Capítulo 4: El dibujo
Naruto fue temprano ese día a la pista de hielo. Quería patinar y despejarse un poco antes de que todos llegasen a la pista, pero cuando estuvo listo, caminó por el largo pasillo en dirección a la pista de hielo. Sólo tenía que bajar las escaleras y, sin embargo, algo le hizo detenerse. Tras el gran cristal, en el gimnasio, se encontraba Sasuke practicando en la barra.
Siempre había creído que aquella sala era exclusivamente para las chicas que practicaban ballet o para las que hacían patinaje artístico, pero nunca imaginó que Sasuke pudiera utilizarla también pese a que practicaba ese deporte.
- Vaya... la peonza ya está aquí – susurró para sí mismo observando cómo Sasuke se agarraba con una mano a la barra y observándose en el espejo frente a él, alzaba la pierna hacia atrás con un total equilibrio, inclinando todo el cuerpo hacia el suelo.
Quería ir al hielo a practicar, a patinar un poco antes de que su equipo llegase y, sin embargo, algo había impulsado al rubio a permanecer estático en el sitio. Miraba con asombro la elasticidad del joven, cómo conseguía levantar la pierna por su espalda hasta casi la cabeza y la cogía con sus manos en una acrobacia que él jamás habría podido hacer por su falta de flexibilidad.
Sonrió al ver lo elegante que se veía en aquella posición. Puede que no se llevasen bien, que sus deportes fueran muy distintos pero no podía negar que lo que ese chico hacía... era puro arte, dedicación y sacrificio.
Sin pensarlo dos veces, se descolgó la mochila que llevaba a hombros y sacó su cuaderno de dibujo junto a sus lápices. Se sentó en el suelo apoyándose contra la pared y empezó a dibujar aquella posición que Sasuke repetía una y otra vez practicándola.
Tardó casi una hora en hacer el boceto y sabía que en casa debería darle el retoque final, pero prefería marcharse de allí cuanto antes, no quería encontrarse con Sasuke cuando acabase de practicar. Bastante mal se llevaban ya ambos chicos. Estaba guardando sus cosas en la mochila, cuando apareció un joven de cabello plateado y sonrisa retorcida.
- Naruto... cuánto tiempo sin verte – sonrió - ¿Cómo has estado? – preguntó acercándose a él con suavidad y pasando sus manos por su rostro, acercando sus labios a los del rubio.
Naruto se apartó ligeramente cogiendo sus muñecas y echando las manos hacia atrás evitando que le tocase.
- Déjalo ahí, Sakon, tú y yo ya no tenemos nada – le remarcó.
- Oh... qué tierna escena – dijo Sasuke algo molesto - ¿Por qué no os vais a un motel?
- Deberíamos – dijo Sakon hacia un Sasuke que apretó los puños marchándose por el pasillo - ¿Qué es esto? – preguntó confuso Sakon al ver el cuaderno de dibujo de Naruto - ¿Estás dibujando algo? – sonrió pero Naruto apartó el cuaderno y lo guardó con rapidez.
- Un trabajo de clase. Me largo a entrenar.
Naruto se marchó con rapidez y aceleró el paso al ver a Kiba que entraba en aquel momento por el pabellón. Sakon sonrió aún observando la espalda de aquel rubio aunque al mirar al fondo del pasillo, consiguió ver a Sasuke que también cambiaba de dirección y se dirigía hacia uno de los vestuarios. Eso era raro.
Tras cambiarse todos en su vestuario, salieron a la pista dispuestos a conocer a su nuevo entrenador. Naruto seguía quejándose a Kiba sobre esa decisión de no haber podido elegir él en persona a los nuevos miembros de su equipo, sin embargo, también sentía algo de curiosidad por lo que ocurriría a partir de ahora. Al salir al hielo, se quedó atónito al ver a su padre en mitad de la pista detenido con sus patines de hockey puestos.
- Vamos, vamos... acercaros todos aquí al centro – sonrió Minato al ver a todos los chicos atónitos.
- Tío... ¿No es tu padre? – preguntó Hidan a un sorprendido Naruto.
- Sí y no sé muy bien qué hace aquí.
- Al parecer... hace de entrenador – sonrió Kiba.
- Mi padre no puede ser bueno de entrenador – dijo Naruto – de hecho ni siquiera llegó a nada en su equipo – se quejó.
- ¿A qué estáis esperando? ¿A que se funda el hielo? – preguntó esta vez más serio – vamos, acercaros.
