Capítulo 1: Peonza

Prólogo:

Te conocí en una pista de hielo. Allí sufrí, me reí, me divertí, derramé lágrimas y sangre. Allí mi carrera empezó y finalizó. Aprendí a jugar al deporte que jamás pensé que jugaría. El Hockey para mí sólo era un deporte absurdo y violento, contigo descubrí que era divertido y apasionado, que había amigos con los que contar. Demostraste que era un deporte que valía la pena pero no se puede escapar al destino.

Siempre fui una de esas "peonzas" como te gustaba llamarme. Sonrío cada vez que recuerdo esa palabra salir de tus sensuales labios. Miro hacia el doctor que revisa mi rodilla, seguramente ya no volveré a esa pista de hielo donde conocí lo más importante de mi vida, conocí a ese alguien que llegaría a significar todo para mí. Ese alguien siempre fue el burdo capitán del equipo de Hockey de la universidad. Naruto Namikaze.

Sasuke Uchiha

Capítulo 1: Peonza

La oscuridad de la noche, ocultaba al joven que caminaba por las calles del barrio residencial de SouthWest. Apenas eran las cinco de la mañana y la música ayudaba a ese chico a mantenerse despierto mientras caminaba hacia la pista de hielo para entrenar. El enfado de ayer aún le duraba y es que el maldito equipo de Hockey se había pasado más de treinta minutos de la hora en que debían haber finalizado su entrenamiento, alegando que "las clases de los niños" terminaban más tarde y ellos tenían que recuperar el tiempo perdido. Sólo era un grupo de aficionados que vivían para atormentar a los demás, o eso pensaba Sasuke mientras iba hacia el campo. Gracias a ellos, hacía meses que tenía que levantarse más temprano de lo habitual para disponer de un rato más la tan deseada pista de hielo.

Caminó hacia la parte residencial más rica de la zona y se detuvo un segundo mirando la casa del famoso capitán del equipo de Hockey. Le odiaba, su arrogancia y su prepotencia le sacaba de los nervios pero todavía más... su irresponsabilidad. Naruto Namikaze estaba acostumbrado a salirse siempre con la suya.

Se centró en la música que salía de sus cascos y se colocó mejor la capucha de la sudadera oscura volviendo a caminar calle abajo hacia el campo. A esas horas, nunca estaba abierto el campo de hielo, aunque por suerte para Sasuke, el conserje solía abrirle. Conocía demasiado bien sus hábitos y al menos, Sasuke siempre le traía alguna bolsa de chucherías a cambio de que le dejase entrenar antes de que abrieran las puertas al público.

Sasuke ya estaba a punto de llegar a la puerta, cuando ésta se abrió repentinamente permitiéndole ver al conserje con su uniforme y una escoba en la mano.

- Tan puntual como siempre, Sasuke – sonrió el conserje saludándole.

- Tengo mucho que entrenar – le comentó Sasuke – toma.

- ¿Son los caramelos de menta que tanto me gustan?

- Sí – sonrió Sasuke.

- Qué atento. Voy a seguir limpiando la planta de arriba. Puedes utilizar la pista de hielo todo lo que quieras, nadie vendrá hasta las nueve.

- Gracias.

Caminó hacia el interior del edificio. Allí hacía calor, así que empezó a quitarse la bufanda, aunque ni siquiera quiso guardarla, en el hielo le tocaría volver a ponérsela. Observó al conserje subir las escaleras hacia la cafetería que estaba en la planta de arriba y él, con una leve sonrisa, se dirigió en sentido contrario hasta las gradas que daban acceso a la pista. El alma se le cayó al suelo cuando vio a través de los cristales las marcas y surcos que habían dejado en el hielo. El último en utilizar la pista no había pasado la máquina pulidora.

- Joder – susurró Sasuke dejando caer la bolsa.

Era imposible patinar en esa pista o al menos... hacer patinaje artístico. Las piruetas necesitaban equilibrio y con tanto surco le sería imposible no estar constantemente tropezando con alguno. No hacía falta que le dijeran lo que había ocurrido... se lo imaginaba. El equipo de Hockey se habría quedado hasta tarde entrenando, evitando que el encargado de pulir el hielo pudiera hacer su trabajo y ellos... se habían largado sin arreglarlo.

- Serán cabrones – se quejó Sasuke.

