Qᴜɪɴᴛᴏ Aᴛᴛᴏ: 𝕯𝖎𝖘𝖈𝖊𝖓𝖉𝖊 𝖑'𝖔𝖘𝖈𝖚𝖗𝖎𝖙𝖆̀ 𝖔𝖕𝖕𝖗𝖎𝖒𝖊𝖓𝖙𝖊
Qᴜɪɴᴛᴏ ᴀᴄᴛᴏ ;;
ˡᵃ ᵒˢᶜᵘʳⁱᵈᵃᵈ ᵃᵇʳᵘᵐᵃᵈᵒʳᵃ ᵈᵉˢᶜⁱᵉⁿᵈᵉ
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𝓅𝓊𝒷𝓁𝒾𝒸𝒶𝒹ℴ: 19/11/2020
"𝑺𝒊𝒆𝒎𝒑𝒓𝒆 𝒕𝒆𝒏𝒅𝒓𝒆𝒎𝒐𝒔 𝒖𝒏𝒂 𝒋𝒐𝒅𝒊𝒅𝒂 𝒓𝒂𝒛𝒐́𝒏 𝒑𝒂𝒓𝒂 𝒑𝒆𝒄𝒂𝒓, 𝒔𝒐𝒍𝒐 𝒅𝒆𝒋𝒂 𝒒𝒖𝒆 𝒎𝒊 𝒂𝒍𝒎𝒂 𝒂𝒓𝒅𝒂"
Después de su conversación con Celia, Sonny se había quedado algo intrigado. La peliazul no quiso comentarle mucho más argumentando que era una sorpresa, y así Sonny entró a su cabaña y Celia se marchó a la suya propia que compartía con Silvia, Tammy y Abigail.
Al entrar solo Nathan estaba despierto, el peliazul tenía encendida la lamparita de su escritorio y parecía estar escribiendo algo en unas hoja, no lo pudo ver bien, pero parecía una carta ¿Tenía algún familiar o amigo fuera del circo? Tras saludarlo se cambió la ropa y se acostó en su cama, después de esas intensas clases de control de mutación con Byron todas las noches llegaba molido.
A la mañana siguiente alguien tocó la puerta de la cabaña. Tocaba fuerte e incesantemente haciendo que los dueños de esta se revolvieran entre las sabanas de sus camas.
-Que alguien abra por Dios -pidió adormilado Valentín.
-Ya va, ya va -acabó por levantarse Sonny.
El azabache y Nathan eran los que más cerca estaban de la puerta, pero el mayor ni siquiera se había despertado por los golpes en la puerta, así que no le quedó más opción que levantarse.
-¡Sonny! -gritó Celia saltando a los brazos del chico en cuanto la puerta se abrió.
-¡Ssh! -la mandaron callar Valentín y Dragan sin moverse de sus camas.
-¿Qué haces aquí tan temprano? A penas son las cinco de la mañana, no desayunamos hasta las ocho -dijo Sonny cuando su cerebro empezó a procesar a pesar del sueño.
-Pero es que hoy es día de ensayo del que será tu grupo de espectáculo, los jueves entrenan antes del amanecer porque luego tienen cosas que hacer y no pueden volver a ensayar hasta casi entrada la noche -explicó Hill-. Anda deja de ser un gruñón y vístete, vamos a la carpa de entrenamiento.
Y sin más la chica salió cerrando la puerta tras ella y dejando a Sonny plantado frente a esta. Parpadeó un par de veces y se giró al oír una risa.
-La tienes difícil -le dijo Valentín.
Sonny prefirió reír y entró al baño para cambiarse, peinarse y terminar de espabilar al echarse agua fría en la cara.
Al salir de su cabaña Celia lo esperaba con una amplia sonrisa ¿Es que acaso esa chica nunca gastaba sus energías? La siguió hasta la carpa que se usaba para entrenar sin decorado u objetos, la que era más bien para un entrenamiento físico. Allí el lugar estaba casi vacío, a excepción de dos personas que practicaban duramente.
Sonny pudo distinguir a Tammy Di Clay, la chica de larga melena rubia que conoció el primer día y que iba junto a Acker y Xavier, y al propio Acker Reese. La chica se movía danzando en diversas direcciones mientras que hermosos cristales que brillaban con intensidad aparecían a su paso. Por un momento Sonny pensó que podría tratarse de diamantes por su brillo, pero pudo notar que tan solo era cristal que brillaba gracias a los focos que habían en la carpa y que tenían encendidos ya que aún era de noche. Acker por su parte estaba quieto a un lado, aunque en cuanto Tammy cesó su baile quedándose quieta en el centro de la pista el peliazul cogió una espada que había a su lado lanzándola hacia arriba. En cuanto el arma llegó al punto más alto y estaba lista para caer, Reese hizo un movimiento con su mano y ahora en lugar de una espada había 5 que cayeron hacia el cristal rompiéndolo lo suficiente para crear pequeños fragmentos que flotaron por todas partes aparentando ser copos de nieve.
La chica una vez las espadas estuvieron hincadas en el suelo y ya no representaban un peligro, comenzó a danzar de nuevo al son del Vals Vienés compuesto por Johann Strauss. Cuando la pieza finalizó Tammy paró de nuevo rodeada de ese brillante cristal, y Acker pudo entrar a escena y con simplemente coger una de las espadas hizo desaparecer las otras cuatro.
