21. Contrataqué
William miraba de reojo como la enfermera la curaba, cerró los ojos unos momentos al sentir dolor en la herida.
—Debes tener más cuidado niño— hablo la mujer mientras le colocaba la venda, William asintió con la cabeza y miro detrás de la mujer un arma de fuego pegada a la pared, frunció el ceño y miro de reojo a la mujer— Necesitas reposo— saco una jeringa y se acercó a ella— Esto te ayudara a dormir.
William hizo un movimiento brusco y "accidentalmente" le tiro la jeringa al piso.
—Como lo siento— soltó William fingiendo arrepentimiento por ellos— Yo...— hizo a levantarse, pero la enfermera le puso una mano sobre el hombro y le sonrió.
—No te preocupes — negó la mujer arrodillándose en el piso y estirando su mano debajo de un gran mueble de madera para poder tomarla, cuando la mujer se levantó con una sonrisa abrió sus ojos con sorpresa al mirar como el joven la apuntaba con el arma— ¿Qué estás haciendo niño? No debes jugar con eso...— estiro su mano con la intensión de quitársela, pero William se alejó.
William miro hacia la puerta, debía salir de ahí para ayudar a los otros dos que habían ido en buscar de Amber. Se giró de nuevo a la mujer.
—Al suelo, ahora— ordeno con voz firme, la mujer lo miro por algunos segundos—¿Acaso hablo ingles que no puedes entender? — pregunto mirándola, la mujer sin moverse— Abajo.
La enfermera se arrodillo en el piso y William tomo unas gasas largas amarrándole las manos y los pies.
—No lograran llevársela— hablo la enfermera y le sonrió— Daniel jamás lo va a permitir.
William coloco el arma en la garganta de la mujer y la miro fijamente.
—¿A dónde han llevado a Amber?— pregunto y cargo el arma, la mujer miro el arma de nuevo coloco sus ojos en William, este negó con la cabeza— Vaya, si algo podre decir de este hospital es la gran lealtad del personal hacia el hospital y de los grandes secretos que ocultan.
La mujer solo lo miro y William se alejó dejándola de ver, cerró la puerta y guardo el arma entre la bata blanca mientras miraba de reojo todas las habitaciones y camino hacia las escaleras de la planta alta. La enfermera logro zafarse y tomo un radio.
—Lo saben todo— hablo anunciando a todos— No los dejen ir.
***
Mathew y Marilyn observaban la habitación en donde descubrieron por una plática de doctoras chismosas en donde estaba Amber, los dos miraban la puerta cerrada pues una enfermera acaba de entrar y ya llevaba varios minutos dentro. Se ocultaron cuando la puerta se volvió a abrir y la mujer abandono la sala.
—Vamos— ordeno Mathew y los dos llegaron hasta la habitación abriéndola, Marilyn entro primero y el joven cerró la puerta.
El pitido del quirófano hizo que Marilyn se aproximara hacia una gran cortina azul, la tomo entre sus manos y la movió, Amber estaba del otro lado conectada al respirador y permanecía dormida.
—Ayúdame— pidió Marilyn comenzándola a desconectar, antes de quitarle la mascarilla la miro tomándole el pulso y se la quitó, se alejó esperando alguna mala reacción por su parte, pero estaba estable.
Mathew tomo a Amber y la levanto de la cama cuando una la puerta se abrió haciendo que ambos miraran.
—¿Qué están haciendo aquí? — pregunto Diego Valencia.
El hombre cerró la puerta con una sonrisa.
—¿A dónde llevan a mi paciente? Ella está mal, no pueden moverla.
Diego llevaba unas pastillas en su mano.
—Filodendro— soltó Marilyn mirando las pastillas— ¿Cómo pudieron hacerle esto? ¿Cómo puedes hacerle esto a los pacientes?
—Que inteligente eres niña— acepto Diego y les sonrio— Tengo que creer que ya saben todo no?
Mathew hablo.
—¿Te refieres a tu hija? Si, ya sabemos lo que les hacen a los pacientes que desaparecen, muchos que no estaban enfermos les dieron esas pastillas y los llevaban al segundo edificio para hacer para matarlos— Diego abrió la boca, pero Mathew volvió a hablar— Y puedo decir con seguridad que tu invocaste el demonio que deambula en este lugar— Mathew dio paso hacia el hombre— Déjanos ir y no le diremos nada a nadie, solo queremos llevarnos a Amber.
Diego negó con la cabeza y sonrió.
—Ahora lo saben todo, no pueden irse, le dirán al mundo lo que pasa en el Hospital Fullmoon, nadie sale de aquí. Necesito otra alma porque mi hija ya casi...
La puerta se abrió y William entro con el arma en alto y apunto a Diego quien lo miro fijamente.
—Todos ustedes son una porquería— hablo William mirándolo, Diego soltó una risa y se encogió de hombros.
—¿Qué te puedo decir? Así somos todos— contesto con cinismo— Baja esa arma, niño, no sabes lo que haces.
William permaneció mirándolo sin bajar el arma.
—Todos van a enterarse— amenazo el joven sonriéndole.
Diego se acercó a ellos con las manos en los bolsillos.
—Los cadáveres, no hablan.
Un golpe en la espalda de los chicos hizo que cayeran al piso inconscientes, Diego les sonrió y negó con la cabeza.
—Odio los niños que se creen valientes.
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