Vᴇɴᴛɪᴅᴜᴇsɪᴍᴏ Aᴛᴛᴏ: 𝖊́ 𝖎𝖑 𝖙𝖚𝖔 𝖕𝖆𝖘𝖘𝖆𝖙𝖔

Vɪɢᴇ́sɪᴍᴏ sᴇɢᴜɴᴅᴏ ᴀᴄᴛᴏ ;;

ᵉˢ ᵗᵘ ᵖᵃˢᵃᵈᵒ

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𝓅𝓊𝒷𝓁𝒾𝒸𝒶𝒹ℴ: 30/07/2021

"𝑻𝒖 𝒂𝒄𝒕𝒊𝒕𝒖𝒅 𝒄𝒊𝒏𝒊𝒄𝒂 𝒚 𝒃𝒖𝒓𝒍𝒐𝒏𝒂 𝒎𝒆 𝒉𝒂𝒄𝒆 𝒗𝒐𝒎𝒊𝒕𝒂𝒓
𝑵𝒐 𝒕𝒆 𝒑𝒓𝒆𝒐𝒄𝒖𝒑𝒆𝒔, 𝒕𝒐𝒅𝒐𝒔 𝒕𝒆𝒓𝒎𝒊𝒏𝒂𝒓𝒂́𝒏 𝒆𝒏 𝒆𝒍 𝒇𝒐𝒏𝒅𝒐 𝒅𝒆𝒍 𝒊𝒏𝒇𝒊𝒆𝒓𝒏𝒐"

—Vamos, date prisa —decía el mayor de los dos niños que corrían a las afueras de una gran ciudad.

—Pero estoy cansado y me duelen las piernas —se quejó el menor de los dos.

—No pares de correr, por nada del mundo lo hagas.

El pequeño se veía asustado. Miró hacia atrás viendo como cada vez la ciudad en la que vivían se veía más y más pequeña a lo lejos. No entendía lo que pasaba y mucho menos por qué estaban huyendo de allí.

—¿Por qué papá y mamá no vienen?

Solo quería saber dónde se encontraban sus padres y cómo es que les habían dejado irse solos y en la noche. Normalmente su madre se enfadaba cuando salían sin avisar aunque solo fuera a casa de su vecino, un niño más o menos de la edad de él y su hermano con el que siempre jugaban.

A pesar de la inocente pregunta sintió la mano de su hermano mayor apretar la suya. No podía ver del todo su cara pues corría delante arrastrándolo a él, pero juraba haber visto una lágrima resbalar por su mejilla. Se sintió mal por hacerlo llorar.

Mamá y papá no han podido venir. pero nos han pedido que vayamos lejos, a un lugar que nos guste mucho a los dos y nos quedemos allí.

—No van a volver con nosotros ¿verdad?

El mayor no contestó pero su silencio fue respuesta suficiente para el menor que comenzó a llorar. Al principio eran un par de lágrimas y sollozos, pero luego no pudo evitar romper en llanto desconsolado.

Al ver eso el mayor se desvió del camino principal escondiéndose tras un granero de los tanto campos de cultivos que había a las afueras. Él también estaba agotado, tan solo tenía ocho años y su pequeño hermano aún no había cumplido los seis.

—Aiden no llores por favor —pidió y trató de calmarlo sin éxito.

¿A quién quería engañar? Estaban solos, sus padres estaban muertos y no sabía hacia donde podrían ir. Odiaba a aquellos tipos de uniforme blanco, solo llegaron a su casa tirando la puerta abajo y asustándolos a todos mientras cenaban en el salón.

Gritaron algo de que habían sido denunciados por esconder a peligros para el país entre los muros de su casa y luego tan solo dispararon a su padre mientras su madre tapaba los ojos de Aiden y los sacaba de allí. Logró hacerlo por la puerta del jardín trasero y ella se quedó para ganarles tiempo para que huyeran, pero después de escuchar nuevos disparos supo que su madre tampoco se reuniría con ellos.

El también comenzó a llorar por el miedo y de alguna forma eso impactó tanto a su hermano menor que el llanto de este cesó. Luego sintió como el menor lo abrazan tratando de consolarlo ahora a él, y de verdad se sintió mejor. No estaba solo porque aún tenía a Aiden, aún tenía a su hermano menor y debía cuidarlo pasara lo que pasara.

—Ya no llores Shawn, me pones triste, perdóname ya no lloraré más yo tampoco —dijo el menor.

