Capítulo 31: ¿Dónde estás?

Itachi se sentó en el columpio del parque junto a la casa de Minato. ¡Dolía! Dolía mucho darse cuenta de que poco podía hacer por recuperar a ese hombre. Al menos... se alegró al darse cuenta de que Naruto no sería el problema, sino que lo era Deidara. En parte, siempre supo que él sería el auténtico problema pero también le había cortado las esperanzas de un futuro juntos con rapidez, evitándole el sufrimiento, sin embargo, Deidara no había parado un segundo a pensar en las consecuencias que producía su berrinche. Su padre era sensible a sus hijos, era lo único que le quedaba en la vida, haría cualquier cosa por ellos, hasta hacerse daño él mismo con tal de ver bien a sus hijos.

- Itachi, por favor – escuchó una lastimera voz a su espalda.

- No quiero hablar contigo – le aclaró Itachi – ni siquiera deseo verte.

- Tienes que entenderme...

- ¿Que te entienda? – preguntó Itachi enfadado - ¿Por qué debería yo entenderte a ti cuándo tú no nos entiendes a nosotros? Te dije claramente que no quería nada contigo, te lo dije con dulzura para que no sufrieras, te expliqué que amaba a otra persona y tú... a ti te ha dado igual. Preferías destruirlo todo a vernos felices pese a saber que jamás podría estar contigo, pese a que te estuvieras enamorando de otra persona. ¿Qué tengo que entender yo de ti? ¿Que tienes una rabieta y por eso tenemos que pagar los platos rotos los demás?

Deidara se quedó helado ante aquellas palabras, incapaz de decir nada... simplemente dejó que Itachi se levantase del columpio y se marchase en dirección a casa. No tenía ya nada más que decirle a ese chico y necesitaba pensar a solas un plan para poder recuperar lo que ahora veía como imposible.

Diez pasos fue lo que consiguió dar antes de sentir remordimientos por su comportamiento, diez pasos hasta que él entendió que quizá Deidara también intentaba arreglar las cosas, de entender su dolor y él se había pasado con sus palabras motivado por el enfado. Se giró para intentar arreglar la situación, para disculparse por la dureza con la que había actuado, sin embargo, Deidara ya no estaba allí.

***

Las nacionales estaban cerca pero Sasuke no podía dejar de estar nervioso por todo el problema de la droga. Aparte de eso, ya desde hacía meses sentía cierto dolor en la rodilla, pero prefirió callarlo, pensando que sería simplemente una torcedura y que con pomada antiinflamatoria y algo de hielo iría reduciendo. Era cierto que el dolor había remitido bastante, pero estaba convencido de que con un par de días más estaría como nuevo. Con los patines poca cosa podía hacer, estaban viejos y empezaban a dolerle los pies, sin embargo, no quería ni podía cambiarse a unos nuevos. Las nacionales estaban cerca, ponerse unos nuevos podría ser contraproducente para él.

Habían pasado días desde las pruebas médicas, días en los que apenas había podido dormir, en los que había tenido a Naruto pegado a él como si se sintiera culpable pese a que él le había repetido cientos de veces que no ocurría nada, que no era su culpa. Naruto era así, no había ninguna otra explicación, siempre se preocupaba por esas cosas. Eso le hizo sonreír, hasta que observó que el buzón tenía una carta de la liga oficial de patinaje. Seguramente serían los resultados de las pruebas.

Su corazón latió con fuerza esperando lo peor o... esperando lo mejor, no sabía cómo sentirse. No sabía si le habían pillado o si todo estaría en orden. Con temor, elevó el brazo y tomó la carta del buzón reteniéndola entre sus manos. Ponía su nombre y aun así... dudó unos segundos en abrirla. Sus manos temblaban presa de la incertidumbre.

La abrió con brusquedad armándose de valor y sacó la hoja desplegándola. Había mucha letra, muchos códigos sobre todo lo que componía su sangre, pero él bajó la vista hasta abajo del todo donde ponía "negativo".

Se dejó caer en el césped frente a su casa y respiró con tranquilidad. "Negativo", esa palabra era la única que le interesaba, negativo en sustancias extrañas. Al menos la sangre de su hermano había colado como suya, se habían dedicado a buscar datos como la testosterona o sustancias, no habían caído en asegurarse que era la suya. Quizá al ver que el código sanguíneo era el mismo, no habían querido asegurarse mucho más debido a la cantidad de participantes que habría en todo el país y lo estrictos que eran al guardar las muestras, no esperaban un cambiazo.