- Pues para no ser bueno... parece bueno – dijo Kiba con una sonrisa algo atemorizado por la agresividad con que Minato había dicho la última frase – ya actúa como todo un entrenador.
- Sí... a mi padre le sale todo bien – susurró Naruto pese a que no le escucharon.
Todos se acercaron hasta el centro de la pista y observaron atentos cómo Minato sacaba un cuaderno y apuntaba algunas cosas. Seguramente intentaba poner caras a los números de las camisetas y las estadísticas que llevaría apuntadas.
- Para los que no me conozcáis, soy Minato Namikaze, vuestro nuevo entrenador para esta temporada. Podéis llamarme entrenador o entrenador Namikaze.
- Tú puedes llamarme Naru – sonrió Naruto en forma de broma, algo que no terminó de hacerle gracia a Minato.
- Vaya... el capitán del equipo ha salido gracioso – dijo Minato con seriedad – voy a ser muy claro, aquí en el campo, no soy tu padre, ni eres nada más que un jugador y como tal voy a tratarte. No hay favoritismo y si no estás contento con esto puedes marcharte. ¿Alguien más quiere continuar la broma?
El silencio reinó enseguida pese a que Minato seguía observando aquella "C" de capitán en la camiseta de Naruto.
- Dame la "C" – le dijo sin más.
- ¿Qué? No – se quejó Naruto.
- Oiga... - intervino Hidan – el antiguo entrenador lo nombró capitán.
- Y yo lo respeto pero ahora es mi equipo y yo nombraré al capitán – dijo Minato sin más – La C – le exigió poniendo la palma de su mano.
Enfadado como estaba y frunciendo el ceño, Naruto se arrancó la C del pecho y la colocó encima de la mano de su padre, sabiendo que ahora no podría rebatirle nada, pero en casa... hablaría con él seriamente.
- Escuchadme bien... no voy a trataros como niños de párvulos. Ya sois adultos y como tal os trataré. Ahora voy a presentaros a vuestros nuevos compañeros. Entrad – gritó Minato para que los del otro vestuario le escuchasen.
Para Naruto, fue toda una sorpresa cuando observó entrar primero a su hermano Deidara. Su hermano había dejado de patinar hacía años, ni siquiera sabía el motivo por el que lo había hecho, pero ahora estaba allí frente a él. A su lado, la peonza, eso le hizo hacer un chasquido casi de risa, lo que molestó notablemente a un Sasuke que permaneció en silencio, y a su lado, como último jugador, Itachi Uchiha. A él sí le conocía más, había jugado a hockey pero decían que se había llevado más dientes que medallas.
- Genial... un pringado, una peonza y un matón – dijo Naruto con una sonrisa.
- Un patinador desde los cinco años, un patinador casi intocable por su flexibilidad y elasticidad y un defensa perfecto para vuestra desastrosa defensa – le recalcó Minato – he visto vuestros vídeos, sé que sabéis marcar goles, pero no sé si sabéis evitarlos. Son vuestros nuevos compañeros y no hay discusión alguna al respecto. Más os vale empezar a encajar. Ahora escuchadme bien, estamos aquí por una razón y sólo una... ¿Sabéis cuál es? – preguntó con un tono duro, aunque luego lo bajó mirando hacia Suigetsu – empieza por T.
- Triunfar, entrenador Namikaze – gritó.
- NO – le dijo consiguiendo que el resto se riera por la equivocación – Trabajo duro. Vais a trabajar como nunca en vuestra vida y todo va a empezar... en vuestra defensa. Trabajaremos desde la base, ahora empezad a calentar.
Naruto observó un segundo a Sasuke. Siempre se habían llevado mal, pero desde hacía apenas una semana... su situación había empeorado drásticamente y todo... porque no quiso aceptarle en su equipo, ahora estaba allí y Sasuke sonreía con picardía.
- Borra esa sonrisa de tu cara, niño peonza – le dijo Naruto – no vas a quedarte mucho tiempo en mi equipo.
- Eso ya no lo decides tú... ni siquiera eres el capitán – sonrió Sasuke sacándole la lengua.
Flashback:
Una semana antes:
Para el orgulloso Sasuke Uchiha, aquella situación era simplemente... inadmisible. Apretó los puños al ver en la oficina de la recepción del negociado de la facultad cómo a los del equipo de hockey les daban aquellas becas deportivas completas mientras él... con más trabajo duro a su espalda, seguía teniendo que pagarse todo por su cuenta. No pasaba desapercibido para él que en su casa, las finanzas no iban precisamente bien. Su hermano trabajaba en un local durante horas y apenas pisaba ya la facultad el último año, ahora ya... ni se había matriculado para el siguiente curso. Le pagaban una miseria y trabajaba a destajo. Su padre seguía con su ritmo de vida, bebiendo como un poseso y él... él simplemente trataba de marcharse pronto de la casa y practicar en la pista de hielo con tal de no ver la situación en casa. Odiaba estar en casa.
