Hora de salir a flote.

Mire de reojo a mi abuelo mientras desayunábamos. Él ya se ha calmado, pero aun el ambiente es extremadamente tenso.

Ya me ha empezado a hablar y a comunicarse conmigo, pero, aun así, sigue sin tener conversaciones de más de dos frases.

Mi abuela ya se hartó de hacer de intermediaria, así que cada vez que nos ve juntos, prefiere retirarse.

La he escuchado llorar, y debo admitir que yo también me siento bastante decepcionado, pero no puedo cambiar quién soy. Ni la situación, porque por mucho que he intentado hablar con él solo me ignora.

Sin decir mucho me levanto de la mesa, para lavar mi plato, al ver que mi abuelo no había terminado decidí irme a trabajar.

Junto, cuando ya estaba por cruzar el umbral de la puerta, escuché algo que me paralizo.

- Voy a morir, Blue - me dijo, mi abuelo, bastante preocupado. Volteo automáticamente para verlo.

-¿Cómo dices? - cuestiono extrañado.

-Soy muy mayor. Voy a morir, aunque no me preocupa, desde que tu padre murió tengo bastante presento lo impredecible que podría ser la vida. - me explica, con seriedad en su tono de voz - y no tengo problema con eso... Lo he aceptado, incluso tengo un espacio reservado en el cementerio de nuestro pueblo. - sonríe mientras me cuenta lo último.

-Abuelo, ¿te sientes bien? ¿Pasa algo? - pregunto, preocupado.

Sé que a las personas mayores de repente les da por hablar de la muerte, pero no me esperaba esto. Menos de mi abuelo.

Sé que no es el ser más alegre, pero me sorprende este cambio repentino.

-No estoy bien, Blue, podría morir mañana - se queja - y lo peor es que moriré sin haber hablado contigo - susurra.

Pude ver como sus ojos se enrojecían, haciendo que mi corazón se contraiga.

-Abuelo, estoy aquí. Puedes hablar conmigo, sabes que siempre estaré aquí - le recuerdo acercándome a él.

Sé que es una persona mayor, pero jamás he imaginado su muerte o la de mi abuela.

Me es imposible imaginarme el hecho de que un día no estarán conmigo.

-Lo sé, pero también sé, que he necesitado un tiempo para asimilar las cosas. - se excusa.

-Sé que esto es nuevo para ti, y está bien, abuelo. Lo entiendo - respondo.

-No está bien, nada de esto está bien - él hace una pequeña pausa mientras una lágrima gruesa prueba por su mejilla.

Con sus palabras siento como un peso se apodera de mí, pecho. Haciendo que yo también quiera llorar. Pero me mantengo firme.

-No está bien que yo en lugar de apoyarte te haya dejado de hablar... - confiesa.

-Abuelo... - susurro, anonadado.

-Que ya estoy viejo, Blue, ya no estoy para enojos, ni complicaciones. Y tú eres joven, no estás para un señor con un pie en la tumba, te esté haciendo pasar rabia. - me explica. De repente cualquier rastro de tristeza se transforma en felicidad.

En lugar de responder me queda completamente paralizado, algo difícil en mí, ya que en mis años como psiquiatra he escuchado las historias más atroces que alguien se puede imaginar. Solo puede sentir como una lágrima empezaba a robar por mi mejilla.

-El día en que naciste se convirtió en el día más feliz de mi vida, prometí cuidarte y amarte. Ese es mi trabajo como tu abuelo. Dedo admitir que aun no entiendo nada de lo que haces, pero eso no importa es si eres feliz, te lo tuve que preguntar antes, pero lo hago ahora ¿eres feliz con ellos? - pregunta.

Mi corazón ha empezado a latir tan rápido que me difícil respirar, por lo tanto, me es difícil responder.

Solo logro asentir, y susurra:

-Muchísimo.

-Eso es lo único que importa, Blue - me dice, antes de acercarse a abrazarme con fuerza.

-¿sabes algo de Amelia? - me pregunta Alex. Tuve un rato libre, después de una llamada muy importante, así que decidí acompañarlo a buscar unos estudios y por suerte me encontré con él.

-La vi hace dos días - respondo.

-¿Dos días? - cuestiona como si fuera casi imposible de creer.

-Sí, está con los nuevos cirujanos.

-¿y de Lexie?

-Está encargándose del papeleo.

Poco a poco el hospital ha estado recibiendo más traumas, más pacientes... Más trabajo. Desde entonces, Lia y Lexie han estado completamente desaparecidos.

El trabajo los está consumiendo de maneras completamente contradictorias. Lia, está haciendo todo lo que puede por impresionar a los nuevos cirujanos, corre de un lado al otro, estudia todo lo que puede, no duerme, no come, pero extrañamente jamás la había visto tan feliz, es su dulce tortura.

