15. Cadáver sentado

Cuando Marilyn llego a la pequeña casa encendió con desesperación todas las luces, hasta la del baño y se sentó en uno de los muebles de la sala, debido al gran silencio las manecillas del reloj se escuchaban a cada segundo que daba, la joven se cruzó de brazos y se quedó sentada mirando a su alrededor, se pasó una mano sobre el rostro intentando hacerse creer que todo lo que había visto era producto de su imaginación pero su mente se lo negaba afirmándole que todo lo que había visto era real, pero ¿Qué había sido eso?. Las horas comenzaron a avanzar y a las tres de la mañana removía con una cuchara su café sin dejar de ver la puerta del dormitorio cerrada, le dio un sorbo y sintió el líquido caliente pasar sobre su garganta hasta llegar al estómago. A las seis de la mañana, los primeros rayos de luz tenues atravesaron las cortinas de la sala y coloco sus ojos rojizos llenos de cansancio sobre la ventana, cerró los ojos por algunos segundos aun con la taza en la mano, el sueño comenzaba a ganarle cuando la puerta de la habitación se abrió y abrió los ojos.

—¿Mar? — pregunto Mathew mirándola y frunciendo el ceño— ¿Qué haces aquí en la sala?

Parpadeo y lo miro entrecerrando los ojos, a pesar de no haber pegado el ojo en toda la noche la luz le calaba provocando que sus parpados le dolieran.

—He tenido un mal sueño, insomnio— mintió y le sonrió levantándose del sillón y caminando hacia el cuarto, se dejó caer al lado de Amber y cerró los ojos— En diez minutos me levanto— murmuro pegada a la almohada.

William la miro desde su cama y arrojo la manta a un lado, paso al lado de Marilyn mirándola dormir y salió de la habitación.

***

Los diez minutos que había prometido Marilyn no se cumplieron y callo en un sueño profundo, Mathew y William cerraron bien la puerta principal y se encaminaron al hospital acordando que darían una mentira piadosa para no despertar a su amiga quienes desconocían por qué no había dormido. Llegaron al hospital y los médicos comenzaban a tomar sus puestos habituales de todos los días, se habían encontrado con una de las doctoras quienes preguntaron por ambas chicas. William se adelantó a contestar, recordándole el estado de Amber y que Marilyn había tenido un pequeño accidente doblándose el tobillo, la doctora asintió con la cabeza, Mathew supuso que creyéndole.

—Acompáñenme, necesito ayuda de dos hombres— hablo la doctora que descubrieron gracias a otro doctor que la saludo que se llamaba Liliana, pasaron el área de psiquiatría y atravesaron una puerta hacia donde decía "Morgue" y entraron— ¿Saben embalsar a un muerto? — pregunto colocándose unos guantes de látex.

Ambos jóvenes asintieron, en la universidad les habían enseñado a hacerlo por cualquier cosa que sucediera y los forenses no llegaran a tiempo, el cuerpo humano entraba en descomposición en tan poco tiempo y no podían dejar que se inflamara pues podía que el líquido saliera por los poros.

—Muy bien— hablo la mujer y les entrego dos jeringas llenas de formol— Ustedes embalsaran estos dos y yo estaré del otro lado entregando a dos más a los familiares, me tardare un poco...— miro su reloj de muñeca e hizo una mueca— ¿Cuento con ustedes para esto?

—Por supuesto— soltó Mathew al observar a William haciendo muecas y le sonrió a la enfermera, la mujer les sonrió y se encamino a la salida, antes de salir la voz de Mathew la detuvo— ¿Cuándo murieron?

—Anoche, ataque cardiaco— y salió.

Mathew tomo la jeringa y comenzó a llenar de formol el cuerpo mientras a su lado William, con el segundo muerto hacia muecas de asco.

—Por algo no estudie Forense— exclamo William quejándose mientras ingresaba la jeringa en muerto, luego, algo salpico su cara y grito— ¡Dime que no está por mi boca!