-¿Qué tal el entrenamiento? -preguntó Celia acercándose sin más.
-Bastante bien -se limitó a decir Tammy con una sonrisa.
-Estamos a puntito de dominar el nuevo número para este fin de semana -dijo sonriente Acker mientras guardaba la espada de nuevo en la vaina que llevaba en su cinturón.
-Pues puede ser que a partir de la semana que viene tengáis que incorporar una tercera persona a vuestro número -dijo la peliazul y dio un empujoncito a Sonny para que se pusiera al frente-. A partir del lunes Sonny se unirá a vuestro espectáculo.
Tammy caminó al frente y comenzó a examinar al chico, cuando la rubia agarró de repente sus hombros y empezó a dar vueltas a su alrededor examinándolo sinceramente se tensó.
-¿Qué...? -Wright quería preguntar que sucedía, pero por la confusión las palabras se le atascaron en la garganta.
Acker no pudo evitar reír.
-No te preocupes, Tammy quiere... ver si eres el indicado -explicó más o menos Reese.
Celia suspiró sonriente al saber a lo que Acker se refería, pero Sonny siguió sin entender, por fin la chica se separó de él asintiendo segura.
-Tienes el físico perfecto de un bailarín, y con tu mutación seguro que podremos agregar algunos efectos especiales que harán aún más hermoso el show -explicó Di Clay.
-¿Te refieres al número de los cristales y las espadas? -la chica asintió.
-Con mi mutación que me permite crear cristales a mi antojo y la duplicación de Acker podemos crear cosas como esa -dijo Tammy-. El brillo del cristal y el del metal de las espadas rompiéndolo en pequeños trocitos como polvo de estrellas es la principal atracción de nuestro número, si a eso le sumamos el brillo que pueden generar tus ondas de energía podemos hacer algo aún mayor y que sorprenda más al público -Acker y Celia asintieron.
-Por mi no hay problema en intentarlo -accedió Sonny.
-Genial, Celia nos dijo que aún no sabías muy bien lo que podrías hacer para ayudar, así que le propusimos que nos ayudaras debido a la compatibilidad de tu poder con nuestro espectáculo, aunque supongo que tendrás que entrenar mucho de ahora en adelante para poder usar tu mutación a tu gusto -Acker se llevó los dedos al mentón pensativo.
-En realidad... Estuve practicando un poco por mi cuenta y creo que he mejorado -comentó el castaño y Hill le miró sorprendida.
-¿Cuando has estado practicando?¡No te he visto nunca hacerlo! -una sonrisa culpable apareció en la cara de Wright- ¡Claro tus escapadas nocturnas! No sabía que lo que hacías era practicar.
-Si no te molesta ¿nos podrías hacer una demostración? -pidió Acker y Sonny asintió moviéndose al centro de la carpa para evitar darles a sus compañeros por error.
No podía elevarse mucho a causa de la tela de la carpa, no le apetecía golpearse con ella. Se elevó dio algunas vueltas y simples giros creando hermosas ondas que giraban a su alrededor como espirales y volvió al suelo. No hizo nada extremadamente complejo, pero eso no le quitaba lo bonito que fue verlo.
-Hace poco que empecé a practicar, así que aún no se hacer demasiadas cosas ahí arriba -reconoció.
-No te preocupes, nosotros te ayudaremos a practicar para los shows, después de todo a partir de ahora seremos compañeros de espectáculo -sonrió el peliazul y Tammy asintió ante lo dicho.
•••
Acababa de despertar cuando Duske le avisó de que Othmam quería verle. Heath salió de su habitación, comenzaba a sentir aquel lugar como una jaula, aunque el exterior no era mucho mejor.
Tras salir del edificio donde se encontraba caminó por el patio, desde su lugar se podía ver a lo lejos a los soldados alemanes entrenando. Estos soldados eran algo distintos a los soldados nazis que trabajaban en la guerra para Adolf Hitler, si, eran nazis y si trabajaban también para el anteriormente mencionado dictador, pero estos soldados eran... especiales en cierto modo.
No tenían los poderes que él o sus compañeros tenían, no eran especiales de esa forma, vestían un uniforme completamente blanco con un extraño casco que no solo cubría sus cabezas, sino también sus caras. Estos estaban entrenados expresamente para ser capaces de capturar y luchar de igual a igual con especiales como él y sus compañeros. Esos soldados eran conocidos como fuerzas especiales libertadoras, Soldados Fel para abreviar, aunque para Heath ese nombre sonaba irónico ya que más que liberarlos los habían encerrado en aquella base militar cuando los encontraron.
Siguió su camino hasta entrar al edificio donde se encontraba el despacho de Othman, justo antes de entrar un soldado raso le pidió la identificación, que en este caso no era un simple carnet o papel donde pusiera su nombre, ojalá. El chico se desabotonó los tres primeros botones de su camisa y le dio la espalda al soldado mostrando unos números en la parte alta de su espalda, justo debajo del hombro izquierdo.
Todos los especiales tenían un código numérico tatuado en alguna parte de su cuerpo como los presos en los campos de concentración. Un número que jamás se iría y con el que tendrían que vivir el resto de sus vidas, eso si no se hacía demasiado corta y te mataban en el proceso.