Secó sus lágrimas y luego las de su hermano, tenían los dos los ojos rojos y las mejillas húmedas por las lágrimas y rojas. Sacó un pañuelo de su pantalón para sonar la nariz moqueante del pequeño.

—¿A dónde quieres ir? Viajaremos a donde tú quieras, ¡iremos a cualquier parte del mundo! —cuando el peliplata dijo eso los ojos de Aiden brillaron asombrados.

"Cualquier parte del mundo", para él eso sonaba como algo inalcanzable que jamás se había planteado. ¿Qué tan grande sería en realidad? ¿Habría muchas cosas al otro lado del mar que rodeaba su país? ¿En todos los sitios habría nieve?

—¡Quiero ir al otro lado del mar!

—Vaya eso si que es lejos —se sorprendió Shawn pero luego asintió divertido.

A él también le hacía ilusión esa idea, y más si iba a viajar con su pequeño hermano por siempre. No iba a dejarlo por nada del mundo, porque si se separaban Aiden no tendría a nadie más. Y él tampoco.

Salieron del granero y al volver a la carretera Shawn pisó un papel que miró con curiosidad, parecía tener unos dibujos y algo escrito. Se agachó y lo tomó ante la mirada curiosa de su hermano.

Las letras más llamativas y grandes del papel estaban en un idioma que él no entendía. Pero el resto si que podía leerlo a excepción de un par de palabras complicadas que aún no le habían enseñado en el colegio.

—¿Qué pone? —preguntó Aiden queriendo ver también pero sin entender casi nada de lo que ponía. Él aún no sabía leer.

—Hay un circo en una ciudad cercana —dijo y Aiden dio saltitos de alegría—. Pero al parecer se fue de la ciudad la semana pasada —y ahí Aiden hizo una mueca de desagrado.

—¡Yo quería ir al circo!

Shawn rió por la decepción de su hermano. Él aún recordaba la última vez que fueron a ver uno, pero Aiden era muy pequeño aún y no se acordaría.

—Prometo que la próxima vez que nos enteremos que hay un circo iremos a verlo.

—¿Promesa de meñique?

—Promesa de meñique —asintió y ambos entrelazaron dichos dedos a modo de sellar la promesa que acababan de hacerse.

—Shawn —volvió a hablar Aiden una vez retomaron el camino pero ahora con más calma—. ¿No crees que sería muy divertido vivir en un circo?

—No lo sé, tal vez —contestó sin saber muy bien qué decir. No era como si alguna vez hubiera vivido en uno.

—Para mí lo fue —contestó su hermano menor confundiéndole—. Al menos hasta que me atraparon por tu culpa.

—¿Qué?

—No te hagas el tonto hermanito —sonrió ampliamente aquel niño al que le tomaba la mano—. Probablemente gracias a ti ahora muera.

La mano de Aiden se apretó haciéndole daño. Quiso soltarse sin éxito mientras que la forma de su hermano cambiaba, era como cuando se transformaba, pero no en una animal ahora lo hacía en uno de esos soldados que mataron a sus padres.

Ya no era un niño, era de nuevo un adulto joven y dejó de poder moverse. Al mirar a sus pies era como si caminara por arenas movedizas, la tierra trataba de tragarlo.

—Tú eres el culpable —habló el hombre que ahora lo agarraba—. Tú condenaste a tu hermano.

Lo siguiente fue ver como aquel soldado levantaba su arma apuntándole a la cara cuando la tierra ya lo había hundido hasta las rodillas.

Justo antes de recibir el disparo despertó.

Se levantó con el corazón latiendo a gran velocidad y el sudor frío recorriendo su frente y cuello. Transpiraba tratando de calmarse, tuvo que echarse el pelo hacia atrás buscando refrescarse por el calor con el que había despertado.

Recorrió con su mirada la habitación oscura hasta topar con la cama vacía que pertenecía a su hermano. Sintió su corazón oprimirse pues aunque esas imágenes tan solo fueron una pesadilla mezclada con algunos recuerdos de su pasado, era cierto que Aiden ya no estaba con él. Se encogió en su sitio tratando de ocultar su rostro entre sus rodillas y taparse con sus manos y brazos.

—Shawn ¿te encuentras bien? —escuchó una voz suave llamarlo, pero ni siquiera tenía ganas de alzar la cabeza.

