Capítulo 33: Citas.
Tan sólo le observaba en completo silencio. No era que no tuviera nada que decirle, de hecho, tenía muchas cosas que decirle, pero no quería agobiarle, ni ponerse en su contra, ni que él sintiera que se ponía en su contra cuando en realidad trataba de ayudarle. La situación estaba delicada y su último consejo no había resultado exactamente como él esperaba. No había tenido en cuenta la otra parte o puede que sí... pero no esperaba ver a Itachi tan sumamente molesto como para ni permitirse escuchar.
- Él no quiere hablar conmigo – fueron las primeras palabras de Deidara hacia ese pelirrojo sentado bajo el árbol.
- Está dolido, es algo normal.
- Y mi padre me está evitando, quizá yo a él también un poco.
- En una situación así, es algo lógico.
Deidara observó a Sasori, tumbado bajo la sombra del gran árbol, dejando que la brisa meciera su flequillo mientras se relajaba, cerrando los ojos y dejando transcurrir el tiempo bajo esa sombra pese al frío que hacía y la bufanda que le abrigaba el cuello.
- ¿Qué harías tú en mi lugar?
- Aceptarlo – dijo sin más Sasori – pero yo no estoy en tus zapatos, yo no siento nada por Itachi, tampoco es mi padre el que está en esa situación, ni soy el que debe enfrentar que haya una gran posibilidad de que su padrastro sea un chiquillo de mi misma edad.
Un resoplido, eso fue lo que Deidara dejó escapar tras escuchar las palabras de Sasori. Tampoco para él debía ser nada fácil la situación y estaba convencido de ello por las repetidas veces que Sasori le había insistido en salir juntos.
- Realmente... tampoco siento ya nada por Itachi – comentó Deidara – pero a la vez... no sé... me dolió. Es... raro ver a tu padre con un adolescente, que ese adolescente vaya a ser tu padrastro y aún más raro... cuando te declaraste a ese chico y te rechazó.
- No te lo niego, es raro – sonrió Sasori - ¿Pero qué puedes hacer? El amor es así... es como si yo me preguntase por qué me enamoré de ti... no hay una respuesta lógica, tan sólo... sucedió. Quizá a tu padre le pasó exactamente lo mismo y no creo que tu padre sea de esos que no tuvieron en cuenta las consecuencias, él es inteligente, habría pensado en ellas y en las repercusiones, quizá por eso decidió ocultarlo un tiempo y tratar de ir poco a poco metiendo a Itachi en la familia, pero tú lo viste antes de que él pudiera allanar el terreno.
- Es posible. Admito que mi padre lleva mucho tiempo solo y que... es cierto que estos últimos días estaba más feliz, ahora parece un alma en pena.
- Perdió a su esposa una vez, perdió sus sueños y ahora ha perdido de nuevo el amor y a uno de sus hijos, es lógico que esté destrozado.
- Por una parte... entiendo su dolor y no me gusta, por otra...
- Lo sé, duele. Pero la vida es una sucesión de momentos dolorosos con momentos de alegría, hay que vivirlos todos, Deidara, y seguir adelante, luchando en los dolorosos y aferrándote a los alegres.
- Creo que me gustas – dijo Deidara sin más, sonrojándose al pronunciarlas pero tratando de evitar mirarle.
- Y me hace feliz escucharlo – sonrió Sasori – porque también me gustas a mí, Deidara, aunque ahora estés medio enfadado.
- No estoy medio enfadado... es sólo que todo esto me pilló por sorpresa y...
- No te dio tiempo a pensar la situación, tan sólo reaccionaste – sonrió Sasori – comprensible, estallaste ante un estímulo, eres explosivo, dices las cosas tal y como te vienen y luego al recapacitar, te arrepientes de lo dicho y hecho.
- Algo así – se ruborizó aún más Deidara.
- Pero eres sincero y eso está bien.
- No sirve de mucho ser sincero en esta situación.
- Claro que sirve, expresaste lo que sentías y siempre es mejor sacarlo a retenerlo dentro hasta que estalles. Tu padre sabe la verdad y eso es bueno, no habrá secretos, ahora el problema será afrontar lo que se ha generado.
