Único

Siempre había un pensamiento que hacía que todo su ser se abrumaba, y ese era, tener que visitar a tu novio al hospital.
Desde que empezó tu noviazgo con Nagito sabías que aquello podía pasar, y, lo peor es que en cualquier momento, cosa la cual hacía que disfrutaras cada momento con él como si fuera el último, porque, nunca te atrajeron los hospitales, desde pequeña le tuviste miedo a las inyecciones y nada bueno pasabas después de haber tenido que visitar a un familiar en aquel lugar.

Pero, ahí estabas, sentada en una silla junto a la cama de Komaeda, era por la noche, por lo que te habían informado hace unos minutos, este había sido hospitalizado hace una o dos horas, dijeron que por el momento sus signos vitales seguían estables, pero, cuando escuchaste que tenía que quedarse en la sala de observaciones, todo tu cuerpo se tensó.
Sabías que en ese lugar estaba prohibido visitar a los pacientes, solo podíaz verlos a través de un cristal, cosa la cual, hizo que una punzada de dolor atravesara tu corazón, no serías capaz de "visitar" a tu novio sin siquiera poder al menos tocar sus manos.

-Yo, ¿puedo verlo?- preguntaste a través de ese momento la línea telefónica.

-Señorita, sabe que usted que está prohibido pasar a la sala de observaciones, ¿cierto?- dijo la enfermera educadamente, eso hizo que tuvieras que morderte el labio por el dolor de aquellas palabras.

-Es mi novio, soy su único familiar cercano que está vivo, él no recibirá más visitas en esta noche, solamente yo¿usted podría hacer una excepción? Por favor...- No era porque el peliblanco no tuviera amigos, estaban Chiaki y Hajime, los cuales, justamente esa noche habían decidido hacer una noche de películas y de videojuegos.

Escuchaste como la enfermera daba un largo suspiro para después decir un corto "Lo dejaré pasar" para que antes de que siquieras le pudieras agradecer colgara. Después de aquella corta llamada telefónica que al principio te había dejado con el corazón en un puño, decidiste ponerte una sudadera que te quedaba algo holgada-la cual cabe aclarar que era de Nagito- unos pantalones color azul oscuro y unas deportivas, sabías que no era el look más elegante del mundo, pero, los nervios te estaban carcomiendo por dentro al lunto en el cual ni siquiera te arreglaste tu cabello.

Lo único que llevaste contigo fue tu teléfono, tus llaves y las llaves del coche.
Cuando llegaste, irrumpiste como un pulpo en una cacharrería, abriendo las puertas de par en par y yendo casi corriendo-la regla de "no correr por los pasillos" se había quedado grabada en tu cabeza desde que entraste a Kibougamine- hasta el mostrador en el cual se encontraba un enfermero el cual no sobrepasaba los treinta, el cual, te miró por un momento, distraído y seguramente pensando"¿qué diablos hace una joven a estas horas en el hospital?"
-Adivino, ¿vienes a ver a un familiar, cierto?- dijo el chico con desdén, posando sus manos en el teclado, esperando a que comenzaras a hablar.

-No exactamente- negaste, tu voz algo aburrida, mientras desviaba la mirada, encontrándote con una máquina de refrescos -estoy buscando a Nagito Komaeda.- dijiste, tu voz se tensó por un momento, mientras metías tus manos en el bolsillo de la sudadera y tu pie comenzaba a hacer una melodía que tan solo tú podías escuchar.

El chico tecleó aquel nombre, notando todos los expedientes médicos que este contenía desde que el joven tenía 4 años, vio su expediente, no tenía familiares cercanos los cuales se encontraran vivos, haciendo una mueca ante aquello, para después dirigir su mirada hacia ti.

-Lo siento, pero, este paciente está en la sala de observaciones, usted no puede pasar.- dijo, mientras su tono hacia ti era de seriedad.

-Una de tus compañeras me dio permiso.- dijiste, mientras veías como este suspiraba profundamente.

-Entonces, sería la habitación 201- dijo con desdén, mientras tú le decías un corto gracias para después comenzar a caminar hasta la sala de observaciones.

Cuando llegaste, estabas segura de que el más joven que se encontraba allí era tu novio, viste el mostrador por un momento, notando como la que parecía ser la enfermera que te atendió estaba junto a una chica, te acercaste para verla mejor : cabello alocado de color morado, una sonrisa dulce y al mismo tímida, sabías quién era, Mikan Tsumiki, una de tus compañeras cuando estudiabas en Kibougamine.