Sintió el movimiento y los pasos de alguien acercarse a él, y como la cama se hundía un poco por un lado por el peso de alguien al sentarse. Permanecieron unos minutos en silencio hasta que esa segunda persona acarició su cabeza y sus hebras plateadas.

—Sé que estás preocupado por Aiden, también por todos nuestros compañeros, y que te culpas porque lo atraparan —comenzó a hablar el otro—. Yo también estoy preocupado, sobre todo por Dragan, y también me culpaba porque lo atraparan a él en lugar de a mí estando los dos cuando eso pasó. Pero no tiene sentido culparse por algo que no pudimos controlar y que claramente es culpa de esos malnacidos del gobierno alemán y el ruso.

Alzó la cabeza por primera vez en toda esa conversación. Marcel lo miraba comprensivo, no lo juzgaba, nadie lo hacía. Aun así no podía evitar martirizarse a sí mismo.

—Aiden no quería ir —admitió—. Perdimos a Sandra, no pudimos huir con ella, y aun así insistí en ir a ayudar sabiendo que Aiden no estaba de acuerdo. No podía abandonar a mis amigos, no podía consentir que se llevaran a nadie más, incluso pensé que podríamos ayudar a Sandra... Pero solo fui un idiota que pecó de inocente.

—Hiciste lo que pudiste ¡Y realmente nos salvaste el pellejo ahí fuera! Aiden respetó tu decisión y él tomó la suya. No fue contigo a ayudarte para que te lamentaras por el resultado.

El silencio volvió. El mayor no sabía qué podía agregar, tenía mucho en lo que pensar y a la vez el tiempo jugaba en su contra. Se levantó de la cama aún con la ropa que usaba para dormir bajo la mirada de Molina.

—Necesito pensar... Y que me dé el aire.

Marcel respetó su decisión y lo dejó marchar solo al exterior mirando como Billy seguía durmiendo. Aquella caravana se notaba muy vacía sin los Frost, ojalá todo saliera bien y pudieran arreglar aquella situación. Más le valía hacer algo a él también si quería ver a Dragan de nuevo a su lado.

•••

Cuando salió de su caravana era aún de noche, pero tras un largo paseo el sol comenzaba a salir por el horizonte. Tras el ataque donde capturaron a sus compañeros tuvieron que marcharse de aquella zona, no tuvieron tiempo ni de discutir lo que harían a continuación pues la prioridad era que les perdieran la pista y no pudieran seguirlos de nuevo.

Habían pasado ya tres días desde aquello y apenas a esas alturas habían montado el campamento provisional. En ese tiempo no pararon más allá de lo estrictamente necesario. Zhao y Travis se turnaban para conducir parando por pocos minutos para realizar el cambio de conductor, y todos los demás se ocupaban tanto de la vigilancia como del resto de tareas.

Estuvieron tan ocupados y a la vez preocupados que todos estaban agitados mentalmente. Además muchos, como en el caso de Shawn, sentían esa opresión en el pecho: la culpa. La culpa por sentir que no se esforzaron lo suficiente, la culpa por haber podido evitarlo de haber estado más atentos, la culpa por haberse entretenido más de la cuenta en tal zona y no haber acudido a ayudar de inmediato.

Todo ese tiempo estuvieron envueltos en silencio y en una atmósfera extraña y gris impropia de Mythical Circus.

—Al fin te encuentro.

Nathan se acercó al más bajo después de encontrarlo regresando al campamento. Shawn saludó con un movimiento de cabeza desganado y esto entristeció al de coleta.

—Anda vamos, los chicos están terminando de preparar el desayuno, hoy comeremos un poco antes porque tenemos que hablar.

—¿Zhao y Travis aceptaron hablar al fin sobre nuestro último fracaso? Porque si no es eso no me interesa.

Como era de esperar los adultos se negaron a tocar el tema de los que había dejado atrás al huir hasta que no estuvieran a salvo. Shawn se enfadó demasiado cuando se atrevieron a proponer irse sin salvar a los demás, se negó totalmente. Lo que le hizo reaccionar fue ver como Bunny aceptó.

A pesar de que la pelirrosa había perdido a Sandra, su novia, no se opuso a la idea de Zhao. Solo asintió y ayudó a recogerlo todo para que se marcharan. Cuando le preguntó por ello le sorprendió su respuesta.

