Hora de parar.

La pelea en el hospital...

— Los expedientes que me pidió doctor Andrew. — dice uno de los enfermeros.

—Gracias...— respondo.

—Eres un idiota— grita alguien a mi espalda. Al parecer un chico, de camisa roja.

—¿yo? Tú eres el idiota, tú la embarazaste y abandonaste. — grita otro chico, de camisa azul.

—Eso no es tu problema.

—¡Claro que sí!, es mi hermana pequeña.

—Ni tanto, tú la vez como una niña, pero — antes de terminar chico de camisa azul, golpea al otro en la nariz, haciendo que sangre.

Mi corazón se acelera...

El chico atacado devuelve el golpe, golpes, patadas, empujones, en algún punto aparecido otro chico para intentar separarlos.

Mi respiración se vuelve cada vez más irregular.

El chico que estaba intentando separarlos cayó al piso.

Sudor frío corre por mi espalda.

El chico de camisa azul se abalanza sobre el chico de camisa roja.

Mi visión se nubla...

Mi garganta se seca...

Siento como cada uno de mis nervios se altera. Es como si cientos de corrientes eléctricas recorrieran cada centímetro de mi cuerpo.

—¿Cómo es posible? — grita golpeándolo en la cara.

Todo pasa muy rápido. Mi mundo se paraliza, todos a mi alrededor corren, pero yo soy incapaz de moverme.

La respiración me falla, siento el corazón en los oídos y un enorme dolor se hace presente en mi pecho.

No, no, no, no, aquí, no, por favor.

Miles de recuerdos de ese día vienen a mi mente.

—Esto pasa cuando desobedeces...

—Eres una maldita decepción...

—¿Cómo es posible?

—No sirves para nada.

Sus golpes, sus gritos, todo vuelve a mi mente de golpe. Incluso creo que puede sentir de nuevo sus golpes en mi cuerpo.

Ese horrible lugar...

Esas horribles personas...

No puedo respirar.

Como puedo corro a una habitación vacía. Me siento en el piso con la respiración acelerada.

Esto no debería estar pasando.

Respira...

No puedo.

Él tiene razón, no sirves para nada, el hospital te verá como lo que eres un inútil.

Las enseñanzas del doctor James vienen a mi mente: Froto mi pierna derecha con mi mano izquierda, aprieto una pelota que siempre tengo.

Esto va a pasar, tú tienes el mando, tú lo controlas — sus palabras vienen a mi mente.

Inhalo una gran cantidad de aire, y exhalo suavemente.

Repito este procedimiento, junto a otros ejercicios de respiración.

—Estoy bien, yo puedo, yo soy más que capas— repito una y otra vez.

Poco a poco el dolor de mi pecho disminuye y mi corazón se calma.

Lo logré...

Lo hice bien...

Salgo de la habitación un poco aturdido pero feliz. Después de una situación como está mi cuerpo se siente muy extraño, pero con el tiempo me he acostumbrado a la sensación.

Lo hice solo, lo logré, logré evitarlo.

En la actualidad...

Toco la puerta de aquella oficina con miedo.

—Pase— gritan.

—Buenos días, doctor James— saludo entrando al consultorio.

—Buen día, Alex— responde— siéntate por favor— sigo su orden torpemente.

—¿Cómo has estado? — pregunta.

—Mucho mejor. — comento, mientras mi pierna empieza a moverse inconscientemente.

—¿El hospital?

—El hospital es agradable, las personas son agradables. Me siento mejor aquí.

—¿Entonces llevas bien el cambio?

—Sí, es decir, extraño a mi madre y eso, pero me gusta esto.

—Dijiste que las personas son agradables, ¿cómo es eso?

—Las personas son interesantes, no he tenido mucha comunicación con casi nadie, pero no parecen un mayor peligro.

—Bien— dice no muy convencido— ¿has tenido alguno...? — antes de que pueda terminar lo interrumpo:

—Sí, tuve un inconveniente en el hospital, pero logré controlar la situación, con los ejercicios que usted dijo — sonrío con orgullo al contarlo, nunca había logrado hacer algo como eso, pero no puedo estar feliz del todo.

—Maravilloso— me felicita— recuerda, que tener un ataque de ansiedad, no quiere decir que todo lo que has logrado se desvanecerá o que lo que avanzaste no fue verdadero.

—Eso lo tengo claro— respondo un poco inseguro.

—¿pero?

—Todo empezó por una pelea, en el hospital unos chicos se pelearon, y eso trajo recuerdos, lo controlé, pero ¿en algún punto esto va a parar?

—Alex, tendrás algunos ataques de pánico antes de que desaparezcan por un tiempo o tal vez no vuelvas a tener uno jamás, eso lo veremos con el tiempo.

—Entiendo— suspiro— pero llevo años con esto, años desde lo que paso, no lo sé, siento que no avanzo nada.

—Alex, tienes que darte más crédito, cada paso por pequeño que sea es realmente importante. De hecho, esa será tu tarea esta semana, reconocer lo que has hecho bien. Pensar objetivamente en tu evolución y darte cuenta de lo que has hecho.

Tiene razón...

Minutos después salgo de la consulta más relajado. Llevo casi un año en visitando al doctor James, al principio de manera virtual, ahora ya que vivimos en la misma ciudad puedo verlo en persona.

Creo que me gusta más verlo presencial.

Mi teléfono suena.

—Hola madre - saludo en alemán al contestar.

—Hola cariño, ¿Cómo estás? – responde alegre como siempre.

—Muy bien, ¿y usted?

—De maravilla, ¿el hospital cómo va?

—Bien ¿la escuela?

—Bastante bien, los chicos se portan bien.

—Me alegro, ¿estás comiendo?

—Alex, se supone que yo te pregunte eso, pero si estoy comiendo, ¿y tú?

—Madre, sabe que no tiene que preocuparse por mi alimentación.

—Claro que sí, soy tu madre, siempre me preocuparé por ti.

—Sí, me estoy alimentando bien.

—¿Qué tal tu cita con el doctor?

—Bien, supongo...

—Alex...— dice en tono de advertencia.

—Bien, me fue muy bien, hable con él.

—Lo que tú digas. El otro día Lucas me vino a verme, hablamos un rato— paso un rato más hablando con mi madre.

—Madre, me tengo que ir. Lindo día— me despido.

—Que te vaya bien, te amo.

—Yo igual, Adiós, cuídate.

En la recepción me encuentro a Amelia con un montón de cafés.

—Hola Alex— saludo con su característica sonrisa.

—Hola Lia— sonrió— ¿Cómo estás?

—De maravilla, ¿y tú?

—Muy bien.

—¿Quieres un café? — ofrece.

—No, gracias, no tomo café— por la ansiedad no puedo tomar café o bebidas energéticas.

—¿Un jugo? Compre varios cafés y también jugos de distintos tipos en caso de que no tomen café, o no les guste algo.

¿De verdad hizo eso?

—Sí, claro, ¿tienes jugo de naranja? - ella asiente.

—Toma— me entrega un envase de plástico.

—Gracias...

—Mierda, voy tarde— dice mirando su reloj — me tengo que ir un placer verte— ella besa mi mejilla y se va corriendo, sabrá dios a donde.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top