Capítulo 37: Campo de hielo
Miraba la televisión, porque eso era lo único que estaba haciendo en sus vacaciones. Pensaba en que debía retomar su trabajo y quizá lo hiciera pese a las pocas ganas que tenía por empezar de nuevo. Cambiaba una y otra vez de canal, desanimado, sin mirar nada en concreto y pensando en qué podría preparar de comer para sus hijos, quizá invitarles a comer fuera porque ni siquiera tenía ganas ni fuerzas para ponerse a cocinar pese a lo bien que se le daba.
A través de los barrotes de madera de la barandilla de la escalera, tanto Naruto como Deidara observaban esa televisión encendida que cambiaba de canal una y otra vez, sabiendo que tras el respaldo, estaría su padre tumbado, tapado con alguna manta y con el mando en la mano.
- Hay que hacer algo – comentó Naruto.
- Pero no se me ocurre nada – le afirmó Deidara – traté de hablar con Itachi pero...
- Ya... él no hará nada porque la decisión la tomó nuestro padre, no quiere involucrarse en sus decisiones y lo entiendo. Eso quiere decir que sólo tenemos una opción, convencer a nuestro padre para que retire su idea y vuelva con él.
- Eso va a ser más difícil de lo que piensas.
- Pues hay que intentarlo – dijo Naruto levantándose de los peldaños para bajar al salón donde estaba su padre.
Deidara resopló resignado. Prefería ir con un plan sólido pero su hermano no esperaría a tener algo así, aun así, sabía que necesitaría ayuda, así que allí iban los dos, a tratar de rebatirle las quejas y dudas que Minato pudiera tener respecto a esa relación con un adolescente.
***
- Ya voy – repetía Itachi al escuchar por tercera vez cómo alguien tocaba con insistencia a la puerta de su nuevo apartamento.
Quizá sería para hacer alguna encuesta, o puede que para darle publicidad o cualquier rollo de esos, a menos que su hermano hubiera pedido alguna pizza para la hora de comer, algo que dudaba que no le hubiera consultado de ser el caso. Desde luego, al abrir la puerta y encontrarse a Kakashi, no era precisamente la persona a la que esperaba ver. Ni siquiera sabía cómo tenía su dirección nueva, pensaba que tan sólo Minato y su familia tenían acceso a esa información, pero... luego cayó en que era el entrenador de su hermano y seguramente sería para él.
- Vaya... no te esperaba. Iré a llamar a Sasuke – comentó Itachi algo desanimado.
- No te molestes, no vengo a verle a él, sino a ti.
- Pues ya me dirás en qué puedo ayudarte – dijo mientras apoyaba su brazo en la puerta y recostaba ligeramente su cuerpo sobre ella, sin permitirle el paso a ese hombre.
- ¿Ni siquiera me invitas a pasar?
- Vienes a hablarme de Minato y teniendo en cuenta lo loco que andas por él, prefiero que no – comentó Itachi – no me apetece hablar de ese asunto.
- Pero a mí sí me interesa saber el motivo por el que te fijaste en él – le dijo Kakashi impidiendo que Itachi cerrase la puerta en sus narices - ¿Por qué si puedes tener a cualquier joven a tu disposición babeando por ti?
- Quizá son demasiado niños para mí.
- Hablemos claro, Itachi, puede que ahora veas a Minato como alguien muy atractivo pero créeme... los años pasan para todos. ¿Estás dispuesto a estar a su lado incluso cuando envejezca? Asúmelo... no todo es tan bonito como lo ves ahora, acabarás teniendo que cargar con él y su vejez.
- Eso es asunto mío.
- Creo que no sabes dónde te metes.
- Y desde luego no es tu obligación contármelo – le aclaró Itachi – sé muy bien lo que siento por él.
- Y no te lo discuto, pero no has mirado más allá del presente. Él no es un adolescente, tiene sus responsabilidades que no puede eludir y al final... acabará muriendo antes que tú a menos que ocurra algo. ¿Puedes asumir eso?