Mathew miro que, si estaba por su boca y negó con la cabeza, William se pasó su mano por su rostro y grito al ver que si había salpicado en él. Después del drama de William en el que Mathew solo podía estarse riendo, la noche comenzó a caer en el Hospital Fullmoon y como todos los días los trabajadores comenzaban a abandonar el hospital dejando a unos cuantos, entre ellos, los dos chicos.

—Quiero confesarte algo, pero no puedes decírselo a nadie— hablo William mientras colocaba la jeringa por los pies del fallecido.

—Que no sea que te gusto por favor— pidió Mathew negando con la cabeza y William lo miro con el ceño fruncido— Cuando estaba en la facultad, siempre tenía más enamorados hombres que mujeres, sé que soy inmensamente y súper y mega guapo, pero por favor, respeten.

William negó con la cabeza con diversión.

—No, lo siento, pero no eres mi tipo

—Auch— soltó Mathew y se tocó el pecho— Has herido mi corazón.

—Es del otro lado— señalo William y Mathew movió su mano hacia el lado correcto de su pecho— Es Amber.

La sonrisa de Mathew se agrando y William solo pudo regañarse por haberlo confesado.

—A mí me gusta Marilyn, así que podemos molestarnos mutuamente con eso— se encogió de hombros William.

Ambos se dirigieron hacia el estante de cristal, comenzaron a acomodar el formol en su lugar, William tomo las jeringas y comenzó a lavarlas en el lavadero ambos dándole la espalda a los muertos. Mientras ellos seguían conversando ahora sobre si el gato o el perro era mejor mascota, uno de los muertos se sentó en la plancha de aluminio aun con la manta blanca en la cabeza.

—...no seas ridículo, el perro es el mejor amigo el hombre— decía Mathew negando con la cabeza.

—Podrá ser muy el amigo del hombre, pero el gato es mejor, es independiente, es limpio y caza por sí solo, no necesita de nosotros para vivir, es un alma libre que sabe cuidarse mientras que el perro...— dirigió sus ojos hacia los muertos y dejo de hablar, sintió un frio recorrer su espalda, detrás de Mathew uno de los muertos estaba sentado con la manta blanca cubriéndole todo el cuerpo.

—¿Qué tienes? — pregunto alzando una ceja Mat.

William alzo su mano temblorosa y Mathew se dio vuelta, al instante, este ultimo se sobresaltó y se colocó a su lado con ojos muy abiertos.

—Maldición, hemos embalsado a uno vivo

—No puede ser, yo revise el pulso de todos— contesto también susurrando William sin despejar su vista de la manta.

William se acercó lentamente hacia el muerto sentado y estiro su mano hacia la manta, tomo un gran suspiro y jalo la manta, en ese momento el cuerpo del muerto cayo en la plancha de metal.

—Tal vez solo era una anomalía, vi en la tele que las almas no asimilan la muerte enseguida y nuestro cerebro tarda algunos minutos en percatar que están muertos— intento buscar una explicación lógica Mathew.

William se giró a verlo, no creyendo la del todo la teoría de Mathew cuando algo lo tomo de la mano haciéndolo gritar. En su mano yacía la mano del muerto y arriba de la mano del muerto una mano negra, un ser negro, con cuernos y sonriente se asomó detrás del cadáver. Ambos jóvenes soltaron un grito y Mathew se zafo de aquella mano y ambos corrieron por el pasillo escuchando detrás de ellos gruñidos, lograron llegar hasta la puerta y el ser de cuerno los esperaba desde afuera. William jalo a Mathew del brazo y regresaron por el pasillo, entraron a una de las habitaciones de administración y la cerraron con seguro.

—¿Qué ha sido eso? — pregunto con voz temblorosa Mathew.

Ambos miraron la puerta y se sentaron el frio piso sin despejar sus ojos de ella.

—No lo sé— negó William.

Las luces afuera de aquella habitación parpadeaban y encendían con rapidez.

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