Notaste como ella se giró y por un momento se sorprendió de verte, te saludó con timidez para después preguntar.
-hum... T/N-chan, ¿qu-qué haces aquí a estas horas? Perdón si te he molestado por aquello...- dijo, no había cambiado nada.
Tu rostro se enegreció por un momento -Es Nagito... él está internado desde hace unas horas y una de tus compañeras me llamó para decirme que se encontraba hospitalizado y... aquí estoy.- dijiste, dirigiéndole una sonrisa a su compañera, en señal de agradecimiento.

-Recuerdo que lo último que nos dijo fueron cosas de ti, por eso pudimos contactarte.- interrumpió la chica al lado de tu amiga, tenía el cabello de color caramelo, corto y con ojos negros, parecía ser nueva, como lo era Tsumiki.

-Bueno, os dejo, necesito verlo.- dijiste, notando el nerviosismo que cada parte de tu cuerpo estaba recorriendo en esos instantes.

Mientras caminabas hasta la habitación pudiste oler el olor de aquel lugar, no te gustaba nada, era como si los fármacos y la enfermedad se pudieran notar con tan estar ahí, lo peor eran los pasillos, estúpidamente largos para tu gusto, al punto de dar miedo.

Y así, es como llegamos a tu circunstancia actual, en algún momento agarraste la mano de Nagito, acariciandola y notando lo suave que era su piel, aun cuando era solo una distracción de tu mente para ocultar tu pensamiento ansioso de que él moviera su mano, dando a entender que estaba despierto, sabías desde hace unos meses que los horarios de tu novio al dormir no eran los más saludables del mundo, aunque tú no fueras exactamente la mejor para hablar, pero, eso había sido corregido con el tiempo gracias a ti, pero, seguía estando allí.

Agarraste tu teléfono como distracción, lástima que no lo cargaste antes, ya que solo te quedaba un 25% de batería. Lo primero que se te vino a la cabeza fue mandarles un mensaje a Hajime y a Chiaki, así que eso hicistes, rapidamente encontrastes sus comtactos y les explicaste la situación, dando a entender que Mikan había sido de ayuda para todo esto, así que no era recomendable que ellos pasaran.

De repente, sentiste como la mano de tu amado comenzó a moverse, lentamente, pero, tú lo notaste, miraste a su rostro, el cual hacía tan solo unos minutos estaba en completa calma, nunca te cansarías de verlo, eso estaba claro, verlo dormir tan pacíficamente hizo que por instinto hicieras el mínimo ruido posible.

Y, de repente, abrió los ojos, dedicándote una de sus sonrisas, mientras se incorporaba levemente, tú sin darte cuenta sonreíste también él no parecía estar en mal estado, cosa la cual, te hacía sentirte más feliz de lo que siquiera podías explicar.

-Hola, TN-chan.- dice, mientras entrelaza sus dedos con los tuyos, sientes como una calidez inunda tu pecho.-perdón por asustarte, una basura como yo no debería preocupar tanto a alguien tan esperanzada como tú.- suspiraste, y ahí volvíamos, eso era algo lo cual aun cuantos esfuerzos pusieras en ello no se esfumaba, y, eso era los menosprecios que solía hacerse el peliblanco, pudiste quizás disminuir un poco su frecuencia, pero, como sus hábitos al dormir, seguían presentes.

Acarciaste una de sus mejillas, por un momento, notaste como un pequeño sonrojo aparecía en la piel nívea del contrario, adorable.
-Cariño, no eres una basura, nunca lo fuiste y nunca lo serás, para mí, eres la persona más valiosa que se me ha cruzado en mi vida, no sé ni siquiera qué estaría haciendo en este momento si no estuviera contigo...- dices, mientras desvías la mirada lentamente, a veces has tenido estos momentos de sinceridad, pero, nunca uno el cual sintieras que se te hiciera un nudo en la garganta o como te mordistes el labio nerviosamente, pero, estabas digamos un poco harta de aquello, y, las estrategias se te estaban acabando.

Notaste como Komaeda te miró por un momento, estupefacto ante lo que acababas de decir, para después que una risa saliera de sus labios, mientras que, su rostro de estupefacción se transformaba en uno de felicidad y al mismo tiempo tristeza.

Al ver como las lágrimas comenzaban a correr por el rostro de tu novio, te alteraste por un momento, pero, antes de siquiera poder decir nada, él había conseguido agarrarte de la cintura para abrazarte, mientras reposaba su cabeza en tu pecho, te sonrojastes por un momento, para después, subirte con cuidado a la camilla, comenzando a acariciar su suave cabello el cual siempre se encontraba alocado.