Una vez más tranquilo y con la carta en sus manos, se levantó para entrar en la casa. Sabía que si se ponía hielo hoy y la pomada, para mañana o pasado mañana debería estar bien. De la cocina sacó el gel helado y envolviéndolo en un trapo, subió las escaleras para ir a su cuarto. Prefería encerrarse en ella y estar tranquilo, sin embargo, se cruzó con su padre de frente que parecía acabar de despertarse pese a que apestaba a alcohol.

La tensión volvió a él. Hacía días o puede que semanas que ni le había visto. Su padre le odiaba desde la muerte de su madre y lo supo cuando su padre le observó con esa ira en sus ojos. El alcohol tampoco le ayudaba a razonar.

- Hola, papá – intentó suavizar Sasuke.

- ¿Papá? No me llames así – gritó Fugaku – tú... tu eres el culpable de su muerte.

Sasuke se movió ligeramente hacia la puerta de su habitación. Sabía de sobra que su padre tenía esos ataques de violencia incontrolables y para su mala suerte, Itachi aún no había vuelto aunque casi prefería que no estuviera o acabaría pagándolo con los dos.

Su padre pareció darse cuenta de que su hijo se movía hacia la puerta de su habitación y corrió hacia él. Al verlo, Sasuke inició también su brusco movimiento hacia la puerta del cuarto, pero cuando su mano cogió el pomo, sintió la presión de la mano de su padre en la muñeca, consiguiendo que soltase un quejido de dolor.

- ¿Dónde crees que vas? – preguntó su padre – no hemos terminado de hablar.

- Papá, por favor, tengo deberes que hacer.

- A mí no me mientas, lleváis días esquivándome – gritó casi poseso - ¿Y dónde vas con eso? – preguntó mirando la bolsa del hielo.

- Tengo una actuación importante en unos días – susurró Sasuke – por favor, papá... suéltame.

- ¿Actuación importante? ¿Sigues bailando en mallas?

- Es patinaje artístico, papá.

- Deja de llamarme así – le gritó ofuscado con aquello – sólo eres escoria, una maldición para esta familia, tú... tú mataste a tu madre.

- Y tú sólo eres un maldito borracho que se encierra en el pasado y se olvida de sus hijos – le gritó esta vez Sasuke enfadado, con lágrimas en sus ojos y tratando de aguantar la carga emocional que su padre siempre depositaba en él - ¿Que yo soy la escoria? Mírate bien, no eres ni la sombra de lo que una vez fue mi padre. Sólo eres un borracho, escondiéndote en la bebida para no afrontar la realidad.

El golpe llegó hasta su rostro, girándosela y consiguiendo que su labio sangrase ligeramente. Desde luego, sus palabras habían enfado el doble a su padre y se maldijo por no tener el autocontrol que tenía su hermano, por no saber suavizar la situación sino que saltaba en cuestión de segundos empeorando la cosa.

Intentó soltarse del agarre de su padre para poder tocarse el labio, sin embargo, pese al esfuerzo que hizo, no consiguió soltarse pero sí recibió el segundo golpe, uno que lo lanzó escaleras abajo golpeándose contra los peldaños. Ni siquiera supo lo que ocurría hasta que llegó abajo y sintió el dolor en su cuerpo.

Su padre continuaba arriba, observando la escena y aunque Sasuke apoyó las manos en el suelo para tratar de levantarse, no llegó a hacerlo cuando sintió que la puerta se abría y su entraba su hermano observando la escena, preocupándose todavía más al ver a Sasuke en el suelo, mirando desafiante a su padre y con el labio partido.

- Sasuke – le llamó preocupado agachándose junto a él y dejando las llaves en el suelo para poder levantar su rostro y comprobar las heridas - ¿Estás bien?

- No lo sé – le dijo algo preocupado – me duele la pierna y el brazo – comentó agarrándose el hombro derecho.

- Déjame echarle un vistazo – comentó Itachi observando con desagrado cómo su padre se iba de nuevo hacia su habitación.

Chasqueó los labios preocupado por su hermano y algo culpable por no haber estado allí para protegerle como siempre hacía. Sabía de sobra cómo era su padre y más con Sasuke. Nunca perdonaría el fallecimiento de su esposa aunque ellos no hubieran tenido nada que ver en ello. Sólo estaba cegado por el dolor y la ira, embriagado por la bebida que no le dejaba distinguir la realidad.

- Voy a llevarte al hospital – aclaró Itachi ayudando a su hermano a ponerse en pie pese a sus quejidos de dolor.

