Qᴜɪɴᴅɪᴄᴇsɪᴍᴏ Aᴛᴛᴏ: 𝕿𝖚 𝖈𝖍𝖎 𝖘𝖊𝖎?
Dᴇᴄɪᴍᴏǫᴜɪɴᴛᴏ ᴀᴄᴛᴏ ;;
¿ᵠᵘⁱᵉⁿ ᵉʳᵉˢ?
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𝓅𝓊𝒷𝓁𝒾𝒸𝒶𝒹ℴ: 21/05/2021
"𝑯𝒐𝒍𝒂, 𝒉𝒐𝒍𝒂, 𝒄𝒂𝒓𝒊𝒏̃𝒐, ¿𝒉𝒂𝒔 𝒍𝒍𝒂𝒎𝒂𝒅𝒐?
𝑵𝒐 𝒑𝒖𝒆𝒅𝒐 𝒆𝒔𝒄𝒖𝒄𝒉𝒂𝒓 𝒏𝒂𝒅𝒂"
—¿Y ahora donde carajos estoy? —dijo Celia en voz baja para sí misma.
Mientras hacía dormir a los soldados que se encontraba se había alejado sin darse cuenta de sus compañeros. Ahora estaba sola cerca de la base militar, entre el bosque y la ciudad, rodeada de tipos tirados por el suelo que roncaban.
—No... No, no, no, no, no puede ser —dijo buscando como loca algo por su ropa—. No está.
Celia notó que ya no llevaba encima el walkie talkie que debía usar para comunicarse con sus compañeros. Ahora no solo estaba perdida, sino también incomunicada. Tampoco se había alejado tanto, de hecho probablemente si se acercaba algo más a la base se encontraría con algún compañero, ¿pero qué haría si se topaba con más soldados antes?
¡No! No debía preocuparse por eso, con su mutación estaría bien sola, haría dormir a todo aquel que se encontrara. Caminó entre algunos matorrales para llegar al camino de tierra que llevaba hasta el campamento militar, estaba bien escondido y era de difícil acceso para que no pudiera llegar cualquiera. Menos mal que Billy los hizo aparecer directamente allí.
—¡Aquí estás!
Por el grito a Celia casi se le paró el corazón. Se giró rápidamente y vio a un soldado acercarse a ella, estaba a punto de volver a usar el somnífero cuando para su mala suerte notó algo.
—¡¿Una máscara de gas?! —exclamó casi con una expresión desencajada.
Los soldados Fel cada vez parecían estar más preparados para las diferentes habilidades de especiales. Además como el ejercito alemán ya contaba con uno que expulsaba gas tóxico lo tenían muy encuentra y muchos soldados ya iban equipados.
El hombre le apuntó con un fusil. Levantó las manos por acto reflejo, aunque eso no iba a impedir que le dispararan si el hombre así lo deseaba. Celia recordó que llevaba un arma encima, era tan solo una pequeña pistola, pero serviría al menos como distracción para ganarle tiempo para huir.
El problema aquí era como iba a cogerla sin que el soldado le disparar antes. Movió sus manos lentamente, pero a penas el soldado de blanco percibió el movimiento volvió a gritar.
—¡Quieta o te mataré!
Un disparo sonó y Celia cerró los ojos ahogando un grito por el susto. Esperó sentir la bala darle, pero nada llegó. Al abrir los ojos el soldado estaba en el suelo y Hao de pie al lado.
—Cuando no hay ocasión de usar el veneno se acude a los métodos tradicionales.
—Casi me matas del susto —admitió la chica dejándose caer de rodillas al suelo.
—Deberías tener más cuidado, no puedes bajar la guardia —rió Hao.
Se acercó a Celia para ayudarla a ponerse en pie de nuevo y luego le extendió un walkie.
—Lo encontré tirado. No le diremos a Nathan que lo perdiste.
—Gracias.
Colocó el walkie en la pequeña funda enganchada en su cinturón y esta vez lo aseguró para no volver a perderlo. Perder la comunicación con sus compañeros sería un gran problema.
—¿Sabes donde están los demás? —preguntó la chica.
—Sí, como la zona sur ya está despejada vayamos a reunirnos con ellos de nuevo —dijo Hao—. Acker y Sonny estaban encargándose de unos guardias que acudieron al oír el jaleo.