-Puedes pasar -dijo el soldado-. El general Othman lo espera, Emperor.
De nuevo ese estúpido nombre en código que tanto le molestaba, si no fuera por la prohibición de usar su mutación, y más aún contra un miembros del ejercito o el gobierno, le hubiera hecho tragarse aquel nombre.
Entró al fin al despacho del hombre que lo hizo llamar, este estaba de pie cerca de un enorme ventanal, él también observaba los entrenamientos de los soldados Fel. En cuanto escuchó la puerta cerrarse tras el chico giró su cabeza para mirarlo.
-Veo que Grayling te dio el aviso, al menos ese inútil sirve para algo -dijo el hombre dando unos pasos hacia él y quedándose a más o menos dos metros.
-¿Qué es lo que quiere de mi señor Othman? -preguntó Moore, no le hacía demasiada gracia permanecer por mucho tiempo en aquel despacho, mejor acabar cuanto antes.
-Es sobre la misión de Trento -informó-. Nuestro espía por fin se comunicó con nosotros y nos dio resultados, hemos descubierto la cubicación del circo y sus turnos de vigilancia, lo atacaremos esta misma noche.
-¿Y quiere que el grupo de fenómenos sea el que ataque? -el hombre asintió.
-Saldrás dentro de una hora en avión junto a Lilith Aquilles, Duske Grayling, Hikaru Ichihoshi, Regina Mulgrave y Apolo Bellerose -afirmó el mayor.
-¿Iremos todos? Tenía entendido que no quería que todos los fenómenos fuéramos juntos a una misma misión por si acaso.
-Es algo que no solemos permitir, pero esto es una ocasión especial y demasiado importante como para solo enviar a un par -la sonrisa del mayor provocó un escalofrío por la columna vertebral de el de pelo magenta-. Iréis directos hacia Trento, preparate rápido y ve hacia el hangar.
-Si, señor -el chico se inclinó hacia su jefe y se dirigió hacia la puerta, justo cuando sujetaba el pomo Othman decidió añadir algo más.
-Espero que no me falles de nuevo, Emperor -Heath apretó con más fuerza el pomo y apretó los diente, pero puso una amplia y fingida sonrisa al girarse a ver al mayor.
-Claro que no, señor.
Dio media vuelta y esta vez si que salió del despacho, ni siquiera se despidió del soldado que había en la puerta, salió tan rápido como pudo de aquel edificio, empezaba a sentir que se asfixiaba ahí dentro.
-¿Todo bien? -el chico levantó la mirada encontrándose con los orbes oscuros de Duske al salir al patio, el más alto lo miraba preocupado.
-Si, todo bien, una intensa charla con Othman, eso es todo -dijo recuperando la compostura.
-¿Te ordenó participar en la siguiente misión? -el chico asintió- Entonces deberías darte prisa y avisar a los demás para marchar ¿Quienes irán?
-Todos -Duske alzó una ceja confundido-. Al parecer quieren acabar con el problema hoy mismo.
-Entiendo, iré a avisar yo a los demás, creo que la mayoría están en el comedor.
Heath le agradeció al más alto antes de que este se marchara y se dio prisa en volver a su habitación. Grayling fue a la primera persona que conoció al llegar a Alemania y realmente era su mayor pilar de apoyo emocional en toda aquella situación. A todo esto se le sumaba que parecía ser la única persona que no estaba loca o corrompida por su propio poder en aquel lugar, incluso sus compañeros de la división de especiales no estaban totalmente libres de esa ansia de poder, cada uno tenía sus motivos, sus circunstancias y un pasado que los ataba y a veces los empujaba a hacer cosas no demasiado buenas, aunque sinceramente él tampoco era quien para hablar, cada uno debía cargar con sus propios pecados por el resto de sus vidas.
Entró a su habitación cerrando la puerta y quedándose apoyado sobre ella unos minutos, suspiró varias veces para intentar ordenar sus ideas y miró hacia la ventana mientras se acercaba lentamente.
¿Cómo es que todo había terminado así? Los días de tranquilidad en Sidney con su familia parecían ya tan lejanos. Tuvo que dejar de pensar en ello cuando un pinchazo en su cabeza llegó, siempre que trataba de pensar y recordar cosas de su pasado le pasaba lo mismo.
Desde su ventana veía como los soldados habían comenzado a correr dando vueltas por el lugar a modo de entrenamiento físico, aquella imagen solo le hacía hervir aún más la sangre. se sentó sobre el escritorio de su habitación que estaba justo delante de la ventana y la abrió para que el aire fresco de la mañana le sirviera para calmarse.
En pocos segundos se levantó al ver la radio que tenía en una estantería, quizás algo de música lo animara mientras lo preparaba todo. Extendió la antena y trató de sintonizar algo, como aquella base militar estaba prácticamente en medio del bosque apenas había señal y solo dos o tres canales entraban, por suerte uno de esos tenía lo que él buscaba. La canción que comenzó a sonar parecía ser una nueva creación del famoso grupo que estaba teniendo tanto éxito en Italia, Trio Lescano, a él no le llamaba demasiado la atención ese tipo de música, era más fanático de la música de Estados Unidos, pero claro, actualmente este país y Alemania no se llevaban demasiado bien y prácticamente cualquier cosa de este país estaba censurada.
