Hora del primer despertar.

La casa de Lexie es enorme.

Es una de esas misiones modernas, que parecen que si algún día hay una invasión fácilmente serviría de fortaleza. Casi todo está controlado por tecnología moderna, aunque tiene ciertos toques hogareños.

Y por supuesto su casa está bastante alejada del centro de la cuidad, dándole más privacidad.

Lexie se sienta en uno de los sofás grandes. Todo es muy minimalista, hay dos sofás grandes, color marrón, dos sofás individuales, color negro, una pequeña mesa en el centro, una enorme chimenea y muchos cuadros.

— ¿Puedo usar el baño? — pregunta Blue. Después de comer, por una u otra razón terminamos en la casa de Lexie.

—Sí, claro, por las escaleras, la quinta puerta a la derecha— responde Lexie. El teléfono de alguien empieza a sonar.

—Es el mío— dice Alex— permiso, tengo que contestar.

—Propio— respondo.

—Linda casa...— comento caminando por la habitación. Esta es la segunda vez que vengo, así que no he tenido mucho tiempo de detallarlo.

—Gracias— responde.

Me detengo a ver uno de los cuadros con más detalle. Hay varias fotos de su familia y de su infancia.

—Este es precioso— digo mirando el cuadro, es un fénix. Él se levanta del sofá para acercarse a mí.

—Es uno de mis favoritos— comenta detrás de mí— siempre me gusto la mitología.

—Eres una cajita de sorpresas— rio. Siento que algo cae abruptamente de mi cuello.

Me agacho rápido para recogerlo, pero él se adelanta.

—Lindo collar— dice mirándolo.

—Gracias, mi padre me lo regalo en mi cumpleaños dieciséis.

Un año antes de mandarme a la mierda.

Es una pequeña A con pedrería.

—¿Puedo? — asiento tomando mi cabello para llevarlo hacia al frente para que pueda ponérmelo. Al terminar de abrochar mi collar, besa mi cuello— listo— susurra contra mi piel.

Él besa de nuevo mi cuello con cuidado, hago el cuello hacia un lado para que pueda tener más absceso. Él deja besos húmedos por todo mi cuello hasta al óvulo de mi oreja.

Me volteo despacio, al voltear veo sus ojos verdes claros mirándome con deseo, él toma mi mentó para besarme, es un beso más tranquilo, relajado, suave, puedo sentir cada roce con tranquilidad.

Al separarnos logró ver a Blue mirándonos, desde las escaleras. Lexie sigue mi mirada, una sonrisa juguetona se forma en sus labios al ver a Blue, este se acerca con precaución a nosotros.

Su mirada se intercala entre Lexie y yo. Le hago una seña con la cabeza a Lexie para que se acerque a él. Lexie se para frente a Blue, quien sonríe con deseo. Sin más Lexie toma a Blue de la cara y lo besa con ganas, Blue paso las manos por la espalda de Lexie, deteniéndose en su espalda baja, con un pequeño empujón lo atrajo más así mismo.

Unos segundos después ellos se separan y voltean hacia mi dirección. Blue se acerca a mí para tomarme de la cintura y atraerme hacia él, sin mucho tiempo a reaccionar, él me besa, con furia, ganas y agresividad. Me pierdo en sus labios por unos segundos.

Lexie ataca mi cuello haciendo que jadee un poco, jadeo que queda ahogado en los labios de Blue.

Alguien carraspea un poco, haciendo que nos separemos un poco.

Alex, todos sonreímos al verlo.

Blue, Lexie y yo compartimos una mirada divertida, esta vez quien hace la seña es Lexie. Me acerco a Alex, quien parece un poco tenso.

—Solo déjate llevar— le susurro al oído, él toma mi mentó y me besa, su mano sube por mi espalda buscando el cierre de mi vestido para intentarlo desabrochar, a su vez yo le desabrocho la camisa poco a poco.

Lexie y Blue se acercan y miran a Alex, yo me alego un poco para deshacerme de mi vestido.

El rubio besa a Alex, luego lo hace Blue.

Esta será una noche interesante...

A la mañana siguiente.

Al despertar lo primero que veo es a Alex, junto a mi, en una enorme habitación. La cual por lo que entiendo es la de Lexie, todo a mi alrededor grita dinero. Como era de esperase el cuarto es del tamaño de una sala de estar,  lo que si es que parece demasiado sobria como para ser del rubio. 

Nada de colores fuertes, o algo especial. Solo una cama, algunos muebles, un armario gigante y la cama. Lo único que destaca es que solo hay tres paredes, ya que la que seria la cuarta pared es un enorme ventanal que da a una terraza con vista al enorme y precioso jardín de la casa. 

 Me levanto de la cama lentamente para no despertarlo. Busco mi ropa por todos lados, pero no está.