Hao guió a Celia por el camino hasta ver algo brillar un poco entre los árboles. Se acercaron con cuidado y pudieron ver como Sonny lanzaba una nueva onda de choque lanzando al soldado contra un árbol.
Acker, que no andaba lejos, hizo varias copias de sí mismo rodeando al otro soldado. La capacidad de Reese para duplicar cualquier objeto o persona era increíble, además era imposible saber cuál era el real pues todas las copias eran idénticas.
Los objetos que duplicaba se podían usar como uno normal, simplemente cuando se rompían desaparecían ya que se convertían en una especie de masa de arena que caía al suelo. Con los clones de personas el efecto era similar, eran personas que se movían, comportaban y pensaban como el original, pero si recibían cierta cantidad de daño se convertían en arena y desaparecían. Al menos así la escena era mucho menos sangrienta, y eso se agradecía.
El soldado quiso ayudar a su compañero, que pareció caer inconsciente por el fuerte golpe, y atacó a uno de los clones atravesándolo con el cuchillo que su arma llevaba en la punta, asimilándose a una bayoneta. El clon se deshizo en arena y Acker aprovechó para golpearlo en la nuca por detrás dejándolo caer al suelo sin sentido.
—Por aquí ya está —avisó Acker a Sonny.
—Por aquí también —asintió el azabache tras asegurarse que el soldado del árbol no estaba consciente.
—¡Buen trabajo! —felicitó Celia saliendo de su escondite junto a Hao.
—Ya me comenzaba a preguntar que dónde estabais —dijo Acker con una media sonrisa mientras negaba con la cabeza.
Celia tan solo se encogió de hombros dándole un poco de misterio omitiendo la parte de que se había perdido, un soldado la había atacado y encima casi pierde su único medio de comunicación a distancia. Lo último que quería era que en lugar del regaño de Nathan se llevara el de Acker, el cual enfadado también daba miedo.
—No detecto a más soldados en movimiento —avisó Sonny.
Hao lo miró con curiosidad sin saber lo que el mayor hacía. Estaba de cara al bosque y se movía cambiando de dirección con las palmas de las manos extendidas al frente.
Acker notó la duda en la cara de ambos y rió.
—Es algo que estuvo practicando con Tammy y conmigo —admitió ganándose la atención de los dos menores—. Pensé que al ser ondas de energía podría tratar de usarlas para localizar a personas, ya sabéis como la ecolocalización de los murciélagos.
—¿Puedes hacer eso? —preguntó Celia sorprendida.
—Más o menos —asintió Sonny—. La verdad es que más que por el sonido localizo por la vibración de la energía. Es un poco complicado de explicar, pero resumiendo puedo sentir cuando la energía que lanzo choca contra un objeto y ver si algo se mueve. No puedo distinguir si son objetos, personas o animales, por ello solo puedo decir si algo se acerca, pero no el qué o si es enemigo o amigo.
—A mí me sigue pareciendo una pasada —asintió Hao totalmente emocionado por eso.
—¡Estás mejorando mucho Sonny! —aseguró Celia.
Sonny sonrió algo sonrojado y agradeció a la chica por sus palabras. Él también se sentía orgullosos de poder ser de ayuda, después de todo las últimas veces no lo fue mucho.
Primero se dejó proteger por su madre, luego por Mark y después por Kevin. Siempre tenía que huir, nunca podía hacer nada para defender a aquellos que quería y apreciaba, pero eso debía cambiar. Él se esforzaría por cambiarlo, también podía proteger a sus amigos y familia.
—Bueno si por aquí ya no quedan soldados vayamos al oeste —dijo Acker—. Me pareció ver movimiento por allí cuando llegamos.
—Una vez que nos deshagamos de los soldados de guardia podremos ir al interior del campamento a ayudar a los demás —indicó Celia.
•••
—¿Por donde vamos ahora? —preguntó Tammy.
—A ver, según las indicaciones del informante... —Mark sacó una hoja de papel dobla de su bolsillo— Por allí —señaló una tienda de campaña cercana a la más grande del lugar.
—La grande debe de ser la del comandante al cargo de este pelotón ¿no? —preguntó Billy a lo que Nathan asintió.
