Capítulo 39: Horizontes de hielo

These septic stars: Grupo originario de United Kingdom. Su cantante lleva tatuado todo el brazo de series manga conocidas, como Bleach o Naruto, aunque su tatuaje más reconocible es el del rostro de Naruto en el dorso de su mano. (Imagen adjunta del brazo). Próximamente sacarán un cd (Personalmente he escuchado la maqueta y lo recomiendo) No perdáis de vista a este grupo y... démosle nuestro apoyo a unos compañeros fanáticos del manga.

Dos años después:

El silencio era abrumador en la pista de hielo, un silencio que fue roto cuando la canción comenzó a sonar. Nadie esperaba escuchar una canción como aquella y, sin embargo, frente a ellos, la silueta de Sasuke apareció en el centro de la pista comenzando a patinar. Todos miraban expectantes al joven patinador que interpretaba la historia que contaba aquel cantante para muchos aún desconocido. "These septic stars" tan sólo era un grupo pequeño de amigos, fanáticos como él del manga y que adoraban cantar. A Sasuke le encantaba ese grupo que pocos conocían y sobre todo, su canción "Subhuman".

Durante los cinco minutos que duraba su actuación, toda la pista mantuvo el silencio, dejándose embaucar por aquella melodía y los movimientos sincronizados del patinador. A cada salto, el corazón del entrenador y el de sus compañeros se encogía para volver a suspirar con normalidad al ver tocar la cuchilla una vez más el frío hielo. Tan sólo cuando acabó la actuación, Naruto respiró aliviado esperando las puntuaciones, rezando para que pasase de esas nacionales y pudiera ir al mundial donde él quería llegar.

Dos largos años de entrenamientos, dos años donde había compaginado sus estudios, el hockey y el patinaje artístico, donde había sacrificado miles de cosas por aquel instante, por cinco míseros minutos de actuación y que finalmente, parecía tener éxito cuando las puntuaciones empezaron a salir y le dieron el primer puesto.

Naruto esperó a que Sasuke saliera del banquillo donde estaba esperando la puntuación pero cuando lo hizo, prácticamente se tiró encima de él, abrazándole con una gran sonrisa.

- ¿Cómo está tu pierna? – preguntó Naruto preocupado al verle.

- Está bien, Naruto – le insistió Sasuke con un leve fruncido de ceño.

- ¿Tendrás tiempo para una cita conmigo ahora que vas a ir al mundial?

- Creo que podré sacar un poco de tiempo para ti – sonrió Sasuke – pero luego me toca ponerme a entrenar con urgencia. El mundial no se gana sin entrenamiento.

- Me sirve. He quedado con los chicos para jugar un rato al hockey. ¿Quieres venirte?

- Claro – sonrió Sasuke besando a su novio – vayamos a divertirnos un rato.

- Espero que me lleves a la ciudad donde sea el mundial – se quejó Naruto.

- Tú sólo quieres viajar – caminaba por el pasillo Sasuke en dirección a la salida.

- Si es contigo, viajaría a cualquier lugar. Además... soy tu mejor apoyo y lo sabes – sonreía su novio pasando su brazo por encima de los hombros de su chico.

- Eres un cara dura, pero sí, puedes venir a verme en el mundial – sonrió Sasuke pasando su brazo por la cintura de Naruto.

***

¡Agobio! Eso era lo único que había en aquella oficina, agobio de los becarios y de los nuevos abogados del bufete que trataban de hacerse un hueco en el mundillo, sin embargo, a Itachi le daba igual todo aquello. Había cogido un par de casos como abogado de oficio. Nadie allí quería acceder a algo como aquello, pero a Itachi le encantaba. Prefería trabajar y que el estado le pagase, a tener que cobrar a sus clientes. Se sentía bien cuando ayudaba a los necesitados pese a que no estaba ganando mucha fama entre los abogados que le habían contratado.

- ¿Dónde vas? – preguntó uno de los asociados al ver que Itachi recogía sus cosas para irse a casa.

- A casa – comentó con una sonrisa – son las seis de la tarde, he quedado con mi pareja y vamos a cenar con sus hijos y mi hermano.

- Pero... esos documentos tienen que estar listos para mañana, son urgentes.

- No voy a quedarme horas extra para hacer esto – sonrió – de hecho, ni siquiera es mi caso.

