Hora recoger los frutos del éxito.
- ¿recuerdas algo de lo que paso anoche? - pregunto.
- Sí, recuerdo todo, o al menos la mayoría. - responde.
Todos nos quedamos en silencio.
-Amelia... - empieza Alex.
-No me diga Amelia, es raro. Siento que me están regañando.
-Lia... - rectifica.
-Así mejor.
-Sobre a noche.
-No sé qué paso, estaba sensible y ebria... No estaba pensando correctamente.
-Cuando las personas están bajas, los efectos de las bebidas alcohólicas suelen decir lo que no quieren o no pueden expresar sobrias - dice Blue.
Ella lo mira con los ojos entrecerrados.
-Bien. Tuve un momento de debilidad y terminé confesando algo que quiera decir hace mucho. - explica.
-¿Qué parte exactamente? - cuestiono.
-Básicamente todo. No quería decirles... Pues...
-¿qué nos quieres o lo otro? - interviene Alex. Lia cubre su rostro, apenada.
-Las dos.
-Si alguna vez, te hicimos creer que...- empieza Blue.
-No. No son ustedes, soy yo y... - ella hace una pausa para respirar profundo. -Y cosas del pasado, pero no es por ustedes. - responde.
Una parte de mí no está convencido, pero asiento en respuesta.
-De verdad, son buenas personas, solo que yo, por un momento. Sé que tuve que decirlo en mejores circunstancias, pero bueno, ahora lo saben. - dicho eso, la cocina vuelve a quedar en silencio -No sé qué decir...
-¿quieres que busque tequila para ver si te sueltas? - bromea Alex.
Blue hace un esfuerzo por no reírse y yo lo miro mal.
-Ledy - grita Lia y la sonrisa del castaño se desvanece - Atácalo...
La bolita de pelo corre hacia Alex y empieza a lamer sus pies.
-Alex madura. Amelia deja al perro - digo agachándome para tomar en brazos a Ledy.
-Él empezó... - se queja Lia.
-Blue diles algo por favor...
-¿y yo qué? - preguntan en tono de burla.
-Volviendo al punto de esta conversación. Nadie se va a ir sin dar explicación alguna... - empiezo.
-Hablaremos de nuestras molestias de preferencia sobrios - agrega Blue.
-¿Por qué hablan como si fuera niña chiquita? - se queja.
-Ese no es el punto.
-Pasamos mucho tiempo hablando de nuestros problemas... - se queja Alex.
-Es mejor que guardarnos todo y explotar eventualmente - responde Blue.
-La verdad sí... - susurra Lia.-Perdón. No debí pensar eso de ustedes. Ustedes no lo merecen.
-Está bien... Debo admitir que tal vez yo tenía un sentimiento parecido... - confiesa Alex.
Todos lo miramos.
-Es que no sé, la gente suele irse sin resolver las cosas y pues quizás eso podía pasar... - explica nervioso.
-Somos lo suficientemente adultos para tener la madurez de para no hacer eso y hemos pasado demasiado tiempo hablando de que tenemos que hablar de nuestras incomodidades respecto a esta relación. Entonces te aseguro que eso jamás pasara. O no por mi parte - le dice Blue.
-En realidad, por la parte de ninguno - agrega Lia. Él asiente en respuesta.
-Entonces, ¿todo bien? - pregunto.
-Sí, gracias por tomarse el tiempo de aclararlo - responde Lia.
-Qué bueno porque son las diez de la mañana y ya estamos hablando de sentimientos y gestión emocional - se queja Alex.
-Una cosa más. Ya que estamos hablando de emociones y peticiones... - al escucharme me miran con precaución.
-¿Qué fantasía extraña quieres alimentar? - pregunta Blue.
-Quiero escucharlo de nuevo... - digo mirando a Lia.
-Ya dije que estoy...
-No, eso no - la interrumpo.
Blue y Alex parecen entender a lo que me refiero.
Fue lindo escucharlo la primera vez...
En realidad, me impacté un poco.
-Los quiero chicos... - dice mientras sonríe con ternura.
-¿otra vez? - susurra Blue.
-Jódanse. - responde.
-Interesante cambio de humor - Bromea.
-Anótalo en mi expediente...
-En fin, ya fue suficiente de esto. A comer - dice Alex.
-Nos... - responde Lia.
-¿Cómo?
-Olvídalo.
Nadie dice nada por un rato.
-¿chicos? - empieza.
No hace falta que diga lo que piensa.
-Yo los quiero desde que los vi - responde, mordiendo una fresa.
-Si claro... - ironiza.
-Haber de querer, querer... - bromea Blue.
-Cooper... - lo regaña Alex.
-Los quiero.
Todos miramos a Alex.