—¿¡Por qué lo aceptas sin más?! ¿Acaso no te preocupas por Sandra? ¡También la atraparon a ella! Sandra jamás se marcharía dejándote a ti atrás, no me puedo creer que decidas abandonarla. A ella y todos nuestros amigos ¡Estás de acuerdo con abandonar a nuestra familia! —le gritó a la chica desesperado.

—¡Claro que estoy preocupada, Shawn! Tengo ganas de llorar hasta deshidratarme, gritar hasta quedarme sin voz, golpear a alguien mientras me duren las energías, pero eso tampoco solucionará nada. Ni Sandra, ni Aiden, ni ninguno de nuestros compañeros querría que nos pusiéramos en peligro por ir a ayudarlos de una forma desesperada —Bunny colocó sus manos sobre los hombres de Shawn y lo agitó levemente—. No podemos actuar sin un plan, sin información y en la mira del enemigo. No podemos rescatar a unos y perder a otros a cambio. Vámonos, busquemos un lugar seguro y luego vayamos a patear el trasero de esos desgraciados.

Bunny temblaba como una hoja mecida por el viento, su voz no era consistente y sus ojos no paraban de lagrimear, e incluso teniendo todo eso en cuenta se la veía totalmente segura de sus palabras. Se sintió tan estúpido y egoísta en ese momento que tan solo siguió las ordenes.

Había tratado de salvar a su hermano sin tener encuentra a todos los demás, sin pensar en como se sentían ellos o en lo que pasaría si le hubieran hecho caso a él. Creció aprendiendo a solo preocuparse por él y Aiden, por vivir un día más a salvo. Vivieron en las calles siendo excluidos por años por todos los demás. Al menos hasta que aquel circo los acogió.

Ya no solo eran ellos dos, ahora tenía una familia de verdad. Volvían a tener personas en las que confiar y apoyarse tras la perdida de sus padres.

—Sí, vamos a hablar sobre eso —afirmó Nathan con una sonrisa haciendo que Shawn le devolviera al fin la mirada—. Vamos a rescatar a nuestros amigos y a demostrar a esos cabrones con quién no deben meterse.

Ambos caminaron ahora con un ambiente menos deprimente, cuando llegaron junto a las caravanas y camiones ya todos estaban allí reunidos. Zhao y Travis estaban al frente, presidiendo aquella reunión de último minuto, el resto de sus compañeros estaban sentados en las mesas que colocaron para el desayuno. Aunque nadie tocaba la comida todavía.

Shawn y Nathan tomaron asiento juntos, uno al lado del otro, y Shawn así lo prefería. Realmente si ahora tenía que apoyarse en alguien prefería que fuera en él o Mark. Recordaba como cuando era más pequeño mantenía una gran amistad con Axel, Kevin y los dos anteriores. Recordaba aquellos años con gran cariño y nostalgia, pero ahora uno de ellos había muerto y el otro estaba del lado de quienes lo mataron.

—Sé que ahora mismo todo es un caos por aquí —comenzó a hablar Zhao—. También sé que para muchos la decisión de tomar distancia era un error y que preferiríais haber ido a por vuestros compañeros directamente. Pero creedme cuando digo que haber huido temporalmente ha sido la mejor decisión. No solo hemos podido lograr que el gobierno al fin pierda nuestro rastro, sino que dimos el tiempo suficiente para que llegara esto.

Zhao alzó la mano mostrando un sobre, parecía ser una carta, muchos se dieron cuenta que era muy similar a la que llegó cuando informaron de la existencia de Sora. Eso quería decir que la enviaba la misma persona.

—Aquí nos da la dirección exacta de la base a la que han llevado temporalmente a los demás. Es una base militar alemana especializada en laboratorios y clínicas, seguro que quieren reunir información de los nuestros antes de enviarlos a un destino definitivo.

—¿Seguro que podemos fiarnos? —preguntó Xavier— La última vez que confiamos en esas cartas logramos que nos localizaran y atacaran.

—Lo siento mucho, es culpa mía —habló Sora con tristeza y la cabeza baja.

—No, tú también eres una víctima, te utilizaron —dijo Mark dándole unas palmadas en la espalda.

—De eso también habla en la carta —aseguró Travis.

—Al parecer ya sospechan que hay un topo entre ellos y son lo suficientemente listos como para usarlo a su favor. Que se enterara de el trasladó de Sora Nayuki no fue por casualidad, lo hicieron a propósito, el objetivo era que lo rescatáramos —explicó de nuevo el adulto de pelo negro—. Aun así es muy claro diciendo que no permanecerán en la base médica por mucho tiempo, tal vez una semana o poco más. Es muy importante que actuemos lo antes posible.