- Pero... ellos son tus jefes.

- Y también pueden trabajar ellos y quedarse horas extra – exclamó.

- No durarás mucho aquí si sigues con esa actitud.

- Es posible, pero si ser abogado es precisamente esto... entonces no me gusta en absoluto – sonrió – ahora me voy con mi pareja. No voy a olvidarme de mi vida privada por una vida vacía llena de trabajo.

Algunos de sus compañeros le llamaban loco o insensato por actuar de aquella forma, por perder esa oportunidad de trabajar para los mejores abogados, sin embargo, a Itachi eso no le importaba. Sus prácticas allí estaban a punto de acabar y había aprendido mucho. Podía llevar sus casos en solitario, estaba trabajando para el Estado últimamente y la empresa privada empezaba a darle un poco igual. Él tenía una prioridad muy clara, su vida personal siempre sería lo primero, sentirse a gusto y relajado con la persona con la que había deseado compartir su vida.

Una vez había ido a una cena de empresa y desde que vio esa mirada en los rostros de su jefe, supo que aquel no era su sitio. No le gustaba cómo miraban a su pareja, no cuando realmente pensaban cómo alguien tan joven como él podía estar con un hombre maduro como era Minato Namikaze. Él no necesitaba que la gente le intentase manipular con todo aquello. Quería a Minato y si a sus jefes no les gustaba esa relación, ya podían echarle porque él no iba a dejar a su novio.

Cuando llegó a casa, lo hizo con una gran sonrisa. Olía muy bien, Minato estaba cocinando y era todo un gran chef. Si no fuera representante de deportistas famosos, podría haber montado perfectamente un restaurante. A Minato se le daban bien muchas cosas, casi tantas como a Itachi.

- ¿Qué tal el día? – sonrió Minato asomando su rostro por la puerta de la cocina.

Itachi sonrió al verle con el delantal puesto. Hacía un año y poco que vivían los dos solos, desde que Deidara se había mudado con Sasori a un dormitorio de estudiantes en la universidad y Naruto... prefirió marcharse a la casa que una vez Minato alquiló para Itachi y su hermano. Ahora Itachi era el que vivía en esa gran casa mientras Sasuke compartía piso con Naruto.

- Como siempre – sonrió Itachi – pero no hablemos del trabajo sino de lo bien que huele.

- No seas zalamero.

- Tengo un hambre atroz – sonrió con mayor efusividad, entrando en la cocina y cogiendo a Minato para sentarlo en la encimera.

Los dos rieron como dos colegiales porque eso era exactamente lo que Itachi quería ver en Minato, la felicidad en sus ojos y en sus sonrisas, que viviera lo que nunca pudo vivir, una relación completamente para ellos dos, sin tener que preocuparse de nada más.

- Voy en serio, Itachi – exclamó Minato entre apasionados besos.

- Ya sé que te preocupas por mí y por mi trabajo, pero todo está bien.

- Sé que ocurre algo, Itachi.

- No es nada.

- Desde aquella fiesta estás raro, llegas siempre temprano a casa y no será porque no tenéis trabajo en la oficina.

- He estado pensando sobre el trabajo y realmente, últimamente trabajo más en casos de abogado de oficio para el Estado que para la propia empresa privada.

- ¿No quieres trabajar para la empresa privada?

- No para ésta – sonrió.

- ¿Qué ha pasado?

- No es nada.

- Vaya... sí que es grave la cosa – sonrió Minato al darse cuenta.

- Es sólo que... no soporto que se metan en mi vida y vi cómo te miraban en aquella fiesta, vi sus caras de asombro cuando te presenté como mi pareja.

- Y tu jefe te dijo que no era bueno para la imagen de la empresa que un adolescente como tú saliera con alguien como yo.

- Más o menos – sonrió Itachi.

- Honorable que quieras dejarlo por tus ideales, pero seamos sinceros, cada persona tendrá un planteamiento de esto, no puedes dejar todos los trabajos por esto, así nunca ganarás dinero – sonrió Minato haciendo sonreír a Itachi.

- Lo sé, pero trabajar para el estado tampoco está mal. Está bien pagado y no me han dicho nada referente a ti. Lo prefiero.

