Capítulo 19: Tentación.
Iban perdiendo y lo sabían, sin embargo... cuando todos llegaron al banquillo en el tiempo muerto, vieron la sonrisa de Minato. Éste les animó a entrar al vestuario y relajarse los siguientes diez minutos. Tan sólo eran dos puntos abajo, algo que podrían remontar. ¡Nadie entendía cómo Minato podía sonreír!
Todos se sentaron en los bancos de madera frente a sus taquillas, esperando quizá que aquella sonrisa fuera fingida frente a los espectadores, esperando el enfado fuera de la vista del resto de personas, tal y como hacía su antiguo entrenador, pero no fue así, Minato apoyó su mano en la cabeza agachada de Sasuke y le sonrió una vez más.
- Vamos, chicos, vais bien, lo estáis haciendo bien.
- Corro como un pollo sin cabeza por la pista – se quejó Sasuke sintiéndose aún inútil.
- Yo he visto que has conseguido recibir bien esta vez – sonrió hacia su hijo, sabiendo que Naruto había estado entrenando con él – no has fallado ninguna recepción.
- Pero mis pases dan pena – se quejó Sasuke una vez más.
- Mejorarás, date tiempo. Es un gran avance. Y Naruto y Deidara... parece que por fin os empezáis a sincronizar, estáis entrando el uno en lo que piensa el otro, vuestras jugadas están saliendo. Felicidades.
- Si seguimos así, perderemos – dijo Naruto.
- Pero os estáis entendiendo. Gaara está marcando bien igual que Neji, tenéis una buena defensa y un buen portero – miró hacia Lee. Vamos... sólo vais dos puntos abajo.
El pitido para salir al campo sonó en ese instante, aunque todos parecían un poco más animados al haber sido felicitados por su entrenador. Salieron al campo uno tras otro, chocando la mano de Minato, sin embargo, cuando Itachi iba a hacerlo, Minato apartó la mano y cogió su hombro asustándole por la reacción.
- ¿Qué te ocurre? – preguntó Minato preocupado.
- No es nada.
- Es algo, porque eres mi mejor marcador y no estás centrado. Tienes los mejores pases, tú eres el mejor de este equipo – le susurró – pero hoy no lo estoy viendo.
- Tengo... muchas cosas en la cabeza.
- Despéjalas entonces.
- No puedo... no desde que te besé.
- ¿Qué dudas tienes? – le preguntó Minato tratando de ayudarle.
- ¿Te gustó al menos? Sé que me dices que lo nuestro es imposible pero... ¿Te gustó? Necesito saberlo.
Minato respiró un segundo pensando en lo que sería más apropiado para él. No podía mentirle... era cierto que le gustaban los besos y que le había sorprendido encontrarse de lleno con los sentimientos de Itachi, pero en parte... sí... sentirse deseado de nuevo era una sensación que le gustaba.
- Sí – le dijo Minato – claro que me gustó, estaría idiota si no me hubiera gustado – le sonrió – pero todo esto es difícil.
- Lo sé, sólo... quería saberlo – sonrió Itachi.
- Vamos... sal ahí y demuestra de lo que eres capaz. Yo confío en ti y tu equipo también – le dijo Minato acercando su frente hasta tocar la de ese chico – confiamos en ti.
- Vale – susurró Itachi cerrando los ojos, dejándose embaucar por la embriagadora fragancia de ese hombre. Le adoraba... no podía negarlo, habría hecho cualquier cosa por él.
Minato salió tras Itachi, un Itachi... que desde que inició el partido, dejó la mente en blanco para poder ayudar a su equipo. No quería defraudar a Minato, no quería perder su confianza, quería que ese hombre fijase sus ojos en él, así que simplemente... jugó, jugó para sacar a su equipo del atasco en el que estaban y conseguir el puck para pasárselo a Naruto, quien enseguida aprovechaba los pases de aquel chico para anotar.
Cuando volvieron a entrar por el vestuario, era un equipo diferente. La alegría se notaba en el ambiente, tan sólo un punto... ésa era su diferencia, pero habían ganado con un equipo nuevo y que aún no se había acoplado, para ellos... era todo un triunfo. Minato sonreía tras ellos antes de mandarles a la ducha intentando que se calmasen.