—Esa de al lado es algo más pequeña, pero aun así es amplia, debe de ser donde tenga encerrado al especial y es grande para que puedan entrar varios soldados Fel a vigilar.
—Hay dos guardias vigilando la entrada, y dado el tamaño de la tienda dentro tiene que haber al menos tres o cuatro soldados más —indicó Tammy.
—Bien, Billy sabes lo que hacer, ¿cierto? —preguntó Nathan.
El pelirrojo al principio se lo pensó un poco, pero luego asintió con efusividad. En ese instante tanto Nathan como Billy desaparecieron de al lado de Mark y Tammy, aunque ninguno de los dos se veía sorprendido.
Los dos chicos aparecieron justo detrás de los soldados que vigilaban la entrada, uno gracias a su teletransporte y otro por su gran velocidad. Antes de que cualquiera de los dos soldados pudiera reaccionar Billy y Nathan golpearon la cabeza de ambos con la culata de las armas que llevaban. Uno cayó al instante, el otro aguantó el golpe de Billy y trató de agarrar su propio fusil para disparar, pero Nathan no se lo permitió y lo tumbó de una patada en la cara. Una patada que a la velocidad a la que el peliazul podía ir podría resultar letal.
Los dos hicieron unas señas a Mark y a Tammy para que se acercaran pues ya no había peligro. No estaban usando por él momento sus armas de fuego porque sino harían mucho ruido y darían la voz de alarma. Solo las usarían si la cosa se ponía realmente fea.
—Vale dentro todo va a ser el caos, una vez que entremos ahí ya no habrá marcha atrás, todos sabrán que estamos aquí —dijo Mark—. Entraremos y atacaremos y nos defenderemos con todo lo que tenemos ¿vale? —todos asintieron.
—Nos encargamos de los soldados, liberamos al especial y nos vamos de aquí —terminó de aclarar Nathan—. En marcha.
El primero en entrar fue Nathan lanzándose a por uno de los cuatro soldados que resultaron estar dentro. Gracias a su velocidad logró quitarle su arma al soldado Fel y cuando otro de los soldados trató de atacar Tammy le lanzó unos trozos de cristal afilados para evitar que disparara.
El soldado soltó el arma por el corte que los cristales provocaron en sus brazos a pesar de la ropa ya que en las extremidades las protecciones eran menores. Los otros dos soldados, viendo el panorama, no tardaron en comenzar a disparar. Tammy creo un muro de cristal que la protegiera y Mark en seguida llegó y creó un enorme campo de fuerza a modo de escudo protegiendo a Nathan y Billy.
—¡Tu turno! —le indicó Nathan al menor.
Billy se desmarcó de todo aquel caos y entonces pudo centrarse en lo que había dentro de la tienda, abrió la boca sorprendido al observar una enorme jaula de barrotes de acero que había en el centro del lugar. Se acercó a esta y se fijó en el interior, había una persona, no podía verle la cara ya que llevaba una especie de bozal de acero que le tapaba la boca y gran parte de la cara. En sus brazos llevaba unos enormes bloques de acero, como si fueron guantes que a modo de esposas bloqueaban sus manos y brazos, por otro lado sus piernas estaban atadas con cadenas para que no pudiera moverse y a su vez varias cadenas iban desde varias partes de su cuerpo hasta la jaula.
La verdad es que aquella imagen lo horrorizaba bastante. Era una persona, según tenían entendido tan solo un chico que no tendría la mayoría de edad aún, pero lo tenían encadenado como si fuera alguna clase de bestia peligrosa.
El chico levantó la mirada, que incluso a pesar del combate que se libraba en el lugar había mantenido fija en el suelo. Miró directamente a los ojos de Miller que se quedó sorprendido, sus ojos no mostraban pena, dolor o humillación, no mostraban absolutamente nada. Era como si aquel chico no tuviera ninguna emoción. Y eso le preocupó más de lo que parecía.
La idea de que aquel chico no se mostrara descontento con la forma en la que lo trataban lo perturbó, quizás ya estaba acostumbrado, o quizás sabía que esa era su posición porque el gobierno ya le había comido la cabeza. Después de mirar a Billy el especial giró la cabeza para mirar la pelea y de nuevo no expresó nada.
