Hora de la gran propuesta.

— ¿Estás seguro de esto? — pregunta Leila, insegura mientras me mira con desaprobación.

—Sí, Leila, estoy seguro. — contesto, fastidiado.

—¿Qué tanto sabes de ellos? – cuestiona nuevamente.

—Lo suficiente. — respondo, volteando los ojos.

—¿Mi mínimo los buscaste en internet?, ¿sus antecedentes penales?, ¿mínimo sabes si están solteros?

—Cálmate, yo sé lo que hago. Si los investigue, sé lo que tengo que saber, y si están solteros - intento tranquilizarla— ¿Por qué te preocupas tanto?

—¡Porque son tres completos desconocidos! No sabes casi nada de ellos...

—Gracias por la preocupación, pero sé lo que hago, no soy un niño que necesita supervisión.

—Entiendo – suspira - dejando la preocupación a un lado, ¿ya me dirás quiénes son?

—¿Recuerdas al jefe de psiquiatría?

—¿el de ojos magnéticos? – pregunta y yo asiento.

—¿al de neuro? El aprendiz de Lins - vuelve a asentir - ¿y a la interna que asistió en una de mis últimas operaciones?

—¿la famosa? – pregunta, tajante.

Puedo ver en su expresión una clara desaprobación.

—Ella. — finalizo, pero ella sigue sin estar convencida. —¿Qué?

—¿puedo decirlo lo que pienso?

—Sí, di lo que tengas que decir.

—Lexie, no quiero ser mala, dañarte la ilusión o lo que sea... pero puede que te rechacen - dice con sinceridad.

—Eso lo tengo muy claro - murmuro.

Estoy completamente consiente de que puede que no acepten, he pensado en todo tipo de posibles situaciones, estoy preparado para todo.

—A demás, evítate involucrarte en polémicas o algo así...— comenta, un poco reacia. — eso nunca termina bien.

Sé que ella no haría esa advertencia solo porque si, ella lo dice por la reputación de Amelia...

—Estaré bien.

—¿y tienes un plan? — pregunta después de un denso silencio.

—Los invité a cenar hoy, les haré la propuesta, les daré tiempo para que lo piensen, si aceptan discutiremos los términos— explico.

—Esto será muy interesante - sonríe.

Horas después ya está todo listo. Los chicos llegarán en menos de veinte minutos, el personal de servicio preparo una maravillosa cena.

Todo está perfecto.

Me paro frente al espejo para terminar de arreglarme. Me remango las magas de mi camisa, blanca, me puse un traje, pero no quiero lucir tan formal, así que solo me puse el chaleco y el pantalón grises, junto a una camisa blanca.

—Pase – grito, al escuchar a alguien tocar la puerta.

—Señor Jackson, ya llegaron sus invitados— dice Laura, mi ama de llaves.

—Por favor Dígales que ya bajo— que empiece la función.

Bajo a la sala de estar, ahí se encuentran mis invitados.

Amelia lleva un vestido rojo, que resalta su piel morena, y su figura definida. Su cabello largo, suelto detrás de sus hombros.

Alex va con un pantalón formal y una camisa blanca formal, con los primeros botones desabrochados. Ambos se amoldan a su cuerpo resaltando sus atributos.

Blue va vestido de traje. Pero a diferencia de las otras veces, es un traje color gris. Que resalta más el contraste de sus ojos y su cabello.

Los tres se ven guapísimos...

—Buenas noches - saludo.

—Buenas noches - responden.

—¿les gustaría pasar al comedor? — los invito con mi mejor sonrisa.

—Por supuesto— responde Alex sonriendo. Nos sentamos en el gran comedor.

—¿Vino? — les ofrezco.

—No, gracias, vine manejando y no sería prudente — se niega Amelia amablemente, Alex y Blue sé también se niegan.

Son prudentes, eso es bueno...

—¿cuéntenme que los trajo nueva York? — pregunto. En lo que llega la comida.

—Un cambio ambiente, supongo - el primero en responder es Blue.

—Trabajo, me ofrecieron la oportunidad de trabajar en el hospital y acepté— responde Alex.

—Como Alex, vine por trabajo - dice Amelia.

