Capítulo 34: Última fiesta.

La fiesta de navidad... una fiesta a la que Deidara jamás asistía y que, por primera vez, se estaba planteando ir. Sasori le había invitado a esa fiesta y una parte de él quería ir, otra parte... lo dudaba. Le hacía feliz tener pareja y poder asistir a la fiesta con un traje elegante, sin embargo, nunca antes había ido a una y no quería hacerlo sabiendo que casi todos acabarían metiéndose con él, al fin y al cabo, él sólo era el pardillo de la facultad y más... siendo Sasori un gran deportista por el que todos se morían por meterse en sus pantalones. Iba a ser el hazmerreír, teniendo que soportar las miradas de todos sólo por su acompañante.

Miró a su padre tumbado en el sofá de mala forma, tapado con una manta y viendo programas basuras. Hasta dudaba que los estuviera viendo, seguramente estaría inmerso en sus propios pensamientos y sabía que no eran buenos. Llevaba dos semanas sin hablarle y no porque no quisiera... sino porque no sabía cómo hacerlo después de todo el jaleo que se había montado en la casa.

Resopló. Echaba de menos las conversaciones con su padre, él siempre sabía qué hacer, le daba buenos consejos, siempre se preocupaba por él y no tenerle allí era duro. Sabía que sus palabras le habían afectado, era algo normal, siempre le habían dicho que tenía mucha paciencia pero cuando estallaba... no se percataba de lo que decía, las palabras simplemente fluían presa de la ira y luego se arrepentía de lo dicho. Ahora no sabía cómo arreglar el asunto y no es que fuera que Itachi le hubiera ayudado mucho. Había tratado de disculparse con él primero, pero ni le había querido escuchar. ¿Por qué le escucharía su padre entonces? Y entonces lo pensó mejor... ¡porque era su padre!

Se levantó de la mesa donde estaba y caminó hacia el sofá. Era tarde y todo estaba a oscuras. Naruto seguramente no tardaría en volver de la casa de Sasuke si es que no había pensado en quedarse allí a dormir con él tras ayudarles con todo lo de la mudanza. Él habría ido a ayudarles... pero como Itachi no quería saber nada de él, prefirió no hacerlo.

- Papá – empezó Deidara con voz casi susurrante, con miedo en la palabra, sin embargo, Minato giró la cabeza hacia él sorprendido de que le hablase – yo...

- ¿Qué te ocurre? – preguntó Minato con una dulce sonrisa, como si nada hubiera ocurrido.

- Lamento lo que te dije y...

- Olvídalo, Deidara, estabas enfadado y lo entiendo. Debí darme cuenta de lo que sentías por él. Olvidemos el tema.

- Pero... él te ama y yo... creo que tendría que pensar la situación de nuevo.

- Dei... no tienes que pensar nada, ¿vale? Ya tomé una decisión, Itachi también tomó otra decisión y la vida continúa. Ahora dime qué es lo que te preocupa.

- Es sobre el baile.

- ¿Vas a asistir? – preguntó Minato algo sorprendido – nunca te he visto que quisieras ir.

- Nunca he tenido pareja y no quería que se burlasen más aún de mí.

- ¿Con quién vas a ir?

- No sé aún si voy a aceptar pero... Sasori me lo ha pedido.

- ¿Y te preocupa el hecho de que es deportista? – preguntó Minato dándose cuenta de aquello – peor lo debería pasar él. Mira, cielo... sé que ahora lo ves como si fuera un mundo todo esto pero... el instituto pasa y la universidad pasa, llegas al mundo real y deja de importar todo esto. No hay nada más cruel que los niños y los adolescentes, pero esa etapa acaba pasando. ¿Sabes que es lo que importará de verdad luego? La gente que te quiere de verdad, tu trabajo, lo que quieras realizar en tu vida. Si quieres ir a esa fiesta con él, ve y deja que digan lo que quieran, porque en unos meses... en unos años... dará igual, quizá ellos estén muy lejos de ti y, sin embargo... tú podrías estar con el amor de tu vida sólo porque ese día aceptaste.

