Hora de ver qué pasa dentro de una mente brillante.
Frente a mí tengo la cosa más bella que mis ojos habían visto jamás.
Es majestuoso.
Impactaste.
Es tan perfecto, pero es ese tipo de belleza que no todos entiende.
Solo los doctores. Solo las personas que llevan años estudiando el cerebro humano y sus distintas áreas pueden entender lo mágico que es esto.
Y hablo de un tumor...
¿Es políticamente incorrecto que lo diga? Quizás, pero es una de las mejores cosas que he visto en mis años de carrera.
Y quieren que yo lo opere...
Solo que tengo que encontrar la manera. Es hermoso, por lo extremadamente complicado que es...
Este encontró la manera de formarse de manera de que sea imposible extirparse.
O bueno...
Casi imposible.
Yo voy a extirparlo. No sé cómo, pero sé que lo haré.
Todos mis compañeros titulares han hecho operaciones impresionantes, yo no me podía quedar atrás.
— Perturbar — susurra el interno junto a mí. Lo miro de reojo. — Es decir, es raro, es como no podría imaginar eso dentro de mí – dice nervioso – el tumor – dice con pánico – no podría imaginar ese tumor en mí, ¿sabe?
Hago un esfuerzo sobre humano para no reírme.
Adoro el pánico que me tienen.
Casi siempre que me ven me evaden o cosas por el estilo. Lo peor es que él no siempre puede porque es amigo de Lia.
Harves lo mira con los ojos muy abiertos y cara de querer arrancarle la lengua.
— Con el tiempo aprendes a ver lo mágico que es... — respondo tajante.
—Sí, yo lo sé, bueno imagino.
—¿tiene una idea del método que usara para extirpar el tumor? – pregunta Camilo intentando salvarle el pellejo.
—Estoy replanteando las opciones ¿siguiere algo?
Ahora él necesita que le salven el pellejo...
Adoro mi trabajo.
—Bueno, podría...
—Doctor Andrew, los estudios que pidió – entra ¿Chicago?, soy malo con los nombres.
Ella y Dylan comparten una mirada de profundo resentimiento.
Y Camilo carraspea incómodo.
¿Y aquí qué paso?
A diferencia de mis otros trabajos, aquí sí tengo a quién preguntarle.
Blue y Lia prepárense para una larga conversación.
Aquí y básicamente todos los hospitales, hay mucho drama, todos con todos y es demasiado divertido, a menos sea yo quien protagoniza eso.
Que, aunque sea poco creíble, casi nunca pasa o nadie se atreve a mencionármelo. Y ni que lo hagan...
Claro, lo entiendo, todo ha sido sumamente dramático...
Digno de un libro o película...
Aunque si mi vida fuera un libro nadie quisiera leerlo y si fuese una película sería que la gente utiliza como consumo irónico.
Y no los culpo, yo también uso mi vida como consumo irónico.
En mi fin volviendo a tema. Tengo que operar, eso hará que mi fama crezca exponencialmente. Y digamos que hará que los medios hablen de lago diferente de mi relación.
¿Y si no lo logro?
Intento apartar la negatividad de mis pensamientos, pero es casi imposible.
El paciente ya ha visitado muchos neurocirujanos y me dijeron que tenía unos días para operar.
En algún momento Camilo y Dylan salen de la habitación y yo no puedo de mirar fijamente la radiografía.
Como si eso fuera a hacer que de repente mi cerebro fuera a encontrar la solución de como operarlo.
Quizás no operar cosas importantes hace que pierdas el talento...
Bueno, no necesariamente.
Aunque, ¿si otros no lo lograron por qué tu sí? ¿Eres así de especial?
Cuando tengas pensamientos autodestructivos, contrarréstalos con afirmaciones... — susurra una voz en cabeza.
No necesariamente, pero quizás yo pueda ver algo que ellos no vieron. Tener otra perspectiva.
¿Por qué lo harías?
Cada cabeza en un mundo, todos vemos el mundo de manera diferente.
El hospital cuenta con unas mesas especiales las cuales pueden proyectar a en 3D cualquier cosa que se les pida. En este caso le pedí mostrarme el cerebro del paciente con el tumor.
Con el tiempo empiezo a buscar la manera de explorar el tumor, por suerte la mesa cuenta con un ayudante de inteligencia de inteligencia artificial, el cual te notifica cada que lastimas al paciente de alguna manera.
—Hola – saluda Blue, entrando a la sala de radiología.
—Hola – susurro, sin apartar la mirada del dispositivo.
—Llevas mucho tiempo aquí.
—No, pasaron como veinte minutos.
—Pasaron tres horas – corrige.
—¿Cómo? – respondo, mirándolo.
—Sí, llevas aquí tres horas.
Y no he podido resolverlo.
—Te traje comida, escuché que estabas ocupado y sabía que no le tomarías atención a tu alimentación. - Sonrió al escucharlo.
—Gracias, no sabía que había pasado tanto tiempo.
—¿te molesta si te acompaño a comer?
Justo te iba a pedir que te quedaras...
—Por favor, quédate, no puedo seguir viendo eso – señalo el tumor – me va a dar algo.
—¿así de mal?
—Sí, es decir, tengo una idea básica, pero algo falta.
—¿algo como qué?
—Pues algo para evitar que cuando lo extirpe muera.
—Haría una broma sobre eso, pero por respeto me la voy a ahorrar.
—Tan políticamente correcto como siempre.
—Tomare ese como un cumplido.
—No te juzgo, y si bromearas de un tumor tampoco lo haría – respondo haciendo que él gire los ojos.
—¿Cómo te enteraste de esto? – pregunto rato después.
—¿Cómo?
—Sí, sabías que estaba aquí y que estaba ocupado.
—Sí, escuche algo de una operación y luego le pregunte a Camilo.
—¿escuchaste?
—Sí, escuche a alguien hablar de esto.
El hospital ya se enteró de la operación...
No necesito eso presión ahora.
Derrotado, me siento en una de las sillas que se encuentras en la habitación. Blue se fue hace rato, así que he vuelto a estar solo...
De forma casi automática, al pegar la cabeza en el posa brazos, siento como el sueño me invade...
Poco a poco mis ojos se van cerrando...
Dormir un poco no me hará mal...
Justo cuando estoy a punto de quedarme dormido, un fuerte estruendo hace que me despierte de golpe.
Una fuerte luz blanca me ciega ligeramente y mi cuerpo se siente fuera de sí. Como si no estuviera completamente consciente de mis extremidades.
Para mi sorpresa no despierto en la sala de estudios, sino no en un pequeño sótano...
Otra vez no.
Todo está oscuro, lo único que ilumina el putrefacto lugar es la pequeña luz que me cegó hace rato. Recuerdo perfectamente este lugar.
Y como no, fue mi hogar por un tiempo...
En un rincón puedo ver a un pequeño chico castaño encadenado...
No sé cómo, pero empiezo a caminar hacia él, con cada paso siento que una extraña presencia me sigue.
Al estar frente a él intento tocarlo, pero él se quita bruscamente.
—Sálvame - grita.
—Nadie podrá ayudarte campeón - susurra alguien tras de mí. Siempre tras de mí...
Él siempre me seguirá a donde sea que vaya. Él es mi moustro bajo la cama, no puedo verlo pero sé que está ahí.
Con la respiración acelerada, una capa de sudor frío y con el corazón en los oídos me levanto del sofá de la sala de radiología.
Las pesadillas están volviendo...
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