—¿De qué cuidad dijiste que venías Blue? — esta vez fue Amelia la que pregunto.

—De un pequeño pueblo, la traducción más cercana del nombre, sería final de la montaña - responde.

—¿fin de la montaña? - indaga Alex.

—Está en Francia, allí nací y crecí— vuelve a responder cordialmente – es un pueblo muy pequeño.

—Creo que conocí ese pueblo, de niño...— comento. — muy lindo.

Aunque es cierto, tengo muy bajos recuerdos sobre ese lugar... Lo único que creo recordar es a una dulce joven, que atendía una pequeña cafetería.

La cual es bajamente parecida a Blue, pero puede que solo sea mi cerebro divagando.

—Amelia, tú tampoco naciste aquí, ¿verdad? — indaga Alex.

—No, yo nací, en Latinoamérica, más específicamente en Venezuela, en una playa, Coro- responde alegremente - ¿y tú Lexie, si naciste aquí?

—Sí, yo nací y crecí, aquí en New York. Aunque mis padres son de distintas partes del mundo – respondo mientras el personal coloca los platos de comida en la mesa. — gracias – les digo.

—¿Alex de que parte de Alemania vienes? — indago con un poco más de confianza.

—De Chosem— responde, automáticamente. Casi como si fuera una respuesta ensayada.

Estás paranoico...

A ver, sé que esta no es ni de cerca la mejor idea que he tenido en la vida. Estoy completamente consciente de ello, pero en realidad no siento que sea tan malo.

Podría hacer un plan mejor, pero en ese momento fue lo mejor que se me ocurrió.

Además no es la primera vez que hago algo así y funciona.

—Suena a un lugar muy lindo— dice Blue.

—Lo es, es un lugar realmente hermoso— dice - tiene una extraña vibra mágica, pero a pesar de eso nunca llegó una lechuza a llevarme a una escuela mágica o a decirme que era el elegido – bromea.

—Que lastima, hubieras sido un buen mago— ríe.

—De eso no hay duda, pero dedo admitir me va bien como cirujano - rio ante el comentario, Amelia parece divertida ante la situación. Los chicos siguen hablando y bromeando, yo, por otro lado, estoy un poco distante, ya llego la hora.

No es la primera vez que paso por esto, pero siempre me pongo nervioso.

Es un poco complicado que todos estén de acuerdo.

Aunque tengo el leve presentimiento de que esta vez todos dirán que sí. Según yo, el plan ha ido bien.

—Chicos, primero que nada, gracias por venir— empiezo, cuando las retiran los platos del postre.

—No, gracias a ti por invitarnos— agradece Amelia, amablemente.

—Seré sincero. Sé que esto no es profesional, y sé que estoy sobrepasando varios límites, pero al parecer ninguno le ha tomado mucha importancia a eso... — ellos no parecen entender mucho qué pasa. —Entiendo que a lo mejor esto suena raro para usted, o es descabellado, pero les quiero proponer algo.

—¿Qué sería? – cuestiona Blue, serio.

—Salir juntos. — suelto, sin más rodeos.

—¿salir en qué sentido? – pregunta Alex.

—¿Cómo así? – cuestiona, Amelia.

—Románticamente. Como una relación... se le llama relación polígama ¿saben que es? – pregunto y ellos asienten.

—¿y qué más, nos harás firmar un contrato? — bromea Blue.

—Soy polígamo, Blue, no Christian Grey — me quejo.

—¿espera salir todos o contigo? — pregunta un Alex muy confundido.

—Todos. Creo que es más que obvio el porqué.

—¿qué pasaría si aceptamos? — indaga Blue.

—Sería como en cualquier relación, solo que nosotros cuatro.

—¿Nos darás tiempo para pensarlo o tenemos que responder ahora? - pregunta Amelia - es decir, es mucho para procesar.

—No se preocupen, no quiero una respuesta ahora. Les daré el tiempo que necesiten, y entenderé completamente si se niegan — ellos asienten un poco perdidos.

Para mi sorpresa reaccionaron mejor de lo que esperaba.

Las personas se suelen tomar esta propuesta de manera más escandalosa.

Bueno, la parte más difícil ya está hecha. Solo falta su respuesta.

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