteraciones— Hay algo extraño en todo esto.

El doctor se alejó del cuerpo de su paciente, del cuerpo salió una polilla negra y voló en la sala de cirugías perdiéndose en la oscuridad, luego, la mujer abrió los ojos. Los doctores se sobresaltaron al ver eso y dieron un paso hacia atrás mirando atónitos aquella escena, la mujer se sentó en la cama y la sangre descendía por su abdomen.

—Daniela está muerta— hablo la mujer, su voz sonó siniestra y sonrió mostrando sus dientes amarillos, sus ojos eran dos huecos negros— Y ustedes también lo estarán— afirmo.

Las luces comenzaron a parpadear apagándose y encendiéndose, una de las enfermeras corrió hacia la puerta de salida, pero esta se atascó impidiendo ser abierta. La mujer alzo su mano y de un movimiento los arrojo por la sala, varios de ellos fallecieron ante el impacto.

Una sombra negra salió del cuerpo de la mujer y levito un metro del piso, la mujer cayó sobre la camilla, muerta y con ojos muy abiertos. El sonido largo de la pantalla que marcaba la vida de la persona se extendió dibujando una línea recta.

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