Se acercó al armario de su habitación dejando sonar la canción de fondo, por lo menos la música mantenía ocupada su mente. Del interior sacó un uniforme militar blanco, muy parecido al de los soldados Fel, lo que no le agradaba demasiado, y comenzó a vestirse con él.
A pesar de que el día apenas acababa de empezar se sentía agotado, sinceramente no se encontraba nada bien. No sabía si era el cansancio por el entrenamiento intensivo de días anteriores o los nervios por la misión, él era el capitán de la división Othman, él guiaba a sus compañeros, y si fallaban en aquella ocasión todos podrían acabar en el temido aislamiento, no podría soportar que todos terminaran allí por su culpa.
A pesar de que a aquel castigo todos los fenómenos lo llamaban "aislamiento" no era literalmente como la palabra indicaba. Si, eran aislados en las cárceles que había ocultas en aquella base, los alejaban del exterior y la libertad en oscuras y frías celdas, pero eso no era lo peor; se les retenía durante semanas, a veces durante meses sin ver el sol, se les daba de comer tan solo una hogaza de pan al día y a veces no les daban de comer durante días, ni tan siquiera les daban agua. Para colmo eran sometidos a la incesante experimentación que a nadie agradaba, eso era una auténtica tortura.
Una vez que tuvo el uniforme puesto cogió una bolsa negra bastante grande que estaba en la parte baja del armario y la dejó sobre su cama, esta pesaba y al soltarla las cosas que llevara dentro produjeron un ruido metálico por el choque, indicando así que ya estaba llena. Heath se dispuso a abrirla para asegurarse de que todo estaba en orden dentro cuando un leve mareo lo hizo frenar y apoyarse en la cama.
Hacia tanto tiempo que no sufría otro de esos mareos que ya lo había olvidado por completo, como no fue demasiado fuerte simplemente pensó que el ambiente algo cargado lo estaba agobiando. Se irguió con delicadeza para acercarse a la ventana abierta y tomar un poco el aire fresco, pero antes de llegar un nuevo mareo, esta vez más fuerte, lo golpeó acompañado de un fuerte pinchazo en la sien.
Se tuvo que apoyar en el primer mueble que se le cruzó por el dolor siendo este la mesita donde había colocado la radio que tiró sin querer al suelo. La melodía dejó de sonar en el instante en el que el golpe se escuchó, no le gustaba aquella música, pero aquel silencio le gustaba aún menos.
Como el dolor y mareo no cesaban tuvo que dejarse resbalar hasta el suelo donde se encogió de dolor, esos ataque no solían durar más de dos o tres minutos, pero eran minutos demasiado agonizantes.
-¡Heath ¿Estás bien?! -alguien tocaba a su puerta, pero el de hebras magenta ni siquiera lo escuchó.
Ante la falta de respuesta la persona detrás de la puerta la abrió para ver si realmente todo estaba en orden. Duske pasó al interior y al ver al otro chico sentado en el suelo agarrándose la cabeza se apresuró en ir a su lado para ver si estaba muy mal o solo era un pequeño dolor.
Se agachó frente a Moore para estar a su altura, no dijo nada, pues por los años de experiencia como amigo del más bajo sabía que hablar y el ruido en general solo le haría doler más la cabeza. Esperó a su lado hasta que parecía que el dolor comenzaba a pasar y Heath recuperaba el aliento.
-¿Te encuentras mejor? -preguntó casi al instante con una voz suave y de volumen bajo.
-Si, ya no me duele tanto -admitió tratando de ponerse en pie nuevamente por si solo, pero su amigo acabó por ayudarle-. No te había escuchado entrar.
-Me lo imaginaba, no obtuve respuesta cuando llamé así que entré para ver si estabas bien, espero que no te moleste.
Heath negó, más de una vez Duske le había sido de gran ayuda con aquellos malditos ataques que le daban sin aviso previo. Miró al suelo donde vio la radio tirada, la recogió colocándola en la mesa de nuevo, pero la antena se había partido y la rueda para sintonizarla saltó.
-Se rompió -dijo teniendo la antena y la rueda una en cada mano.
-No parece que algo así pueda arreglarse, cuando regresemos de la misión pediremos que te traigan otra.
Heath asintió, sabía perfectamente que cuando tenían éxito en alguna misión Othman les daba un "capricho" por ser tan buenos soldados. Lo llamaba la vara y la miel, decía que era para disciplinarlos de forma adecuada, el fallo que esa teoría tenía es que la miel era dejarlos vivir un día más y la vara era demasiado dura.
Mientras Heath se recomponía Duske se acercó a la cama del otro donde ya estaba puesta la bolsa de viaje negra. Abrió la cremallera con cuidado dejando ver varias armas en su interior, tanto armas blancas como de fuego, incluso se podían ver algunas granadas de mano dentro y por supuesto munición, había más balas que otra cosa.
-¿Lo llevas todo?
-Si, el pasaporte y la identificación del ejercito van dentro también -indicó acercándose al más alto-. Están en el bolsillo exterior del lado derecho.
Duske abrió el famoso bolsillo y efectivamente esos documentos estaban ahí como había dicho, por lo que simplemente volvió a cerrarlo todo y le pasó la bolsa a Heath.