La sangre le hirvió en cólera al ver aquel espectáculo. Era lo que le faltaba por ver. Ayer ya tuvo que reducir su entrenamiento por culpa de ese equipo y ahora... no le arreglaban la pista y le hacían perder tiempo. Estaba muy cansado del equipo de Hockey, de que no mirasen por nadie más que por ellos y que hicieran lo que les saliera de las narices en esa pista, pero claro... Naruto era el hijo del propietario, así que no parecía darse cuenta de que no era sólo su pista, que más gente tenía derecho a utilizarla.

No podía perder ya más tiempo con ese asunto, así que decidió pulir él mismo la pista. La pulidora no estaba lejos, guardada en un rincón de la sala. Tardó más de media hora en arreglar toda la pista y dejarla perfecta, eso sólo significaba que tenía media hora menos de entrenamiento.

Cuando por fin pudo ponerse a practicar, necesitó otros quince minutos para quitarse aquella sudadera que le cubría del frío y se colocaba la ropa de patinaje. Una vez todo puesto, se volvió a poner de nuevo la sudadera y es que en la pista, hacía bastante frío. En el banquillo de la pista aprovechó para atarse los cordones de los patines negros y entró a la pista. Necesitaba practicar un par de movimientos.

El "Lutz" seguía sin salirle perfectamente o más bien, su combinación con el triple axel, debía hacer el salto con la cuchilla externa pero en su lugar, solía salirle con el borde interno. Aquello resultaría demasiado obvio para cualquier juez y no podía permitirse un error como ése. Intentó varias veces el dichoso triple Lutz seguido de un triple axel pero tan sólo consiguió caídas, moratones y desequilibrios. Las pocas veces que mantuvo el equilibrio y no cayó, tuvo que apoyar la mano en el suelo evitando terminar en el hielo. La frustración se hacía presente a cada salto fallido y la rodilla le dolía como nunca, esa tendinitis que había empezado a sufrir hacía una semana parecía ir a peor.

Intentó el salto una y otra vez, descansando sólo unos segundos tras cada caída, recuperando la respiración y el aliento sentado en el frío hielo. Ni siquiera se dio cuenta de la hora, ni de que dos personas le miraban entrenar aquella coreografía que le salía perfecta excepto por aquel desastroso salto que no terminaba de equilibrar.

- ¿Cuánto lleva ahí la peonza? – preguntó Naruto con una gran sonrisa hacia el conserje.

- Desde las cinco de la mañana – le aclaró con otra sonrisa.

- No me fastidies – se sorprendió Naruto - ¿Tanto? Pero si se abre a las nueve – dijo mirando su reloj, viendo que eran las ocho.

- Siempre viene antes para entrenar, es cuando la pista está vacía. Esta mañana no parecía muy contento. He escuchado que sacaba la pulidora.

- Oh... - exclamó dándose cuenta de aquello – joder, se nos olvidó pasarla anoche antes de cerrar la pista – sonrió Naruto rascándose como si nada el rubio cabello – dios... ésta me la va a recordar toda su vida. Debe estar muy enfadado.

- Seguro que sí. No le dejasteis entrenar ayer y hoy... ha perdido casi tres cuartos de hora antes de poder ponerse a entrenar.

- Creo que me iré a la universidad antes de que me vea – sonrió Naruto – no quiero discutir ya con él a primera hora de la mañana.

- Ya puedes esconderte bien – sonrió el conserje – está muy enfadado y vais a la misma universidad.

- Lo sé – dijo Naruto – ha entrado nuevo este año. No tenía suficiente con verle aquí todos los días y que sea prácticamente mi vecino... que ahora lo tengo en la facultad también... ¡Oh mierda! – exclamó al ver que Sasuke se levantaba del hielo y miraba hacia la planta de arriba.

Naruto sintió una opresión en su pecho, conocía demasiado bien el mal carácter de Sasuke Uchiha y eso le obligó a agacharse al instante evitando que le viera. Se arrodilló en el suelo tras el pequeño muro y ante la gran sonrisa de un conserje que saludaba a Sasuke con la mano.

- Creo que es buena idea eso de irte antes de que él te vea – sonrió el conserje.

- ¿Aún está mirando? – preguntó desde el suelo.

- Sí.

- Casi que me voy por aquí abajo – dijo al final sonriendo.

Naruto gateó por todo el pasillo hasta llegar a las escaleras. Sólo al alcanzarlas, se dignó a levantarse sabiendo que la alta pared le escondería de los ojos de Sasuke. Cogió su mochila, su bolsa y el stick y se marchó del pabellón. A primera hora tenía la clase de dibujo. Siempre le había gustado el arte, por eso eligió la carrera de Bellas Artes, claro que no sabía lo complicado que era hasta que empezó en ella.