Siempre supe que Amelia, es una joven con sed de conocimiento y sé qué hará todo por obtenerlo... Pero creo que eso la está afectando.

Pero para ella lo más importante
su trabajo, después de todo
hazlo perfecto o no lo hagas.

Por otro lado, Lex hace todo lo que puede por adaptar al hospital. Su vida son estos muros, cada cosa que hace, cada cosa que dice, o piensa es en base de este lugar. Respira por y para el hospital, vive entre papeles, y quirófanos. Últimamente, las revistas saben más de él que nosotros. Es el peso de la gloria...

Lexie se está ahogando en por la gloria. Y sé perfectamente que no le importa ni un poco, no considerando todo lo que está logrando el hospital.

Encontrarlos es fácil, hablar con ellos es lo imposible, viven en los quirófanos, ambos tienen motivaciones diferentes, ambos tienen metas diferentes... Pero ambos tienen el mismo problema. Y no voy a dejar que se pierdan en esto.

-Me preocupan... - susurro. - además, siento que, a Lexie, le preocupa algo, como que algo le pesa.

-A mí también, y si, Lexie parece estar especialmente sensible últimamente.

-Deberíamos hacer algo... - propongo.

-¿algo como qué?

-Invitarlos a salir, o sacarlos del hospital.

-Lexie solo sale si no encuentra a alguien que vaya a recibirle la comida que le traen los repartidores. Si es que come... Y Lia no toma nada más que café o bebidas energéticas.

-Podríamos engañarlos, encerarlos en la oficina de Lexie - bromeo.

-O fingir un ataque al corazón, así vienen seguro - ríe.

-Me gusta como piensas. - mientras hablamos su monitor empieza sonar desesperadamente.

-Emergencia...- susurra.

Justo en ese momento aparece Lia con un motón de papeles.

-Pérez - la llama Axel.

-Un momento doctor, tengo que llevar esto. Es urgente. - Ella se aleja con la misma rapidez con la que se acercó.

-Ahora lo del ataque al corazón es mejor opción - susurro.

-Hablando en serio ¿Qué vamos a hacer?

-¿Te gusta patinar?

-Suban - les ordeno a Lexie y Amelia.

-Blue, tengo cosas que hacer - se queja el primero con mala cara.

-En realidad no, tienes la agenda libre y el hospital no está en estado de emergencia - interviene subiendo al auto Alex.

-¿revisaron su agenda? - cuestiona Lia, indignada.

-Sí, y la tuya también. Y no has tenido un día libre en tres semanas. - respondo.

-Amelia, eso es inhumano e ilegal - la regaña Lexie, preocupado.

-No es como que fuera a demandarte...- susurra ella con obviedad.

-Primero; suban al auto, segundo; no seas hipócrita Jackson, que tú tampoco has tenido días libres - me quejo.

-¿A dónde nos llevan? - cuestiona.

-Es una sorpresa - respondemos al unísono haciendo que ambos pongan mala cara.

Minutos después llegamos a central park.

Con nuestra llegada nos ganamos varias miradas extrañas... Creo que es por el enorme grupo de hombres y mujeres que nos acompañan.

Pensé que tal vez podría salvarme de los guardaespaldas, pero resulta que Lia es más testaruda de lo que pensé. Así que resulta que sí tengo guardaespaldas.

-Genial, uno de los parques más sucios de la ciudad, además de estar poblado de personas que podrían tomarnos fotos - se burla Lia.

Desde la última vez que alguien filtro nuestras fotos, nos volvimos una sensación. Todo el mundo quiere saber sobre nosotros, o nuestra relación. Amelia ha publicado ciertas fotos en la que nos vemos un poco, pero jamás nuestras caras.

Es divertido ser una celebridad. Omitiendo a los paparazis, los cuatro disfrutamos de ser anónimos.

Eso intentando ser positivos, ya que Amelia aún está enojada con la persona que filtro todo, porque, si bien ahora es divertido, por un tiempo sí fue un problema.

-¡Qué quejona estas, mujer! - se burla Alex. - además, que no estamos solo hoy.

-He pasado mucho tiempo contigo. - responde Amelia.

-¿no es un lugar muy público? - cuestiona Lexie.

-Un poco, pero estaremos bien si somos discretos. - explico.

-Uy, imposible, brillo por naturaleza - bromea Lia.

Caminamos un rato más hasta llegar a la recién inaugurada pista de hielo.

La gente nos mira con curiosidad, prestando especialidad atención a Amelia. La cual parece estar más que cómoda con la mirada de montones de personas sobre ella. Ella jamás pasa desapercibida...

Por alguna razón se siente como si todo el mundo supiera quiénes somos...