- Sasori es... raro – comentó Deidara – no quiero decir que no me guste pero... a veces siento como si tuviera dos caras aunque últimamente está cambiando, o eso creo.

- Conocí a ese chico cuando era amigo de Naruto en el colegio. Su padre siempre ha sido muy exigente, seguramente ha estado muchos años perdido en sí mismo, sin saber qué hacer, dejándose llevar por las exigencias de su padre. Puede que esté cambiando por ti – sonrió su padre – todos somos humanos, Deidara... cometemos errores, no podemos evitarlo. Algunas decisiones están bien y otras no tanto, pero hay que vivir con ellas y sus consecuencias. ¿Vale la pena arriesgarte por él o no? Lo único que debes pensar es si al final del día... te arrepentirás de tu elección.

- No lo creo – sonrió Deidara.

- Entonces... nada te retiene. Puede que no sea la experiencia de tu vida, pero si no te arrepientes, entonces es que fue la adecuada – sonrió Minato.

- Papá... ¿Fue la adecuada querer a Itachi? – preguntó Deidara con una ligera sonrisa, intentando demostrarle que se lo preguntaba por curiosidad y no como algo hiriente.

- Aún lo estoy sopesando – comentó – valió la pena enamorarme de él, es sin duda un gran chico y he vivido lo que no pude vivir... quizá no todo porque acabamos rápido pero... por otra parte... no valía la pena perder a mi familia por ello y todo lo que había luchado en la vida, así que aún lo estoy sopesando. Aun así, fue mi decisión y viviré con mis consecuencias.

- Sé qué saliste con Kakashi el otro día pero...

- No fue nada, Dei. Es imposible que vuelva a enamorarme.

- Ya lo creíste cuando mamá murió y volviste a encontrarlo.

- Pero ahora sólo tengo corazón para esa persona, así que... puedo olvidarme de enamorarme una vez más – sonrió - ¿Necesitabas algo más, mi niño?

- No tengo un traje – comentó consiguiendo que sonriera.

- ¿Quieres que te acompañe mañana por la mañana a comprar uno?

- Me gustaría.

***

Los dos caminaron con lentitud hacia el jardín. No querían permanecer mucho tiempo en aquella sala de baile donde todos los estudiantes disfrutaban con sus parejas. Sasuke había decidido ir por Naruto, pero la verdad... es que con la muleta y la rodilla vendada, poco podía hacer en ese baile.

- ¿Cómo vas? – preguntó Naruto una vez salieron al jardín, caminando por el pasillo empedrado hacia la pequeña fuente central.

- Más o menos – comentó Sasuke – aunque sería un alivio poder sentarme un rato.

- De acuerdo – sonrió Naruto agarrándole del brazo con firmeza para ayudarle a caminar hasta el banco.

Los dos se sentaron en el banco frente a la fuente. Se observaron unos segundos, movidos por esa sonrisa cómplice que últimamente siempre tenían.

- Y pensar que te odiaba al principio – sonrió Naruto.

- Y yo a ti, no te creas que sólo eras tú. De hecho, creo que todavía te odio un poco – sonrió Sasuke.

- Mentiroso – susurró Naruto cerca de sus labios – estás loquito por mis huesos.

- ¿Quién es ahora el mentiroso? – preguntó Sasuke con una sonrisa picarona – porque hasta donde yo sé... eres tú el que está babeando siempre que me ve.

Risa, eso fue lo que los dos consiguieron sacarse el uno al otro con sus tonterías. Hacía mucho tiempo que Sasuke no reía o al menos... que no se encontraba tan relajado. Para él todo era entrenamiento y sacrificio, nunca imaginó ir a esa fiesta, tampoco imaginó estar allí con Naruto, ni poder bailar en su primer baile.

- Qué desastre de baile – susurró Sasuke al final mirándose la pierna.

- Habrá más, Sasuke.