Miró un segundo hacia la pista de hielo viendo que Sasuke seguía entrenando. Por un segundo y pese a saber que ambos eran prácticamente vecinos, se daba cuenta de que conocía muy poco a ese chico un año menor que él. De hecho... lo único que sabía era que siempre estaba discutiendo y enfadado con su equipo porque no le dejaban entrenar.

En clase, Naruto miraba por la ventana cómo el resto de chicos disfrutaban de su hora libre mientras él debía entrar antes para escuchar las explicaciones del profesor. Era injusto para los de Bellas Artes iniciar una hora antes a los demás, pero nadie parecía querer quejarse por aquello, al fin y al cabo, voluntariamente habían ingresado a esa asignatura optativa que se impartía tan pronto. El profesor hablaba sobre las técnicas de dibujo pero Naruto, desde su última y lejana fila, sólo miraba por la ventana a ese chico que siempre estaba enojado. Seguramente iría hacia clase y como siempre, iba solo. La gente de su alrededor prácticamente no se percataba de su presencia y algunos chicos que lo hacían, se reían de él por practicar patinaje artístico, pero Sasuke siempre hacia oídos sordos a las burlas, seguramente por eso siempre llevaba los cascos de música en sus oídos, para evitar escuchar las risas, las burlas y los insultos a su espalda.

El rostro de Naruto cambió a uno más melancólico, sabía que no debía ser fácil para ese chico y él no le facilitaba las cosas pero... su equipo también necesitaba entrenar, no podía cederle siempre la pista. Tenían partidos que ganar. Suspiró frustrado, todo era complicado cuando se trataba de complacer al exigente Sasuke Uchiha.

- ¿Le aburren mis clases, señor Namikaze? – escuchó que pronunciaba el profesor a su lado – le veo muy entretenido mirando por la ventana.

- Sólo pensaba – sonrió Naruto.

- ¿En qué?

- En que hace un precioso día y estamos aquí encerrados escuchando teoría en lugar de poder ir a dibujar algo.

- ¿Le apetece dibujar, señor Namikaze?

- Sí – dijo por hacer algo práctico en lugar de teoría.

- Pues espero que se divierta, porque mañana quiero que se sepa toda la lección y además, me traerá un trabajo práctico que haga referencia a qué es el arte para usted – sonrió el profesor subiéndose de nuevo las gafas y colocándolas bien para marcharse.

- Pero... - gritó antes de ver que el profesor se giraba hacia él y lo miraba con esos ojos inexpresivos, entonces se sentó nuevamente enojado, sería peor si seguía, así que susurró – no es justo.

Por suerte para el rubio, la clase terminó sin más incidentes, aunque seguía dando vueltas al tema. ¿Cómo iba a expresar qué era el arte? ¿Había algo artístico que él pudiera dibujar y plasmar en un papel? Ni siquiera se le ocurría nada para ese dichoso trabajo. Caminaba envuelto en sus pensamientos cuando sintió que alguien se lanzaba sobre su espalda pasando el brazo por sus hombros.

- ¿Vas a ir al entrenamiento a las cinco? – preguntó Hidan, su compañero en el equipo.

- Sí, aunque no sé cómo haré para compaginar el entrenamiento y el dichoso trabajo que me han mandado.

- Pero si sólo llevamos una semana de clases, es imposible que te hayan mandado ya cosas.

- Créeme, desde el primer día ya nos dieron todo el calendario. Es agobiante. ¿Cómo conseguís compaginar los estudios y el deporte? – le preguntó.

- Yo no hago Bellas Artes – le aclaró Hidan con una gran sonrisa – no tengo que entregar trabajos, sólo estudiar la semana antes del examen.

- Qué suerte la tuya, envidio tu capacidad para memorizar, yo tardo más de una semana en aprenderme la lección.

- Por cierto, estamos sin entrenador.

- ¿Qué? – preguntó Naruto alterado.

- Le han ofrecido un contrato en otra universidad y se marcha.

- ¿Así sin más?

- Eso parece, todos están preocupados, de hecho uno ha dejado el equipo. Vamos a tener que encontrar un entrenador y otro jugador... y rápido, porque la temporada comienza en unas semanas.

Aquel día había terminado de rematar a un ya agotado Naruto. Había empezado con mal pie cuando fue esa mañana a la pista a arreglar el estropicio que anoche hizo su equipo en el hielo, pero se encontró con la pista ocupada y ya alisada por un malhumorado Sasuke, luego le mandaban un trabajo extra y ahora sólo le faltaba quedarse sin entrenador y sin un jugador. La temporada no pintaba nada bien si seguían a ese ritmo.

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