Desde que todo empezó internet está plagado con mi cara y la de Alex, incluso nos convertirnos en algo así como "celebridades"

Hay grupos de gente joven susurrando entre ellos, como si vernos fuera equivalente a ver una de las maravillas del mundo hechas personas. Pero viendo cómo atención puedo darme cuenta de que están realmente interesados en casa uno de nosotros.

Hay otras personas que no entienden la conmoción ante nuestra presencia, pero aún así miran de reojo, impresionados.

¿Cómo es posible que en una cuidad tan grande nos presten tanta atención?

Honestamente no se cómo sentirme al respecto, nunca he disfrutado de la atención excesiva, pero no es tan molesto como pensé.

En lugar de eso mantengo mi mentón en alto, sonriendo ajeno a todo. Tomo a Lexie del brazo, para caminar junto a él, mientras que Alex va del brazo de Lia, quien también toma mi brazo. Así terminamos los cuatro caminando juntos.

Somos nosotros cuatro contra el mundo...

-Hace años no vengo a una de estas - menciona Lia emocionada.

Se ve hermosa cuando se emociona. Ella siempre se ve hermosa... O bueno, yo siempre la veo hermosa, no importa que haga.

-Esto fue mala idea - se queja Alex aferrándose al barandal.

-Ven acá - me acerco a él y lo tomo de la mano - mira al frente.

Él está genuinamente asustado, e intenta aferrarse a mí para evitar una caída seguramente muy dolorosa.

-Esto es horrible - se queja.

Dios mío, ¡estoy mal! Me gusta hasta cuándo se queja.

-Es mejor que perdernos en un bosque - Bromeo ganándome una mirada cargaba de odio.

-Púdrete, francesito. - Antes de que pueda responder, Lexie pasa por nuestro lado andando con la gracia y la clase que lo caracteriza.

-Claro que él sabe patinar. - se queja mi acompañante.

-Qué quejón que estas, hombre - se burla cierta castaña, pasando por nuestro lado con rapidez.

Él intenta avanzar, pero se tropieza con los patines y por poco se cae, haciendo que Lia se ríe abiertamente.

-No te rías - la regaña.

-Eso es pedir mucho.

-¿Por qué en lugar de andarte burlando no ayudas? - le pregunto.

Miro de reojo a Lexie que está revisando algo en su teléfono bastante alejado.

-Ven con Alex... - le pido.

-No me dejes con ella, te lo suplico. - me susurra el ya mencionado.

-Ella no es tan mala... - bromeo.

-Sí, Alex. No soy tan mala. - responde Amelia, sonriendo con cierta malicia.

Ella lo toma de la mano, e intenta explicarle como pararse.

-¿todo bien? - le pregunto a Lexie al llegar junto a él.

-Sí, solo que estoy corrigiendo unos documentos.

-¿son urgentes?

-Un poco, no es como si mi vida dependiera de ello, pero un poco.

-Entiendo... - le arranco el teléfono de las manos y empiezo a andar lo más rápido que me dan las piernas.

-Ven aquí - me grita.

-¿quieres el teléfono? Pues ven por él.

Cuando siento que está a punto de alcanzarme intercambio el teléfono por Alex. Él no parece muy contento al ser usado como moneda de cambio, pero sobrevivirá.

-Amelia vuelve aquí - grita - ¿Qué es esto?

-Dijiste que no morías por esto, así que más dan unos minutos - respondo.

-Blue es trabajo. - se queja.

-Has trabajado mucho los últimos días - interviene Alex.

-El hospital necesita atención...

-Y nosotros también - bromeo, pero puedo ver que está disgustado.

-No es divertido si no me persigues - llega Lia agitada.

-¿y el teléfono? - pregunta bastante irritado.

-En los casilleros - responde con una sonrisa.

-¿y la llave?

-¿vas a ir a buscarlo? - pregunto con cierta decepción.

Di que no...

La sonrisa de Lia desaparece y es reemplazada por una expresión amarga, una muy parecida a la que tiene Alex.

Su mirada se intercala entre nosotros acompañado de un amargo silencio. Al vernos su expresión se suaviza y termina por sonreír.

Daría todo por ver esa hermosa sonrisa, el resto de mi existencia...

-No, solo quería saber si la tenías. - dice.

-No, la lancé lejos - ironiza.

-Buena decisión - aporta Alex.

-Cállate o te empujo - bromea el rubio por primera vez en mucho tiempo.

El divertido momento es interrumpido de la extraña sensación de que alguien nos observa. Miro alrededor con discreción para no llamar la atención de los chicos, a lo lejos puedo ver a un hombre de mediana edad mirándonos con una perturbadora sonrisa.

No sé qué me perturba más, si su sonrisa o su parecido con mi castaño...

Cuando ya estábamos bastante hartos de patinar, decidimos ir a tomar malteadas.