Billy no tenía las llaves de la jaula para entrar, pero eso daba igual, rápidamente se transportó dentro y se acercó con cautela al chico. No quería que lo primero que aquel chico percibiera en él fuera desconfianza, así que trató de relajarse y se agachó a su lado haciendo que lo mirara de nuevo.
—Hola —saludó tratando de mostrar tranquilidad y confianza—. Soy Billy, Billy Miller, estoy aquí junto a mis compañeros para ayudarte.
El especial seguía mirándolo sin tratar de hacer o decir nada, es decir, no podría hablar aunque quisiera con ese bozal en la cara, pero al menos podría tratar se emitir algún sonido.
—Eres Sora Nayuki ¿cierto? Te sacaré de aquí, pero necesito que confíes en nosotros y no trata es de hacer nada en nuestra contra. Ya sabes, necesito que no nos ataques cuando te libere. Prometo que te pondremos a salvo lejos de aquí.
Como el chico no dijo nada tragó saliva algo nervioso, no terminaba de fiarse del todo, pero tenía que quitarle todas esas cosas de encima.
—¡Nathan necesito la llave de estas cosas! —gritó tras examinar todas las cadenas y ver que no podría quitarlas tratando de romperlas.
—¡Voy yo! —gritó Tammy.
La rubia lanzó algunos cristales más para cubrirse mientras corría hacia la jaula. Al llegar también quedó un poco sorprendida por el encadenamiento excesivo de Nayuki. Pero no había tiempo para quedarse observando, había que salir rápido de allí, a ese punto los soldados ya habrían escuchado los disparos y los refuerzos estarían por llegar.
La chica acercó sus manos a los grilletes y sobre las cerraduras creó algo de cristal del que al tirar salió la forma exacta de la llave para abrir las cerraduras.
—Vaya... —dijo Billy y Tammy rió.
La chica usó la llave para quitarle el bozal en primer lugar. Billy pensó que entonces el chico diría algo, pero no fue así, mantuvo su gesto desinteresado y neutral. Después Tammy le soltó los brazos y finalmente las piernas.
—¿Puedes ponerte en pie? ¿Caminar? —le preguntó la rubia.
Sora se puso en pie sin mayor problema y estiró un poco su cuerpo para poder moverse con mayor comodidad.
—Pues nos marchamos —dictaminó agarrando al chico del brazo.
En cuanto Nathan y Mark vieron a sus compañeros salir se deshicieron de los soldados con algo de prisa. Salieron los cuatro corriendo de la tienda y escucharon a personas gritar, seguro que alertando de que los atacaban y que el especial japonés escapaba.
En cuanto al especial en sí no había hecho o dicho nada ni siquiera una vez liberado. Se limitó a correr junto a ellos siendo tirado por Di Clay, Billy seguía notando eso un poco extraño, pero no era el momento de mencionarlo.
Cuando estaban llegando a la salida un grupo de tres soldados comenzaron a dispararles, eran francotiradores apostados en diferentes partes del campamento. Mark y Tammy trataron de cubrirlos a todos y entonces una gran masa de agua se lanzó contra uno de los francotiradores.
—¡A las doce y a las tres! —escucharon gritar a Sandra.
Entonces unos carámbanos de hielo volaron en una de las direcciones dichas y unas hebras blancas y negras se dispararon en la otra dirección. Ambos francotiradores cayeron y los disparos dejaron de llegar.
—¿Tenéis al especial? —preguntó Misha acercándose al grupo.
—Si, es él —dijo Tammy señalando al chico al que había soltado y aun así no se había a marchado.
Misha fue a decirle algo, pero más disparos se escucharon a lo lejos. Los soldados se acercaban.
—Ya hemos despejado la zona —interrumpió Shawn—. El grupo de Acker está regresando también, será mejor que sigamos y nos reunamos con ellos. Ya tendremos tiempo de hablar con él una vez lejos —dijo eso último mirando a Sotnikova.
El de hebras bicolor asintió e hizo una seña a Sora para que los siguiera. El grupo salió corriendo de allí con el sonido de los disparos y los gritos de fondo, Los soldados se acercaban, les estaban siguiendo la pista de cerca.
No tardaron en encontrarse al grupo de Acker venir de frente, lo cual les alegró a todos pues tenían que salir de allí ya.
