22. Hospital Fullmoon
Las luces parpadeaban cuando Mathew abrió los ojos y miro hacia un lado, se encontraba atada en una silla e intento removerse, pero la soga en sus muñecas se lo impidió. Miro al frente a Marilyn quien permanecía aun con los ojos cerrados y la cabeza de lado, luego, coloco sus ojos en William quien tenía una soga en la boca.
—Tu amigo rubio es insoportable— hablo Diego mientras bajaba por unas escaleras y cerraba la puerta, le sonrió y movió una manta blanca que estaba sobre el piso, debajo de ella estaba el cadáver de una mujer en descomposición, las moscas volaban a su alrededor— Ella es Valery, mi hija y pronto volverá a la vida gracias a ustedes.
Diego se levantó destapando completamente el cadáver, Marilyn cerro los ojos y miro hacia otro lado, una placa de metal colgaba del pie del cadáver y decía "2605".
—Desde años mi familia ha poseído de magia negra. Mi abuela, mi madre y luego yo. Mi madre llamada Negro creía que la muerte no terminaba ahí y que siempre existía alguien que escuchaba nuestras plegarias...—miro a Marilyn— Cuando mi hija murió en ese accidente automovilístico no lo acepte, no quería que se fuera y me dejara solo en este mundo, así que le pedí a cualquier fuerza que me ayudara a regresarla, a cualquiera— hablo y sonrió— Se llama Agramon y supongo ya se conocen, logra manifestarse en tus peores miedos.
—¿Por qué Fullmoon?— pregunto Marilyn atreviéndose a hablar— ¿Luna llena?
Diego se encogió de hombros.
—Mi madre tenía cierta obsesión por los lobos. Así que supongo que de ahí se le ocurrió el nombre. También asistieron al colegio Wolfworld y estuvieron en una casa llamada La Casa Silenciosa, lograron ser el temor por muchos años hasta que murieron...—negó con la cabeza— Pero ya es pasado, yo jamás veo a mi pasado solo estoy en mi presente y miro hacia el futuro. Y mi futuro es mi hija.
Diego tomo el arma y la cargo sin dejarles de sonreír. Miro hacia el techo escuchando unos pasos que comenzaron a descender de las escaleras, Marilyn abrió muchos sus ojos al mirar el demonio que tanto atormentaba al hospital estar ahí, parado frente a ella.
—Es hora de pagar mi pago Agramon— los ojos el demonio lo observaban con atención— Un alma por un alma— señalo a Amber y luego a su hija.
Los tres chicos se miraron, el demonio se acercó a Amber mirándola con atención, el demonio la olfateo y negó con la cabeza, con una mano negra señalo a los tres chicos.
—Si es lo que quieres— hablo el director mirándolos— Sera como usted ordene, mi señor— hizo una reverencia.
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