—También es seguro que los líderes de las divisiones de mutantes tanto de Alemania como de Rusia se reúnan. Debemos actuar antes de que ambos estés justos, después la seguridad en la zona será tan grande que infiltrarse y salir posteriormente no será nada fácil —terminó de explicar Travis.

—Estás diciendo que solo hay dos opciones, o confiar en ese informante o resignarnos a no recuperar a nuestros amigos —resumió Celia y los dos adultos asintieron.

—Pues hagámoslo —interrumpió Shawn—. Según Travis y Zhao la información que les da siempre nos ha ayudado, incluso salvamos a Sora a pesar de las circunstancias. Ahora solo sigamos haciéndolo para salvar a Shawn, Silvia, Tammy y todos los demás.

—Cierto, Shawn tiene razón —contestó Abigail de acuerdo—. Siempre nos hemos arriesgado por lograr aquello que queríamos. Pues sigamos haciéndolo. No paremos por un simple error, no nos dejemos pisar por aquello contra los que nos rebelamos.

Después de aquellas palabras el animo general subió de nuevo. Todos parecían mucho más convencidos de aquel plan.

—En ese caso formaremos a nuestro escuadrón de rescate —Zhao rió, aquella risa tan común en él les hizo saber a todos que ya tenía un plan—. No podemos enviaros a todos, es demasiado peligroso. Además lo mejor es entrar, buscar a los demás y salir evitando lo máximo posible la confrontación directa. Os meteréis en la boca del lobo y este no dudará a la hora de morderos.

—Estamos listos para ello —aseguró Mark.

—En ese caso Mark tú irás, lo que más necesitaremos en este momento será una buena defensa y alguien que pueda liderar el grupo. Billy te acompañara también, será indispensable para entrar y salir con su teletransporte —explicó Zhao y los dos nombrados estuvieron de acuerdo—. También os acompañarán Shawn, Xavier y Abigail, sus mutaciones son útiles como defensa, ataque en el caso de que fuera necesario, e incluso para penetrar lugares de difícil acceso. Por último el grupo estará cerrado por Sonny y Hao, perfectos para la infiltración.

—¿Estáis todos de acuerdo? —preguntó Percival.

Ninguno de los nombrado parecía estar en contra de ir a aquella misión, todo lo contrario, se alegraban por poder ayudar a sus compañeros. Eran más bien aquellos que no fueron elegidos los que se frustraron un poco.

—Shawn, confío en que los sacaréis a todos de allí, te encargo a Dragan —dijo Marcel y el peliplata asintió.

No podía decepcionarlo, cumpliría sus expectativas y su confianza, los traería a todos de vuelta costara lo que costara.

—Son dos días de camino hasta la base, así que el grupo de rescate tiene que partir ya mismo antes de que Irina Girikanan, líder de los mutantes de la URSS aparezca por allí y se los lleven a todos —explicó Travis—. Zhao se quedará aquí y yo iré con vosotros para conducir hasta allí. Os dejaré a una distancia prudencial y ya Billy os introducirá allí dentro, os espero en el mismo lugar para recogeros y marcharnos de allí.

•••

Se sentía agotado tanto física como mentalmente, y eso que estaba despertándose ahora. Se sentía como si hubiera estado entrenando todo este tiempo en lugar de durmiendo.

Cuando logró abrir completamente sus ojos cansados observó su alrededor reconociendo rápidamente el lugar donde estaba, de nuevo en la enfermería. Trató de poner su cerebro a funcionar y recordar todo lo que había pasado, por fin algunos flashes de lucidez le ayudaron a saber que le habían sometido a una operación, esa en la que iban a usar al mutante del circo con la habilidad de sanación, ¿habría salido todo bien?

Cuando desvió la mirada hasta otra zona de la habitación se dio cuenta de que no estaba completamente solo en la habitación. Había una silla que habían acercado un poco a la cama donde él estaba y en esta estaba sentado Duske, también estaba dormido en una posición que a sus ojos parecía bastante incómoda. El pobre se iba a levantar con un dolor de cuello y espalda importante. Probablemente estuvo gran parte de la noche despierto para vigilar que todo fuera bien.

Iba a estirar su mano hacia él cuando la puerta de la habitación se abrió.

