A los pocos minutos el doctor salió y me atendió. Me contó la situación de mi padre, no entendía nada de lo que me decía. ¿Trombo? ¿Qué sería? Hasta que de pronto se puso en lo peor... Dijo que seguramente mi padre no seguiría viviendo... Pero... ¡No! ¡No me lo podía creer! ¡No me podía creer lo que nos estaba diciendo, lo que le estaba escuchando, lo que estaba sucediendo! Parecía todo tan irreal... ¡No! No puede ser... No... ¿Esto es una puta broma de mal gusto? ¿¡Qué coño estaba pasando!? ¿Qué hago? No sabía ni cómo reaccionar, algo tenía que hacer ¿Pero el qué? ¿Qué digo? Empecé a desvariar, nada de esto era verdad, esto no está pasando ¡Qué hostias! Debía ser una pesadilla, sí, me levanté, me fui, no podía aer verdad...

​El doctor vino corriendo tras de mí y gritó mi apellido, dolido, yo me paré y le miré:
- Haremos todo lo posible para que todo salga bien, pero no le puedo garantizar nada, si quieres puedes ver a tu padre ahora, pero tan solo un rato, debemos actuar.

Y ahí estabas tú, en la sala n°8, tumbado, lleno de cables situados por todas las partes de tu cuerpo, tenías varias partes infladas como tus brazos, tus piernas, tus ojos...; de color moradas, y algunas, incluso un morado tan oscuro que parecía color negro... Fue algo impactante, totalmente sofocante... Yo no podía parar de llorar, mi padre abrió los ojos y vi como nos dijo delicadamente mientras abría sus manos mediante un esfuerzo completamente inhumano:

-Hijos míos...- respiraba fortísimo y echando a llorar... Ambos nos acercamos, cada uno nos pusimos a un lado y le cogimos de la mano. Intentó volver a hablar agotando toda la poca energía que le quedaba, y continuó suavemente- Recuerdo cuando falleció vuestro abuelo... Me lo encontré aquí, en la UCI... Yo estaba lleno de dolor, él abrió la mano y yo se la cogí... Y... Y... Murió en mi mano...

Yo aterrado. Tan solo sentía algo.
Poco tiempo...

​Pasó 32 días en la UCI, luchando, sobreviviendo. Decían que no lograría vivir, que moriría en pocos días, pero ahí seguía él, con más ganas que nunca de salir de ahí.
Además cada vez que le daba otro trombo, en la yugular, en el pulmón, que le dejaba de funcionar algún órgano, él lo superaba y continuaba.

¡Conseguía romper con todo pronóstico!

Pronto, volvimos a tener cita con el doctor y entramos en la misma salita de siempre, nos sentamos y...:

- Como habéis comprobado vuestro padre está en sus últimos días de vida.
- ¿Y no hay nada que se pueda hacer?- pregunté con cobardía.
- Solo hay una opción, pero es una decisión que deberéis de tomar vosotros. Luis solo podrá salir de esta mediante una intubación, de lo contrario fallecerá. Por otro lado, no creemos que tenga fuerzas suficientes para que le realicemos la intubación, pero siempre hay una pequeña probabilidad de que lo consiga. Si pasase de la intubación, también tendría muy pocas probabilidades de vivir.

Mi hermano y yo nos miramos destrozados, las lágrimas caían sin pausa alguna.
​Yo comencé a respirar hondo, y una vez más me quedé paralizado, estancado, aún me paraba a pensar como podía estar ocurriendo todo esto ¿¡Cómo!? Pero ninguna respuesta llegaba hacia mí, cerré los ojos. ¡Con rabia!... De pronto, agité la cabeza como un perturbado, tocado, tocado y hundido.... Ellos seguían esperando mi respuesta, pero la respuesta era evidente, sé que lo conseguirías papa, después de tantas batallas invictas, lo último que querrías no hacer sería luchar, y mediante varios suspiros y rodeado de nervios, pero decidido, arqueé mis cejas y dije:

​- Papa querría luchar hasta la última opción, por muy complicada que sea, confío en que podrá... ¡Podrá! Yo sé que sí... No me vale un... Hay muy pocas probabilidades. ¡¡¡Joder!!! Me dijisteis que moriría, me lo dijisteis hace un mes ¡Hostias! ¡Y sigue aquí! ¡Me caguen la puta!

​- Lo sé, lo sé, pensábamos que fallecería hace tiempo, yo, si os soy sincero, aún sigo preguntándome como sigue vivo, pero mi deber es informaros al respecto, y antes fallamos, pero no creo que pase la intubación, y ojalá, ojalá vuelva a equivocarme, de veras.