Hora de recordar el pasado.

But I'm in the trees, I'm in the breezeMy footsteps on the groundYou'll see my face in every placeBut you can't catch me nowThrough wading grass, the months will passYou'll feel it all aroundI'm here, I'm there, I'm everywhereBut you can't catch me nowNo, you can't catch me now

-"Can't Catch me now" de Olivia Rodrigo -

- Damiano, sei sveglio? - pregunto una dulce voz. En medio de la oscuridad. - Damiano svegliati, giochiamo. - dijo, mientras me sacudía.

Extrañado abrí los ojos, para encontrarme con una luz cegadora pegando directamente en mis ojos. Una vez acostumbrado a esta, miré a mi alrededor con temor el bosque de mis pesadillas.

Tal como lo recordaba...

Frondoso, verde, enorme...

Siempre imponente y sombrío. Aunque había un pequeño prado de flores en donde las enormes ramas de los árboles no podían tapar el sol, el cual parecía ser el único ajeno al terror del bosque.

-Despertaste. Vamos a jugar. - me dijo, mi hermanita, aun hablando en italiano. Su cabello rojo, adornado por una corona de flores blancas. Su madre adoraba peinarla así. Parecía una muñequita de porcelana, con su piel pálida y cabello brillante. - ¿Quieres jugar a las escondidas? - me pregunto, mirándome con esos ojos brillantes y verdes.

- Está bien Sky - respondí, sonriente. Mientras me levantaba del espeso pasto.

-Francesco, ¡ven! - grito, a la profundidad del bosque. Sentí una sensación de alegre al escuchar el nombre de mi otro hermano.

-Niños, ya hemos hablado de esto, soy muy mayor para andar jugando - nos regañó, a pareciendo detrás de mí.

-No estás tan viejo - reprocho. Él sonrió incrédulo. Como siempre, parecía imponente y algo tenebroso. Pero alegre.

A pesar de ser físicamente muy parecido a mí sus rasgos son más adultos. Y a diferencia de mí, sus ojos son grises, o al menos eso creo. Como los de su madre.

-Por eso, yo soy un adulto, ustedes solo son unos niños. - reprocha, girando los ojos.

-Franco, cuenta por aburrido. - grito Sky, para empezar a correr, a toda velocidad al interior del bosque.

-Lo que ella dijo - respondí, mientras la seguía. Pero por alguna razón por mucho que intentaba correr rápido, no podía, era como si tuviera una especie de peso en extra.

-¡Vengan aquí par de mocosos! - Franco no dejaba de gritar que volviéramos, porque él no estaba jugando. Mientras que Skylar no dejaba de correr.

Me sentía en una especie de trance, en el que todo a mi alrededor avanzaba, pero yo no.

Podía ver los alrededores, podía ver los pájaros, pero no podía sentir nada. Lo más extraño es que Sky seguía corriendo sin parar, pero con cada paso que daba se alegaba más del prado acercándose a una profunda oscuridad.

Nunca vayan más alla del prado - me recordó una voz en mi conciencia.

-Skylar para - intente gritar, pero todo lo que salía de mi garganta era susurros ahogados. - Franco - intenté volver a gritar. Pero él estaba en el prado parado, inmóvil.

Intente correr tras mi hermana, pero me fue imposible de nuevo.

-Vas a perderte - grité de nuevo. Por suerte ella frenó justo antes de entrar en la parte más profunda del bosque - vuelve aquí ahora - volví a gritar. Pero ella aún me daba la espalda.

Por alguna razón mis piernas decidieron volver a funcionar. Lo que me permito acercarme a mi hermana, la cual seguía mirando fijamente la oscuridad del bosque.

Sus ojos brillaban con curiosidad al contemplar la inmensidad del bosque y su oscuridad.

-¿Estás bien? - pregunté, preocupado. Por instinto miré hacia la misma dirección que ella, para encontrarme con Franco, el cual nos está sonriendo desde el otro lado, debajo de una luz extraña.

¿Él no estaba del otro lado?

-¿vas a estar bien cuando yo me vaya? - preguntó mirándome, con una expresión preocupada.

-¿de qué hablas, Sky? - cuestione, con temor.

-Tengo que ir con Franco - me susurró mi hermana, sonriendo con inocencia.

-No, mejor quédate aquí conmigo. - le respondí, tomando su mano. Pero ella la soltó, negando con la cabeza.

-Siempre estaré aquí Damiano, solo que ahora la oscuridad no podrá atraparme - dijo, aun sonriendo.

-No te vayas... - le imploré. - te lo suplico, no me dejes.