-¿Tu lo llevas todo también?
Duske asintió cogiendo con su mano derecha la correa que pasaba desde su hombro, cruzando su pecho y bajando a la altura de la cintura que era la que sujetaba la bolsa que quedaba a su espalda.
Salieron del edificio de residencia de los fenómenos sin decir nada más, los soldados de aquel lugar ni siquiera disimulaban sus miradas de asco hacia ellos, aunque ya estaban acostumbrados.
No tardaron mucho en llegar al hangar donde el avión militar que los llevaría hasta Italia ya los esperaba listo para despegar. Un soldado los escoltó hasta el interior del avión y les hizo tomar asiento, junto al resto de sus compañeros que ya estaban también allí. Enfrente tenían a Regina y Lilith, y al otro lado estaban Hikaru y Apolo, el chico recién llegado pudo notar que todos estaban bastante tensos.
-Hasta que al fin llegas, te has tomado tu tiempo -dijo Apolo bromeando para tratar de quitarle tensión al ambiente.
-Lo siento chicos, tuve un pequeño ataque en mi habitación -se disculpó con un gesto demasiado neural para lo que acababa de admitir, Regina parecía horrorizada.
-¿Estás bien? -preguntó preocupada por el chico que simplemente asintió.
-Si, no te preocupes, Duske me ayudó.
-Bueno, relajémonos, esto va a ser un largo viaje -habló Lilith acomodándose en su asiento sin parecer conseguirlo del todo.
-Odio los aviones -Ichihoshi lo dijo en voz baja para si mismo, pero debido al silencio se le pudo escuchar.
Apolo puso una mano en el hombro del peliazul sabiendo a que se debía su rechazo a esos transportes.
•••
-¿Qué tal tu entrenamiento con Tammy y Acker? -preguntó Valentín cuando Sonny se sentó en la mesa junto a él Trevor y Sandra.
-La verdad es que entrenar, lo que es entrenar, no he entrenado -admitió rascando su mejilla-. Más bien les he enseñado lo que puedo hacer por el momento y ellos me han hecho una pequeña demostración de su trabajo -explicó dejando la bandeja sobre la mesa para empezar a comer.
-Me alegro de que te estés adaptando bien, Sonny -dijo Sandra sonriendo.
-La verdad es que es un sitio genial, me alegra haber podido venir a mi también a pesar de las circunstancias -y el moreno también sonrió.
-Ya, mucha sonrisa, sonrisa, agradecimientos, agradecimientos y amigos, amigos, dejad eso ya -dijo quejándose Aiden al llegar a la mesa.
-No seas aguafiestas -le regañó Shawn sentándose también-. La verdad es que a mi también me alegra que puedas unirte a un espectáculo, tu mutación es realmente maravillosa y puedes sacarle mucho provecho en el mundo del espectáculo
-Puag, todo demasiado dulce, me estropeáis el desayuno -se volvió a quejar el pelinaranja.
-Que sensible -dijo valentín y él y Shawn comenzaron a reír ante el ceño fruncido del otro.
-¿Qué piensas hacer hoy, Sonny? -le preguntó Trevor al más bajo.
-No lo sé, como hasta le lunes no empiezo con los ensayos me imagino que daré una vuelta por el circo para ver si alguien necesita ayuda con algo -se limitó a contestar llevándose una cucharada de su sopa de verduras a la boca.
-Si no tienes nada que hacer podrías ir con Abigail y Kevin a la ciudad, tienen que ir a hacer las compras de la semana y necesitaban algo de ayuda, pero todos están ocupados -dijo como idea el de la gorra.
-Cierto, me preguntaron a mi también pero tengo ensayo con Xavier para un espectáculo que estamos preparando en conjunto -recordó Sandra-. Si los acompañas podrías conocer un poco más la ciudad que no te vendría mal.
-¡Claro! Ahora hablaré con ellos, la verdad es que me apetece saber como es el pueblo -aceptó el otro.
Comieron tranquilamente y hablando sobre lo que harían ese día, parecía que todos realmente estaban muy ocupados con los ensayos. Por otro lado en el despacho de Zhao el ambiente era completamente distinto.
-¿Aún siguen en la ciudad? -preguntó el mayor y Mark asintió.
-Dimos una vuelta ayer junto a Acker y Elliot y los soldados Fel seguían en Trento -explicó Kevin.
-¿Cree que saben que estamos en esta zona? -preguntó Mark.
-No lo sé, por el momento no han salido de la ciudad, pero teniendo en cuenta que este fin de semana tendremos otro espectáculo habrá que vigilar que no se nos cuele ninguno -el de trenza se reclinó hacia atrás en la silla-. Quiero que estéis atentos a cualquier cosa.
-Abigail y yo bajaremos al pueblo esta tarde a unas compras ¿deberíamos de posponerlas? -cuestionó Kevin.
-No, realmente se nos agotan las provisiones, lo mejor será que llevéis a alguien más con vosotros, llevaros a Nathan -ambos asintieron y salieron del despacho del adulto, momentos después quien entró fue Travis.
-¿Algo nuevo con nuestro informante? -Travis negó.