—Oh, veo que ya estás despierto —se quedó mirando a esa chica por unos minutos hasta recordar de donde le sonaba su cara, era la sanadora.

—¿Cómo ha ido todo? —preguntó pues la chica se limitó a coger un portafolios que colgaba de su cama y leerlo.

—La operación fue mejor de lo que esperaba, nunca había hecho algo así, pero los médicos de aquí me guiaron muy bien —dijo mirándolo por unos segundos formando una sonrisa antes de volver la vista de nuevo a los papeles—. Me gustaría poder decir que fueron muy amables, pero no sé hasta que punto podrían serlo las personas que nos capturaron.

Mientras que Silvia preparaba algunas cosas para un posible chequeo, Duske se removió en la silla. Hizo una mueca y al fin despertó. Como Heath pensó seguro que ahora le dolía medio cuerpo por haberse quedado dormido así.

—Heath —se sorprendió el más alto al verlo despierto. Pareció querer decir algo pero calló al ver que Silvia estaba presente.

—Muy bien, ahora que estás despierto ayúdame a preparar las cosas —le dijo la peliverde al Grayling—. Le haremos su primera prueba despierto después de la operación para ver si todo ha ido bien o no.

Al principio Duske se vio un poco perdido por recibir una orden de forma tan natural de aquella chica, pero no se negó a ayudarla, después de todo ella ayudó a su amigo. Gracias a ella Heath no moriría, y ayudarla era lo mínimo que podría hacer. Los dos chicos estarían en una deuda eterna con ella.

Fueron pruebas sencillas para comprobar si su cerebro funcionaba correctamente, pruebas de comprensión, reflejos y algunas de lógica. También le inyectó un líquido transparente que ninguno de los dos sabía para qué era exactamente, mas no pusieron ningún impedimento a que se lo administrara. Tras una media hora con esas pruebas Silvia comenzó a recoger, Heath ya se sentía más espabilado que cuando se despertó y el cansancio iba desapareciendo poco a poco.

—Todo parece ir bien —afirmó la chica—. Aún tendrás que guardar cama y descansar por unos días, pero podrás reincorporarte al ejercito en seguida. Puede que sientas algunos mareos o pinchazos en la cabeza, sobre todo en la sien, pero eso es normal no te preocupes. Cuando sí debes avisarme en seguida es si vuelven los dolores fuertes que tenías antes, aunque dudo que eso pase.

—¿Por qué eres tan amable? —preguntó Grayling.

De alguien a quien habían llevado ahí a la fuerza esperaba más hostilidad, que estuviera a la defensiva. Pero Woods parecía estar en su salsa en aquella clínica, aunque eso no significara que fueran amigos o confiara en ellos. Simplemente aceptaba la situación y seguía adelante sin lamentarse.

—No te confundas, no es que vaya a aceptar así como así ser parte de... esto —señaló a su alrededor—. Simplemente hundirme en mi miseria no serviría de nada, y si mis amigos me ven triste ellos lo estarán más. Mi sueño es ser médico, y lo primero que debo lograr para ello es la profesionalidad, debo dejar de lado los problemas personales, mi relación con el paciente, todo. Solo debo concentrarme en salvar la vida que tengo delante.

Una vez dejó todo en su lugar se fue hacia la puerta, cuando la abrió los dos chicos vieron como un soldado la esperaba en la puerta.

—Os dejo, Heath debe descansar, y tú parece que tienes algo que decirle ¿no? —miró a Duske que dio un pequeño respingo en su sitio por la sorpresa.

¿Acaso aquella chica también podía leer mentes o tenía poderes de videncia? Silvia se marchó y cerró la puerta tras ella dejando a los dos chicos de nuevo a solas. El silencio se hizo por unos minutos, Heath estaba dispuesto a romper al fin ese silencio pero Duske se le adelantó.

—Lo siento —fueron las primeras palabras que soltó—. Sé que no debí contarle algo que tú me dijiste en el más absoluto secreto a la primera división. Pero no podía soportar la idea de que te pudrieras en una celda, de que todos lo hiciéramos. Además por el tumor sabíamos perfectamente que empeorarías demasiado rápido en una situación como esa.