- Me gustaría decirle a Itachi que lo acepto, pero no quiere escucharme y mi padre... menos aún. No hay forma de sacarle el tema de Itachi por ningún lado y mucho menos si soy yo el que lo hace.
- Tu padre es cabezón, no me extraña que Naruto y tú hayáis salido a él. Sois una familia de testarudos – sonrió Sasori – y cambiando de tema... ¿Vas a venir al baile conmigo o no? Festival de invierno en la facultad de ciencias.
- Tú vas a letras.
- Las de letras son aburridas, prefiero las de ciencias – sonrió acercándose a él, incorporándose para poder acercarse a sus labios y rozar la mejilla con su mano.
- Me lo pensaré.
- ¿Sólo lo pensarás? – preguntó acercándose más a él, consiguiendo rozar sus labios entre los suyos, jugando con ellos hasta besarle con suavidad.
- Bueno... vale – aceptó Deidara al final con una sonrisa, todavía con los ojos cerrados.
- Esa respuesta me gusta más.
***
Ni siquiera entendía qué hacía allí. Kakashi le había llamado y directamente, le había propuesto aquella cita, tan sólo ellos dos y una cena, un bonito y lujoso restaurante, unas vistas al puesto marítimo y una velada inolvidable, pero él estaba más distraído que otra cosa.
A veces, pensaba que quizá salir un rato y despejar su mente podía ser bueno, otras, pensaba que la teoría de "un clavo saca otro clavo" no era para nada acertada, puesto que sus pensamientos se iban una y otra vez a Itachi y otras veces... simplemente pensaba que debería darle la oportunidad a alguien de su edad.
Funcionó levemente al principio. Era cierto que tenían temas en común. Itachi podía hablarle de bandas de música que él no conocía, de libros nuevos que él no había leído, todo era nuevo, una generación demasiado joven para él con la que poco tenía que ver. Kakashi era más de su estilo, conocía todo lo de su generación, tenían muchos temas de conversación pero se daba cuenta... de que nada importaba, porque aunque tenían esa similitud, no aprendía nada nuevo, no descubría absolutamente nada.
Itachi le daba vida, le hacía rejuvenecer, querer experimentar cosas nuevas, hacer locuras, conocer su mundo y su generación, con Kakashi, pese a ser fascinante al principio, luego simplemente... todo era rutinario y ordinario.
Para Kakashi, sin embargo, aquello era toda una oportunidad. Nunca habría imaginado que Minato pudiera finalmente acceder a estar con él pese a que había escuchado algunos rumores de que había tenido algo con un chiquillo, aun así, no se atrevía a preguntarle pese a lo disperso que parecía estar.
Sonreía, de vez en cuando asentía con la cabeza... pero sobre todo, sonreía como si ese simple gesto les diera la complicidad que necesitaban, pero Kakashi sabía de sobra que sólo lo hacía para que él estuviera cómodo, porque realmente, Minato estaba demasiado lejos de aquella cita.
- Tus hijos me han dicho que te has tomado unas vacaciones – intentó hacerle hablar Kakashi.
- Algo así – sonrió Minato – creo que era tiempo de darme un respiro y pensar detenidamente qué hacer con mi vida.
- ¿Qué hacer? Te gustaba tu trabajo.
- Sí... pero que algo te guste no significa que sea la ilusión de tu vida.
- Minato... los dos sabemos que la ilusión de tu vida era jugar al hockey y la dejaste para criar a tus hijos. Tu trabajo de ahora podríamos llamarlo tu segunda ilusión.
- Ni siquiera es la segunda. La segunda es ver felices a mis hijos y creo que van en camino. Quizá a Deidara le cueste un poco más, pero Naruto está en ello.
- Aun así, ha sido duro lo de Sasuke.
- Se recuperará, es un chico fuerte. Seguramente ahora mismo debe estar reposando, pero en cuanto le digan que puede empezar a hacer algo, lo veo al instante en la sala de arriba de la pista de hielo practicando en la barra la elasticidad. No es de los chicos que se queden quietos mucho tiempo.
- Ha tenido suerte que la caída no le complicó más esa lesión – comentó Kakashi – y lo admito, tiene mucho potencial, pero es terco como un mula.
- Eso es lo que le hace especial para ese deporte – sonrió Minato.