-Hace días que no se pone en contacto con nosotros, puede que lo hayan descubierto o que esté teniendo algunos problemas -reconoció el pelimorado.
-Es gracias a ese misterioso informante anónimo que podemos saber la localización de nuevos especiales, gracias a él pudimos abrir este circo y que sea tal y como es a día de hoy -rememoró Zhao.
-Me preguntó por qué lo hará, si tiene esa información es claramente porque se la roba a otros gobiernos, se arriesga demasiado, pero hasta donde sabemos no está ganando nada -Travis se sentó en la silla frente al escritorio del mayor-. Actualmente refugiamos a más especiales de los que la mayoría de gobiernos tienen entre sus filas, ¿cree que nos pueda estar tendiendo una trampa?
-Lo dudo, si trabajara para algún gobierno hay formas mucho mejores de atacarnos o conseguir algo de nosotros, si el informante trabajara para alguien podrían localizar ellos mismos a los especiales sin nuestra ayuda -Travis suspiró ante las palabras de Zhao.
-Espero que esté en lo cierto, toda esta situación realmente me preocupa mucho -indicó el más joven-. En lo que si deberíamos de pensar es en buscar una nueva ubicación para el Mythical Circus, si los soldados Fel ya están en la zona eso significa que los alemanes y los rusos nos pisan los talones. Además con tantos nuevos niños por aquí este terreno se nos empieza a quedar algo estrecho -Zhao asintió.
-Ya tengo a alguien trabajando en eso -dijo el hombre y Travis se mostró interesado.
•••
-Venga chicos, tenemos que hacer esto rápido -dijo Nathan llegando a la salida del recinto del circo.
-¿Por qué tanta prisa? -preguntó Abigail.
-Al parecer hay soldados Fel en la ciudad, creo que nos buscan, así que es mejor no llamar mucho la atención -explicó el peliazul-. Iremos, compráremos lo que necesitamos y volveremos -todos asintieron-. Por cierto Sonny ¿Qué tal tu nueva ropa?
-Bien ¡Gracias por prestármela! -dijo alegre el moreno.
-No es nada, mientras te compramos algo puedes usarlo sin problemas -le revolvió el pelo-. Esa ropa ya no tiene dueño, alguna vez perteneció a otra persona, pero... -Nathan se frenó a sí mismo.
-¿Otra persona? -por el tono Sonny supo que era un tema delicado.
Un antiguo miembro del circo que ahora no parecía estar y cuya falta parecía ser un tema tabú, a su mente en seguida vino la imagen de Byron.
-Sonny no te quedes ahí, vamos -le avisó Kevin cortando así el tema en el que Swift se metió sin querer.
El chico salió de sus pensamientos Kevin no parecía tampoco demasiado feliz de tocar el tema mientras que Abigail parecía estar igual de perdida que él, solo que ella disimulaba mejor.
Sin darle más vueltas al asunto cogieron el camino de tierra que cruzaba el bosque para llegar a Trento. Nada más llegar al pueblo tuvieron que ocultarse rápidamente.
-¿Veis? Como dije, plagado de soldados Fel -informó Kevin mirando desde la esquina de un callejón-. Tendremos que ser discretos y movernos por las callejuelas más estrechas y vacías.
-Sonny y yo iremos al mercado que hay una calles más abajo, Abigail y tu, encargaros de las tiendas del centro que es la zona más peligrosa -todos aceptaron el plan de Nathan.
Se dividieron allí mismo como el peliazul había dicho y cada dúo siguió un camino diferente. Sonny y Nathan siguieron por aquellos caminos empedrados hasta llegar a una zona más concurrida, las personas iban y venían por los puestos que habían montado en una pequeña plaza.
-Está bien, tu ve a por la fruta y la verdura, yo iré a por la carne y el pescado -dijo Swift dándole un pequeño papel con las hortalizas y frutas necesarias-. De el resto se ocuparan Kevin y Abigail -Sonny asintió.
Los chicos aprovecharon para meterse entre la multitud y camuflarse. Sonny estaba algo nervioso, era la primera vez desde que se fue de Edimburgo que andaba solo por una ciudad, veía a lo lejos algunos soldado Fel, como Kevin y Nathan los habían llamado, resaltaban entre la gente por sus uniformes blancos y pulcros.
-Aquí tiene, joven -el tendero de la primera frutería que visitó le tendió varios kilos de diversas frutas que Sonny metió en una enorme cesta de mimbre.
-Gracias -el chico sonrió y le dio el dinero que le debía y que previamente Abigail le había dado a él.
-¿Eres miembro del Mythycal Circus? -preguntó el hombre ya entrado en los sesenta años y Sonny asintió- En ese caso te recomiendo visitar el puesto aquel grande que se ve desde aquí. Ellos siempre tienen mucho género y variedad, así que te podrán dar todo lo que te falta.
-Muchas gracias -le dedicó una tímida sonrisa que el tendero le devolvió.
En cierta manera toda esa gente le recordó a aquellos que dejó en su ciudad natal, era amables, incluso divertidos y parecían buenas personas, pero Sonny ya sabía que esa era una cara que solo se mostraban entre ellos, estaba seguro que si descubrieran su secreto actuarían exactamente igual que el señor Herber, Luca o Marie. Se le puso la piel de gallina solo de pensarlo.