No tenía más remedio si quería una beca... que optar a un deporte y el único que se le podía dar medianamente bien... era el hockey gracias a su habilidad con los patines. Pero su gran inconveniente tenía nombre propio, "Naruto Namikaze". Él jamás le aceptaría en su equipo y aun así... estaba dispuesto a humillarse y a rebajarse para que le aceptase.
Aquel día, Sasuke le esperó tras la puerta del vestuario. Vio pasar a todo el equipo, todos se marchaban, pero él esperaba a Naruto para hablar en privado. Para cuando salió, Naruto iba hablando con su novio por teléfono, algo que hizo que le hirviera aún más la sangre a Sasuke. Odiaba a Sakon pero era algo que se guardaba muy dentro de él para evitar mayores problemas.
- Namikaze... ¿Podemos hablar? – preguntó Sasuke tras la espalda de un Naruto que seguía enganchado al móvil.
- Sí, Sakon, ahora iré a casa. Puedo coger la moto y estar en tu casa en apenas diez minutos. Ve buscando una película que quieras ver.
- Namikaze – le gritó Sasuke consiguiendo que Naruto se diera la vuelta.
- Espera, Sakon... tengo que atender un imprevisto, ahora te llamo.
Naruto colgó el teléfono y lo mantuvo en su mano. Para Sasuke, aquella acción sólo significaba una cosa y era que él no tenía importancia. Naruto quería acabar rápido aquella conversación y volver a llamar, ni se había molestado en guardarlo porque ya sabía que iba a ser rápido.
- ¿Qué quiere la peonza de mí? – preguntó Naruto.
- Yo... quisiera hacer las pruebas para el equipo de hockey.
El silencio se hizo en un instante pero al segundo siguiente, las carcajadas de Naruto estallaron llenando todo el lugar.
- ¿Estás de coña? – preguntó Naruto enfadando aún más a Sasuke tras aquellas carcajadas.
- No, hablo muy en serio.
- A ver... las cosas claras, peonza... serás muy bueno haciendo piruetas y esas chorradas pero en hockey no necesitamos tus saltitos ni tus vueltecitas, es muy diferente hacer patinaje artístico que practicar hockey. Ni siquiera los patines son iguales.
- Me acostumbraré a los de hockey.
- No es el problema, tendrías que acostumbrarte también al stick, los pases, la distancia, a tus compañeros... y ambos sabemos que los de patinaje artístico no saben lo que es el compañerismo. Competís unos contra otros, nunca tenéis amigos.
- ¿Es un no?
- Preséntate si quieres a las pruebas, pero no las vas a pasar.
- Por favor – suplicó Sasuke.
- ¿Por qué quieres entrar en el equipo? – preguntó Naruto al extrañarse de aquel "por favor" que nunca había escuchado a un Uchiha.
- Porque... necesito la beca.
- Venga ya, Uchiha, ni siquiera es porque te interese el deporte. No puedo permitirme ir regalando las becas a gente que luego no va a cumplir en el deporte.
- Te he dicho que aprenderé.
- Y mientras tú aprendes, perderemos partidos porque estaremos con un jugador menos. Lo siento, Uchiha, pero no pondré en riesgo todo lo que ha trabajado mi equipo sólo porque quieras la beca. Necesito algo más que eso.
- ¿Qué quieres entonces?
- Entrega por el equipo. Trabajar duro para los tuyos, pero ambos sabemos que trabajarás en el patinaje artístico porque es tu vocación y abandonarás el entrenamiento de hockey. No puedo arriesgarme.
Fin del flashback.
- No me mires así – dijo Sasuke – creo que vas a tener que aguantarme.
- Tú no eres parte de este equipo. Vuelve a tus medias, no serás capaz de hacer nada de provecho en el hockey. Este deporte no es para ti.
- Que te jodan, Naruto – sonrió Sasuke – ya te supliqué y me humillé para nada, ahora estoy aquí en el equipo y lo mejor de todo... es que ni siquiera eres mi capitán, no eres nada más que un jugador normal. Quizá consiga llegar yo a capitán – sonrió con prepotencia Sasuke, lo que consiguió cabrear aún más a un Naruto que se lanzó directo a iniciar una pelea contra él.
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