Antes de irse a su oficina, puso música para que todos se relajasen aunque ellos seguían como locos hablando sobre sus jugadas. Naruto miró a Sasuke, habían entrenado duro esos últimos días para el hockey, pero en la mirada de ese moreno veía preocupación.
- ¿Estás bien? – preguntó Naruto calmándose y sentándose junto a él.
- Sí.
No estaba bien, algo le preocupaba y eso podía verlo Naruto en sus ojos y en la forma en que miraba esos desgastados patines. Sasuke giró su mirada hacia él una vez guardó los patines en la bolsa y entonces comprendió que no se movería de allí sin una explicación mejor.
- Tengo una competición en breve y apenas he practicado.
- Nos quedaremos esta noche y practicaremos.
- Hablo del patinaje artístico.
- Lo sé – dijo Naruto.
- Tú no patinas en artístico, no podemos practicar juntos, esto es algo individual que tengo que hacer.
- Pondré la música – sonrió Naruto – le daré al play.
Aquello hizo que Sasuke sonriera sin poder evitarlo. No podía simplemente apartarle de él pese a que lo intentaba, Naruto siempre encontraría una excusa para estar juntos.
- Vale – aclaró al final Sasuke – dejaré que pongas la música.
Todos aprovecharon el tiempo para ducharse y cambiarse para volver a sus casas. Naruto, sin embargo, acudió a la oficina de su padre un segundo para informarle que se irían a la pista de hielo porque Sasuke necesitaba practicar. Seguramente allí estaría Kakashi, el nuevo entrenador de Sasuke pero Minato les dio el visto bueno, no creyó que a Kakashi le importase mucho tener a Naruto por allí viendo el patinaje.
Para cuando Minato salió, todo el vestuario estaba en silencio y a oscuras, tan sólo el ruido de una ducha permanecía encendido. Por miedo a dejar a alguien encerrado, hizo su paseo habitual y comprobó que no quedase nadie, era posible que se hubieran dejado la ducha encendida por accidente. Caminó entre las taquillas cuando escuchó que el grifo cesaba, alguien lo había cerrado.
Se paralizó en el sitio, esperando a que saliera la persona que se suponía estaba todavía en la ducha, pero se sorprendió al ver a Itachi con aquella pequeña toalla enrollada en su cintura y su cabello suelto. El chico pareció asombrarse también al ver que en todo el vestuario... sólo quedaban él y Minato, pero se acercó hacia su taquilla para terminar de vestirse.
- Lo siento, te estoy retrasando para cerrar – comentó Itachi – me cambio enseguida.
- No te preocupes. Has jugado bien – le aclaró Minato.
- Oye, Minato... - intentó hablar Itachi – en serio lamento lo de aquel beso...vale, no... no lo lamento, quería hacerlo – elevó un poco la voz y se levantó de donde estaba sentado para encarar a ese hombre que le volvía loco – me gustas desde hace mucho y me he repetido una y mil veces que esto que sentía estaba mal pero... no... no está mal, te quiero y no puedo evitarlo. Me atraes mucho y ya no es sólo tu físico, me atrae tu forma de pensar, me atrae cómo manejas las situaciones, cómo eres capaz de romper con alguien sin hacerle daño, te pones en el lugar del otro y me encanta... todo lo que hay en ti me gusta y quiero descubrir absolutamente todo de ti.
- Eres insistente – sonrió Minato – mírame, Itachi.
Minato elevó el rostro de Itachi para que pudiera verle. Aquellos ojos azules que apenas podían resaltar ahora entre la oscuridad pero que Itachi conocía de memoria, esos cabellos rubios sensuales, sus gestos... todo le excitaba de ese hombre.
- Soy mayor para ti, yo no... sólo te daré problemas. La gente pensará que eres mi hijo, mis hijos no te aceptarían como padrastro y todo esto es... irreal, deberías enamorarte de alguien apto para ti.
- ¿Sabes lo que yo veo? Sí... veo problemas, pero que les den a la sociedad y sus normas, que les den a los que no nos acepten porque te amo a ti, porque quiero convivir contigo y no con ellos. Tus hijos no lo aceptarán de buen grado, lo sé, tengo prácticamente su edad pero me los ganaré si es necesario, déjame luchar por ti y por lo que quiero. Estás igual de excitado que yo en este momento – le remarcó acercando sus labios a los de Minato.
