Capítulo 30:



Solté una carcajada al ver a Jimin persiguiéndome preocupadamente. Nuestro magnífico almuerzo terminó en nosotros marchándonos prematuramente por un dolor de cabeza mío, Park lo estaba llevando todo a un nivel distinto.

—Siéntate, ___.-Me empujó suavemente de los hombros hacia el sillón.-Me miró a los ojos poniéndose de cuclillas frente a mí.-¿Quieres agua? ¿Un jugo? ¿Tienes hambre? Porque puedo ir a la repostería que está en...

—Acabamos de almorzar, Park.-Le sonreí mientras apoyaba sus manos en mis rodillas y me miraba serio.- ¿Pasa algo?

Siguió mirándome a los ojos, sentí mi cuerpo temblar de nervios ante tanta cercanía entre nuestros rostros. Lo escuché tragar saliva, vi como tenuemente sus ojos se cristalizaban.

Mi corazón se detuvo.

—¿Jimin?-Susurré preocupada.

—Te amo tanto, ___.

Le sonreí tristemente, este chico era increíble.

Sorbió su nariz ruidosamente, solté una risita. Algunas lágrimas cayeron.

—Posiblemente parezco un marica ahora...-Su voz distorsionada por el llanto se escuchó oxidada y ronca.- Pero no puedo evitarlo al saber que lo amas a él, y que no tengo ni una mísera oportunidad contigo...

¿En qué momento había comenzado a llorar yo también?

Envolví mis brazos en su cuello, abrazándolo con toda la fuerza que me era posible. Esto era demasiado abrumador, y me refería al no saber con exactitud cómo me sentía acerca de él.

La puerta se abrió como si nada, seguida de unos pasos. Escuché un suspiro a unos metros.

Ambos nos separamos exaltados, y en ese momento fue cuando vi a Jungkook con el rostro colérico y rojo arqueando una ceja.

—Aléjate de ella.-Gruñó con los ojos entrecerrados. Ambos nos pusimos de pie sin entender absolutamente nada.

—Vete, Jungkook.

Este ignoró mi petición caminando hacia a mí, con pasos lentos y pesados. Mis dientes castañeaban. Park lo alejó de un empujón.

—Ni se te ocurra acercarte, eres un parásito.

Le miré sin creer que le hubiera dicho aquello.

Sonrió cínicamente. —Aquí el único que sobra eres tú, y él es mi hijo.-Señaló al bebé que dormía plácidamente en su cuna.- Por lo tanto me puedo aparecer a verlo si quiero.

—Jimin.-Llamé su atención intentando prevenir que este se le viniera arriba.-Puedes venir mañana si quieres...

Me miró indignado. —No voy a irme.

Le miré suplicante. —Estaré bien, por favor.-Relamí mis labios buscando convencerlo. Suspiró con cansancio.

—Mañana vendré.-Me avisó caminando bruscamente y llevándose puesto el hombro de Jungkook.

—¿Qué quieres?-Murmuré asustada una vez la puerta principal se golpeó; le temí a su mirada turbia.

Se volteó a verme, sus ojos sin dejar los míos.

—Tú ya sabes lo que quiero.-Sonrió tenuemente.- Creí habértelo dicho....-Ladeó su cabeza a un lado, adentrando sus manos en los bolsillos delanteros de sus jeans.- ¿No?-Preguntó arrugando el entrecejo; se encogió de hombros.- A ti.

Mi corazón se detuvo, no iba a caer en sus juegos de nuevo.

—No voy a irme, hasta por lo menos tener una garantía de que tendré lo que me pertenece.

Apreté mis puños. —Yo no soy tu maldito objeto.

Lo noté tensarse. —Tú no eres un objeto...-Se encogió de hombros, sonriendo con algo de tristeza.-Pero sí eres mía.

El ambiente se tensó aún más de lo que ya estaba.

—¿Puedes por favor no comenzar con eso?-Sentencié con valentía.- Ya has hecho demasiado.

—Te amo, ___.

Me entumecí.

—Y deja de fingir que no lo sabes.-Continuó con un deje de molestia.- Porque ya no tengo ni idea de cómo hacértelo entender.-Su mandíbula se apretó endureciendo todas sus facciones, excepto sus ojos envolventes.- Sé que me comporté horrible, y me has dado tantas oportunidades antes y las he desaprovechado...-Musitó con ronquedad. Desvió su mirada a la ventana.- Pero realmente duele el sentir que alguien quiere sacarte de mi lado.

—Tú mismo me sacaste de tu lado.-Le interrumpí.- Y ahora yo quiero sacarte, pero de mi casa, Jeon.

Avanzó en mi dirección de un momento a otro, sin importarle mi mirada de temor.

Puse mis manos en su pecho buscando detenerlo. Me cogió de la cintura pegándome a su torso fuertemente. Bajó sus labios a mi cuello, pasándolos suavemente y mojando la piel de la zona.

La piel se me puso de gallina, sintiendo cada vello erizarse. —¿Qué.... Haces...? – Sentencié dificultosamente entre algunos besos que eran desperdigados por la zona de mi clavícula.

Sentí su sonrisa sobre mí; lentamente arrastró sus labios a mi oído. —El amor.


TALVEZ les suba otro ahora.... depende de ustedes ;D

------>SEGUIDAAAAA----->>>

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top