—¡Circulo! —gritó Miller y todos obedecieron, hasta Sora.
Los disparos se escuchaban cada vez más cerca en lo que Billy tardaba en reunir la energía para teletransportarlos a todos. Algunas balas impactaron en el suelo cerca del grupo y algún que otro soldado ya los había visto. Tras el sonido de unos disparos más todos salieron de allí con un destello.
Para cuando todos abrieron los ojos volvían a tener el circo delante, estaban a salvo o eso creían cuando Shawn cayó de rodillas al suelo.
—¡Shawn! —gritó Celia asustada por la repentina reacción del peliplata.
Misha y Acker se acercaron al chico rápidamente que se agarraba el costado por el cual sangraba. Acker le apartó las manos para observar que le había pasado.
—Le ha dado una bala —dijo el peliazul.
—Llevémoslo a la enfermería —ordenó Misha ayudando a Shawn a levantarse junto a Acker.
El resto de sus compañeros acudieron al lugar en cuanto los escucharon llegar y, por supuesto, gritar. En cuanto Aiden vio que su hermano estaba herido se marchó junto a Misha y Acker a la enfermería. Silvia y Aurelia ya estaban allí cuidando de los heridos así que estarían bien atendidos.
—¿Deberíamos ir a ver como está? —preguntó Sandra.
—Será mejor dejarles espacio, ellos se encargaran de todo —dijo Nathan—. No es bueno agobiarlos mientras trabajan.
Trevor se acercó al grupo recién llegado y fijó su mirada en el nuevo en ese grupo. Muchos otros hicieron lo mismo, Sora ni se inmutó ante esto.
—¿Este es el especial japonés? —preguntó Trevor mirando a Sonny y este asintió.
—Así parece.
—Aunque no ha dicho nada desde que lo rescatamos, ni una palabra —indicó Billy.
—Quizás no entienda nuestro idioma... —mencionó Bunny.
—Lo mejor será llevarlo junto a Zhao y Travis, si no recuerdo mal Zhao hablaba japonés por una época que estuvo viviendo allí —indicó Nathan.
—Está bien, Sora ven, te llevaremos con el director del circo —dijo Mark con una sonrisa dirigiéndose al recién llegado.
Debido a los gestos que hizo el de banda naranja, Sora pareció comprender y lo siguió sin rechistar.
•••
—Entonces, ¿no vas a decir nada? —preguntó Zhao una vez más.
Después de que Mark llevara a Sora Nayuki hasta él le pidió que los dejara hablar solos. Solo Zhao, Travis y Sora llevaban al rededor de 20 minutos en el despacho y en todo ese tiempo Sora no dijo nada.
Al principio pensaron que como Mark les dijo no hablaba inglés o italiano, así que optaron por hablarle en japonés, pero tampoco obtuvieron respuesta. Al final llegaron a la conclusión de que había tres posibilidades; estaba asustado y quizás por lo que vivió en Japón no se atrevía a hablar, como una especie de trauma, otra opción era que fuera mudo, porque aunque no hablaba si parecía escuchar, y la última que él deliberadamente no quisiera hablarles hasta estar seguro de que no representaban un peligro.
—Esto no nos está llevando a ninguna parte —suspiró Percival.
—Bueno, aunque no puedas o no quieras hablar quiero que sepas que aquí estarás a salvo —dijo Zhao—. Esto es Mythical Circus, un grupo que bajo la tapadera de ser un circo corriente esconde y protege a especiales, personas con mutaciones genéticas y dones como el tuyo.
—Antes vivíamos en Trento, pero debido a los continuos ataques de los gobiernos ruso y alemán hemos tenido que tomar medidas y vamos a... Bueno, marchar a otra ciudad —explicó Travis la razón de que ahora vivieran en caravanas en mitad del bosque.
—Aquí estarás a salvo y podrás convivir con más chicos y chicas de tu edad, puedes considerarnos como una nueva familia —finalizó Zhao.
A pesar de todas esas palabras de animo y comprensión Sora continuó sin hablar, pero al menos parecía haber entendido así que no le dieron más vueltas al tema.
Alguien llamó a la puerta y Travis dio permiso a quien fuera para pasar. La puerta se abrió y Misha y Aurelia entraron a la habitación.