-Nunca te dejaré. Solo que ya no me verás - respondió. - pero jamás te dejaré.

-¿y Franco? - pregunté, con enorme pesar en el corazón.

-Yo tampoco te dejaré. - susurró una voz detrás de mí. Era él, sonriendo. - pero ambos sabemos que estaremos mejor del otro lado, lejos de todo esto...

-No quiero estar solo.... - le dije, mientras me intentaba acercar a ellos. - por favor no me dejen.

-No te preocupes, cuando sea tu turno te estaremos esperando del otro lado del bosque. - me dijo mi hermano.

-Pero me prometieron nunca dejarme - les recordé, al borde de las lágrimas. - teníamos un pacto.

-Es hora de irnos. - me respondió, Franco, tomando la mano de Skylar.

-¡No! Por favor no se vayan - supliqué. Pero no me escucharon, en lugar de eso empezaron a adentrarse al tenebroso bosque.

A medida que caminaban pequeñas chispas de luz empezaron a aparecer. Poco a poco las chispas se convirtieron en explosiones de luz, las cuales destruían el bosque.

-¡cuidado! - grité desesperado - vuelvan. Por favor. - aunque ellos no me escuchaban. Mi cuerpo me impedía moverme, por lo que fui obligado a contemplar la escena desde lejos.

Las copas de los árboles empezaron a hacerse añicos gracias al fuego que dejaron las explosiones.

El fuego crecía como espuma, en cuestión de segundos lo que era un hermoso y verde bosque ahora era una hoguera.

Solo se podía ver las llamas destruyendo todo...

Pero a lo lejos estaban mis hermanos, ambos seguían tomados de la mano, caminando ajenos a todo.

Al llegar al otro lado de bosque ambos voltearon a ver una última vez, sonriendo. No me dio tiempo de tranquilizarme, ya que una última explosión termino con todo.

-¡No! - grité desesperado. Mi corazón empezó a latir tan rápido y fuerte que sentí como amenazaba con salirse de mi pecho.

-Alex cálmate - me susurro una voz a mi lado. La voz de Blue me saco del fatídico trance en el que me encontraba.

Ya no estoy en el bosque, es en mi departamento, en mi casa. Junto a Blue.

-Todo está bien, estoy contigo. - me dice. La habitación está sumida en la oscuridad, lo único que la ilumina un poco es la luz que se cuele a través de las cortinas de mi cuarto.

A pesar de sus palabras mi respiración sigue completamente irregular, al igual que mi corazón. A acompañados de mis ojos empapados de lágrimas.

-¿Alex? - insistió. En lugar de responder, lo abracé hundiendo mi cara en su cuello, él responde el abrazo automáticamente. Siento como sus brazos me rodean dándome una sensación de comodidad que desde que lo conozco se ha hecho común en mí.

Mi cuerpo aún tiembla, pero eso no parece ser impedimento para abrazarme, mientras acaricia mi cabello con sumo cuidado.

-Soñé con ellos otra vez...- dije, contra su cuello. Desde hace algunos días se ha hecho muy usual soñar con ellos, pensar mucho en ellos o que ráfagas de recuerdos vuelvan a mi mente. Es como si el hecho de haberles contado a mis novios sobre mis hermanos estuviera reviviendo recuerdos.

Lo cual no sé si sea bueno. El hecho de pensar en ellos de por sí me deja un espantoso vacío en el pecho, por eso evito tenerlos presentes. Pero ahora que están diariamente en mí, simplemente me deja en trance.

-¿Qué paso en el sueño? - me pregunta.

-Explotaron...- respondo, con pesadez - pero, antes de eso... Se despidieron de mí. Me dijeron que me estarían esperando del otro lado del bosque. - susurro con nostalgia.

-¿del otro lado del bosque? - cuestiona.

-Sí. Crecí en un pueblo cerca de un bosque, era bastante peligroso estar ahí, por lo que no teníamos un límite de hasta donde podíamos aventarnos. Era un prado, no estaba lejos de los adultos, pero nos permitía conocer el bosque. - comienzo - Pasando ese prado estaba la parte más tenebrosa del bosque. Nos dijeron que había animales salvajes, además de que era oscuro y las ramas de los árboles parecían bestias... - cuento. - Años después descubrí que las verdaderas no estaban en ese bosque.

>>Pero justo después venía otro prado más hermoso que el bosque entero. Mis hermanos nunca lograron conocerlo. Era como una meta que teníamos, como si atravesar esa oscuridad del bosque fuera a significar algo...

Significaría nuestra libertad. Cosa que solo yo puedo tener.