-¿sin presión no? - no respondemos - Haber, he pasado los últimos meses de mi vida cocinándoles, conviviendo con sus bestias peludas y cumpliendo sus caprichos. Creo que es obvio.
-Queremos escucharlo - le dice Lia.
-Los quiero, ¿felices?
♡
-Muy bien, un avión se estrelló. Hay muchos heridos, los cuales están siendo trasladados aquí. Sean cuidadosos, si no saben algo pregunte. Vendrán muchas familias aterradas y así estén extremadamente ocupados, deberán ser amables y compresivos, estas personas tienen miedo de perder a los que aman, así que tengan empatía. - todo el personal está mirándome. El Jackson memorial ya empezó a recibir traumas grandes. - los pacientes con operaciones programadas para hoy serán trasladados a hospitales vecinos, esté listo. El tiempo es oro.
Todos empiezan a correr y a hacer lo que se supone que tienen que hacer.
Bueno, espero que el esfuerzo haya valido la pena.
Las sirenas de las ambulancias ya se empiezan a escuchar, así que es momento de salir.
-No puede ser, esto es fantástico...- susurra uno de los internos a mi lado.
-Es como un sueño hecho realidad - responde otro. Al escucharlo como una oleada de ira me invade.
-¿tu sueño es que un avión con cientos de pasajeros se estrellara dejando montones de fallecidos, entre ellos niños pequeños, madres, padres, familiares y amigos? - lo regaño.
-No señor yo...
-Les diré algo y más vale que me presten atención - grito para que todos me escuchen - las personas que están por venir son más que casos médicos, son más que un bulto de sangre y órganos. Son personas con vidas, son personas que antes de este día estaban bien, son integrantes de familias que se verán afectadas de por vida. Entiendo su emoción, pero más les vale recordar que detrás un gran caso médico, hay un paciente que sufre, una familia que se desgarra. Y si no son capaces de humanizar a su paciente, no están preparados para este trabajo. No se les pide que llore con el paciente, se les pide el mínimo de respeto por el dolor de la persona que se supone están luchando por salvar. Así que esa euforia que tienen pónganla en su trabajo. ¿Entendido?
-Sí, jefe Jackson - responde todos al unísono. Mi mirada se posó especialmente en el par de internos frente a mí.
-Sí, señor - susurran.
Empezó la función. Mucha sangre, muchos heridos, mucho caos.
Todos hacen lo que pueden, pero en algunos casos no es suficiente.
-¿Qué tenemos? - pregunto entrando a una sala de trauma.
-¿hora de la muerte? - grita mi hermana. - maldita sea.
-13: 20 PM - responde un interno.
-Ya no hace falta - responde. Ella sale de la sala de manera bastante agresiva y decido seguirla.
-Ey, ey mírame - la tomo de los hombros haciendo que me mire - respira profundo - ella inhala y exhala - muy bien.
-Estoy bien - dice segura. - soy difícil de romper, hermano.
Es bastante común quebrarse algunas veces, este trabajo no es para cualquiera. Y, aun así, llevando años en esto, nunca es fácil.
Todo sigue, algunos mejoran, otros no.
Las familias están en la cafetería y es momento de dar las buenas y las malas noticias.
De camino a la cafetería alguien me llama haciendo que mi cuerpo entero se tense al reconocer la voz.
-Dios mío, no puedo creer que seas tú - dice mientras se acerca a abrazar.
-Sharon...- respondo visiblemente incomodó ante su tacto. Me separo casi de inmediato, para mirarla con sorpresa.
-Lo siento, me emocioné mucho al verte - comenta, al notar mi incomodidad.
Ojalá pudiera decir lo mismo.
Ella luce casi igual a la última vez que la vi, el mismo cabello rubio brillante, de una sonrisa radiante.
Por suerte su presencia ya no es incómoda para mí, pero dedo admitir que no estoy precisamente feliz de verla.
-Cariño, ya me dijeron - su novio se queda petrificado al verme. - Lexie... - dice mientras sonríe con nostalgia.
-Jaden... - respondo menos alegre. Él también sigue igual. Solo que ahora llevar el cabello largo hasta sus hombros, corto, su cabello negro casi rapado.
-Nos enteramos de que ahora Leila y tú dirigen el hospital, felicidades - me felicita, alegremente.
-Gracias - digo tajante. Verlo a él si me incomoda un poco más, después de todo las cosas que me dijo durante nuestra relación aún me lastiman. - ¿Qué hacen aquí? - pregunto. No porque me interese, más bien para ayudarlos a salir de aquí lo más rápido posible.