—Nos han dicho que Shawn está en la enfermería por una bala ¿cómo se encuentra? —preguntó Zhao.
—Estable —aseguró Aurelia con una sonrisa que indicaba que todo iba bien—. Por suerte no le ha dado en ningún órgano vital y ha sido una herida limpia, la bala entró y salió.
—Zhao... —llamó Misha y el hombre supo lo que quería antes de que dijera algo más.
—Le hemos puesto al día de lo más importante ya —aseguró el de pelo negro y luego miró de vuelta a Sora—. Tenemos que pedirte un favor Nayuki. Tenemos a dos compañeros en la enfermería con síntomas de intoxicación por el poder de un especial del ejercito alemán. Creemos que tu mutación podría ayudarlos, hacerles una limpieza de sangre para que puedan curarse.
—Misha te llevará a la enfermería —dijo Travis haciéndole un gesto al mencionado para que se retiraran—. Aurelia, necesitamos que seas su traductora, no sabemos si habla italiano y necesitaremos que le ayudes a entender a los demás.
—¡Daré mi mayor esfuerzo, señor!
Los tres salieron de la caravana en la que estaba el despacho de Zhao y caminaron hasta otra cercana, la enfermería. No hablaron mucho pues Misha estaba más preocupado por sus compañeros que otra cosa y Sora no era el más hablador del mundo.
Al abrir la puerta no solo Elliot y Xing estaban allí por obvias razones, Silvia, Acker y Shawn también lo estaban. Los tres despiertos saludaron al trío que llegó amablemente, Shawn parecía estar en efecto bien.
—¿Y Aiden? —preguntó Aurelia.
—Conseguimos que se marchara —rió Acker.
—Le convencí de que estaba bien y que tenía que marcharse para dejar espacio en la enfermería —explicó Shawn.
—Ellos son —le indicó Misha al nuevo—. Por favor tienes que ayudarlos —pidió.
Aurelia le tradujo por si acaso lo que Misha dijo al japonés, aunque ni siquiera sabía si lo entendió o no. Sora se acercó a ambos encamados y los observó por un rato.
—Como Zhao te dijo están intoxicados por algún tipo de veneno que se transmitía por el aire. Silvia los ha mantenido vivos todo este tiempo, pero no encontramos la forma de curarlos.
Misha, al igual que todos los demás observaban cada movimiento que Sora hacía mientras Aurelia le traducía cada palabra. Sora miró por un instante a Misha, cuya mirada se veía desesperada, entonces se acercó a una mesita que había cerca y agarró un bisturí. Todos se sorprendieron cuando le hizo un corte a Elliot en el brazo y Misha corrió para quitárselo de las manos horrorizado.
—¡¿Qué haces?!
A pesar del grito del chico Sora no le dio el bisturí de vuelta y se hizo a sí mismo un corte en la palma de la mano. Eso dejó confundido a todos e hizo que Misha no le impidiera acercarse a Elliot de nuevo.
Ante la mirada atónita de los presentes la sangre tanto de Elliot como la de Sora se movía como si tuvieran vida propia formando una especie de unión en el aire, como si fuera una transfusión pero sin necesidad del material, era extraño y a la vez hipnotizante.
—Eso... ¿está bien? —preguntó Shawn— Me refiero, ¿deberíamos fiarnos de él?
—Es nuestra única opción —dijo Silvia—. Si Zhao y Travis confían en él nosotros también debemos hacerlo, además... —Silvia miró a Misha que tampoco parecía tener intención de frenar a Sora— Parece que él no tiene tampoco nada que objetar.
Estuvieron observando ese proceso por un buen rato hasta que Sora paró y cogió una venda que le puso a Elliot en el brazo como si hubiera acabado. Acto seguido se acercó a Xing y repitió el proceso una vez más. Cuando terminó se giró a mirar al resto de presentes mientras curaba su propio corte.
—Con eso debería de bastar —habló por primera vez.
—Hablas italiano —dijo sorprendida Silvia.
—Solo hay que bajarles la fiebre y si todo va bien pronto debería despertar —continuó hablando ignorando lo dicho por Silvia.
Misha se acercó a Elliot observando que en efecto parecía estar estable, solo con la frente algo caliente, probablemente tendría algunas décimas de fiebre. Luego miró a Sora ya más tranquilo.
