Finn mordió la goma de borrar de su lápiz mientras observaba como Lana respondía el ejercicio de calculo diferencial en el pizarrón, apoyándose de su libreta. Estaba tan concentrado en ella que no se percató del desorden de su salón; todos riéndose, gritando e inclusive otros tratando de resolver el problema.

Tenía un crush con ella desde que empezó la preparatoria, ¿cómo era posible que durante los tres años que llevan como compañeros no le pudo dirigir la palabra? ella había intercambiado varias monosílabas por cuestiones escolares que él muy a duras pudo responder. Y para terminar, nunca tuvo la suerte de colaborar con ella en algún proyecto ya que sus apellidos estaban muy alejados.

Lana se acercó al escritorio de la maestra para buscar una respuesta de su duda, Finn nunca dejó de observarla, si seguía así sus ojos se acabarían o eso le habían dicho varias veces cuando lo pillan. Esa vez no sería diferente ya que su mejor amigo lo notó por lo que lo empujó levemente para sacarlo de su trance.

—Por favor, ya casi haces todo un río con tu baba —se burló Jake mientras le pasaba su cuaderno de matemáticas—; tú que eres bueno para esto, ayúdame.

Finn rodó los ojos, pero terminó ayudándole a su mejor amigo. Jake juntó un poco más el pupitre y Finn empezó a explicar para que todo quedará mucho más claro. Finn revisó su cuaderno con los ejercicios ya resueltos y luego al pizarrón para notar que la chica de lentes se había equivocado en un signo al despejar. Si tan solo fuera valiente para acercarse a ella para ayudarla, pero no, sus nervios lo superan por mucho. La mayoría de las veces que esta aburrido o no pone atención en clases, se imagina cómo sería platicar con ella amenamente, sin embargo solo será eso; una ilusión y después nada porque en tres semanas se graduaban por lo que cada uno tomaba su propio camino.

—¡Lana, escribistes mal la ecuación porque donde va 3x es menos! —se escuchó gritar una voz masculina en frente.

Lana dejó de mirar hacia el escritorio para alzar la mirada. Y si pudiera matar a alguien con solo mirarlo, ese chico estaría muerto. Ella golpeó su cola de cabello en alto hacia atrás para que no le estorbase y poder expresarse correctamente.

—Jonhy, tú estás mal, no es escribistes; sino escribiste ¡sin S!. ¿Por qué se empeñan en hablar mal?, ya van a la Universidad. —Giró su cuerpo para mirar al pizarrón y verificar si su compañero estaba en lo correcto o estaba equivocado—. De acuerdo, sí, me equivoqué —admitió con una voz ronca y se acercó para corregir.

—Te reto a que le hables —susurró Jake en el oído, estremeciendo a Finn quien lo miró sin entender—. Vamos, llevas tres años muriendo por ella, ya la preparatoria se va a acabar. ¿Qué tienes que perder?, ¡nada!. Pero sí mucho que ganar.

—El problema, mi queridísimo Jake es que no sé cómo hablarle —confesó el castaño mientras frotaba ambas manos sin delicadeza sobre su rostro frustrado.

—Sé su amigo, no sé, pídele ayuda para ortografía. Ya ves como se pone si hablas como un naco ó soborna a un maestro para que les toque juntos un último proyecto, hay muchas posibilidades, solo haz que tu imaginación vuele. —Extendió sus brazos, imitando a un pájaro—, ó sé un patán, a las chicas les encanta eso ¿no has visto las películas? Al final se enamoran y viven felices para siempre, y creo que te servirá para estar más relajado.

—No voy a ser un patán con ella, seguro y me deja sin hijos —Finn frunció sus labios gruesos y rosados.

—¡Ah! —bufó el pelirrojo fastidiado de darle pistas—. Tú no tienes imaginación, no digo que la maltrates o esas idioteces, sino que la fastidies donde más le pese; la ortografía.

—Estás sugiriendo que sea un monstruo de la ortografía —preguntó el castaño, pero más bien lo afirmó.

Jake sonrió malévolamente de oreja a oreja mientras asistía con la cabeza frenéticamente—. Ahora sí que nos estamos entendiendo.