- Es algo en lo que no quiero pensar ahora, le quedan muchos años de vida.
- ¿También le limpiarás las babas cuando sea un abuelo? ¿Le meterás en un asilo para ancianos? ¿Qué harás cuando sea mucho más mayor que tú? ¿Y el sexo? Tú aún estarás en edad de tener ganas de sexo pero... ¿Él? Y... ¿con su edad? ¿Aún te atraerá?
Aquello sólo causaba dudas en Itachi, dudas que sí las había pensado pero no había querido darle importancia, una importancia que ahora sí parecía ver. Aun así, tampoco entendía el motivo por el que le decía algo así Kakashi.
- Por si no lo sabes, él y yo terminamos. Así que puedes estar tranquilo, no tengo que pensar ya en esas cosas porque no ocurrirá nada. Ahora si me disculpas, prefiero volver a las tareas que tengo que hacer.
- En la casa que el mismo Minato te pagó.
- Eso es un asunto entre él y yo.
- Ya, claro... ¿no será que en realidad sólo te estás aprovechando de su posición como tantos otros jóvenes?
- Mira... te lo voy a pasar por alto porque sé que son los celos los que hablan, siento mucho que Minato no te corresponda, pero a mí no me metas en tus problemas. Si Minato quiso pagar el apartamento o la carrera es un asunto nuestro, ya le dije que se lo devolveré todo. Si quieres pensar que me estoy aprovechando de mi juventud para pillar a Minato y que no estoy enamorado de él, piénsalo, me da igual. Yo sé bien lo que siento y lo que no siento. Ahora a menos que quieras debatir algo sobre la carrera deportiva de mi hermano, nosotros hemos terminado – comentó Itachi cerrando la puerta en sus narices.
Itachi no podía creerse todo aquello, sin embargo, al cerrar la puerta, suspiró con cierta tranquilidad. Él, que siempre había sido pacifista, que odiaba tener que enfrentarse a la gente, no podía pensar ahora en otra cosa que no fuera esa discusión por Minato Namikaze. Sabía que Kakashi se lo merecía, pero él no quería ser así. Amaba a Minato y sí, era posible que la gente imaginase que querría estar con él por su dinero o por cualquier otra cosa, sin embargo, no era así, él no tenía intenciones ocultas, no quería engañarse a sí mismo. Le amaba y tan sólo podía esperar a que Minato decidiese qué hacer con todo ese asunto.
***
Una semana después:
- Vamos, Sasuke... tengo mucho que estudiar – se quejaba Itachi.
- No me mientas, sé que has estado evitando los libros – sonrió Sasuke.
- Pero yo no sé nada de patinaje artístico.
- Pero es el primer día desde que me quitaron la escayola y que me han dado permiso para patinar un poco, ¿qué hay de malo en querer patinar contigo?
- ¿Por qué no llamas a Naruto?
- Ya lo hice.
- ¿Y?
- Y me dijo que vendría más tarde. No quiero estar solo y sabes que podría pasarme cualquier cosa, aún no me he recuperado del todo.
- Está bien, déjame al menos que vaya a por un café si voy a tener que sentarme a mirar.
- De acuerdo.
Itachi se retiró de la pista de hielo y caminó por el largo pasillo hacia la máquina expendedora del final. Pensó un segundo qué podría tomar y es que no le apetecía un café pese a haber dicho eso. Quizá... una coca cola le animase más, así que metió la mano en el bolsillo del pantalón buscando una moneda y la introdujo en la máquina tecleando a continuación el número de la lata de coca cola.
Con un ligero ruido, la lata cayó en el orificio e Itachi metió la mano para sacarla. Un segundo fue lo que se quedó paralizado al ver esa nueva publicidad que había sacado la marca de poner nombres a sus latas, sin embargo... jamás esperó leer un "Te quiero" en la lata.