—Muchas gracias.
—Vosotros me salvásteis, os debía una —se encogió de hombros.
—Vaya, ahora me siento un poco idiota por andar traduciendo algo que se entendía desde un principio —dijo Aurelia colocando sus brazos en jarra—. Bueno al menos me alegro de que ya todos estén bien.
—¿Pero por qué no has dicho algo antes? —preguntó Shawn— Pensábamos que no sabía nuestro idioma, pero ya veo que lo hablas perfectamente.
El silencio en Sora regresó y simplemente se encogió de hombros restándole importancia.
—Bueno, sea como sea te iré a enseñar tu habitación, espero que te sientas cómodo aunque sea durmiendo en una caravana, ya cuando nos asentemos en algún sitio se te asignará una habitación definitiva —explicó Acker llevándose consigo a Sora para mostrarle el lugar.
•••
Al día siguiente, con el ambiente ya más tranquilo por haber cumplido la misión sin daños importantes, y haber logrado ayudar a Elliot y Xing, todos se habían centrado en ayudar a Sora a que se sintiera acogido allí. El pobre chico se veía incluso un poco agobiado con tanta atención y de nuevo había dejado de hablar con los demás, parecía ser una especie de método de defensa.
Por la noche se movieron de allí alejándose aún más de Florencia evitando que cualquier tipo de patrulla que mandar los encontrará. Por la mañana pararon un poco para que todos descansaran después de haber estado la noche de guardia y desayunaran algo.
Silvia había tenido aquella noche la guardia y cambió turno con Misha en cuanto este desayunó para que la chica también fuera a comer algo antes de ir a descansar. Después de los cuidados que Sora les dio a sus amigos, el chico se había quedado mucho más tranquilo. Lo primero que hizo fue tomarles la temperatura y en efecto ya casi no tenían fiebre.
Suspiró sentándose en una silla entre las dos camas, después del miedo que todos tuvieron a que sus dos amigos murieran ese respiro de aire fresco que su nuevo compañero había traído era casi como un sueño. La presión sobre los encargados de la enfermería había disminuido mucho y además Abigail ya había recibido un alta parcial por Silvia.
La chica peliverde ya tenía sus heridas casi curadas, la única que aún le molestaba era la del costado, pero ya estaba bien cicatrizada también y solo había que esperar. La había dejado regresar a su habitación y mientras que Tammy y Aurelia la vigilaban Silvia iba a veces para darle un tratamiento rápido, aunque ya casi que no hacía falta. Las heridas seguirían su camino y se curarían totalmente en unas semanas más.
Escuchó un movimiento brusco a su lado y una especie de quejidos. Misha en seguida se puso en pie mirando primero a Xing que seguía tranquilo y luego a Elliot, efectiva era este último el que había empezado a despertar.
Se acercó rápidamente a él para tranquilizarlo pues después de tanto tiempo durmiendo el moreno se habría despertado totalmente desorientado. Elliot abrió los ojos lentamente acostumbrándose a la luz de la habitación y fue entonces que centró su mirada en el chico a su lado que le mostraba una sincera sonrisa.
—¿Cómo te encuentras? —preguntó en un tono de voz bajo para no alterarlo.
—Regular —dijo con la voz algo ronca.
—Toma.
Misha le extendió un vaso de agua para la garganta seca pues había estado sobreviviendo gracias al suero que había tenido pinchado en el brazo todo ese tiempo. Elliot se bebió más de medio vaso de solo un trago, parece que sí que se había despertado con sed.
—¿Cuánto tiempo...? —carraspeó antes de seguir— ¿... Ha pasado?
—Un par de semanas —contestó acariciando inconscientemente el pelo del más alto—. Me alegro de que estés bien, me... nos disteis un buen susto —corrigió rápidamente.
Elliot entonces notó la presencia de Xing en la cama de al lado. No conseguía ordenar todos sus pensamientos y recuerdos así que simplemente le pidió a Misha que le contara lo que había pasado.
—Royal Guard, el especial del gobierno alemán, tiene una mutación que le permite generar una especie de humo tóxico que puede matar a cualquier ser vivo que lo respire —explicó—. Es una suerte que no fuera con la intención de matarnos, sino de capturarnos, y por ello tú y Xing habéis podido manteneros con vida todo este tiempo —dudó un poco antes de volver a hablar—. Si hubiera querido os hubiera matado al instante.