- Estoy bien, Itachi, no es necesario.

- Tienes los nacionales en un par de días, claro que es necesario. Vamos a que te revisen.

- Itachi... creo que no tengo muy bien el brazo – le aclaró Sasuke - ¿Y si me lo he roto? Me duele mucho, no puedo patinar con un brazo roto y perderé la oportunidad de ir a nacionales.

- Sólo un médico puede decir eso, Sasuke, y yo no soy médico. Necesitas que te revisen.

- Quiero ir a Nacionales – le repitió Sasuke frustrado.

- Y yo que estés bien. Competiciones tendrás muchas más, Sasuke, pero tu salud es lo primero. Voy a llevarte al hospital así sea a rastras. ¿Quieres llamar a Naruto? – preguntó Itachi ayudándole a caminar hacia fuera de la casa para ir en busca del coche que tenía aparcado fuera.

- No lo sé – confesó Sasuke – no quiero preocuparle.

- Se preocupará el doble si no se lo cuentas y se entera por terceros.

- Es probable – se sentó Sasuke en el asiento del copiloto segundos antes de que su hermano cerrase la puerta y diera la vuelta al coche para sentarse frente al volante - ¿Le llamarías?

- Sí – dijo Itachi – yo le llamaría.

- Vale – aclaró Sasuke buscando su teléfono en el bolsillo, dándose cuenta de que la pantalla también se había roto tras el impacto pese a que al menos, seguía funcionando. Dejó escapar un suspiro de alivio y buscó en su agenda el número de Naruto.

Sonó varias veces el teléfono, varias veces donde Sasuke sólo se tensaba sin saber muy bien cómo iba a explicarle eso a su novio. Quizá no había sido muy claro con él todavía con la situación que vivían en casa y no sabía si Minato sabía lo suficiente o si les habría contado algo.

- ¿Le dijiste algo a Minato cuando salíais? – preguntó Sasuke hacia su hermano.

- Sabe cómo están las cosas.

- Y... ¿Crees que se lo dijo a sus hijos?

- No creo, es bastante reservado pero no podría asegurártelo.

Quiso hablar y tratar de saber más acerca del tema, pero al escuchar la voz de Naruto al otro lado, dejó a un lado la conversación con su hermano para centrarse en su novio y en cómo explicarle la situación que tenía entre manos en aquel instante.

- Ey, Sasuke... no creí que me llamarías tan pronto. ¿Ocurre algo?

- Es que... te echaba de menos – fingió Sasuke con una sonrisa, haciéndose daño en el labio partido.

- Ya, claro... yo también te echo de menos – sonrió Naruto.

- Y... quería avisarte... que voy de camino al hospital pero no es nada serio, sólo... me he caído por las escaleras – omitió parte de la verdad.

- ¿Que te has caído? Dime a qué hospital vas, voy inmediatamente para allí.

- Naruto, en serio... no es nada, ¿vale? Ve a descansar, ha sido un día largo.

- Ni hablar – comentó Naruto – si tú vas al hospital, iré para allí de inmediato – le aclaró.

- No hay remedio contigo – sonrió Sasuke cediendo al final a darle la dirección.

***

Para cuando Naruto entró por la sala de emergencias, se dirigió directamente a abrazar a Sasuke que seguía algo cabizbajo en la camilla, siendo atendido por el doctor de turno que revisaba las placas con cautela. Minato se quedó tras la puerta al ver que Itachi se encontraba dentro, evitando así el contacto, aunque ambos se habían mirado una única vez manteniendo el silencio entre ellos.

- Voy a ser muy claro – comentó el médico – no es conveniente que patine en un par de días.

- ¿Me he roto el hombro? – preguntó Sasuke asustado.

- No de milagro, pero tienes varias fisuras, aun así, con tiempo esto se curará, sólo necesita reposo y algo de medicación, sin embargo... tu rodilla sí me preocupa bastante más. Tenías un esguince y sí, con hielo y pomada ha ido remitiendo, tampoco has entrenado tan duro como hacías al parecer, así que ha ayudado a mejorar pero... con la caída... tu rodilla no está nada bien, es posible que tengas una lesión más seria si patinas.

- Tengo que patinar, son los nacionales, la clasificación, luego podré parar un poco y recuperarme.

- Es tu decisión – comentó el médico – pero yo de ti... no lo haría. Podrías perder la rodilla, hacerte una lesión mucho más seria que te impedirá volver al patinaje, esta lesión sólo serán unas semanas de recuperación.

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