- No soy un gran acompañante precisamente.

- Eres el mejor acompañante.

- Ni siquiera puedo bailar contigo.

- Si quieres... te cojo en brazos – sonrió Naruto ganándose un golpe en el hombro por parte de su novio.

- Déjate de tonterías, yo no soy una damisela en apuros. No necesito que me cojas en brazos ni nada por el estilo.

- Sí, ya... tú y tu orgullo Uchiha. ¡Venga ya! – sonrió Naruto al instante, moviéndose con rapidez y tratando de coger a Sasuke pese a que éste se removió nervioso tratando de impedirle a su novio que lo cogiera.

- Déjalo ya, Naruto – se quejó Sasuke, pero Naruto ya lo había cogido.

Al sentir que no podría hacer mucho con su pierna así para impedirle a Naruto sus actos, finalmente, Sasuke decidió agarrarse al cuello de su novio para impedir caerse pese a que éste ya lo tenía fuertemente cogido.

- Creo que debes adelgazar un poco, pesas – dijo Naruto sin poder parar de reír.

- Eres idiota – se quejó Sasuke – no peso tanto, más o menos como tú.

Naruto caminó hacia el césped de uno de los laterales y dejó a Sasuke allí sentado antes de tomar asiento él mismo a su lado. Extrañamente... Sasuke se puso serio en aquel instante, mirando cómo unas nubes taparían en breve la luna creciente.

- ¿En qué piensas? – preguntó Naruto al verle tan serio.

- En que es una buena noche y estás aquí perdiendo el tiempo conmigo, no puedo bailar y venir a un baile no es precisamente la cita perfecta.

- Es la cita perfecta – comentó Naruto con una sonrisa – porque tú estás a mi lado y con eso basta.

- No me vengas de romántico ahora.

- Sabes de sobra que no soy para nada romántico. Suelo ser un imbécil, que saca malas notas y que sólo se le dan bien las actividades físicas.

- A la gente le caes bien, es más de lo que yo puedo decir. Haces amigos enseguida y...

- Y tengo un novio genial – sonrió Naruto – uno muy inteligente y del que no entiendo qué pudo ver en mí.

- No lo sé... quizá es lo que no vi en ti. No vi maldad ni mentiras, eres tal y como te vemos, no tienes miedo de ser tú mismo y eso... me gusta. Da igual lo que la gente piense de ti, porque tú siempre acabas cayéndoles bien al final.

- Soy un poco payaso – sonrió Naruto – y tú demasiado serio, es sólo eso, Sasuke, pero te aseguro... que es una buena cita aunque no puedas bailar. Además... vas a pegarte unos meses en recuperación así que voy a poder tener citas de verdad contigo, como llevarte a cenar por ahí, ir al cine y quedar con los amigos.

- Es posible – sonrió Sasuke – quizá ha sido bueno que me lesionase. Aún tengo tiempo para ir a nacionales y ahora puedo disfrutar de unos meses de vida normal de estudiante.

- Claro que sí – susurró Naruto incorporándose para girarse hacia el rostro de Sasuke, bajando su rostro para poder besarle con dulzura.

Media hora pasó, media hora que decidieron pasar en el jardín escuchando la música de fondo. Todos estarían dentro bailando y disfrutando, sin embargo, ellos preferían estar fuera, tumbados en el césped y besándose como dos auténticos adolescentes.

- ¿Ése no es tu hermano? – preguntó de golpe Sasuke cuando una sombra llamó su atención, una sombra que caminaba con rapidez por el fondo del jardín.

- Creo que sí – dijo Naruto al ver al que creyó era su hermano, saliendo del edificio y marchándose – qué raro.

- Eso sí es raro – dijo Sasuke señalando a Sasori que salía corriendo detrás.

- Oh, mierda – susurró Naruto – creo que ya sé de qué va esto.

- ¿Ah, si? ¿Y de qué va?

- De una estúpida apuesta – comentó Naruto – dame un segundo.

- Claro. Aquí te espero.


Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top