-Estábamos buscando unos estudios - responde Sharon emocionada - vamos a tener un bebe - me cuenta emocionada. Mis cejas se disparan hacia arriba de manera automática. Jaden parece un poco más consciente de lo incómodo que puede llegar a ser esta conversación para mí, así que anteviere.
Siento como mi corazón se contraen en decepción, no tanto por ellos sino por mí...
-Pero ya nos vamos - se excusa, haciendo que su novia lo mire mal.
Ellos siguieron juntos...
-Felicidades por él bebé, serán muy buenos padres - respondo con sinceridad - como abran notado tengo mucho trabajo. Así, si me disculpan, me tengo que ir.
Antes de que puedan responder me doy la vuelta para seguir con mi camino.
¿Ellos tendrán un hijo?
Siento un extraño peso en mi corazón y sin poder evitarlo recuerdo lo que me dijeron durante nuestra ruptura.
-No eres tú Lexie... Es que simplemente no conectamos bien.
-Pero en serio no eres tú, es que nos enamoramos demás...
Eso ya no importa ahora - pienso.
-¿todo bien? - pregunto al ver la cara de pánico de una de las internas que circulan por ahí.
-No, no estoy bien. - responde, Martínez.
-¿Qué ocurre? - cuestiono.
-Tengo que informarles que falleció su hijo...- susurra.
-Seré sincero, nunca es fácil, ellos te recordarán toda la vida. Nada de lo que hagas mejorara lo que la situación, pero sí hay maneras adecuadas de llevar la situación. Tienes que ser respetuosa, empática y ayudar en lo que este dentro de tus posibilidades.
-¿y si no puedo?
-Claro que podrás, solo respira. De hecho, hay una guía de que podrías decir ¿no te la dieron?
-No.
-Yo tengo una toma. En mi opinión, es un poco vacía, pero te ayudará a saber qué decir.
-Yo puedo... - dice más para sí misma que para mí.
-Lo harás bien.
Después de muchas horas, agotado camino a rumbo a mi oficina, de camino mi secretaria me detiene con un pequeño paquete.
Al intentar preguntar de qué se trata, ella solo responde que un hombre lo dejo y le pidió que lo entregará.
Sin prestarle mucha atención, entro a mi oficina con el paquete.
Intento tirarme al sofá, pero antes de poder descansar alguien toca la puerta de mi oficina.
Sin emperrar respuesta, alguien abre la puerta. Me levanto de golpe del sofá, pesando que sería uno de mis novios, pero no.
-Perdón por entrar así... - comenta Sharon, apenada.
-¿Qué pasa?, ¿los puedo ayudar en algo? - respondo, serio.
Siento como mi cuerpo se tensa de pies a cabeza, los miro cauteloso, mientras que ellos parecen bastante confiados.
-¿Cómo estás? - pregunta, sonriente.
-A punto de dormir, tengo una operación en unas horas. Así que si pasa algo me gustaría que me lo dijeran rápido. - les pido, mientras empecé a juguetear con el anillo que me regalo Alex.
-Sí, claro. No te preocupes, lo sentimos... - se disculpa, Jaden.
-Sí, no queremos quitarte tiempo, sabes que estás ocupado - agrega Sharon, bastante nerviosa.
Eso era algo, que solía gustarme mucho de ella. Lo tierna que se veía cuando se ponía nerviosa, ahora solo deseo que hable que se vaya.
-Bueno, entonces ¿Qué quieren? - los apuro.
-Queríamos disculparnos - confiesa Jaden.
-No se preocupen, yo ya los disculpé hace mucho tiempo. Esta conversación ya la tuvimos, no se preocupen por mí. - respondo sin ganas de tener que revivir el pasado.
-Lexie sabemos que cuando terminamos no quedamos bien - me dice Sharon.
-Es normal, considerando las circunstancias - le recuerdo, bastante tosco.
-Por eso estamos aquí, sabemos que no hicimos las cosas bien. Y creemos que mereces una disculpa - me explica Jaden, con calma.
Ambos están tomados de la mano, con cara de cachorros desorientados.
-¿y si yo no la quiero? - cuestiono - yo estoy perfectamente, ya los disculpé, continúe con mi vida, tengo una nueva y feliz relación. Si creen que he estado sufriendo todo este tiempo, o piensan que su disculpa hará la diferencia, déjenme asegurarles que no. - respondo, sinceramente.
En todo este tiempo, no he pensado en lo que paso. Quizás si me cuestioné mis acciones, pensé en cómo ser mejor, pero no por ellos, sino por mí.
De hecho, la única vez que llegue a pensar en ellos este año, fue cuando mi hermana me pidió que no dejara que los chicos me hicieran lo mismo que ellos.
Ambos parecieron decepcionados, por mi respuesta. Como si estuvieran estado esperando una respuesta más amable.