Elliot no dijo nada, parecía estar tratando de organizar todo en su cabeza. Algunos recuerdos le llegaban intermitentemente, pero aún le faltaban piezas de su puzzle mental. Cuando el dolor de cabeza le dio una punzada decidió que era momento de parar, los recuerdos ya llegarían cuando quisieran y no quería preocupar aún más a su amigo.
—¿Silvia nos ha curado?
—Más o menos. Pero ahora no es el momento de hablar de eso, iré a buscarla para que te atienda, debes descansar y recuperarte cuanto antes.
Misha iba a marcharse de la enfermería cuando sintió que le agarraban del antebrazo y tiraban de él para atrás. Fue tan repentino que realmente se sorprendió cuando Elliot lo abrazó casi como si su vida dependiera de ello. El chico no dijo nada así que él tampoco, solo se dejo abrazar aunque las muestras de cariño no eran lo suyo, simplemente sentía que era lo que Ember necesitaba en ese momento.
—¿Seguro que te encuentras bien? —preguntó el de hebras bicolor después de varios minutos en silencio.
Su voz salió tranquila y suave no queriendo romper la atmósfera. Estaba preocupado por si el otro estaba mal y solo no quería decirlo para no preocuparlo.
—Sí, es solo que... No sé, yo... —suspiró exasperado al no encontrar las palabras exactas— Solo quería abrazarte.
Cuando Elliot retomó la distancia esperaba ver el ceño fruncido del más bajo ya que seguro que pensó que le estaba tomando el pelo. Se quedó sin palabras al ver que fue todo lo contrario, el chico había enrojecido y al comprender como sonó lo que había dicho no pudo evitar hacerlo él también.
—Iré a buscar a Silvia —dijo Misha sin poder mirar al otro a la cara por la vergüenza.
Elliot se dejó caer de nuevo en la cama procesando lo que había pasado. Se maldijo en voz baja por actuar de esa manera tan inesperada, ni él mismo entendía por qué lo había hecho. Quiso golpearse por lo idiota que se había visto toda la situación pero estaba tan agotado que ni fuerzas para eso tenía.
"Ah, pero fuerzas para abrazar a Misha sí que tenías, cabrón"
Se dijo a sí mismo mentalmente. Se llevó las manos a la cara restregándosela como si eso pudiera hacer que todos aquellos pensamientos se fueran de su cabeza. Obviamente eso no pasó y solo le quedó esperar a que Woods llegara y ver si arreglaba un poco aquel ambiente extraño que se había generado.
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17 años | 21 de julio | Cáncer
173 cm | Osaka, Japón
"𝑷𝒐𝒓 𝒔𝒖𝒑𝒖𝒆𝒔𝒕𝒐 𝒒𝒖𝒆 𝒕𝒆𝒏𝒈𝒐 𝒎𝒊𝒆𝒅𝒐, 𝒑𝒆𝒓𝒐 𝒔𝒊 𝒎𝒆 𝒅𝒆𝒋𝒐 𝒗𝒆𝒏𝒄𝒆𝒓 𝒆𝒔𝒕𝒂𝒓𝒆́ 𝒎𝒖𝒆𝒓𝒕𝒐"
OST: Sociopath - Stélouse ft. Bryce Fox
Es muy bueno en medicina aunque nadie le enseñó directamente. Ama los crisantemos. Le agobia ser el centro de atención. Su mayor sueño es poder tener una mascota. Prácticamente le dan pánico las multitudes.
¡Ya he vuelto después de las dos semanas y poco de break!
Aquí como todos los viernes, al menos antes de este mini descanso, traigo capítulo de Horror Circus. Ahora que he vuelto la idea es continuar con las actualizaciones de los lunes y los viernes.
La verdad es que han sido dos semanas productivas con las que no solo he avanzado con mis dos fics, sino que además he podido darle unos últimos retoques a uno nuevo que sacaré por allá por julio owo
Ahora con el hype del personaje nuevo y la alegría de que todo salió bien y nadie murió me despido por hoy.
¡Nos vemos este lunes en LHNM!
~Nova/Dreamer ♥
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