Sonrió con incredulidad, girándose para volver a la pista de hielo cuando apareció la figura de Minato al otro lado, apoyado contra una de las paredes y con unos patines colgados al hombro.
- ¿Te apetece patinar un rato? – preguntó Minato.
- ¿Vienes a convencerme de que vuelva al equipo de hockey? – preguntó con una ligera sonrisa – porque te recuerdo que no eres el entrenador ahora mismo.
- Lo sé y entiendo que decidieras irte pero...
- Hice un trato contigo, jugaba por y para ti, no para ningún otro entrenador. Si tú no estás, no vale la pena jugar.
- Te he fallado y lo siento.
- Tú no me has fallado, tomaste una decisión, correcta o incorrecta, vivimos tomando decisiones todo el tiempo.
- Y ésta es la decisión que he tomado si estás dispuesto a darme una oportunidad más – le aclaró Minato acercándose a él y besándole con pasión.
Se había quedado paralizado, quizá porque no esperaba algo tan repentino, porque no imaginaba que Minato volviera a él una vez más y, sin embargo, no podía evitar que su corazón diera un vuelco pese a tener presente las palabras de Kakashi. Sabía que todo lo que había dicho era cierto y tendría que enfrentarse a ello tarde o temprano.
- ¿Qué pasa con tus hijos? – preguntó Itachi al poder separarse un segundo de él.
- Creo que les costará un poco el hecho de verte seguido por casa o conmigo pero... lo están aceptando poco a poco.
- Minato... yo no quiero ser el problema entre tú y tus hijos y lo sabes.
- Esto no es por mis hijos – susurró al ver esa mirada extraña en sus ojos - ¿Qué es lo que te preocupa?
- Quizá un poco las palabras de Kakashi.
- ¿Habló contigo también? También lo hizo conmigo.
- Imagino que no había pensado todas las repercusiones en concreto o no quise pensarlas en ese momento y...
- Lo entiendo. Ni siquiera me había puesto a pensar que podías haber rehecho tu vida. Lo siento, quizá encontraste a alguien...
- No Minato, me enamoré de ti y eso no ha cambiado. No tengo a nadie en mi vida en estos momentos y sólo te quiero a ti. Quizá las palabras de Kakashi me hicieron pensar en algunas cosas, pero no han hecho que cambie de decisión. Sigo amándote a ti.
Itachi miró los patines que Minato llevaba al hombro y supo una cosa, no era una coincidencia que él estuviera allí, seguramente Sasuke y Naruto habían planeado aquello, le habían hecho ir a él y le habían comentado a Minato dónde estaría y a la hora precisa.
- Quizá... pueda patinar un rato contigo – dijo Itachi al final – pero me gustaría que volvieras a entrenar el equipo de hockey.
- Eso no lo sé, Itachi.
- Estoy dispuesto a perdonar todo, a intentarlo contigo pero... por favor, me gustaría que volvieras a entrenarlo, contigo todo iba mejor y lo sabes.
- Lo intentaré –sonrió Minato apartando los patines de su hombro para dárselos a Itachi.
- ¿Y tus patines?
- Los he dejado abajo, aunque pensaba verte patinar a ti.
- De eso nada – susurró Itachi acercándose algo más a él – si yo patino, tú patinarás conmigo.
- Estaba bromeando, claro que patinaré contigo.
- Genial... podríamos practicar un poco el hockey y ya de paso, me enseñas tu famoso triple regate – comentó Itachi.
- Está bien, te lo enseñaré – sonrió Minato.
Itachi cogió los patines con una mano y con la otra, tomó el cuello de Minato acercándole a él para besarle esta vez con mucha más pasión y desesperación que la vez anterior. No podía evitar que saliera a flote ese sentimiento de cuánto lo había echado en falta, pero estaba decidido a iniciar de nuevo donde lo habían dejado, estaba decidido a luchar una vez más ahora que todas las cartas estaban sobre la mesa y su secreto se conocía, porque ése era su momento.
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