Al llegar al puesto que le habían recomendado tuvo que reconocer que aquel señor tenía razón, allí le pudieron dar todo lo que buscaba y en las cantidades que necesitaba. Dio el resto de dinero que le quedaba y tras acomodar todo en dos enormes cestas de mimbre diferentes se dio media vuelta para volver.
-¡Ay discúlpeme! -debido a tanta gente de un lado para otro Sonny tropezó y chocó con alguien, al levantar la mirada casi se le fue el color al ver que era uno de esos soldados de blanco.
-Mira por donde vas niño.
-L-lo siento mucho -Sonny bajó la mirada, aquel casco que le impedía ver los ojos del soldado solo conseguía que le intimidara más.
-Por todo lo que llevas ahí debes de ser de una familia muy numerosa -comentó el hombre-. Eso o...
-Aquí estás -Sonny se sobresaltó al sentir una mano tocar su espalda-. No te pierdas, ya tenemos que volver.
Se tranquilizó un poco al ver que se trataba de Nathan.
-¿Os conocéis? -preguntó el soldado y Swift asintió.
-Somos amigos y vecinos, ahora si nos disculpa tenemos que irnos -y el peliazul empujó un poco al moreno para que caminara más rápido.
A cierta distancia Nathan miró un poco hacia atrás y vio que aquel soldado estaba hablando con otros compañeros y entonces empezaron a andar en su dirección.
-Mierda -susurró el mayor.
-¿Qué pasa?
-Nos siguen.
Ambos chicos aceleraron el paso hasta regresar al punto donde se habían separado de Dragonfly y Coffee, intentaron despistar a los soldados entre los callejones y por suerte cuando llegaron al punto de encuentro los dos compañeros ya estaban allí.
-Tenemos problemas -dijo Nathan nada más llegar.
-Me topé con uno de esos soldados y ahora nos siguen, lo siento ha sido culpa mía -se disculpó Sonny y Kevin negó.
-No te preocupes por eso ahora, lo importante es irnos de aquí rápido, tenemos que regresar al circo -el moreno asintió.
Los cuatro corrieron hacia el exterior de la ciudad, casi llegando a la salida notaron que ahora eran más los soldados que los seguían, estaban intentando encerrarles entre los callejones para que no pudieran escapar.
-No quería tener que enfrentarme a ellos, pero no va a haber más opción -comentó Kevin.
-No, yo me encargo, si lo haces tu no será nada discreto y acabaremos descubriendonos nosotros mismos -negó Nathan
El peliazul le paso las bolsas que cargaba a Kevin y Sonny y se detuvo mientras que los otros tres seguían corriendo.
-¿No vamos a ayudarle? -preguntó Sonny y Abigail negó.
-Son soldados de rangos bajos, ni siquiera tienen a algún especial entre ellos, dejemos que él se encargue.
-Tu por ahora solo corre -ordenó Kevin.
-¡Ahí hay uno! -indicó uno de los soldados cuando vio a Nathan parado en medio del camino- ¡Apunten!
-¡¿A quién?! -preguntó otro soldado.
Al volver a mirar el peliazul ya no estaba. Los soldado frenaron su carrera y miraron a todos lados desconcertados.
-Estoy aquí -y una patada le llegó a uno de ellos-. Muy lentos -dijo quitándole su arma a uno de los soldados-. Los he visto más rápidos -y con un simple tiro en el abdomen de cada uno dejó a los cinco soldados incapacitados en el suelo.
El peliazul dejó el arma en el suelo tras quitarle las balas y salió corriendo, una velocidad que ni un vehículo podría alcanzar. Uno de los soldados se pudo mover a pesar del dolor y cogió el walkie que llevaba en la cintura.
-Cuatro especiales escapan por el este de la ciudad, uno de ellos es un rango C con una mutación física de supervelocidad -informó.
-Recibido, nosotros nos encargamos -se escuchó al otro lado.
En cuestión de segundos Nathan volvió a reunirse con sus compañeros, Sonny lo miró sorprendido.
-Eso fue rápido -dijo el moreno de ojos verdes.
-Esa es mi especialidad -sonrió el peliazul.
-Cuatro francotiradores -habló Kevin quien estuvo concentrado varios minutos.
Sonny no entendía muy bien como lo sabía, más si había tenido los ojos cerrados esos minutos, supuso que su mutación tenía algo que ver.
-Mi turno -dijo Abigail y le pasó ahora sus bolsas a Swift y Dragonfly.
La peliverde se colocó delante de los tres chicos y en cuestión de segundos frente a ellos apareció un gigantesto escudo, al salir de la ciudad los tiros y las balas no tardaron en llegar, pero los cuatro se pudieron cubrir con el escudo que Abigail había hecho aparecer de la nada. Gracias a eso Nathan y Kevin pudieron dejar tras el las cosas y a Sonny y enfrentarse a los francotiradores, mientras que Nathan corrió edificio arriba para golpearlos en un abrir y cerrar de ojos, el cuerpo de Dragonfly cambió bastante, algunas escamas azules aparecieron por su piel al igual que un par de alas membranosas, eran muy diferentes a las de Byron.