- No me tientes, Itachi.
- Llevas mucho tiempo solo... sé que deseas esto – siguió hablando pero esta vez, rozando sus labios con los de aquel rubio que había cerrado los ojos dejándose embaucar por ese olor a menta que desprendía el joven – me deseas tanto como yo te deseo a ti. ¿Qué tiene de malo, Minato? Soy mayor de edad y tomo mis decisiones.
- No puede ser – susurró Minato sobre los tentativos labios del adolescente – por favor, Itachi... deja de tentarme.
Itachi sabía que aquella sería su única oportunidad, lo tenía entre las cuerdas. Minato llevaba años sin tener sexo con nadie, estaba necesitado, muy necesitado de cariño y él... iba a dárselo, quería dárselo. Sólo tenía que tentar a su cuerpo para que cayese en sus impulsos, bloquear todas esas excusas que su cabeza ponía, tan sólo... tenía que conseguir que dejase de pensar y actuase. Ya habían cerrado ambos los ojos y sus labios se rozaban... se besaban con sutileza, Itachi esperando a que el bloqueo de su mente llegase, esperando a que la excitación de Minato fuera tan grande que no quisiera frenarla, besándole con dulzura hasta que finalmente... escuchó a Minato.
- Mierda – se insultó a sí mismo ante la sonrisa triunfante de Itachi, un Itachi que apenas pudo sonreír mucho tiempo cuando vio a Minato quitarse la chaqueta con rapidez y lanzarla al suelo antes de empotrarle a él contra la taquilla metálica, metiendo su lengua con fogosidad en la boca del menor.
No podía sonreír, tan sólo tratar de seguir el ritmo de Minato, pero sabía que había ganado... había derrumbado el autocontrol de aquel hombre, había conseguido que su excitación fuera mayor que cualquier razonamiento. Aprovechando aquello, Itachi metió sus manos por medio y empezó a desabrochar con rapidez la camisa de Minato mientras éste le besaba con pasión y sus manos recorrían su cadera.
Los movimientos de ambos eran rápidos, cargados de lujuria y efusividad, ninguno quería perder el tiempo. Uno movido por la necesidad, el otro... por la excitación y la impaciencia. Minato movió sus brazos tan sólo un segundo para dejar que Itachi quitase aquella camisa y la lanzase al suelo. Él mismo jugaba con la hebilla de su pantalón para desabrocharlo al igual que Itachi. Sus dedos se encontraban una y otra vez, los dos nerviosos por deshacerse con rapidez de aquel molesto pantalón.
Las palabras dejaron de importar, tan sólo gemidos salieron de ambos. De Itachi, tras recibir aquellos besos y lametones en su cuello, de Minato, por sentir cómo ese adolescente buscaba su miembro en cuanto se deshizo del pantalón.
Los dedos de la mano derecha de Minato se enredaron con sensualidad en aquel cabello largo y moreno que Itachi tenía empapado en ese instante, bloqueando así su rostro y volviendo a besarle con pasión contra aquella taquilla. Itachi sabía que había despertado al auténtico Minato, pero eso le gustaba.
Con su mano izquierda, buscó la atadura de la toalla que tapaba a Itachi y deshizo el nudo dejando que aquella ínfima prenda cayese al suelo, permitiéndole dejar a ese chico completamente desnudo.
Itachi al verse desnudo, sonrió, estaba claro que no había vuelta atrás para ninguno de ellos. Enredó también sus dedos en el cabello de Minato y se dejó besar mientras con su otra mano mantenía el movimiento en el miembro erecto de aquel fogoso hombre que no pensaba detenerse. Jadeos salieron de la boca de Itachi al sentir cómo el mayor succionaba su cuello y jugaba con su pezón entre sus dedos, todo sin soltar su largo cabello oscuro. Para él... no podía haber mayor placer que en aquel instante, tenía a Minato desnudo y jugando con él, era todo lo que había deseado, ése era su sueño. Con esa idea... cerró los ojos y dejó que sus jadeos salieran para excitar aún más a ese rubio, dejando que cada vez le empotrase más contra esa taquilla metálica.
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