Miro a Blue por primera vez desde que lo empecé a abrazar, sus ojos brillan bajo la tenue luz de la ventana, hermosos y cálidos, cómo siempre. Pero más importante, es como si esos ojos azules radiantes leyeran a la gente a través de sus palabras.

Y sé que lo hacen...

-Tú si llegaste el prado. - concluye. Y por alguna razón siento que él entendió la historia a la perfección. Algo que me causó un escalofrío en el cuerpo.

Él ni nadie pueden saber lo que pasó...

No deben saber quién era...

-A veces siento que sigo en la parte oscura del bosque y ellos están del otro lado. - confieso.

-¿Te gustaría ir con ellos? - pregunta. Dejo de mirarlo para fijar mi mirada en la pared, sintiendo como si su pregunta tuviera un trasfondo más complicado de lo que parece.

-A veces, aunque no sé si sea posible volverlos a ver. - digo.

-Pues muchas personas creen que después de la muerte... - intenta decir, pero lo interrumpo abruptamente.

-Creer en el cielo o el infierno no es una buena opción para mí - respondo alterado, levantándome de la cama, para acercarme a la ventana. Él parece sorprendido ante mi reacción.

Sintiendo como el frío del piso me recorre el cuerpo como un corrientazo de dolor.

Ya está empezando el frío en Nueva York.

Ella lo amaba, pero él lo odiaba.

-No tienes que crear en alguna religión para creer que hay algo más allá de la muerte. - explica.

No respondo. En su lugar miro la hora de mi despertador, dándome cuenta de que es más tarde lo que pensé.

-Deberías volver a dormir. Yo estaré bien. - respondo, sin mirarlo.

-No voy a dejarte solo, Alex - declara. Con tan solo escucharlo siento como mi corazón se aprieta.

-Todas las personas que me han dicho eso han terminado muertas - digo sin pensar, cosa que hace que su rostro antes preocupado, se vuelva frío e inexpresivo.

-No pretendo morir - responde unos segundos después.

-Ellos tampoco y aun así... - le recuerdo.

-No puedo prometerte que no voy a morir, Alex y quizás se sepa toda la historia, pero sé que no es lo mismo. Sé que no estamos en las mismas circunstancias ni somos las mismas personas. - dice mientras se levanta de la cama, para acercarse a mí - Ellos se fueron y lo lamente profundamente, pero yo sigo aquí. Amelia y Lexie siguen aquí. Y ahora estás a salvo.

Nunca estaré a salvo...

-Me encantaría creerte - digo, antes de abrazarlo con fuerza. Sus abrazos me rodean mientras siento su barbilla en mi frente.

Tengo un amor/odio muy raro con que sea él más alto de los cuatro.

-Alex...

-¿recuerdas lo que preparaste que fuimos a la playa? - le pregunto, interrumpiéndolo. Él asiente, resignado - ¿podrías prepararlo otra vez?

-Por supuesto que sí - responde, besando mi frente.

Unos minutos mientras Blue está en la cocina preparando leche con canela, yo rebusco en mis cajones.

Justo al fondo de uno de mis cajones, en un rincón oculto encuentro una foto mía, o bueno de Damiano, junto a sus hermanos.

Los tres posando frente a un templo, sonriendo abrazados, en la nieve. Me hubiera encantado no recortarla, ya que antes en la foto se encontraba alguien muy especial para mí, pero ella está posando junto a una de las mayores bestias que ha parido la tierra.

Miro la foto con nostalgia, recordando el día tan alegre en el que fue tomada.

Fue unas semanas antes de la tragedia...

-¿son ellos? - pregunta Blue, detrás de mí haciéndome dar un brinco del susto.

-Sí. Son ellos - respondo levantándome del piso. Él tiene dos tazas en las manos, con lo que asumo es la leche con canela.

-¿puedo verlos? - me pregunta.

-Claro - ambos nos acurrucamos en la cama, debajo de las cobijas que nos protegen del frío - ella es mi hermana Skylar, - digo señalando a una pequeña pelirroja sonriendo, mientras mira a la cámara y me abraza.

-Es adorable - dice.

-Claro que lo era. Era la niña más alegre y adorable, aunque tenía demasiada energía. Se la pasaba corriendo por todo el pueblo... - respondo sonriendo con nostalgia - pero todos la adoraban, siempre les regalaba flores a las personas. - Blue sonríe con ternura, mientras la ve. - ella era como una luz entre tanta oscuridad.

-Y este de aquí es Francesco. Mi hermano mayor. Si yo soy amargado él es un cascarrabias. Se la pasaba estresado, yendo de un lado a otro mientras resolvía todos los problemas que Sky y yo causábamos. - cuento - aunque todos eran rudos con él, con nosotros era el mejor. Era valiente, decidido y siempre intentaba protegernos de las desgracias de nuestro alrededor.