El de pelo rosa se alzó en el aire de un fuerte movimiento de las alas y una vez arriba las escamas de su piel fueron lanzadas como filosos cuchillos que atacaron al resto de francotiradores. El chico pudo por fin actuar al estar ya prácticamente fuera del pueblo y no tener a ciudadanos cerca.
Al ver que el peligro ya había cesado Abigail hizo desaparecer el escudo y de nuevo los dos chicos se reunieron con ellos. Sonny estaba alucinado con lo que había presenciado, esos tres tenían un control perfecto de sus mutaciones, de sus poderes y él a penas y sabía mantenerse flotando gracias a sus ondas de choque. Estaba claro que en esta ocasión no había servido para nada, no pudo ayudar, y no solo eso, sino que fue él quien los metió en problemas en un principio.
-Ey, no te deprimas -le dio una palmada en la espalda Abigail-. Tardamos años en controlar así nuestras mutaciones, es normal que no hayas podido ayudar mucho si a penas llevas unas semanas usando la tuya.
Wright asintió, pero aun así se sentía algo insignificante por no haber podido hacer nada. Sus tres compañeros cogieron de nuevo las bolsas y corrieron bosque adentro para regresar al circo.
-Kevin ¿estás bien? Eso se ve doloroso -señaló la peliverde.
El mayor tenía la piel enrojecida y algo levantada, pero no parecía darle importancia.
-Si, no te preocupes, es lo que pasa al no hacer una transformación completa -se limitó a decir, lo que llamó la atención de Sonny.
Si eso había sido "incompleto" ¿cómo demonios se vería con la transformación bien hecha? Tenía que ser algo totalmente asombroso.
-Chicos id a dejar estas cosas en la carpa-comedor, yo iré a avisar a Zhao y Travis de lo ocurrido -dijo Nathan-. Y Sonny alegra esa cara hombre, que no ha sido tu culpa, tarde o temprano acabaríamos encontrándonolos.
El peliazul fue corriendo a la misma supervelocidad que había visto anteriormente y en milésimas de segundo desapareció de sus vistas. Los tres comenzaron a caminar a paso normal hacia donde Nathan les había dicho, pero Abigail pudo notar que a pesar de todo el moreno seguía cabizbajo.
•••
-¡Bienvenidos! -En cuando Heath y el resto de especiales bajaron del avión los soldados Fel de la ciudad de Trento los recibieron.
Era ya por la tarde cuando llegaron, seis largas horas en avión habían sido muchas horas para, demasiadas, para Moore.
-¿Habéis localizado el circo? -preguntó Duske al soldado al cargo nada más bajar.
-Si, nos hemos encargado de tenerlo todo listo para vuestra llegada -explicó el soldado.
-¡General me acaban de informar que uno de nuestros escuadrones a sido abatido por cuatro especiales que se han encontrado en la ciudad!
Los seis fenómenos recién llegados y el general de la división miraron al soldado sorprendidos.
-Explíquese soldado -ordenó Moore.
-Ha sido hace un par de horas a las afueras de Trento, en la zona este, tenemos seis heridos y tres muertos -explicó el soldado-. Según los informes eran un rango C mutación supervelovidad, un rango A mutación dragón y un rango A mutación imaginación.
-¿Y el cuarto? -preguntó Apolo.
-No lo sabemos, no usó su mutación en ningún momento, solo sabemos que era moreno y llevaba unas enormes cestas de mimbre llenas de comida, sabemos esto gracias a que uno de los soldados se chocó con él por casualidad.
-Si llevaba tanta comida es posible que estuviera haciendo compras para el circo -le dijo Lilith a Heath.
-Ya... -este se llevó la mano al mentón pensativo- Eso significa que el circo realmente está en la zona.
-Parece que acabaremos con esto antes de lo esperado -dijo Regina cruzándose de brazos con gesto aburrido.
-No lo demos todo por hecho -negó Heath antes de volver a dirigire al general que los recibió-. El capitán Othman mencionó algo acerca del gobierno ruso, ¿alguna noticia de ellos?
-No, no hemos encontrado a ningún soldado de la URSS por la zona, tampoco a ninguno de sus fenómenos.
-Eso está bien, cuantos menos buitres por la zona más merito para nosotros, con suerte por una vez no tendremos a Othman jodiendo por nuestra incapacidad -bufó Apolo.
El general frunció el ceño por la forma en la que el albino hablaba de su líder, pero no se atrevió a decir nada. Según él esos críos eran escoria, pero una escoria demasiado peligrosa como para enfrentarlos sin las medidas adecuadas.
-Vayamos a la habitación que nos han cedido y organicémonos para el ataque -dijo el de ojos grises y los demás lo siguieron sin objetar nada.
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¿Qué tal en este quinto capítulo?
Parece que el gobierno alemán ya está dispuesto a intervenir y hacer algo, ya la van a liar :')
Hemos podido ver con quienes va a trabajar a partir de ahora Sonny 7u7r y también un poco de como se siente Heath respecto a su trabajo para el gobierno ¿qué habrá detrás de todo ese ejercito?
He puesto aquí una minipelea para ir preparando cuando llegue la destrucción de verdad y creo que ni tan mal quedó XD
Este fin de semana además se vienen un montón de cosas nuevas que ya avisé por mi muro y por la cuenta de insta, así que solo queda esperar por ello uwu
~Nova/Dreamer ♥
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