Mierda, sabía que era mala idea haberme desvestido abajo.

Lo único que encuentro en una camisa de Lexie y mis bragas, la tomo para entrar al baño de la habitación. 

Me miro al espejo unos segundos, noto un motón de marcas moradas en mi cuello y cuerpo.

Chupetones...

Ay dios mío...

No le tomo mucha importancia, hago mis necesidades fisiológicas, me baño - como puedo - y me visto.

Salgo del baño con sumo cuidado, ya que Alex sigue dormido.

Vago por los pasillos para encontrar las escaleras. Este lugar es como un laberinto.

En mi búsqueda me encuentro con el ama de llaves.

Siento mi cara sonrojarse al verla.

Coño, Dios dime que me odias y ya.

—Buenos días, señorita Pérez— saluda.

Sabe mi nombre. Mínimo me salvo del momento incómodo de presentarme.

—Buenos días— saludo, apenada— ¿por casualidad sabe usted donde se encuentra Lexie?

—Por aquí, sígueme— ella me sonríe.

Ella me guía por la casa, hasta la cocina.

—Por ahí— los señala.

—Lexie ten cuidado con eso— reí Blue sentado en la barra, mientras Lexie hace no sé qué en la estufa.

—Buenos días— saludo.

—Amelia...— sonríe Lexie.

—Buenos días —saluda animado Blue. Él no tiene camisa, por lo que puedo volver a ver con tranquilidad el enorme tatuaje que le cubre todo el brazo. Es un fénix, junto a otras mariposas, con alas de calavera.

—Lexie, tome una de tus camisas, espero que no te moleste — digo.

Por lo que descubrí anoche Blue no es el único que tiene tatuajes, de hecho, Lexie también tiene y muchos. Ahora puedo verlos mejor, ya que está sin comida.

—No te preocupes, te ves bien con mi ropa— mira a Blue— a ambos se les ve bien mi ropa— ambos sonreímos ante el comentario.

— Me veo bien con todo – bromeo - ¿Qué hacen? - pregunto, sentándome junto a Blue.

—Lexie lleva con dos horas intentando cocinar— explica Blue, divertido.

—La cocina no es lo mío— dice Lexie.

—Lo mío tampoco, yo quemo hasta el agua - bromeo.

—Me rindo, pediré que nos preparen algo — anuncia haciendo que Blue lo mira mal.

—¿Existía esa opción? - se queja.

—Sí, pero yo quería aventurarme. — sonríe con encanto.

—Buenos días— saluda Alex entrando a la cocina, entra con solo un pantalón de pijama. A él no le fue mejor que a mi cuello, tiene todo el tórax lleno de chupetones y rasguños.

Ahora que lo pienso, Blue y Lexie igual.

— Lexie tomé tu pantalón— empieza.

—No importa...— lo interrumpe Lexie.

—¿Qué hacen? — pregunta.

—Lexie intenta cocinar, pero se le complicó. — digo con burla.

—Yo podría ayudar. — Se ofrece.

—¿sabes cocinar? — pregunta Blue.

—Sí, en la secundaria trabajé en varios restaurantes.

—La cocina es toda tuya— responde Lex, aliviado. Mientras el castaño cocina yo me quedo mirando los brazos del dueño de la casa.

—¿eso es un rollo de sushi? – cuestiono mirando uno de sus tatuajes.

—Exactamente. — responde con simpleza - ¿es lindo, verdad?

—¿Por qué te tatuarías algo así? – cuestiona Blue.

—Tenía veinte años y mucha hambre. Así que simplemente lo hice.

—¿no se supone que los tatuajes deberían simbolizar algo importante? – pregunta Alex, el cual no está dando la espalda. Me quedo mirándolo unos segundos, si bien al principio la miraba por lo tonificada y atractiva que se ve, puedo notar una enorme cicatriz que cobre toda su espina dorsal.

De solo verla, siendo un chispazo de dolor recorrerme el cuerpo. Al así de grande debió dolor horriblemente.

—Depende de la persona y el contexto. Por ejemplo, tengo el sushi, pero también comparto un tatuaje con mi hermana – explica señalando un pequeño corazón anatómicamente correcto rodeado de una cuerda roja.

Casi no conozco a Leila más allá del trabajo, pero desde lejos se puede ver lo mucho que ambos se adoran.

Una hora después, Alex había preparado un desayuno que se ve riquísimo.

—Esto se ve mejor de lo que esperada— comenta Blue.

—Gracias por la fe. — responde Alex sarcásticamente.

Después de eso Alex dijo que podría llevarme al trabajo, pero tuve que negarme porque necesitaba unas cosas de mi casa. Además, la prensa podría vernos, y sé que eso sería catastrófico.

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