Mientras Alex y Amelia deciden que sabor quieren miro de reojo a Lexie, quien parece pensativo, mirando a una pareja con un pequeño niño.

-¿quieres uno de esos? - bromeo señalando al niño, haciendo que suelte una pequeña carcajada mientras niega con la cabeza.

-No, no es eso. - él me miró unos segundos antes de volver a hablar - es una larga historia.

-Tenemos tiempo. - le aseguro.

Ya con nuestras bebidas decidimos sentarnos en una de las bancas del parque.

-¿Qué pasa, Lex? - le pregunta Amelia.

-Son solo problemas del pasado... - intenta restarle importancia.

-Pues si quieres te escuchamos. - responde Alex.

-Bueno... - él se queja unos segundos mirando a la nada, antes de responder - haces unos días me reencontré con dos de mis exs - Alex y Amelia comparte una mirada curiosa -verlos me recordó por qué terminarnos... Si es que eso tiene sentido. Creo que es obvio, pero no terminamos en buenos términos. - él suelta un suspiro pesado, antes de quedarse en silencio.

-Si no quieres hablar de eso, está bien - le digo, al verlo tan incómodo.

-No, está bien, prometimos hablar de estas cosas - empieza - voy a resumirlo. Sharon, Jaden y yo nos conocimos hace dos años, éramos amigos. Hasta que de repente todo empezó a volverse romántico. El punto es que terminamos siendo un trío. Todo empezó bien, pero yo tenía mucho trabajo, todo el mundo sabe que salir con un doctor es bastante difícil. Aunque siempre intente compensarlo - él hizo una mueca de incomodidad - ellos lo empezaron a notar. Con el tiempo, empezamos a vernos menos, a salir menos, sabía que algo estaba pasando, intente hablar con ellos, pero me dijeron que todo estaría bien y que era solo mi percepción. - todos escuchamos atentos a Lexie, intentando no interrumpirlo.

-Ahí volví a intentar compensarlo, con regalos, viajes, todo tipo de cosas. Ellos obviamente lo notaron y empezaron aprovecharse de eso. No me importaba, estaba enamorado y el dinero nunca ha sido problema. Pero con el tiempo empezaron a dejarme de lado e ignorarme - dijo, antes de tomar un poco de su maltada de chocolate - una vez organice un viaje a costa rica, a última hora me dijeron que no podría ir. Ese mismo día, después de salir del quirófano, recibí una llamada de Jaden, diciéndome que se alegraba de que no haya ido, porque así no tendrían que fingir que yo les agradaba y que ambos estaban hartos de mí, obviamente estaban borrachos.

Al escucharlo siento como una especie de ira me invade ¿Qué les pasaba? ¿Cómo alguien podría hacer algo así de cruel?

-Se disculparon al día siguiente, pero el daño ya estaba hecho. Al volver del viaje hablaron conmigo, me explicaron que ellos ya no sentían nada por mí, pero que les dado miedo dejarme. Me dijeron que no pudieron evitarlo. Así que ese día, dejamos de ser tres. Quede destrozado, culpándome por todo, culpándome por no darme cuenta, por no haberlo intentado, por hablarles dado tanto. - explica. - hace unos días aparecieron en el hospital. Resulta que tendrán un hijo...

-Carajo... - susurró Amelia.

-Sí, carajo. Hable un poco con ellos, me dijeron, estaban arrepentidos por todo. Pero no puede evitar sentirme incómodo, recordar todo lo que paso, me hizo cuestionarme muchas... - concluye.

-¿Cómo que cosas? - pregunto.

-Como si estoy haciendo las cosas bien esta vez, o que puedo mejorar, para que no pase otra vez. - explica.

-Ay, Lexie... - dice Alex.

-Ya sé que no son las mismas personas, ni la situación, pero no puede evitar pensarlo.

Siento un corrientazo de culpa al escucharlo. No puedo evitar pensar en lo que pasó en el hospital, y lo horrible que se debió ser para Lexie.

-Lexie, por eso tenemos tantas conversaciones incómodas, para que nuestra relación pueda funcionar - explico. - y en una relación como la nuestra es importante hablar de estas cosas - le digo, mientras tomo su mano.

-Por suerte no hemos tenido ese tipo de inconvenientes, pero también hay que hablarlo - agrega Alex.

-Lo sé. Y alegra de que sé diferente ahora... - responde Lexie con una sonrisa, nostálgica.

-Aunque tendremos que seguir teniendo muchas conversaciones sobre sentimientos - bromea Lia. - pero eso hace que funcionemos tan bien.

-Lo sé, pero quería pedirles algo...- comienza.

-Adelante - concede Lia.

-Si alguna vez pasa algo así, díganlo. Sé que es horrible estar en una relación en la que no te quieres, y no me gustaría que les pase. - dice.

-Está bien - murmuro.

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