- Si es por eso, estoy de acuerdo contigo. Eres todo un genio, Itachi, muchas empresas te querrán y estarán locos si esta empresa te deja escapar, pero me complace ver que mantienes tus ideales.

- Te amo – susurró Itachi besándole de nuevo – he luchado mucho para estar aquí hoy contigo y eso jamás voy a perderlo. Tú eres mi prioridad, siempre lo serás. ¿Cuándo viene tu hijo? – preguntó Itachi.

- Pues... en unas tres horas.

- Eso da tiempo más que suficiente para hacerte mío como dos o tres veces – sonrió.

- ¿Cómo me negaría a eso? – sonrió con cierto toque de lujuria, besándole con pasión antes de meter sus manos bajo la camiseta de ese moreno que siempre le volvía loco.

***

A ambos les habría gustado asistir a la cena con Minato, sin embargo, ese día habían quedado con el padre de Sasori para ir a cenar a su casa. ¡No podían negarse! Era cierto que no se había tomado muy bien la noticia de que su hijo quisiera cambiar de carrera a una de ciencias, pero tras dos años y después de ver el potencial que tenía su hijo, todo se había resuelto bien. Sabía que Deidara no era un gran deportista, jugaba en el equipo de hockey de su hermano pero para pasar el tiempo. Sasori era el único que continuaba jugando a fútbol americano y pese a que su carrera en matemáticas había sido todo un éxito, también había conseguido un puesto en profesionales.

- Vamos, Sasori, llegaremos tarde – comentaba Deidara viendo cómo su novio seguía desempaquetando cajas y más cajas.

- Mi padre puede esperar.

- Sabes lo exigente que es.

- También sabe que acabamos de mudarnos a la casa nueva y quiero dejar cosas listas antes de irme – sonrió.

- En serio... podemos hacerlo luego. Tenemos montado lo más importante.

- ¿La cama? – preguntó Sasori acercándose a él y cogiéndolo en brazos para lanzarle sobre el colchón que estaba en el suelo.

Los dos rieron ante aquello. Era cierto que ahora era más famoso que cuando jugaba en el instituto o en la universidad, que la gente le adoraba y tenía muchos fans, sin embargo, no era algo que le preocupase a Deidara, él nunca había sido un chico celoso, sino que confiaba en él plenamente y eso hacía que Sasori se sintiera más seguro y tranquilo a su lado.

- Sabes que te amo, pero odio ir a cenar con mi padre – sonrió Sasori besando a Deidara.

- Tampoco es algo que me agrade, pero sólo es una vez al mes.

- Es como una tortura al mes – sonrió.

- Vamos... es tu padre. Sólo una cena y volvemos.

- ¿Y qué obtengo a cambio?

- Oye... que es tu padre, soy yo el que tendría que obtener algo a cambio por acompañarte – se quejó Deidara.

- Te daré todo el sexo que quieras.

- Pues no será este fin de semana precisamente, tienes un partido el sábado, así que tendrás que viajar a Conneticut para jugarlo.

- ¿Quieres venir? – preguntó Sasori – nos habrán reservado un buen hotel.

- Me encantaría ir pero...

- No me pongas excusas del trabajo, sé que este fin de semana tienes libre.

- Tengo un proyecto en la cabeza, estoy ocupado con el edificio Mckingan de la empresa informática, es bastante codicioso el proyecto y me lo han asignado a mí.

- ¿Y ni siquiera tienes un fin de semana libre? Vamos... podría jugar el partido y luego nos iremos a la playa, a una pequeña cabaña donde estaremos solos, una cita de verdad a solas.

- Eso estaría bien. Suena interesante – sonrió Deidara – de acuerdo, creo que puedo tomarme este fin de semana libre. Pero luego necesito trabajar en serio.

- Te montaré todos los ordenadores, lo tendrás todo listo el lunes en cuanto volvamos. Te lo prometo.

- Entonces de acuerdo – le besó Deidara todavía tumbado en el colchón – tú te ocupas de sacar todo de las cajas y yo... me pondré con el proyecto.

- Trato hecho, siempre y cuando te olvides del trabajo este fin de semana, sólo mi partido, la cabaña y sexo... mucho sexo – sonrió Sasori besándole una vez más.

- De acuerdo. Nada de trabajo y sólo sexo.

Fin

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top