Puedo llegar a entenderlo, jamás les había hablado así de brusco. Aunque a pesar de no ser tan amable como de costumbre, sigo siendo cordial. Porque verdaderamente, a pesar de que no son mis personas favoritas, no los odio, o deseo que estén mal.
-Nos alegramos de que estés bien, Lexie lo mereces. Mereces ser tan feliz como nosotros lo somos - suelta, Sharon.
Sonrió con ironía, al escucharla. Eso definitivamente fue dicho con dobles intenciones.
-Aun así, queremos disculparte... - interviene Jaden, para evitar cualquier otro comentario malicioso por parte de su novia.
-¿O sea que esto no se trata de que yo merezca una disculpa, sino de su cargo de conciencia...? - cuestiono.
-Por supuesto que no. Se trata de disculparnos, porque lo mereces, porque hicimos mal y estamos conscientes de eso - me explica Sharon, soltando la mano de su novio para llevarla a su vientre.
-Por eso, cargo de conciencia. - respondo. Sonriendo sin gracia.
-No es eso. - se queja, estresada.
-¿Por qué simplemente no nos dejas disculparnos? - me pregunta Jaden - ¿aún estás dolido o algo así?
-No les debo nada. Y a pesar de que jamás recibí una disculpa, ya los perdoné. - intento explicar, pero me interrumpe.
-¡Pues no parece! - me grita Sharon.
-Sharon, cálmate, no es bueno para él, bebe que te alteres - le dice Jaden, acariciando su vientre.
-Es que él no nos quiere ver felices - susurra con la voz entrecortada.
-Les deseo lo mejor, en serio. Espero que su hijo sea extremadamente feliz, que tengan una vida maravillosa. - les digo llamando su atención - pero no tengo que escuchar las disculpas de dos personas que me destrozaron, no soy cura ni nada por el estilo para tener que andar redimiéndolos de sus pecados.
Ambos parecen, dolidos, pero no retroceden.
-Aun así, les digo que no les guardo rencor, en lo más mínimo. Y les repito, están disculpados. - culmino más calmado.
-Está bien, solo quería decirte, que debimos haberlo hecho mejor - susurra Sharon. - pero como nunca estabas...
-No interesa ahora - la interrumpe Jaden. - fue un placer verte Lexie, cuídate mucho. - me dice. Su novia pareció inconforme con la situación, pero aun así asintió en respuesta.
Automáticamente, recordé lo que me dijeron el día que terminamos.
Estábamos en una situación parecida, yo estaba destrozado sin entender lo que estaba pasando mientras ellos me recordaban una y otra vez que yo no era el problema. Si no que las circunstancias eran desafortunadas.
Sharon estaba llorando, mientras que Jaden parecía triste, y yo...
Yo estaba sentando en la casa de mi casa sintiendo como se me iba el alma.
-Fue un placer conocerte Lexie, pero creo que nuestro tiempo se ha terminado, espero puedas entenderlo - susurro Jaden.
Ellos se fueron dejándome en mi oficina, acostado en mi sofá mirando al techo con una sensación incómoda en el pecho.
Odio que el pasado vuelva, siempre termina arruinando todo...
Les di todo de mí, todo mí amor, mi tiempo, toda mi energía. Si me preguntan si lo haría otra vez me gustaría decir que sería más precavido y que iría más despacio, pero me es imposible, no conozco otra manera de amar.
Rato después alguien toco la puerta.
-Lexie ¿estás dormido? - pregunta una vez al otro lado de la puerta. Sonrió automáticamente al escucharla.
-Sí, preciosa, estoy profundamente dormido - le respondo, a la maravillosa mujer que tengo el privilegio de llamar mi novia.
-Fue una mala pregunta, lo entiendo - me dice entrando. Me siento en el sofá, para verla. - ¿Por qué estás aquí tan solo y melancólico? - me pregunta haciendo referencia a que mi oficina está a oscura. O bueno, algo así, ya que mi oficina tiene ventanales que dan a las calles iluminadas por montones de luces.
-Pensando en tonterías. - le digo, mientras ella se sienta a mi lado.
-¿seguro? - pregunta preocupada.
-Sí, tranquila - en lugar de responder, ella toma mi rostro con cuidado para darme un pequeño beso en los labios - te quiero, Lexie.
-Yo también, Lia.
Horas después vuelvo a mi oficina, para buscar unos documentos, percatándome de que no he abierto el paquete que me entregaron hace unas horas.
Con algunos minutos de sobra decidí abrir el pequeño paquete.
Lo siguiente que recuerdo es que tenía una mini figura mía crucificada, junto a una pequeña carta con un mensaje en latín.
"¿Estás dispuesto a sacrificarte por ellos?"
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