- Oye, Minato... no quería ser muy brusco pero... hay algo que lleva dando vueltas en mi cabeza durante bastante tiempo y...
- ¿Lo de Itachi? – preguntó viendo ese leve sonrojo casi avergonzado por preguntar algo así – es cierto. Supongo que me enamoré de él pero... es algo imposible así que...
- Empiezo a pensar que soy como un sustituto de él.
- No voy a engañarte, Kakashi, eres un gran hombre. Atractivo, inteligente pero... mi corazón eligió a otra persona y en eso no puedo hacer nada, aun así, estoy tratando de olvidarle. No quiero mentirte y es por eso que tengo que confesarte que no siento amor hacia ti, pero estoy dispuesto a intentarlo.
- Esas cosas no se intentan, Minato – sonrió con cierta tristeza Kakashi – sé que no puedo hacer nada en esta situación, quizá nunca vuelvas a estar con ese chico y la verdad... casi pienso que es lo idóneo, le sacas casi veinte años, es... algo demasiado grande para vosotros. ¿Qué pasaría cuando tú fueras un anciano y él un hombre hecho y derecho? ¿Te seguiría amando? ¿Te dejaría por alguien más joven?
- No lo sé – susurró Minato – pero es algo que ya no lo podré descubrir.
- Era un adolescente, Minato, casi es mejor así.
- Sí, era un adolescente, pero me daba todo lo que perdí en mi adolescencia, experiencias que no volveré a vivir y menos con gente de mi edad. Él me devolvió, durante los momentos que estábamos juntos, a esa época de universidad, de hacer locuras, de no preocuparme por nada.
- Te entiendo, suena tentador volver a rejuvenecer aunque sea mentalmente pero...
- Pero nada, Kakashi – sonrió Minato – ya te he dicho que eso se acabó. No puedo meter a la fuerza a Itachi en mi familia y mis hijos no le aceptarían, al menos no Deidara.
Tras aquella breve conversación, Kakashi prefirió dejar el tema, darlo por zanjado al darse cuenta de que Minato realmente sentía algo fuerte por ese chico, no era un simple encaprichamiento y, sin embargo, también era tan terco como para dejarle escapar. Casi debía darles las gracias a sus hijos por conseguirle a él esa oportunidad, una oportunidad que nunca habría tenido de no ser por cómo habían sucedido las cosas y el rechazo hacia Itachi.
Kakashi prefirió dar la cita por concluida, pagando la cuenta y acercándole a casa nuevamente. Durante el camino, prácticamente no hablaron excepto por alguna pregunta que Kakashi dejaba caer de vez en cuando intentando entablar una conversación que Minato no parecía estar dispuesto a continuar. Él seguía absorto en la ventanilla y las luces de la ciudad.
Al aparcar junto a su casa, Minato le agradeció aquella cita y bajó del coche dispuesto a irse al interior. Ni siquiera se acordaba ya cómo debía comportarse en citas, hacía años que no tenía una y tan sólo las había tenido con su mujer donde él las había planeado. Eso de dejarse llevar por el plan de otro no era algo que fuera consigo mismo.
Kakashi, sin embargo, bajó del vehículo también intentando caballerosamente acompañarle hasta el portal. A Minato le resultó extraño, generalmente eran los hombres los que hacían algo así pero aquí había una leve diferencia... él no era una mujer y no hacía falta que le acompañasen hasta allí. No iba a perderse ni le iban a secuestrar ni le iba a pasar nada en cinco míseros pasos hasta el portal. Lo que Minato no esperó, fue recibir aquel beso de Kakashi antes de que pudiera siguiera sacar las llaves de su bolsillo.
Ninguno de los dos esperaba que alguien viera aquella escena, un chico rubio que había tratado de centrarse en sus dibujos para la universidad y que no tenía forma de hacerlo cuando sólo un rostro venía a su mente, el de Sasuke Uchiha. Al ir a la ventana para dejar que entrase el aire, se encontró con aquella escena. Puede que de primeras pensase que era extraño, posteriormente cuando Kakashi se marchó y su padre se sentó en las escaleras derramando las primeras lágrimas, se dio cuenta... de que su padre jamás podría olvidar a Itachi y eso sólo hacía que se culpase más y tuviera más ganas de hacer algo por él.
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