-Suena a que era un maravilloso hermano.

-Era el mejor. - respondo, intentando ignorar las ganas de llorar. - y este mocoso flacucho, era yo. - respondo señalándome - cuando era niño, era muy alegre, sonreía todo el tiempo, me encantaba hablar con todo el mundo...

-No puedo imaginarte siendo sociable - bromea.

-Yo tampoco, ha pasado tanto tiempo que ya ni siquiera recuerdo como se siente... Es que desde lo que paso...- me quedo callado sin terminar la oración.

Después de la muerte de mis hermanos dejé de hablar completamente por un año entero. Muchos creyeron que fue por todo lo que tuve que vivir tanto en mi infancia como ese fatídico día, lo cual en parte es cierto, ya que me tomo muchos años asimilar todo lo que paso. Pero más allá de todo eso lo que más me pesaba era el dolor de perder a mis hermanos, el dolor fue tan fuerte que no me quedaron fuerzas ni para moverme.

Era como sí el aire de mis pulmones hubiera desaparecido...

Era como sí ya no hubiera una buena razón para existir...

Era como sí que me apuñalaran una y otra vez, hasta quedar completamente desechó e inútil.

Era un vacío tan profundo que no me era posible llorar, gritar o expresarme porque era un pesar tan inmenso que me agotaba, me ahogaba y por supuesto me destruía...

Algunas personas pensaron que no me importó la muerte de mis hermanos solo porque no lloré los primeros días, cuando en realidad cada vez que intentaba hablar lloraba desesperadamente o simplemente no podía expresar en palabras la desesperación tanta grande que en mí habitaba. Lloraba hasta que mis ojos se secaban, lloraba hasta que mi cabeza dolía tanto que deseaba arrancarla de mi cuello, lloraba hasta que no podía respirar...

El aire se convirtió en un espeso veneno.

Los días se convirtieron en un calvario y un recordatorio constante de que ya no estaban.

Las noches pasaron de ser mi momento de paz a largas jornadas de insomnio en las que me culpaba por no haber salvado a mis hermanos.

Mi hermanita era mi luz, mi alegría y mi paz.

Mi hermano era mi calma, mi protección y mi mayor héroe.

¿Qué haría yo sin ellos?

Durante mucho tiempo deseé yo también haber muerto...

Junto con mis hermanos y esos otros miles de almas inocentes que también murieron ese día.

Quizás no lo merecía, pero era lo mejor.

Aunque con el tiempo esos pensamientos han disminuido, el dolor de su perdida sigue latente. Y sé que jamás desaparecerá. Pero una cosa es segura...

-Yo morí con ellos ese día, la persona que era se fue con ellos y solo quedo la sombra de lo que era - dije, sintiéndome decepcionado de mí mismo. - a ellos les hubiera gustado que siguiera sonriendo.

Soy un sobreviviente, aunque odio con esa palabra. Yo sobreviví a algo que nunca tuvo que pasar en primer lugar.

Sobrevivi por encima de muchas personas que merecían una oportunidad...

Yo sobreviví y mis hermanos no...

-Ya no eres no lo que eras, es entendible considerando todo lo que atravesaste, pero saliste adelante con mucho esfuerzo, y no conocí a tus hermanos, pero sé que ambos estarían sumamente orgullosos de la persona en la que te convertiste. Lograste lo que muy pocos. - dice, mientras me abraza. - aunque no lo creas Alex, eres una persona de admirar.

-¿tú crees? - susurro, mientras una gruesa lágrima corre por mi mejilla.

-Por supuesto que sí. - me reconforta.

-Te quiero muchísimo, Blue - digo, mientras me aferro a sus brazos.

-Yo también me quiero, Alex - Bromea, haciendo que suelte una carcajada.

-Se supone que estoy triste, tienes que consolarme - respondo juguetón.

-Sabes que yo también te quiero mucho. - susurra acariciando mi mejilla.

Hola querubines, ¿Como están?

Me encanto escribir esta capitulo, y mostrar más del pasado de Alex. A demás de un lindo momento entre Blue y Alex.

Todos sabemos que a Lexie y Amelia les faltan un montón de tornillos, en cambio Alex y Blue son más tranquilos, más calmado. Amo eso, son la paz. (Por eso son el cuarteto más o imperfectamente perfecto)

Traducción: "Damiano, ¿estás despierto?" "Damiano despierta, vamos a jugar."

¿Que opinan de la historia?

¿Teorías?

Los amo, nos leemos prontito.

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