—Sé que lo hiciste por mi bien, por el bien de todo el equipo, pero no puedo evitar sentirme frustrado por ello. El pasado que yo tuve antes de llegar a Alemania y pasar a formar parte de la división de mutantes es un tema que no me gusta difundir por ahí —puso sus manos sobre el brazo contrario mientras desviaba la mirada—. No es tanto por Van Der Heide en sí, eso es algo que ya está superado totalmente. La vida de cada uno tomó rumbos diferentes y ya. Pero sentir que ni siquiera soy capaz de mantener mi palabra... cada vez soy más como ellos, monstruos sin ningún tipo de emoción, sin empatía como los de la división Astram.

—Tú no eres como ellos y no vas a serlo nunca —Duske lo dijo con una voz tan segura que por un segundo Heath no supo como reaccionar—. Tú no rompiste tu palabra, yo lo hice, rompí la promesa que te hice de no contar nada. En todo caso yo soy la escoria que lo contó en su propio beneficio, porque yo fui el egoísta que no pensó en las consecuencias, solo en lo que quería conseguir.

—Pero tú al menos querías sacarnos a todos de allí. Yo también quería hacerlo y al final no fui capaz de una cosa ni de la otra. No pude guardar esa información y tampoco pude lograr sacaros de esas celdas de mala muerte.

Duske tomó con ambas manos la cara de Heath para que lo mirara de una vez. El ver la mirada tan decidida y segura del otro hizo que sus dudas se esfumaran por unos instantes.

—Heath no te culpabilices, las cosas no siempre salen como uno planea o quiere. Vivimos en una época difícil y es complicado sacar adelante todo esto, a todo el equipo, y bien saben que tú eres el que más lo intenta. Hikaru te admira por ello, Regina no dudaría en hacer cualquier cosa que tu ordenaras porque sabe que tus decisiones siempre son las mejores independientemente de si tienen éxito o no. Aunque Apolo jamás lo admita eres como un hermano mayor para él, no quiere decepcionarte. Hasta Lilith sabe de lo capaz que eres aunque siempre estemos peleando. Y yo por supuesto no soy la excepción a eso: fuiste la primera persona que se interesó en acercarse a mí a pesar de las circunstancias, confiaste en mi tanto como para contarme cosas de tu vida que nadie más sabe. Heath si tuviera que seguir a alguien hasta el mismo infierno si hiciera falta, te seguiría a ti.

Puede que aún sintiera esa espinita de culpabilidad por todos los acontecimientos que se habían dado, pero era normal. Gracias a las palabras de Duske sentía como el problema se iba haciendo más pequeño. Puede que fuera Othman quien le obligó a ser el líder de aquella división de segunda, pero fueron sus compañeros, sus amigos, quienes decidieron seguirlo.

Si Duske hizo lo que hizo es porque él no era capaz de actuar, tenía las manos atadas, pero para eso estaban ellos. Si uno caía el resto le ayudaban a levantarse.

—Y estoy seguro de que ellos piensan lo mismo ¿verdad, chicos?

Heath recién notó que el resto de sus compañeros estaba allí cuando Duske soltó sus mejillas y le permitió mirar hacia la puerta. Apolo, Regina, Lilith y Regina, los seis miembros de la segunda división alemana volvían a reunirse después de mucho tiempo.

—Por supuesto que estamos de acuerdo —asintió Regina formando una amplia sonrisa.

—Heath no te presiones, no eches toda la carga sobre tus hombros, nosotros estamos aquí para ayudarte y compartir esa carga —dijo Hikaru notablemente preocupado por el estado de su líder.

—Nunca he dicho que no me cayeras bien... —admitió Apolo en una voz tan baja que incluso a los presentes les costó escucharla.

—Así que realmente lo ves como un hermano mayor eh —se burló Lilith formando una leve sonrisa casi imperceptible.

—¡Cállate! —dijo mientras su cara se tornaba roja.

Todos rieron en mayor o menor medida por la reacción del albino.

—Además —volvió a hablar Duske logrando que Heath girara la cabeza para mirarlo, se sorprendió al ver que se había acercado bastante a él al punto de haber escasos centímetros de separación entre sus rostros— si te mueres te mato.

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Después de ese pequeño descanso de algo más de una semana aquí volvemos con los capítulos de Horror Circus. Y me alegro de poder anunciar que ya estamos llegando al final de la primera parte de esta historia.

Calculo que tendrá unos dos o tres capítulos más a lo mucho antes de que llegue el epílogo y finalice este libro. Por supuesto habrá un segundo libro que publicaré a la semana siguiente con su correspondiente prólogo. Ese libro será la segunda y última parte.

Próximamente ya iré dando más detalles sobre esto ;)

~Nova/Dreamer

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