-Nagito, sabes que yo... siempre estaré para ti, eso que te quede claro.- dijiste, mientras tu amado te miraba por unos segundos, sus ojos grisáceos se veían aquella noche con un brillo el cual no recordabas haber visto antes en él...

-Jaja, eres, la persona más llena de esperanza que he visto, y, realmente amo aquella esperanza que yace dentro tuyo, tú, ¿harías cualquier cosas? Qué alago por parte de una antigua ultimate.- dice, mientras sus ojos se entrecierran por un momento, como si algo estuviera maquinando su mente, la cual, sabías que era algo retorcida, por lo que te dejó ver mientras estudiabais juntos, siempre podía llegar a descontrolarse.

Miraste sus ojos de nuevo, notando como unas pequeñas espirales se comenzaban a formar en sus ojos, y, de repente sus labios estaban sobre los tuyos, él comenzó a besarte, mientras atraía tu cuerpo hacia él, posesivamente, tú por instinto o por costumbre, apoyaste tus brazos sobre su cuello, olvidándote por un momento de en qué lugar estabas exactamente en estos momentos.

Pero, cuando tu querido novio te besaba, tu capacidad de pensar se iba por la ventana, por un momento, estabas en otro mundo, en el cual solo érais vosotros, y, con tan solo notar como él se detenía por un momento para exarla con dificultad, notaste como algo diferente aparecía en su mirada, un amor que ni él mismo sabía cómo controlar, sus mejillas se encontraban rojizas, -aunque, sabías que las tuyas tampoco se encontrarían muy diferentes a decir verdad- de repente, volvió a mirarte.

-Te amo, TN- dice, mientras un tono cálido sale consigo, sientes como por mucho que pasen los meses, tu cuerpo se sigue calentando ante aquellas palabras, simplemente, no puedes evitar abrir tu boca por un momento, dándole la oportunidad que él deseaba de poder introducir su lengua en tu boca, sabes que todo lo que está haciendo es através del cariño, (o quizás su mente es más retorcida de lo que piensas y en realidad cree que su suerte lo ayude)

Notaste como tus estribos se iban poco a poco, dejándote llevar por las sensaciones, mientras él profundizaba aquel beso, comenzaste a acariciar su cabello, una forma de que deseabas más de aquel hombre delante tuyo, él simplemente lograba hacer que tu mente fuera un desastre amoroso tan fácilmente...

-Entonces, ¿harías cualquier cosa por mí?- dice, vacilante, volviendo a preguntarte aquello, y, antes de que siquieras puedas contestar, comienza a besar tan lentamente tu cuello que es hasta tortuoso para ti.

Él había comenzado uno de sus juegos y tú, tan ilusa como siempre ni cuenta te habías dado de aquello, de repente, caistes en cuenta de en qué lugar exactamente estabas, pero, sentir como aquel chico dejaba pequeñas marcas de amor por el cuello que dejabas visible simplemente, te hizo impedir que parara, dejándote caer en una nube de felicidad.

De repente, una pequeña mordida se hizo presente, para después ser lamida por el mismo, soltaste un pequeño gemido el cual supiste que él disfrutó ya que escuchaste una de sus risas.

De repente, se paró, dándote un beso en la mejilla para después mirarte y comenzar a hablar :

-Amo... la esperanza que reside dentro tuyo, TN. Sin ti, yo, no habría encontrado lo que era la verdadera esperanza- cuando pronunció aquellas palabras, tenías algo claro : harías cualquier cosa por el hombre que en estos momentos te está llenando de besos y caricias.

-Yo... si que haría cualquier cosa por ti...- dices, mientras una sonrisa se vuelven en tus labios, mientras te recuestas sobre él, sintiendo como el sueño se apodera de ti mientras, utilizar a tu novio como almohada no era algo que hubieras hecho nunca, supongo que había una primera vez para todo, ¿cierto?

Sientes como él comienza a acariciar tu cabellera, mientras sientes como te acurruca sobre tu pecho, pero, ni siquiera eso le detiene de seguir con sus besos, diablos, él te quiere mucho, demasiado, más de lo que tú misma te habías dado hasta ahora.
Lo último que llegas a escuchar es un -eres mi esperanza, TN...- antes de caer ante el cansacio emocional que acarreaste por un momento.

Quizás no era tan malo como pensabas estar en el hospital junto a tu novio...
Fin.

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